Su título oficial es el de Obispo de Roma,
Vicario de Jesucristo,
Sucesor del Príncipe de los Apóstoles,
Sumo Pontífice de la Iglesia Universal,
Patriarca de Occidente, Primado de Italia,
Arzobispo Metropolitano de la Provincia Romana,
Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano,
Siervo de los Siervos de Dios
El nuevo Papa da su bendición urbi et orbi:
a la ciudad de Roma y al mundo entero.
Hace 20 años vio la luz “Nobleza y élites tradicionales análogas”, con un mensaje al lector que hoy sintetizamos. El histórico acontecimiento tuvo lugar el 19 de marzo de 1993, bajo los auspicios de San José, Príncipe de la Casa de David y Obrero, cuya festividad se celebraba.
El mensaje evocaba los artículos publicados en 1956 por Plinio Corrêa de Oliveira en la revista “Catolicismo”, comentando las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana.
Los comentarios permiten percibir la penetración de espíritu y personalidad del autor, que no vaciló en enfrentar los prejuicios antinobiliarios difundidos en Occidente, con una actitud considerada “iconoclasta” ante los principios igualitarios de la Revolución Francesa y la comunista, verdaderos ídolos para muchos de nuestros contemporáneos.
Al publicar la obra hizo las necesarias adaptaciones, ampliando y actualizando sus comentarios en función de las cambiadas condiciones del momento, e incluyó textos de alocuciones de Juan XXIII y de Pablo VI –no pudiendo hacerlo con textos de Juan Pablo II por no encontrarse referencias sobre el tema en las publicaciones oficiales del Vaticano.
El interés de la materia suscitaba el deseo de estudiar el asunto también en la doctrina de los antecesores de Pío XII. Siendo imposible remontarse al santo y glorioso pontificado de San Pedro, debió trazarse un límite definido, remontándose hasta Pío IX, cuyo pontificado inaugura la serie de los que se podrían calificar como Papas contemporáneos, posteriores a las convulsiones de la Revolución Francesa.
La lectura de todos esos documentos muestra que sólo Pío XII trató metódicamente el tema, explicando qué es la Nobleza, cuál fue su misión y cual era en los días del recordado Pontífice; misión que continúa siendo fundamentalmente la misma hoy. Por esa razón se ofrece al público de lengua castellana la transcripción de las referidas alocuciones. Se incluyen citas de otros documentos y también la alocución de Benedicto XV al Patriciado y a la Nobleza romana (9.I.1920), por la profundidad y amplitud en que trata el tema.
Pío XII supo soslayar la repetición temática ofreciendo siempre aspectos nuevos del tema, extendiéndolo hasta sus más ricas profundidades.
El lector encontrará también en la obra temas relacionados con el asunto central, como por ejemplo:
• la formación orgánica de las élites tradicionales análogas a la Nobleza;
• los conceptos revolucionaros de libertad, igualdad y fraternidad, esparcidos mundialmente por la Revolución Francesa, en contraposición a los conceptos correlativos de la doctrina católica;
• la doctrina católica sobre las formas de gobierno: monarquía, aristocracia y democracia;
• la indispensable necesidad de que exista la Nobleza en una sociedad auténticamente católica.
Estos asuntos forman una especie de corona en torno al tema central del libro: la función social de la Nobleza y de las élites tradicionales análogas en la sociedad contemporánea. Que han sido objeto de luminosas enseñanzas pontificias y de comentarios de Santos y Doctores de las más variadas épocas. Para satisfacer el deseo de quien quiera profundizar dichos temas, el autor completa la obra con una muy expresiva selección de documentos, y nuevas reflexiones enriquecedoras.
Nos alegra hoy, 20 años después de su aparición, hacer llegar a nuestros lectores esta visión de conjunto de “Nobleza y élites tradicionales análogas – en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana”, para estimular la lectura de una obra “angustiosamente actual” (como la calificó el Cardenal Alfons Stickler), clave para la restauración de un orden temporal católico.
Un joven recluta de la Guardia Suiza Pontificia jura la bandera, en el patio de San Dámaso del Sacro Palacio Apostólico, en el Vaticano