Capítulo VI - La marcha de la
Revolución
Las
consideraciones anteriores ya nos proporcionaron algunos datos sobre la marcha
de la Revolución,
es decir, su carácter procesivo, las metamorfosis por las cuales pasa, su
irrupción en lo más recóndito del hombre y su exteriorización en actos. Como se
ve, hay toda una dinámica propia de la Revolución. De esto podemos
tener una mejor idea estudiando aún otros aspectos de la marcha de la Revolución.
1. La fuerza propulsora de la Revolución
A. La
Revolución y las tendencias desordenadas
La más poderosa fuerza
propulsora de la Revolución
está en las tendencias desordenadas.
Y por
esto la Revolución
ha sido comparada a un tifón, a un terremoto, a un ciclón. Es que las
fuerzas naturales desencadenadas son imágenes materiales de las pasiones
desenfrenadas del hombre.
B. Los paroxismos de la Revolución están enteros en los gérmenes de ésta
Como los
cataclismos, las malas pasiones tienen
una fuerza inmensa, pero para destruir.
Esa
fuerza ya tiene potencialmente, en el primer instante de sus grandes
explosiones, toda la virulencia que se patentizará más tarde en sus peores
excesos. En las primeras negaciones del protestantismo, por ejemplo, ya estaban
implícitos los anhelos anarquistas del comunismo. Si desde el punto de vista de
la formulación explícita, Lutero no era sino Lutero, todas las tendencias, todo el estado de alma, todos los imponderables
de la explosión luterana ya traían consigo, de modo auténtico y pleno, aunque
implícito, el espíritu de Voltaire y de Robespierre, de Marx y de Lenín
(cfr. León XIII, Encíclica “Quod Apostolici Muneris”, 28.XII.1878 - "Bonne
Presse", París, vol I., p. 28).
C. La Revolución exaspera sus
propias causas
Esas
tendencias desordenadas se desarrollan como los pruritos y los vicios, es
decir, a medida que se satisfacen, crecen en intensidad. Las tendencias
producen crisis morales, doctrinas erróneas y después revoluciones. Unas y
otras, a su vez, exacerban las
tendencias. Estas últimas llevan
enseguida, por un movimiento análogo, a
nuevas crisis, nuevos errores, nuevas revoluciones. Es lo que explica que nos encontremos hoy en tal
paroxismo de impiedad y de inmoralidad, así como en tal abismo de desórdenes y
discordias.
2. Los aparentes intersticios de la Revolución
Considerando
la existencia de períodos de una calma acentuada, se diría que en ellos la Revolución cesó. Y así parece que el proceso
revolucionario es discontinuo y que, por tanto, no es uno.
Ahora
bien, esas calmas son meras metamorfosis
de la Revolución. Los períodos de
tranquilidad aparente, supuestos intersticios, han sido en general de
fermentación revolucionaria sorda y profunda. Véase si no el período de la Restauración
(1815-1830) - (cfr. Parte I, cap. IV).
3. La marcha de requinte en requinte(1)
Por lo
que vimos (cfr. N° 1, C, supra) se explica que cada etapa de la Revolución, comparada
con la anterior, no sea sino un requinte. El humanismo naturalista y el
protestantismo se requintaron en la Revolución Francesa,
la cual, a su vez, se requintó en el gran proceso revolucionario de la
bolchevización del mundo de hoy.
Es que
las pasiones desordenadas, yendo en un crescendo
análogo al que produce la aceleración en la ley de la gravedad, y alimentándose
de sus propias obras, acarrean consecuencias que, a su vez, se desarrollan
según una intensidad proporcional. Y en
la misma progresión los errores generan errores, y las revoluciones abren
camino unas a las otras.
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(N. del E. 1): La palabra portuguesa requintar significa llevar algo a su más alto grado,
a su extremo, a su exceso. No encontrando un equivalente suficientemente
preciso en el castellano contemporáneo, preferimos conservar la expresión
original.
Plinio
Corrêa de Oliveira
Revolución y Contra-Revolución (20) – Cap.
VI: La marcha de la Revolución (1. La fuerza propulsora de la Revolución - A. La Revolución y las
tendencias desordenadas - B. Los paroxismos de la Revolución están
enteros en los gérmenes de ésta - C. La Revolución exaspera sus propias causas.- 2. Los
aparentes intersticios de la Revolución - 3. La marcha de requinte en requinte)
Los destaques en negrita pertenecen a la Redacción de Aristocracia y Sociedad Orgánica
Texto tomado de: rcr-una-obra-clave.blogspot.com
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