Aprovechando
el pánico de la población
y el apoyo espiritual del Vaticano
El mayor operativo de ingeniería social y de trasbordo ideológico de la Historia
El mayor operativo de ingeniería social y de trasbordo ideológico de la Historia
Si el Guinness Book of Records abriera
un concurso para describir la actitud más insensata de una persona, el premio
lo recibiría probablemente quien se suicidara por miedo a morir.
Es precisamente lo que está llevando
a cabo el mundo contemporáneo con relación a la epidemia del coronavirus. Es
decir, una reproducción en el ámbito social de aquello que el SARS-Cov2 provoca
en los organismos debilitados: una reacción excesiva del sistema inmunológico
que determina el bloqueo de los pulmones y la muerte por asfixia.
Proyecciones apocalípticas sobre la base de modelos matemáticos no
confiables
Podemos mencionar por ejemplo a Italia, la primera nación occidental que sufrió el ataque del virus proveniente de China.
Podemos mencionar por ejemplo a Italia, la primera nación occidental que sufrió el ataque del virus proveniente de China.
En un primer momento la Organización
Mundial de la Salud (OMS) minimizó el brote del Coronavirus en la ciudad china
de Wuhan y felicitó al régimen comunista por su trabajo para contener la
epidemia. El 17 de febrero, sin embargo, a través de la científica
ítalo-norteamericana Ira Longini, una de sus consultoras más destacadas,
la OMS dio un giro radical y, sobre la
base de los datos estadísticos suministrados por las autoridades chinas, estimó
que el virus contagiaría al 66% de los 7.700 millones de habitantes del
planeta, provocando un total de entre 45 a 50 millones de muertes en todos los
continentes.
Aplicando
esas proyecciones a Italia, el periodista Alberto Rossi calculó
que si el país no hubiera sido más ágil que los otros en aislar a los difusores
involuntarios del virus, los italianos contaminados serían entre 36 y 40
millones y los muertos entre 400 y 450 mil, ¡número equivalente al de las
víctimas de Italia en la Segunda Guerra Mundial: 330 mil soldados y 130 mil
civiles!1
Otros periodistas hicieron cálculos
aún más apocalípticos:
“Supongamos que finalmente sólo
resulten infectados el 30%, cerca de 20 millones” –escribió Francesco Sisci en
el cotidiano Il Sussidiario del 9 de marzo ppdo. “Si de ese total –haciendo un
descuento– el 10% entrara en crisis [respiratoria], ello significa que, sin
terapia intensiva, están destinados a sucumbir. Serían dos millones de defunciones
directas, más todas aquellas indirectas como consecuencia de un colapso del
sistema sanitario”.2
Una semana más tarde, el Imperial
College de Londres divulgó un estudio dirigido por el Prof. Neil Ferguson, que después sirvió
de fundamento para que un gran número de gobiernos impusiera la drástica
cuarentena a las respectivas poblaciones. El estudio preveía que, de no
decretarse dicha cuarentena, en Gran Bretaña habría aproximadamente 510.000 muertes
y en los Estados Unidos 2 millones doscientas mil, por tratarse de un virus “con una letalidad comparable a la de la
influenza H1N1 de 1918” [gripe española]3
Una información explosiva, pero presumiblemente exagerada, dado que una
reconstrucción de ese virus, realizada en el año 2005 en el, Centro de Control de Enfermedades de Atlanta como así también estudios posteriores, demostraron que
fue 100 veces más letal que las otras formas de influenza surgidas a lo largo del siglo XX.4
Aún cuando las informaciones que se
conocieron de Wuhan no dieran credibilidad a esa afirmación sobre la letalidad
del virus, las proyecciones del Imperial College fueron consideradas casi como
un “dogma de fe” e incluso indujeron al gobierno británico a cambiar de
actitud. Este último no dio marcha atrás en lo que dice respecto a las medidas
de confinamiento, aún cuando el Prof. Ferguson, jefe del equipo, confesó lo
siguiente en un tweet: “Estoy
consciente de que mucha gente querría ver y ejecutar el código de simulación de
la pandemia que estamos utilizando para modelar medidas de control contra el
Covid-19. Para explicar el telón de fondo yo escribí el código (miles de
líneas no documentadas en C) [hace] 13 años para modelar las
pandemias de gripe”.5 La revelación provocó centenares de respuestas en
Twitter, señalando la extrema vulnerabilidad de ese lenguaje de programación,
aún más debilitado por el gran número de líneas indocumentadas, que hacen casi
imposible, por lo demás, una verificación externa.6
Diez días después, un equipo de la Universidad de Oxford presentó un modelo alternativo
asumiendo que un número mucho mayor de habitantes de las Islas Británicas ya
estaría contaminado, razón por la cual las tasas de letalidad serían mucho
menores.7
El
futuro dirá cuál fue la proyección más correcta. De todos modos, una confirmación
fáctica del modelo de Oxford y un desmentido a la letalidad atribuida al
SARS-CoV-2 por las proyecciones de la OMS y del Imperial College provinieron de
un estudio presentado el día 9 de abril por el Instituto de
Virología de la Universidad de Bonn. El estudio consistió
en varios testeos minuciosos hechos en una muestra de mil personas en la aldea
de Gangelt, en la comarca de Heinsberg, el primer foco de la epidemia en
Alemania. Así resume los resultados el diario Le Monde: “Un estudio
alemán revisa el índice de mortalidad. Las investigaciones llevadas a cabo con
los 12.446 residentes en Gangelt muestran números cinco veces inferiores a la
evaluación original. Los investigadores argumentan que su método identifica a
todas las personas infectadas, incluyendo a los portadores asintomáticos”. De
hecho, se verificó que el índice de infección fue del 15% de la población y la
tasa de mortalidad de tan solo el 0,37%, o sea, cinco veces inferior a la que
había asignado al país la Universidad Johns Hopkins.8
Sea
como fuera, no parece sensato que los gobiernos adopten decisiones drásticas, basándose
en modelos matemáticos construidos sobre datos inciertos. Para demostrarlo,
volvamos nuevamente la mirada hacia Italia.
El mismo día en que estas líneas
están siendo escritas (20/04/20), el boletín de la Protección Civil anunció que, por primera vez desde el comienzo de la crisis, en
ese país disminuyó el número de personas cuyo test fue positivo, como así
también el de personas en las unidades de terapia intensiva que necesitan ayuda
respiratoria9, razón por la cual se puede presumir que el pico de la
epidemia quedó atrás, salvo que eventualmente haya una mutación del virus y una
nueva oleada epidémica, como ocurrió con el virus H1N1 entre el 2009 y el 2011 10.
Hasta el día de hoy, el número
oficial de muertos por coronavirus en Italia es de 23.660. Supongamos que no
ocurra un cambio de virus y que ese número se duplique hasta fin de año. El
total de fallecimientos llegaría a 47 mil, es decir, casi 10 veces menos que
la proyección menos alarmista del comienzo de la epidemia y 50 veces menos que
la más alarmista de hace tan solo un mes.
Cuarenta mil muertos es un número
muy elevado. Sería una tragedia para las víctimas y sus familiares como también
un duro golpe para Italia. Y esta tragedia no sería menor por el hecho de que
la edad media de los fallecidos sea de 81 años (la mayor parte del sexo
masculino), presentando, en dos tercios de los casos, tres o más patologías
preexistentes, de acuerdo con los datos suministrados por el Instituto
Superior de Sanidad de Italia 11.
Consecuencias económicas “de proporciones bíblicas”, perceptibles a simple vista
Veamos ahora otro aspecto del tema.
Es decir, las consecuencias económicas provenientes de las drásticas medidas de
confinamiento “horizontal” de la población (que están siendo adoptadas en un
corto período de tiempo por las autoridades nacionales y regionales italianas
para contener la epidemia) y la saturación de las unidades de tratamientos
intensivos.
Según el Instituto
Italiano de Estadísticas,
fueron suspendidas las actividades de 2,2 millones de empresas, equivalentes al
49% del total. Esto provocó una caída del 34% en la producción y del 27% en el
valor agregado. El número total de empleados impedidos de trabajar fue de 7,4
millones (44,3% de la fuerza laboral total), de los cuales 4,9 millones eran
simples asalariados (42%)12.
Esa
brusca paralización de las actividades económicas provocará "una tragedia
de proporciones bíblicas", prevé Mario
Draghi, ex-presidente del Banco Central Europeo en un
artículo en el diario Financial Times.
La mayor crisis de la economía real en los últimos cien años. Según el banco de
inversiones Goldman Sachs, el PIB italiano caerá 11,6% en el 202013.
Según, Gustavo
Boni, funcionario europeo la contracción del PIB italiano estará entre el
12,5 y el 15%; en el 85% la caída del stock bruto de capital fijo y en el 38%
la de la renta interna del empleo; la deuda pública subirá al 160% del PIB, el
mismo nivel al que había llegado Grecia cuando fue rescatada por la UE14.
Todo
eso sumado significa que, después de la suspensión del confinamiento, millones
de trabajadores italianos corren el riesgo de encontrar a sus empresas con los
portones cerrados; y miles de artesanos y comerciantes podrían entrar en el
registro de desempleo o de quiebra. Tan
sólo en el área del turismo (13% del PIB italiano), diario económico
Sole24 calcula
casi un millón de empleos en riesgo”.15
Maurizio
Gardini, presidente de Confcooperative, una de las principales asociaciones de
cooperativas peninsulares, declara
que probablemente Italia saldrá del confinamiento de la población dejando por lo menos a un 20% de las empresas
medias y pequeñas en la lona, a cerca de un millón con consecuencias
indescriptibles en términos de rentas, empleo y paz social.16 Un estudio
del organismo italiano de estadísticas (ISTAT) afirma que el lockdown de las actividades
productivas provocará “el desmoronamiento de la confianza de los consumidores y
de las empresas”.17
Italia no es
un caso aislado. Las
autoridades de la vecina Francia adoptaron medidas de confinamiento análogas,
con fundamento en proyecciones de contagio y muertes, asimismo alarmante, con
consecuencias similares. De acuerdo con el INSEE (el instituto francés de
estadísticas), la actividad económica cayó un 36%, siendo que en el sector
privado la caída fue aún mayor (42%). De hecho, 6,9 millones de asalariados del
sector privado están en sus casas recibiendo la ayuda de desempleo parcial y el
consumo de las familias cayó el 35%.18 El economista e historiador Nicolás
Baverez afirmó, en su columna semanal del diario Le Figaro, que “dos meses de
confinamiento dejarán a Francia con una caída del 10% de su PIB, un déficit del
12 al 15% y una deuda pública de más del 120% del PIB. Miles de empresas irán a
la quiebra, en particular las pequeñas, y muchos de los 8,7 millones de
desempleados parciales no volverán a encontrar sus empleos, lo que causará el
crecimiento de la pobreza”.19 (En realidad, el Ministro de Trabajo
anunció que 9.6 millones de trabajadores del sector privado están actualmente “protegidos”
por el desempleo parcial, lo cual representa casi la mitad de los empleados).20
Según
el ministro francés de Economía,
Bruno Le Maire, el país va a conocer en el 2020 su mayor recesión desde el fin
de la Segunda Guerra Mundial.21 Y
el primer ministro Edouard Philippe declaró ante la Asamblea Nacional que el impacto
económico relacionado con el coronavirus
será “masivo” y “brutal”, provocando “un
choque económico que todos imaginan, pero cuyo impacto total aún nadie conoce”.22
Si
esas son las previsiones para dos países cuyas economías están entre las más
desarrolladas del mundo, se puede imaginar cuál será el impacto del bloqueo de
las actividades económicas por causa del SARS-CoV-2 en el resto del mundo.
El
devastador impacto social del "gran confinamiento": la pandemia de la
pobreza extrema
La
directora general del Fondo Monetario Internacional,
Kristalina Georgieva, declaró el día 9 de abril que serán “las peores
consecuencias económicas desde la Gran Depresión” de 1929, provocando una
disminución de la renta por habitante en más de 179 países. La alta funcionaria
agregó que los países pobres o emergentes de África, Asia y América Latina “son
de alto riesgo”, tanto más que los capitales están migrando en un ritmo tres
veces superior al de la crisis financiera del 2008, lo que provocará problemas
de liquidez y solvencia.23
Tan
solo cinco días después, el FMI divulgó sus previsiones acerca de lo que llamó “el gran
confinamiento”: una disminución del 3% del PIB mundial en el 2020, siendo que los
más afectados serán los países europeos (-7,5%) y los Estados Unidos (-6,5%). No
está excluida la eventualidad de una caída aún más brutal en el 2021. El efecto
social será grave, pudiendo provocar un aumento del desempleo en el orden del
40% en la zona del euro (llegando al 9,2%) y triplicándose en los Estados
Unidos alcanzando el 10,4% de sus activos.24
“Los
trabajadores y las empresas están frente a una catástrofe”, declaró el director-general
de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ridder. De hecho, la OIT
divulgó un informe el 7 de abril en el cual afirma que “la pandemia está
teniendo un efecto global catastrófico
en las horas de trabajo y en las ganancias”.
Se calcula que la crisis “eliminará globalmente el 6,7% de las horas de trabajo
en el segundo semestre del 2020 – porcentaje equivalente a 195 millones de
trabajadores con jornada completa”.
Se
prevén pérdidas inmensas en todos los niveles de ingresos, pero especialmente
en los países con ingresos más altos (7% de pérdidas equivalentes a 100 millones
de trabajadores con jornada máxima), lo que es muy superior a los efectos de la
crisis financiera del 2008. Los sectores más afectados serán los de hotelería,
restauración, manufactura, venta al minorista, actividades administrativas y
servicios. El informe de la OIT afirma que existe un gran riesgo de que la
cifra final sea muy superior a la proyección inicial de 25 millones de
desempleados.25
Ese
cálculo de 25 millones fue con seguridad extremadamente optimista, pues tan
solo en aquel continente un estudio de la Unión Africana
indicó la cifra de 20 millones de empleos suprimidos y una escalada del
endeudamiento.26 En lo
que dice respecto a los Estados Unidos, pasó de un empleo casi total en febrero
“a un desempleo masivo que debería alcanzar el 20% en el mes de abril. En menos
de un mes, desaparecieron 22 millones de empleos”, afirma el corresponsal del Figaro en Washington.27
El resultado global será un aumento exponencial de
la pobreza extrema. “No veo equivalente histórico a la amenaza que el Covid-19 representa
para las poblaciones más vulnerables”, declaró Robin Guittard, responsable de la Oxfam en Francia.28
En un estudio divulgado el día 8 de abril, investigadores del King’s College de Londres y de la Universidad
Nacional da Australia prevén que la pandemia podría hacer caer en la extrema
pobreza a medio billón de habitantes del planeta, aniquilando los progresos
hechos en las últimas tres décadas.29
El
aumento de muertes por hambre en los países pobres será mucho mayor que el de
las víctimas del Covid-19
Las consecuencias de ese aumento exponencial de la miseria serán desastrosas
para la salud de las poblaciones empobrecidas. Incluso la Organización Mundial
de la Salud, la mayor promotora de medidas estrictas de confinamiento de la
población, reconoce que existe una estrecha relación entre la extrema pobreza y
las malas condiciones de salud. En un estudio publicado en conjunto con la OCDE, la OMS
reconoce lo obvio, es decir, que “los pobres tienen peor salud y mueren más
jóvenes. Ellos tienen un promedio de mortalidad infantil y materna superior al
promedio, índices mayores de enfermedades y acceso más limitado a los servicios
de salud y a la protección social”.30
De ese conjunto de factores resulta que en estos primeros meses del
2020 ya murieron de hambre más de 3,42 millones de personas, un promedio diario de 30.800
fallecidos. Es decir, casi cinco veces más que el número de fallecidos por el Covid-19
el 5 de abril, día que registró el mayor índice mundial de casos fatales (6.367
víctimas).
El Programa Mundial de Alimentos prevé que la pérdida de los
ingresos por turismo, la disminución de los envíos, de los viajes y otras
restricciones relacionadas con la pandemia del coronavirus duplique el número
de pobres que sufren de hambre aguda, o sea, que a los 135 millones ya
existentes en esa categoría se agreguen otros 130 millones: “El Covid-19 es potencialmente
catastrófico para millones de personas que ya están pendiendo de un hilo”, dijo Arif Husain, economista-jefe y
director de investigación, evaluación y monitoreo del PMA.31 David
Beasly, Director Ejecutivo del PMA, en una entrevista a The Guardian, exclamó: “¡Dios
mío! esta es una tempestad perfecta. Estamos asistiendo a una expansión del
hambre en proporciones bíblicas”.32
Estadísticamente, ese aumento del hambre aguda, que resulta del
colapso económico provocado por las medidas de confinamiento, podría ser
responsable por 30 mil muertes diarias adicionales. Una parte ponderable de
esas muertes habría sido probablemente evitada si, en lugar de oír a los ayatolás
de la OMS y a las tubas de los medios de comunicación, las
autoridades hubieran escuchado la opinión de otros especialistas que sugerían
medidas de confinamiento “vertical” o “inteligente”, es decir, la protección de
la población de riesgo (es decir, las personas de edad avanzada y los
portadores de enfermedades graves) y el confinamiento de los contaminados por
el virus, después de la realización de miles de testes.33
No se trata de una alternativa irrealista, ya que ese plan fue llevado a cabo con gran éxito en Taiwan,
Corea del Sur, Singapur, Canadá, Georgia e Islandia.34 En los tres primeros países asiáticos mencionados y en
Japón la suspensión del trabajo afectó apenas al 10% de la población activa35.
Hasta ahora la eficacia de esa estrategia quedó ampliamente demostrada: el
total de muertos en esos cuatro países, con una población conjunta de 257,4 millones
de habitantes, apenas llega al día de hoy a 489, lo que corresponde a una
mortalidad de 1,9 víctimas por cada millón, mientras que en Italia, a pesar del
confinamiento “horizontal”, se llegó a la cifra de 391,32 víctimas por millón
(23.660 fallecidos), es decir, ¡205 veces más!
El Consejo Editorial del Wall
Street Journal planteó bien la cuestión en su edición del 19 de marzo, tres días
después de la divulgación de las proyecciones fantasiosas del Imperial College
e incluso antes del informe de la Universidad de Oxford. Su editorial se
titulaba “Repensando el confinamiento por el coronavirus – Ninguna sociedad
puede preservar la salud pública durante mucho tiempo a costa de la salud
económica”.36
Es una lástima que ese artículo o los cálculos anteriormente
mencionados no hayan sido mostrados a los gobernantes que, impulsados por la
buena intención de salvar vidas y aconsejados por los directivos de la OMS y
los investigadores del Imperial College, decidieron paralizar las actividades
económicas no esenciales de sus países. El impacto de esa paralización será
tanto más agudo por cuanto, “el aislamiento, aunque de manera intermitente,
debe perpetuarse hasta el 2022 en varias partes del mundo, caso no surja una
vacuna", según la revista Isto
é, que cita “un estudio de la Universidad de Harvard, publicado en la
revista Science”.37
En
nombre de las “medidas
preventivas de distanciamiento” la OMS sacrifica a los niños de los países pobres
En esa decisión precipitada de confinar a todos en sus casas existe
aún otro dato extremadamente chocante.
El 26 de marzo la OMS publicó un documento
titulado “Principios rectores para las actividades de inmunización durante la
pandemia del Covid-19”, en el cual se afirma que, tomando en consideración las
medidas preventivas de distanciamiento físico, “se recomienda suspender temporalmente la
realización de campañas de vacunación en masa por causa del aumento del riesgo
de promover la circulación [de personas] en la comunidad”.38
Siguiendo
esa recomendación, la Iniciativa Global para la Erradicación del Polio
suspendió su campaña de vacunación, a pesar de que sus asesores científicos
calcularon que aumentaría el número de parálisis en niños y que algunos países
libres de esa enfermedad volverían a contagiarse. Y la de la polio es tan solo
una de las tantas vacunaciones suspendidas en África, de acuerdo con el diario El País de Madrid: “La periodista
Leslie Roberts
documenta
en Science que
millones de
niños se han visto privados de sus vacunas de polio, sarampión, papiloma,
fiebre amarilla, cólera y meningitis. Se habla de 14 millones, pero es una estimativa a la baja, seguramente
muy a la baja”.39
Según
el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, 23 países ya suspendieron sus
campañas contra el sarampión y otros 16 están pensando hacerlo, pese a que éste
mata entre el 3% y el 6% de los infectados (muchas veces más que el coronavirus)
y que la mayoría de sus víctimas son niños mal nutridos.
En
aquello que El País denomina “dilema del diablo”, las autoridades de
la mayoría de los países ricos eligieron, volens
nolens, salvar a las víctimas potenciales del Covid-19 (talvez por
constituir la mayoría de los electores), sacrificando a los niños de los países
pobres, que van a morir o quedar inválidos por causa de esa orientación
irresponsable de la OMS.40
Tomando
en consideración esos datos, ¿el lector está de acuerdo con nosotros en que el
mundo contemporáneo – por causa de la irresponsabilidad de la OMS, de sus
líderes políticos y de sus medios de comunicación, que crearon el pánico – se está
suicidando por temor a morir de Covid-19? Eso es tan obvio que espontáneamente
surge una pregunta: ¿Quién se beneficia con este
suicidio colectivo de nuestra sociedad contemporánea?
Los cuatro principales beneficiarios de
ese suicidio
Del punto de vista geopolítico, el gran beneficiado por la crisis
generada por la epidemia que comenzó en Wuhan fue el propio régimen comunista
de China. Pero en las sociedades occidentales, tres corrientes ideológicas – las
cuales, por lo demás, se han mostrado las grandes propagandistas del
confinamiento radical de la población- serán las mayores beneficiadas por la
crisis: los ecologistas radicales, los promotores del gobierno mundial y la
izquierda radical.
·
El Partido Comunista de China
A pesar de la inmensa responsabilidad de las autoridades
comunistas por el brote aún no aclarado del virus
SARS-CoV-2 y de su primera difusión en Wuhan y en toda la provincia de Hubei,41
el mayor beneficiario del mismo, tanto interna como externamente, sin duda
alguna es el régimen comunista de Pequín. John Grey, profesor emérito de la
London School of Economics, lo sintetiza en un artículo para NewStatesman: “Nadie
conoce todos los costos humanos de la paralización china. Aún así, el régimen
de Xi Jinping parece haberse beneficiado de la pandemia. El virus proporcionó una
justificación para expandir el estado de vigilancia e introducir un control
político aún más fuerte. En lugar de desperdiciar la crisis, Xi la está
utilizando para expandir la influencia del país. China está insertándose en el
lugar de la Unión Europea, ayudando a gobiernos nacionales en dificultades como
el de Italia. Muchas de las máscaras y de los kits suministrados dieron pruebas
de tener algún defecto, pero el hecho no parece haber afectado la campaña de
propaganda de Pequín. […] El presidente servio Aleksandar Vucic fue más directo
y realista: ‘No existe solidaridad europea, […] eso fue un cuento de hadas. El
único país que puede ayudarnos en esta situación difícil es la República
Popular de China. A las demás naciones, gracias por no haber hecho nada’”.42
Esa expansión de la influencia china –no únicamente diplomática
sino también ideológica– es auspiciada por las corrientes de izquierda
“bolivariana”, como lo atestigua la
brasileña Paola Estrada, de la Secretaría Internacional
Operativa de los Movimientos Sociales Populares en América Latina: “Cada vez
está quedando más evidente que, durante la pandemia, China comenzó a asumir un
papel mucho más destacado que el que tenía anteriormente, tanto en el ámbito
económico y comercial como en el aspecto político e ideológico. Todavía es
difícil proyectar escenarios del desenlace de ese proceso, sin embargo es
innegable que el gobierno chino ha sido aplaudido por todo el mundo por su
capacidad, eficacia y velocidad en enfrentar el avance de la epidemia en China –
garantizando las medidas de aislamiento social, construyendo hospitales,
fabricando tests e insumos hospitalarios, calificando profesionales e invirtiendo
en ciencia y tecnología. […] En tiempos de pandemia, durante los cuales tenemos
que lidiar con tantos cambios, incertidumbres, tristezas y ataques de la
derecha y del imperialismo, el ejemplo del pueblo venezolano, del pueblo cubano
y del pueblo chino, llenan nuestros corazones con la esperanza de que otro
mundo es posible”.43
· Los ecologistas
Inmediatamente después de la adopción de las medidas de
confinamiento por parte de los gobiernos, los ecologistas proclamaron a los
cuatro vientos que estaba probado que, frente a una amenaza global, era posible
imponer medidas drásticas que afectasen
la vida diaria de las poblaciones.44 Ellos señalan que, una vez
terminada la crisis sanitaria, sería incongruente no declarar la “urgencia climática” e imponer medidas
igualmente drásticas para disminuir la producción de CO2.45
En España, cinco
asociaciones (Amigos de la Tierra, Greenpeace, Ecologistas en Acción,
SEO/BirdLife y World Wildlife Fund-WWF) se dirigieron a la Comisión Europea y
al gobierno español solicitando que los paquetes de medidas públicas para
reactivar la economía sean empleados para “acelerar el paso a una economía descarbonizada
y verde”. La distribución de fondos debería penalizar “aquellas actividades más
insostenibles” y estar condicionada a un
compromiso “para detener la pérdida de biodiversidad” y “parar la descarbonización”.46
Más aún, por iniciativa del diputado europeo Pascal Confin, se
formó la “Alianza Europea para
una Recuperación Verde”, la cual incluye 180 líderes europeos (79
eurodiputados de 17 países, 37 directores generales de multinacionales, 28
asociaciones empresariales y siete ONGs, además de grupos de especialistas). Su
finalidad es promover una salida “verde” a la crisis económica provocada por el
coronavirus y “desencadenar un nuevo modelo económico europeo”. Según la
Alianza, el “núcleo de la estrategia económica” debe ser “la lucha contra el cambio
climático” y las “inversiones masivas” a ser hechas para salvar la economía "tendrán
que alinearse" a los “principios ecológicos”. La Alianza apoya la carta enviada
a Bruselas por 13 ministros de Medio Ambiente y Clima de la Unión Europea pidiendo
que la medidas que marquen la recuperación económica se hagan en base al Plan
presentado el pasado diciembre por la presidenta de la Comisión, Ursula von der
Leyen.47
· Los
“globalistas”
Inmediatamente después que los países europeos dieron inicio al
cierre de sus fronteras y a la adopción
de medidas proteccionistas disputando las máscaras y los testes de pésima
calidad enviados “generosamente” por China, los promotores de la “sociedad abierta”
comenzaron a proclamar que la única solución para la pandemia sería una
respuesta coordinada y global.
Bill Gates publicó en varios diarios un artículo titulado “Una estrategia mundial contra el Covid-19”, diciendo
que, aunque los gobiernos hayan dado respuestas nacionales, sus líderes deben
reconocer que, mientras el virus esté presente en algún lugar, “será un problema
para todo el mundo”. Agregó que “necesitamos una estrategia mundial” para que los
recursos financieros y médicos (máscaras, testes, etc.) sean distribuidos con
eficacia y los países se comprometan a seguir las directrices da OMS.48
Antonio Gutiérrez, ex-presidente de la Internacional Socialista y
actual secretario-general de la ONU, presentó un informe especial titulado
“"Responsabilidad compartida, solidaridad global: respondiendo al impacto
socio-económico del Covid-19"”, en el cual pidió que por lo menos el 10% del
PIB mundial se consagrara a un fondo de solidaridad destinado a resolver la
crisis.49
El último nudo en el paquete fue hecho por Gordon Brown, ex-Primer
Ministro laborista inglés, sugiriendo ni más ni menos una forma temporaria de gobierno global para enfrentar
las crisis gemelas (la médica y económica): “No bastan las buenas palabras.
Necesitamos un G20 con poderes ejecutivos que pase a la acción”, afirmó el
político, que hoy es un enviado especial de la ONU para la educación global.50
En una entrevista a El País, él
reafirmó: “Necesitamos una [reunión de] cúpula de compromisos para dotar a la
emergencia sanitaria de los fondos necesarios. […] Y en segundo lugar, de un Executive Task Force [equipo
con poderes ejecutivos] en el G20, porque las buenas intenciones ya no son
suficientes. Necesitamos pasar a la acción en los próximos días y hacerlo de un
modo coordinado. Es necesario un órgano ejecutivo que brinde respuesta al
problema que tú [el periodista] menciona sobre [las críticas] a las
instituciones internacionales. […] Es necesario un liderazgo político compartido”. Según Brown,
en la fase actual de esfuerzos para preservar los empleos puede ser suficiente
una respuesta nacional, pero en la etapa siguiente “necesitaremos coordinación
fiscal, coordinación monetaria y colaboración entre los distintos bancos
centrales. Y no hablo únicamente de un modelo como el de la UE. Me refiero al
ámbito global. […] En la fase de crecimiento necesitaremos realizar un esfuerzo
coordinado de estímulo fiscal en todo el mundo”.51
A nivel latinoamericano, el llamado Grupo de Puebla –integrado por
presidentes y ex-presidentes (Lula da Silva, Dilma, etc.), líderes políticos,
académicos y sindicalistas de orientación socialista –publicó una comunicado declarando que a
actual crisis “no tiene otra solución sino la de la integración de América
Latina y del Caribe, y la cooperación a nivel mundial”, en la cual la OMS “debe
tener un papel aún más preponderante que hoy”. El documento invita a “gobiernos,
organizaciones y pueblos del mundo a una reflexión serena, cuando haya
terminado la pandemia, sobre un Nuevo Modelo de Desarrollo, que coloque en
primer lugar valores hasta entonces desconocidos, como, medio ambiente,
inclusión social, reducción de la desigualdad, seguridad alimentaria, desarme
militar, multilateralismo y progresividad fiscal”.52
· La
izquierda radical
La izquierda radical está al acecho para surfear la ola. En un
artículo publicado en Intercept, la escritora y activista
Naomi Klein explicó que en las últimas décadas aprendió que “durante los
momentos de cambio cataclísmico lo que previamente era impensable súbitamente
pasa a ser realidad”.53
En ese sentido, el filósofo esloveno Slavoj Zizek sustentó que “el
coronavirus nos obligará a reinventar un comunismo fundamentado en la confianza
en la gente y en la ciencia”. No se trataría del comunismo de otrora sino “de
algún tipo de organización global que pueda controlar y regular la economía,
como así también limitar la soberanía de los Estados-Nación”. El filósofo
italiano Franco Berardi Bifo no se quedó atrás: “¿Hay alguien a quien esta
lógica no le agrada porque recuerda al comunismo? Pues bien, si no existen
palabras más modernas, seguiremos utilizando esa misma, de hecho antigua pero
siempre muy bella”.54
Actuando con toda coherencia, la izquierda radical está
proponiendo nuevamente la nacionalización de compañías eléctricas y de
telecomunicaciones, de hospitales privados, hoteles, etc., como lo declaró con desenvoltura Pablo Iglesias, líder del
Partido Podemos y vice-presidente del actual gobierno español de coalición,
durante una reunión de su gabinete de crisis.55
Más grave aún es el hecho de que haya propuestas hasta ahora clásicas
de los programas de la izquierda alternativa -como la de un “salario básico
universal” – que hoy son retomadas por representantes del establishment. Es
importante señalar que el salario universal propuesto no se limita a una ayuda
temporal a los trabajadores desempleados por causa de una crisis económica o
financiera, lo que todas las personas sensatas consideran necesario, en un
horizonte que abarca desde un analista del Acton Institute56 hasta el secretario de la Conferencia
Episcopal Española.57 Ni tampoco corresponde a la escena imaginada
por Milton Friedman del dinero distribuido desde helicópteros para
resolver problemas temporales de liquidez en la economía.58 Se
trata, en realidad, de un salario mínimo permanentemente distribuido a toda la
población, cada uno pudiendo elegir si quiere o no trabajar, de acuerdo con sus
aspiraciones individuales, lo que supuestamente garantizaría su total “emancipación”.
El salario universal era la "medida-estrella" del
programa de Benoît Hamon, el malogrado candidato del Partido Socialista francés
a la presidencia. Él aprovechó la epidemia, por lo demás, para volver a lanzar
su propuesta, aduciendo que “el salario
universal de existencia es una herramienta incomparable de emancipación. […] Al
liberar a cada uno de una dependencia exclusiva del salario que gana en el
empleo, el salario universal da a cada individuo la capacidad de negociación y
de elección. […] La emancipación social pasa por esta práctica individual de la
libertad. […] La crisis dará a luz un nuevo mundo”.59
En una carta abierta publicada en el diario londinense The Independent, nada
menos que 500 académicos y líderes políticos, principalmente del Reino Unido y
de los Estados Unidos, pidieron la implementación de ese salario universal,
afirmando que “sin una intervención gubernamental” – para nosotros, un remedio
peor que la enfermedad (**) –, la economía caerá “en Depresión”. Por lo tanto “un salario básico
incondicional debe jugar un papel central en la respuesta de emergencia a esta
crisis”.60
El “socialismo de guerra” preconizado por esos académicos y
líderes a través de la creación de una enorme masa de liquidez financiera creada
ex nihil
para adquirir deudas públicas y públicas, aumentando los déficits y deudas
públicas, mereció la lúcida crítica del analista financiero Maurizio Milano: “La
experiencia histórica nos enseña, sin embargo, que las ‘emergencias’ son el
caldo de cultivo ideal para que crezca la invasión de los países, atrayendo
sociedades sin responsabilidad y frágiles, en perjuicio de la libertad, la
seguridad y el bienestar general”.61
Al unirse a esa carta abierta, Beppe Grillo, el ex-cómico fundador
del Movimiento Cinco Estrellas en Italia declaró respecto al salario universal: “La
emergencia que estamos viviendo podría favorecer un cambio histórico
revolucionario, que siempre fue considerado por muchos con superficialidad, como
una locura, pero que podría lograr un cambio para mejor nuestro futuro”.62
Un “nuevo mundo”: ¡por la ley… o por la fuerza!
Algunos impacientes quieren precipitar este cambio revolucionario
por la vía violenta. En un artículo publicado en el diario L’Opinion, el diputado Guillaume
Larrivée, del partido Les Républicains (centro-derecha, del ex-presidente
Sarkozy), especula que en Francia “la brutalidad del estallido económico y
financiero alimentaría una rebelión
social, basada en un terreno fértil de preocupaciones y
reivindicaciones ya muy vivas (como lo demostraron los ‘chalecos amarillos’ y
la contestación a la reforma de las jubilaciones), reavivando las heridas de la
lucha de clases y de generaciones, como así también las fracturas territoriales
del ‘archipiélago francés’, hasta encender los braseros del motín”. Y el parlamentario
francés concluye destacando en negrita: “Yo
lo escribo sin exageración: Francia estaría,
entonces, en marcha rumbo a la guerra civil”.63
Esa previsión pesimista del diputado francés fue confirmada por un informe del Servicio Central de Inteligencia Territorial (lo
equivalente en Francia al FBI), en el cual se alerta sobre el riesgo de un incendio
de la rebelión social al final del lockdown: “El confinamiento
impide que el descontento popular se exprese, pero la cólera no disminuye y la gestión de la crisis, muy criticada, alimenta la
contestación”, dice el informe. Los agentes temen la creación de “comités de
lucha” en los inmuebles de las periferias urbanas y el favorecimiento de la “transversalidad
de las luchas”, propiciado por los sectores de la extrema izquierda.64
En realidad
los disturbios ya comenzaron: “Le
Havre, Évreux, Bordeaux, Villiers-sur-Marne, Mantes-la-Jolie,
Chanteloup-les-Vignes, Villeneuve-la-Garenne, La Courneuve, Trappes, Grigny… Es la lista no
exhaustiva de los episodios de violencia urbana registrados entre el 12 y el 19
de abril” –informa Le Figaro. “Las
emboscadas son metódicamente preparadas, con almacenamiento de proyectivos,
lanza proyectiles y barricadas para hacer ‘ruido’ en las redes sociales. Ellos
observan como reacciona la policía y el personal movilizado. El objetivo es
claro: afirmar que ese territorio es de ellos y que lo controlan, explica al diario
un veterano policía de un “sector sensible”. Para la policía existe una sola
certeza: al menor incidente denunciado como un “abuso policial”, se roza el motín
y se multiplican en las redes sociales los llamamientos a la represalia,
asegura el diario parisiense.65
La situación podrá evolucionar rápidamente a partir de las
primeras protestas de violencia controlable, como las de los “chalecos
amarillos” del año pasado, a protestas masivas e incontrolables, como las ocurridas en Santiago, Valparaíso y otras ciudades chilenas, que
forzaron al gobierno a ceder a las presiones de la izquierda e iniciar un
proceso que podrá resultar en la adopción de una constitución de estilo “bolivariano”.
Y se trata de un país que, hasta hace poco se enorgullecía de tener la mayor
renta per capita de América Latina.
Una “ventana
de oportunidad” transitoria que los articuladores del “mundo nuevo” no quieren dejar pasar
Si ese escenario se agravara, los disturbios servirán de argumento
para acelerar los programas de socialización de la economía por vía legal. En
todo caso, las tres corrientes anteriormente mencionadas – la de los verdes, la
de los globalistas y la de la ultraizquierda– son unánimes en afirmar perentoriamente
que “nada volverá a ser como antes”.
¿Dónde se origina tanta seguridad por parte de las corrientes
ideológicas hasta ahora electoralmente marginales? Tal vez del hecho de que
están esperando superar las divergencias existentes entre ellas pero, ante
todo, de que cuentan con dos factores que les abren de par en par una
inesperada “ventana de de[JAM1] oportunidad”: el miedo del avance o eventual reanudación de la
pandemia y el respaldo moral que el Papa Francisco está dando a sus agendas.
El
pánico alimentado por la OMS, los gobiernos, los medios de comunicación y las
autoridades religiosas
En una conferencia
divulgada por Internet el historiador Roberto de Mattei recordó
que el contagio, además de físico, puede ser un fenómeno psicológico
y recordó la figura de Gustave Le Bon, autor del libro A Psicologia das massas (La
Psicología de las masas): “La moderna teoría del contagio social, inspirada
en Le Bon, explica como, protegido en el anonimato de la masa, hasta el
individuo más pacífico pude volverse agresivo, actuando por imitación o
sugestión. El pánico es uno de aquellos sentimientos transmitidos por contagio
social, como ocurrió durante la Revolución Francesa en el período llamado ‘Grand Peur’ – gran
miedo”.66
Quien parece haber comprendido muy bien el uso del pánico como
arma para promover una agenda política -como la de echar los fundamentos para
un gobierno mundial- fue Jacques Attali, consejero de todos los presidentes
franceses de izquierda y de derecha, desde Mitterrand a Macron. En un artículo
en el semanario L’Express del 3 de mayo
del 2009, inmediatamente después de las primeras alarmas provocadas por el
virus H1N1, él escribió: “La Historia nos enseña que la humanidad no evoluciona significativamente
a no ser cuando verdaderamente tiene miedo: ella implanta mecanismos de defensa, a veces intolerables (bueyes
expiatorios y totalitarismos); a veces
útiles (distracciones) a veces eficaces (terapias, dejando de lado, si fuera
necesario, todos los principios morales anteriores). Después, al pasar la
crisis, transforma esos mecanismos para compatibilizarlos con la libertad individual
e insertarlos en una política sanitaria democrática. La pandemia que está comenzando
podría dar impulso a uno de esos miedos estructurales”.
El “gurú” del palacio del Elíseo
imaginaba varios escenarios para la epidemia y agregaba que podrían
servir, mejor que cualquier “discurso humanitario y ecológico”, para “hacer
tomar conciencia de la necesidad de un altruismo, al menos egoísta”. Y que, en
cualquier hipótesis, sería necesario, “implantar una policía mundial, stocks mundiales
y por lo tanto una fiscalización mundial. Se llegaría así, mucho más rápido de lo que
permitiría la mera conveniencia económica, a colocar la bases de un verdadero
gobierno mundial”. Y concluía: “Fue por el hospital, por lo
demás, que en la Francia del siglo XVII comenzó la implementación de un
verdadero Estado”.67
En el momento no existen datos que permitan afirmar
perentoriamente que ese sea el plan que está siendo puesto en marcha. Pero una
cosa es cierta: varios factores contribuyeron a sembrar el pánico y, voluntaria
o involuntariamente, las organizaciones internacionales y nacionales encargadas
de la salud pública se prestaron a su ampliación.
Como explicó el Dr. Iahn Gonsenhauser, responsable
por la seguridad de los pacientes en el Centro Médico Wexner de la Universidad
Estatal de Ohio, “nosotros difundimos por el mundo la palabra ‘pandemia’ –eso
aterroriza a las personas”, porque despierta en la imaginación la peste
bubónica o el Ébola, “juzgando que no tiene cura alguna y que es mortal”, aún
cuando la palabra pandemia “no indique necesariamente la misma virulencia o
letalidad”. Sin embargo, “las personas juzgan que la tiene, como en la película
Outbreak”.
Es una película que describe una catástrofe, entrelazando el drama
y el suspense, presentada en el año 1995 y dirigida por Wolfgang Petersen. Presenta
la historia de un nuevo virus, mantenido en secreto durante años, por el
gobierno norteamericano para ser utilizado como un arma biológica.
Otro factor que contribuyó a aumentar el pánico es que su difusión
en el hemisferio Norte ocurrió hacia el fin del invierno; y, como los primeros
síntomas del Covid-19 son similares a los de de una gripe estacional, mucha
gente afectada por esta última se inclinaba a pensar que había contraído el
coronavirus, agregó el médico.68
Entrevistado por el cotidiano belga L’Echo, el filósofo agnóstico
francés André Comte-Sponville adujo otros motivos dignos de mención e hizo una
pregunta: “La gripe de 1968 – ‘gripe de Honk Kong’ – provocó un millón de
muertos, en medio de una indiferencia casi general. ¿Por qué, cincuenta años
después, nuestras sociedades reaccionan de una manera totalmente diferente
frente a la amenaza del coronavirus? La gripe, llamada asiática en 1957-1958,
había hecho más [muertos], y todo el mundo la olvidó. ¿Por qué esa diferencia de abordaje? Yo veo tres razones principales. En primer lugar, la globalización en
su aspecto mediático: ahora estamos informados en tiempo real acerca de todo lo
que ocurre en el mundo. Por ejemplo, todos los días nos informan acerca
del número de muertos en China o en los Estados Unidos, Italia o Bélgica. Después,
la novedad y el ‘viés cognitivo’ que acarrea:
el Covid-19 es una enfermedad nueva, y por esa razón inquieta y sorprende aún
más. Finalmente, el tomar distancia de la muerte, que la hace aún más
inaceptable cuando nos es recordada”.69
Esos factores psicológicos que favorecen la propensión al miedo
fueron fomentados por los medios de comunicación. Con el pretexto de mover a la
población a observar los comportamientos preventivos sugeridos por las
autoridades contribuyó a crear el pánico a través de incesantes reportajes de
tono apocalíptico.
Un ejemplo
característico de esa tendencia a la exageración fue el reportaje de la BBC, del 4 de abril, titulado “Coronavirus:
[Niña] de 5 años entre las últimas víctimas en el Reino Unido”, con datos cotidianos suministrados por el Ministerio de
Salud, pero destacando en el título algo que podría decirse en tan sólo una línea del reportaje, portador de las más variadas
informaciones. El carácter alarmista del título es aún reforzado por el hecho
de que el artículo reconocía que el niño sufría “condiciones patológicas subyacentes”.70
Renaud Girard, editorialista de Le Figaro, denunció el
carácter retorcido de ese noticiero: “Objetivamente, el artículo de la BBC
alimenta inconscientemente la psicosis colectiva, difundiendo un mensaje
subliminal: ¡los niños también mueren! [de coronavirus]. Ahora bien, la realidad
estadística dice exactamente lo contrario: el virus es casi inofensivo para los
niños. Más tarde los sociólogos deberán analizar con todo cuidado el papel que
desempeñaron los medios de comunicación en la emergencia de una psicosis
mundial frente a una enfermedad letal”.71
Otro grupo social que contribuyó a causar el pánico fue el de las autoridades
religiosas, en particular el de la jerarquía católica, que muchas veces se
adelantó a las autoridades o fue más allá que ella en la aplicación de las
medidas restrictivas. El
peor ejemplo entre todos fue el del Vicario de Roma -centro del Catolicismo-, Monseñor
De Donatis, quien, después de consultar
al Papa Francisco, ordenó que se cerraran todas las iglesias: “El acceso a las iglesias parroquiales y no parroquiales de
la Diócesis de Roma abiertas al público y los edificios de culto de cualquier
clase abiertos al público, quedan
cerrados a todos los fieles” –decretó el cardenal Angelo De Donatis,72 viéndose obligado a dar marcha atrás dos
días después frente a la indignación de los fieles. La privación de los
sacramentos y de la consolación espiritual suministrada por la oración en el ambiente
interno de una iglesia no podía sino aumentar la angustia frente a la epidemia
e, indirectamente, inducir al pánico.
Consciente de ello, el Obispo de Bellay-Ars, Mons. Pascal Roland, rompió
el unanimismo cuando el gobierno impuso las primeras restricciones y algunos Obispos
franceses, yendo más lejos que las autoridades, prohibieron las Misas y la
administración de los sacramentos. Monseñor Pascal publicó un comunicado titulado “¿Epidemia de
coronavirus o epidemia de miedo?”, en el cual afirma que “más que a la epidemia
del coronavirus, debemos temer a la epidemia del miedo”; él se negaba a “ceder
al pánico colectivo y a someterse al principio de precaución que parece motivar
a las instituciones civiles”. Para el valiente prelado, “el pánico colectivo al
cual asistimos hoy” revelaba nuestra “relación falsificada con la realidad de
la muerte” y de los “efectos generadores de ansiedad por la pérdida de Dios”. Y
se preguntaba: “¿Por qué concentrar súbitamente nuestra atención exclusivamente
en el coronavirus? ¿Por qué olvidar que cada año la gripe estacional provoca en
Francia entre 2 y 6 millones de enfermos y aproximadamente 8000 muertes?”. El
Obispo concluía con una exhortación: “Entonces, ¡no cedamos a la epidemia del
miedo! ¡No seamos muertos-vivos!”.73
Ese comunicado, que mirado retrospectivamente tiene características
de realista y visionario, también fue víctima… del miedo (y de la presión
mediática del “pensamiento único”), pues, posteriormente fue retirado del portal de
Internet de la Diócesis.
El pánico condujo a la sumisión voluntaria de la población a la
cuarentena impuesta por las autoridades
Contrariamente
a lo que ocurrió en Brasil y en algunas regiones de los Estados Unidos, donde la población salió a las calles
para protestar contra la cuarentena,
lo que el pánico hasta ahora consiguió en Europa es una actitud sumisa de las
poblaciones frente a las severas restricciones a la libertad de movimiento
impuestas por las autoridades.
En
un país habitualmente rebelde como Francia, el 96% de las personas consultadas
aprobaron , al día siguiente de su anuncio, las medidas de confinamiento
dictadas por el Presidente Emmanuel Macron, y ¡el 85% lamentó que no hubieran
sido impuestas antes! Eso se verificó a pesar de que la población tiene
perfecta conciencia respecto a los sacrificios financieros que constituyen una
consecuencia del confinamiento.74 Lo mismo ocurrió en España, donde
un sondeo solicitada por el diario
El País75 reveló
que tan solo el 21,9% piensan que “se debe flexibilizar el confinamiento para
reactivar cuanto antes la economía, aún cuando ello suponga una mayor difusión
del coronavirus”; y el 59,3% de los entrevistados sustentaron que “se debe
mantener al máximo el confinamiento, aún cuando ello suponga un mayor deterioro
económico y más desempleo”. Según ellos, un impacto en la economía será
negativo y duradero a nivel mundial (61,1%); para España (69,7%); y para el
mismo hogar de los consultados (31%).
Bajo
el título “En los países ricos la salud continúa siendo la prioridad”, el
diario Le Figaro informa que, “según
un sondeo realizado por Kantar del 9 al 14 de abril en Canadá, Francia,
Alemania, Italia, Japón y los Estados Unidos, el 37% de la población perdió una
parte de sus ingresos y al 16% se les redujeron por la mitad. Sin embargo, una
amplia mayoría de los encuestados continúa aprobando las costosas medidas
adoptadas para luchar contra el virus”.76
Más
grave aún, el pánico favorece la aceptación previa, por parte de la población,
del chantaje que está siendo propuesto para salir de la cuarentena: someterse
al control estatal a través de aplicativos en los teléfonos celulares, que
indicarán a las personas si estuvieron en contacto con alguien contaminado por
el coronavirus.
Una
encuesta
realizada en Francia por un equipo de la
Facultad de Economía de la Universidad de Oxford reveló que aproximadamente el
80% de las personas encuestadas (mil poseedores de celular) declararon que, sin
duda alguna o probablemente, instalarían dicho aplicativo si fuera puesto a
disposición. La mayoría incluso estaría de acuerdo en que las compañías telefónicas
instalaran automáticamente el aplicativo en los celulares de sus clientes
(dejando en abierto la posibilidad de desinstalarlo), y el 2/3 de los
interrogados declararon que, probablemente o sin duda alguna, mantendrían el
aplicativo instalado por el proveedor.
¡La
aprobación de ese chantaje (libertad de movimientos con control) es de tal
magnitud que hasta el 40% de los encuestados declararon que pasarían a tener
una opinión más favorable al gobierno Macron si ese instrumento de vigilancia
estatal fuera colocado a disposición de ellos! Los investigadores informan que
esos resultados son ampliamente similares a los obtenidos en Alemania, el Reino
Unido e Italia.77
El “Síndrome de Estocolmo” a escala
planetaria. ¿Una infestación diabólica colectiva?
La vieja
estrategia del garrote y la zanahoria está obteniendo resultados que hace
algunos meses serían inimaginables, cambio resultante tan solo por causa del
pánico inducido por el Covid-19 y por la sensación de seguridad causada por las
promesas de los gobiernos de abrir el grifo del financiamiento público para
garantizar rentas a los particulares y a la solvencia de las empresas. “Lo que se constata en este momento es el
fortalecimiento del Estado como fuerza protectora de los ciudadanos”, sugiere
la revista Isto
é en el artículo ya citado, cuyo expresivo título es: “El nuevo orden mundial”: “El Estado vuelve
a ser la gran fuerza protectora, el único capaz de crear un sistema sólido para
dar seguridad al ciudadano, garantizando la salud, la educación y el incentivo
a la investigación científica”.78
La ingenuidad llega al punto que las
personas aceptan con apatía una versión que las autoridades comunistas de China
presentan como siendo un modelo de éxito del control de una pandemia resultante
de sus propias actitudes irresponsables o incluso criminales. Por ejemplo,
nadie reaccionó cuando el boletín UN
News, editado por la misma ONU, difundió esta noticia en
su edición
del 16 de marzo: “China muestra que el coronavirus Covid-19 puede
ser detenido”. Y transcribe lo que afirmó el representante de la OMS en
aquel país: “Esta lección de contención es una lección que otros países pueden
aprender y adaptar a sus propias circunstancias”.79 Ahora bien, todo
el mundo sabe que en China la población está sometida a políticas oficiales de
control social, por medio de programas de reconocimiento facial de la
población, determinando premios y castigos.
¿Cómo puede entenderse que las masas de Occidente, hasta hace tres
meses atrás embriagadas con los valores de la emancipación, la autonomía y el
individualismo, acepten la perspectiva de un control al estilo chino de sus
vidas, con la pasividad de corderos conducidos al matadero? Esto revela que fueron
víctimas de un trasbordo ideológico sin precedentes en la Historia de la
humanidad. Su reacción natural debería ser la del filósofo
Conte-Sponville: “El confinamiento es la mayor restricción a la libertad que yo
haya vivido; y tengo prisa, como todo el mundo, de salir del mismo. A largo
plazo, ni se coloca la opción de sacrificar la libertad a la salud. ¡Prefiero
infectarme con el Covid-19 en un país libre, que escapar del mismo en un Estado
totalitario!”.80 Aquello que los ecologistas radicales, los partidos
verdes y los manipuladores de Greta Thunberg solo lograron muy parcialmente (sobre
la base de proyecciones apocalípticas de las consecuencias del publicitado
calentamiento global supuestamente antropogénico), el pánico del coronavirus y
las cantilenas protectoras de los gobiernos, “en estado de guerra” contra la
pandemia, lo obtuvieron después de menos de dos meses de cuarentena de la
población. Esa situación “hace que las personas experimenten una suerte de
prisión domiciliar, aún no vivida en las sociedades contemporáneas”, como acertadamente
dijo la revista Isto
é del Brasil.81
Se trataría de una versión planetaria del Síndrome de Estocolmo, a
causa del cual la víctima de un secuestro desarrolla una relación de
complicidad y un fuerte vínculo afectivo con su secuestrador.82 Lo
comprueba la fluctuación espectacular de popularidad de los
dirigentes europeos, a pesar de estar arruinando las respectivas economías con las
imprudentes medidas de la cuarentena: Kurz, Austria (+33%), Conte, Italia
(+27), Johnson, Reino Unido (+20%), Merkel, Alemania (+11%), Macron, Francia
(+11%).83
Ante un resultado tan fulgurante, profundo y universal
obtenido por esa manipulación psicológica de las masas, un observador católico
se debe preguntar si ella no vino acompañada de una infestación preternatural
colectiva. Una hipótesis análoga fue levantada con relación al comunismo chino
y ruso en el libro Presencia de Satanás en el mundo moderno, publicado
por Mons. Léon
Cristiani en 1959. Para el autor, China manifestaba síntomas de
posesión diabólica, mientras que Rusia era víctima “apenas” de una infestación
preternatural, pero Occidente también se encontraba bajo la influencia del
Maligno.84 ¿No será el aumento de esa influencia uno de los factores
de la actual pasividad de la opinión pública mundial frente a la perspectiva de
una dictadura, primero sanitaria, después ecológica y socialista
y finalmente atea?
Un
estudio premonitorio de Plinio Corrêa de Oliveira sobre el trasbordo ideológico
inadvertido
Sea cual fuera la preponderância del factor preternatural en esa
pasividad, lo cierto es que la misma resultó en gran medida del miedo de las
poblaciones, llevándolas a aceptar limitaciones que normalmente no aceptarían.
Quien mejor estudió esas manipulaciones de masas –no del punto de
vista preternatural, sino psicológico e ideológico, sin duda
fue Plinio Corrêa de Oliveira en el libro Trasbordo Ideológico Inadvertido y Diálogo, en el que analiza la estrategia comunista más reciente para conquistar a
la opinión mundial (Catolicismo,
octubre-noviembre de 1965, n° 178-179).85 Él describe el proceso por el cual es posible predisponer
favorablemente y transformar en idiotas útiles, a personas refractarias a la
prédica comunista explícita. Y el método consiste en actuar en las mentalidades
de modo implícito, sin que los
pacientes perciban que están sufriendo una acción psicológica.
Dos
factores hacían especialmente vulnerable la mentalidad occidental (en aquella
época): el miedo y la simpatía
por el comunismo. Aparentemente contradictorios, sin embargo ambos actuaban
simultáneamente como un binomio, predisponiendo inicialmente al paciente a una
actitud de inercia frente al avance comunista, la cual se transformaría después
en una expectativa favorable, llegando,
en su etapa final, a la transformación de la víctima en un adepto convicto.
Un
proceso de trasbordo ideológico fue, por ejemplo, el que sufrieron algunos
católicos latinoamericanos comprometidos con la Acción Católica de los años 50’,
muchos de los cuales terminaron siendo adeptos de la Teología de la Liberación
y después militantes de grupos de extrema izquierda adeptos de la violencia.
El Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, explica en su obra, que ese proceso tiene como presupuesto el encontrar una
ocasión para causar una fuerte impresión.
Por ejemplo, “una desgracia presente, como el hambre o la enfermedad”.
Paralelamente es necesario encontrar un punto
de apatía, simétrico al anterior.
En el caso actual del
coronavirus, vemos paradójicamente el hecho de que muchos consideran, como el
valor supremo de la sociedad, la vida de las personas de edad avanzada, pero,
hasta hace poco tiempo atrás, esos mismos abogaban por el derecho de los
ancianos a la eutanasia. Hoy en día aún defienden un ablandamiento de las leyes
para que las mujeres puedan abortar en casa o fuera del plazo. Otro ejemplo de
apatía es “la insensibilidad ante el hecho de que, si contra el hambre o la
enfermedad (aquí consideradas como males sociales) se debe hacer absolutamente
todo cuanto sea posible, de ninguna manera se debe intentar lo imposible, lo
utópico; pues, en un plazo más o menos
corto, esto sólo agravaría esos mismos males que se quieren erradicar”.
Con
palabras proféticas, el autor advierte que las soluciones deben ser aplicadas "con redoblada solicitud, para evitar que
a la natural demora de la solución, se sume el
censurable atraso ocasionado por nuestra desidia. Pero hay que renunciar muchas
veces al deseo impaciente de resultados inmediatos. Ese deseo nos
expone, en efecto, al riesgo de preferir, en vez de las soluciones auténticas,
las panaceas violentas que preconiza la demagogia, eficaces sólo en apariencia.”
Tan actuales son estas consideraciones (publicadas en 1965), que ellas parecen
haber sido escritas ayer respecto a la reacción excesiva frente al coronavirus…
El papel de
las “palabras-talismánicas” y el método para exorcizarlas
Una vez lograda esa unilateralidad en el espíritu del paciente -continúa
Plinio Corrêa de Oliveira- los agentes del proceso (de trasbordo inadvertido)
deben elegir algunas “palabras-talismánicas” con un sentido legítimo, pero
astutamente manipuladas por ellos para suscitar una constelación de emociones,
simpatías y fobias, (en el paciente) fáciles de ser explotadas
publicitariamente y que puedan ser fuertemente radicalizas.
Estas son algunas expresiones actualmente manipuladas de ese modo, dotadas
de esa fuerte carga emocional y repetidas hasta el cansancio por los medios de
comunicación: “responsabilidad compartida”, “solidaridad global”, “respuestas
cooperativas”, “estrategia mundial”, “protección inclusiva”, “salario
universal”, “conversión ecológica”, “Casa común”, “Patria grande”, y muchas
otras que apuntan en el mismo sentido de promover una “solución” mundial.
Dominados por la fascinación de esas “palabras-talismanes”, los pacientes
van “aceptando sin más, como ideales supremos y ardientemente profesados, los
significados sucesivamente más radicales que ellas va asumiendo”. El ilustre
autor ejemplifica con la palabra “diálogo”, ampliamente instrumentalizada en
ese entonces por sectores del clero católico y de sectores políticos favorables
a capitulaciones frente a los errores del comunismo. Con la misma estrategia, hoy se trata de imponer la ecología radical, los
planes de un gobierno mundial totalmente laico y un “otro mundo posible” de la
izquierda radical.
¿Tendrá éxito la gigantesca operación de ingeniería social y trasbordo
ideológico en curso? Si en la base del proceso descripto está el binomio miedo-simpatía,
es imposible negar que el nivel de pánico frente a la propagación del SARS-Cov-2,
como también el confort ilusorio y la simpatía -que las promesas de protección
sanitaria y financiera del Estado encuentran en vastos sectores de la población-
son propias a despertar esperanzas a los estrategas de la izquierda de poder llevar
a millones de personas a aceptar un “mundo nuevo”, supuestamente menos
frenético y egoísta, como también más solidario y próximo a la naturaleza, pero,
por sobre todas las cosas, más controlado por el Gran Hermano
ecológico-socialista.
Pero esa victoria no es inevitable y puede ser pinchada como un globo mientras
está en curso. Para ello basta exorcizar las palabras “talismánicas”,
explicitando analíticamente sus sentidos y perturbando de ese modo la fruición
emocional de sus sentidos ilegítimos y la adhesión a los mismos. “Para
‘exorcizar’ la palabra-talismán e inutilizar su efecto mágico, antes que nada
se debe descubrir, en la pluralidad de los sentidos que tiene, el mito que en
ella se incuba”. Esto se hace comparando sus sentidos más aplaudidos y
radiantes con su sentido inocente y trivial, para verificar “cuál es el contenido
recóndito que trasparece en sus aplicaciones míticas y radicales”. Quien
supiera explicitar y poner el mito al desnudo, “proporcionará a las víctimas
del trasbordo ideológico inadvertido los medios para abrir los ojos a la acción
que se ejerce sobre ellos, para darse cuenta de los rumbos a los cuales conduce
y para defenderse contra ella”.
Una de las mayores dificultades con la que se enfrentarán quienes
quisieran emprender esa labor esclarecedora y salvadora en el ámbito católico,
es que -duele decirlo- el Papa Francisco y el Vaticano están sirviendo de “compañeros
de viaje” a los promotores del trasbordo ideológico en curso.
El papel del factor religioso en el
proceso de trasbordo ideológico rumbo al “mundo nuevo”
En el actual
operativo de trasbordo ideológico tenemos, por una parte, el pánico del Covid
19 y, por otra, el factor "simpatía”, impregnado del anhelo romántico de
salir del stress y del individualismo
del mundo moderno, para volver a un mundo más “respetuoso de la naturaleza”, más
“abierto” y “solidario”, en el cual los estándares de lujo “burgués” de las
sociedades industrializadas cedan lugar a la simplicidad y a la frugalidad de
las clases populares.
En una sociedad
tan materialista y hedonista como la nuestra, dicho cambio, si fuera únicamente
impulsado por el pánico, sería muy transitorio, como sustenta Jacques Attali en
el texto arriba citado. Sin embargo, su resignación sería permanente y más
profunda si el cambio no fuera tan solo concebido como una fatalidad, a la cual
es necesario resignarse, sino como un perfeccionamiento espiritual.
Una minoría de la
población –conformada por aquellos estratos de la burguesía media y alta más “modernos”,
“progresistas”, que frecuentan los salones de la “izquierda caviar” – podrían
encontrar esa motivación en las religiones orientales, en la práctica del yoga,
del vegetarianismo, etc. Pero la mayoría sensata de la población necesita oír
la voz de grandes líderes religiosos. En el mundo occidental, mayoritariamente
católico, no hay mejor voz que la del Papa, la cual será tanto más evocativa si
se presentara como un eco actualizado de San Francisco, el “Poverello de
Assisi”.
Y este es el jugo
al cual, lamentablemente, se está prestando el Papa Francisco, con sus
reiterados llamamientos a favor de la ecología integral, de un nuevo modelo de
globalización y de los “movimientos populares” como fermento de la sociedad
futura.
Los llamamientos del Papa Francisco a
la “conversión ecológica”
De hecho, desde los comienzos de la epidemia del
SARS-CoV-2, el Papa Francisco no perdió ocasión de dar su apoyo a esas tres
corrientes.
El domingo 22 de marzo el Pontífice de la Laudato Si’ concedió
una vídeo-entrevista al periodista español Jordi
Évole, en su programa de televisión del canal La Sexta. A la pregunta de si la
crisis del coronavirus era “un ajuste de cuentas de la naturaleza”, él
respondió que la naturaleza no perdona nunca y que “está dando patadas para que
nos hagamos cargo de su cuidado”.86
Dos semanas después el Papa volvió a la carga. En una entrevista
con su biógrafo Austen Ivereigh, publicada en The Tablet, elogió a los gobiernos
que adoptaron medidas de confinamiento, “ejemplares”, según él. Al serle preguntado
si la devastación económica provocada por la crisis era una oportunidad para
una conversión ecológica, él volvió a repetir que la naturaleza “no perdona
nunca”. Y agregó: “No respondemos a las catástrofes parciales. […] No sé si esas
son venganzas de la naturaleza, pero ciertamente son respuestas de la
naturaleza”. Más adelante agregó: “Tú me preguntas sobre
conversión. Cada
crisis contiene al mismo tiempo un peligro y una oportunidad: la oportunidad de
salir del peligro. Hoy, creo que tenemos que disminuir nuestro ritmo de
producción y consumo (Laudato Si’, 191)
y aprender a entender y contemplar el mundo natural. Tenemos que volver a
conectarnos con nuestro
entorno real. Esta es una oportunidad para la
conversión”.87
En la audiencia general del 22 de abril, Día Internacional
de la Madre Tierra de la ONU, el Papa Francisco declaró: “Es necesario una conversión ecológica, comenzando
por reconocer que no fuimos fieles a nuestra vocación de administradores y
guardianes de la tierra, habiéndola contaminado, depredado, considerándola
simplemente como un depósito de recursos a ser usufructuados, constituyendo un
verdadero pecado contra el Creador”.
Francisco insistió en una solución global para los problemas ecológicos:
“Impulsados también por la actual pandemia, que nos muestra que solamente
unidos podremos enfrentar los desafíos globales, es necesario promover
iniciativas tanto a nivel internacional como local”.88 También aprovechó
la ocasión para hacer publicidad de los “varios movimentos internacionales y
locales” que se formaron para “despertar las
conciencias”, particularmente aquel que tiene como figura de proa a Greta
Thunberg: “Será aún necesario que nuestros hijos bajen a las calles para enseñarnos
aquello que es obvio”.
Haciéndose eco del Sínodo para la región amazónica agregó:
“Al celebrar hoy la Jornada Mundial de la Tierra, somos llamados a reencontrar
el sentido del respeto sagrado por la tierra, porque ella no es apenas nuestra
casa, sino que también es casa de Dios. ¡De ahí brota en nosotros la conciencia de estar en una
tierra sagrada!”.
Para concluir volvió a repetir además que el coronavirus es
una respuesta de la naturaleza: “Pecamos contra la tierra, contra nuestro
prójimo; y, en definitiva, contra el Creador, el Padre bueno, que provee a cada
uno y quiere que vivamos juntos en comunión y prosperidad. ¿Y cómo reacciona la tierra? Hay
un dicho español que es muy claro, etc.” Y repite lo que ya había dicho en la
entrevista de la televisión española, concluyendo: “La tierra no perdona: si nosotros hemos deteriorado la tierra, la
respuesta será muy mala”.89
Esa idea de venganza de la naturaleza ya había sido
presentada por el sacerdote Benedict Mayaki, que publicó un artículo en Vatican News titulado “Coronavirus: El aliado improbable de la Tierra”,
en el que afirma que "Nunca habíamos maltratado y ofendido nuestra casa
común como en los últimos doscientos años” (n. 53), pero con la epidemia “está habiendo un
beneficio no intencional: la Tierra está curándose a sí misma”, ya que “los
cambios en el comportamiento humano, por causa de la pandemia del virus virus
Covid-19, están trayendo beneficios no intencionales al planeta”.90 Por
causa de las protestas indignadas de los lectores, el portal de la Oficina de Prensa del Vaticano retiró el artículo una hora después…
Sin embargo, el primero que consideró esa hipótesis
(benéfica del virus), fue Leonardo Boff. En un
artículo titulado “Coronavirus: ¿una represalia de Gaia, la
Madre Teerra?”, afirmaba:
“Estimo que las actuales enfermedades como el dengue, la chikungunya, el Virus
Zika, el Sars, el virus del Ébola, el sarampión, o el actual coronavirus y la
generalizada degradación de las relaciones humanas, marcadas por la profunda
desigualdad/injusticia social y la falta de la mínima solidaridad, son una
represalia de Gaia por las ofensas que ininterrumpidamente le inflingimos. No
diría como J. Lovelock que es ‘la venganza de Gaia’, pues ella, como Gran
Madre, no se venga, sino que nos da severas señales de que está enferma (tifones, derretimiento de los casquetes polares, sequías
e inundaciones, etc.) y, estando al límite, como represalia por no haber
aprendido la lección, nos envía las enfermedades referidas”.91
El Vaticano se alinea con los promotores del gobierno mundial
Con relación al apoyo del Vaticano a los planes de globalizar la
respuesta a la crisis, es muy expresiva una declaración conjunta de la Academia
Pontificia de Ciencias y de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales, las
cuales tienen como canciller a un Obispo argentino muy cercano al Papa
Francisco, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo. Publicada el día 20 de marzo ppdo., la declaración formula, ya
en su comienzo, un llamamiento a dar pleno apoyo a la
propaganda de organizaciones internacionales, tales como la OMS y la UNICEF,
para que "sus informaciones con
fundamento en evidencias [sic] se
imponga sobre la cacofonía de opiniones infundadas que difunden por todo el
mundo.” Expresa después su preocupación por “el egoísmo y la miopía de las
respuestas por parte de cada país”.
En una
sección titulada “Dando forma a las interdependencias globales y
ayuda a través y dentro de las naciones”, la misma declaración constata que la actual
globalización hizo al mundo “inusitadamente interdependiente”, y por lo tanto “vulnerable”
durante las crisis. Y agrega: “Buscar protección a través del aislacionismo
sería erróneo y contraproducente", mientras que "una demanda de mayor
cooperación global" merece apoyo, así como a las organizaciones
transnacionales e internacionales. "Los problemas globales como las
pandemias, o las crisis menos visibles del cambio climático y la pérdida de
biodiversidad, requieren de respuestas cooperativas", dice el documento,
insistiendo en que "las crisis globales requieren una acción
colectiva" y que "la prevención y contención" de las pandemias es
un bien público global (‘Laudato Si '), y su protección requiere una mayor
coordinación global”. Concluye el documento del Vaticano aseverando que, “En un momento en que el multilateralismo basado en normas está disminuyendo, la crisis de COVID-19 debería alentar los esfuerzos para hacer nacer un nuevo modelo de globalización, en el sentido de diferente, destinado a la protección inclusiva de todos”, en una sociedad “más responsable, más compartida, más igualitaria, más solidaria y más justa”, en caso de queramos sobrevivir.92
Bill Gates, Antonio Guterres y Gordon Brown, grandes promotores de
un nuevo orden mundial bajo los auspicios de la ONU, no tendrían ninguna
dificultad en firmar esta declaración de las dos Academias vaticanas, ¡que ni
una sola vez incluye el nombre de Dios!
En
el mismo sentido se pronuncia una declaración emitida por la Academia de Líderes Católicos
– entidad nacida en Chile y presente en varios países de América Latina –, cuyo
resumen fue publicada en el Osservatore Romano.
170 personalidades autoproclamadas “líderes católicos”,
entre las cuales el filósofo italiano Rocco Butiglione y el uruguayo Guzmán
Carriquiry, vice-presidente emérito de la Pontificia Comisión para América
Latina,93 afirman en un tono bolivariano (el cual no habría desagradado
a Hugo Chávez), que: “Si los problemas son
comunes, se requiere pensar soluciones e iniciativas comunes. O morimos solos
como naciones, o salimos adelante todas las naciones juntas, como miembros de
la misma Patria Grande: Latinoamérica”. Y continúa: “Si elegimos el camino de
los nacionalismos exacerbados, estaremos condenados a deslizarnos entre el
caos, el populismo y el autoritarismo en nuestros países. Pero si elegimos el
camino de la Patria Grande -precisamente cuando celebramos en la mayoría de
nuestros países el Bicentenario de los procesos de independencia- será la
oportunidad para refundar un nuevo pacto social, basado en la solidaridad y la
fraternidad”. Repiten el "mantra" izquierdista del salario universal,
aunque con una limitación en el tiempo: “Apoyamos la necesidad de una renta
básica temporal que garantice vivir por encima de la línea de pobreza”. Y obviamente
concluyen con el imperativo de que “Todos
los gobiernos de América Latina deben establecer un compromiso formal y
riguroso con las instrucciones que emita la Organización Panamericana de la
Salud durante la pandemia.”94
El Papa Francisco le confirma a la ultraizquierda:
“Estoy a disposición para dar una mano”
El
apoyo del Papa Francisco a los postulados de la izquierda radical, de la cual
se transformó en el líder internacional indicustido,95 quedó en
evidencia en las cartas que él escribió a Luca Casarini y a los Movimientos
Populares con motivo de Pascua. Casarini fue el líder de las protestas “No-Global”,
que destruyeron Génova, en julio del 2001, durante la reunión del entonces G8.
Actualmente él es secretario regional del partido denominado Sinistra Italiana
(Izquierda Italiana) y es responsable por la organización Mediterranea Saving Humans,
que pleitea el ingreso de inmigrantes en Italia, a pesar del cierre de las
fronteras por causa de la epidemia, incluso a los europeos del Espacio
Schengen. El día 11 de abril fue dada la noticia de que
el Papa envió a Casarini una nota
manuscrita, en la cual agradece al “Caro Fratello” “su testimonio, que me hizo
tanto bien”. Y concluye: “Quiero decirle que estoy a su disposición para darle
una mano siempre. Cuente conmigo. ” 96
Más
elocuente aún fue la carta que dirigió, el mismo día de Pascua, a los “queridos
amigos” de los “movimientos y organizaciones populares” del mundo entero, entre
los cuales el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra – MST. En la
misma el Papa Francisco señala que “tal vez haya llegado el momento de pensar
en un salario universal, que reconozca y
dignifique las nobles e insubstituibles tareas que realizan”
Al
respecto, el vice-presidente
español Pablo Iglesias se aprovechó de tales declaraciones pontificias para
criticar las reticencias de los obispos de su país al carácter permanente del
salario universal diciendo: “Me quedo con lo que ha dicho el Papa, que ha
demostrado nuevamente una enorme sensibilidad social al plantear la necesidad
de que todo el mundo tenga un ingreso mínimo vital, y hasta nueva orden, el
Papa es el jefe de la Iglesia Católica”.97
Y
el Pontífice agregó en su carta a los movimientos populares: “Si la lucha
contra el Covid es una guerra, ustedes son un verdadero ejército universal, que
lucha en las trincheras más peligrosas. Un ejército sin otras armas sino la
solidaridad y el sentido de comunidad, que reverdece en estos días en que nadie
se salva solo”.
Dando un vago
asentimiento a las utopías ecológicas y autogestionarias de los movimientos
populares (como el MST de Brasil, o los cartoneros
de Argentina), el
Papa también manifestó su esperanza de que “los gobiernos comprendan que los
paradigmas tecnocráticos (sean estadocéntricos, sean mercadocéntricos) no son
suficientes para abordar esta crisis ni los otros grandes problemas de la
humanidad”. Porque “ahora más que nunca, son las personas, las comunidades, los
pueblos quienes deben estar en el centro, unidos para curar, cuidar,
compartir”. Concluyó su carta afirmando
que los movimientos populares “poseen una voz autorizada para testimoniar” que el
cambio es posible y les pidió que “sigan con su lucha”.98
El
Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano
Integral, presidido por el Cardenal ghanés Peter Turkson creó
una comisión especial compuesta por cinco grupos para preparar el post-Covid-19,
para lo cual cuenta con la colaboración de otros organismos de la Santa Sede,
en particular con las dos academias dirigidas por Monseñor Sánchez Sorondo. El
segundo de esos grupos tiene como objetivo “vigilar la noche como el centinela,
para ver la aurora”, según afirmó el Cardenal. Para hacerlo, es necesario
“conectar las mejores inteligencias en las áreas de la ecología, de la
economía, de la salud, de la asistencia social", es necesario “profecía,
creatividad” para “ir más allá”. Las crisis se sucederán unas a las otras, “en
un proceso en el cual seremos obligados a aprender lentamente y dolorosamente a
cuidar nuestra Casa Común, como lo enseña tan proféticamente el Papa Francisco en
la Encíclica Laudato
Si’. Es necesario tener valentía, profecía”. El Cardenal
Turkson, utilizando un lenguaje similar al de los partidos verdes y de la
izquierda alternativa, explicó que “habitar la Tierra como Casa Común requiere mucho
más: requiere la solidaridad en el acceso
a los bienes de la creación como ‘bien común’, solidaridad en la aplicación de los frutos de
la investigación científica y de la tecnología para hacer nuestra ‘Casa’ más sana
y más vivible para todos”.99
Si la
actual maniobra planetaria tuviere éxito, el castigo de Dios será inevitable –Pero,
¡Nuestra Señora triunfará!
La
maniobra de trasbordo ideológico que Plinio Correa de Oliveira denunció en el
año 1965, tuvo un gran resultado dentro de la Iglesia Católica y del mundo
civil. La manipulación de la palabra talismán "diálogo" favoreció la
simpatía de muchos sectores del clero y de parte del laicado con relación al
socialismo y al comunismo – lo que desembocó en la fracasada Teología de la
Liberación- y condujo a formas heterodoxas de ecumenismo y de diálogo
inter-religioso, como la reciente Declaración de Abu Dhabi.
Pero
ella fracasó en el plano político, porque ni los europeos se dejaron engañar
por el "eurocomunismo" de fisonomía humana, ni los latinoamericanos
por el "socialismo cristiano". La crisis interna detrás de la Cortina
de Hierro y su corrida armamentista condujeron al colapso de la URSS y al
reciclaje del comunismo en el neomarxismo cultural.
Es
posible que, en la actual coyuntura, caracterizada por el pánico, esta maniobra
pueda tener más éxito. En este caso, aún cuando de modo pasajero, un
"nuevo orden mundial" ecológico y socialista (centralizador o
autogestionario) podría ser impuesto a la humanidad con las bendiciones del
Vaticano.
En
esa eventualidad, no hay duda alguna de que la humanidad merecería un gran
castigo, cuyo preámbulo habría sido la misma pandemia en curso. Al respecto de
esta hipótesis, algunos altos prelados se pronunciaron con vehemencia contra la
opinión de quienes ven en el coronavirus la mano de la Divina Providencia, castigando al mundo por los inmensos pecados
que hoy son cometidos (aborto, uniones homosexuales, blasfemias de todo
género). Dichos eclesiásticos argumentaron que Dios no podría castigar a los
justos y pecadores de forma indiscriminada, como lo hace el Covid-19.
La
respuesta a esa objeción la suministró Plinio Corrêa de Oliveira en una nota del
mismo libro que hemos comentado: Trasbordo
ideológico inadvertido y diálogo. En el texto transcripto a continuación, basta
que el lector cambie las palabras "catástrofe termonuclear" por “pandemia”
y "ruina económica" por "nuevo orden mundial ecológico y
socialista" para tener una versión actualizada de esa advertencia
profética del líder católico brasileño. Después de afirmar que el aceptar la
generalización del comunismo en el mundo para salvar la paz (aceptar el
"nuevo orden" para evitar el coronavirus, diríamos nosotros), el
ilustre autor continúa:
“Ese pecado supremo, por el hecho de ser cometido por naciones y
no tan sólo por individuos, está sujeto a la Justicia Divina de un modo muy
especial.
“En efecto, mientras los pecados de los individuos pueden ser
castigados en este mundo o en el otro, lo mismo no ocurre con el pecado de las
naciones. Estas, como dice San Agustín, no pudiendo ser recompensadas ni
castigadas en la otra vida, reciben aquí mismo el premio de sus buenas acciones
y el castigo por sus crímenes.
“A un pecado supremo de los países corresponde, pues, en términos
de justicia, un castigo supremo en este mundo. Y éste bien puede ser la catástrofe termonuclear.
“Así, existe más peligro que una catástrofe de esa índole ocurra
en la apostasía que en la fidelidad.
“Esta afirmación se probará aún mejor si no consideramos sólo el
castigo sino también el premio. Las naciones fieles a la Ley de Dios deben
recibir en esta tierra la justa recompensa. Nada, pues, es más propio a atraer
para un pueblo la protección y el favor de Dios, aún en lo que se refiere a los
bienes de esta vida, que la fidelidad heroica ante el peligro termonuclear. Esa
fidelidad es el medio por excelencia de apartar dicho peligro.”
En nuestro caso, para evitar que la Justicia Divina nos castigue
merecidamente con nuevas olas epidémicas del coronavirus, aún más letales, no
debemos dejarnos dominar por el
pánico ni por la mayor operación de trasbordo ideológico de la historia que él
mismo favorece. Aun cuando tal trasbordo cuente con el apoyo del Vaticano.
Por el contrario, debemos rechazar el “mundo nuevo” que las sirenas del ecologismo, del globalismo y del neo-socialismo nos
ofrecen, permaneciendo fieles a la Ley de Dios y al consejo del Divino Maestro:
“Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os
dará por añadidura” (Mt. 6, 33).
Es esa fidelidad la que contribuirá a adelantar la realización de
la gran promesa que Nuestra Señora de Fátima hizo al mundo en la Cova da Iria:
“Por fin,
¡mi Inmaculado Corazón triunfará!”
San Pablo, 26 de Abril de 2020,
fiesta de Nuestra Señora del Buen Consejo
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira
fiesta de Nuestra Señora del Buen Consejo
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira
[1] https://www.teleclubitalia.it/185547/coronavirus-lallarme-delle-esperti-un-terzo-del-mondo-sara-contagiato-milioni-i-morti/
[2] https://www.ilsussidiario.net/news/scenario-coronavirus-litalia-non-e-la-cina-ma-deve-cambiare-passo-con-la-nato/1994403/
[3] https://www.imperial.ac.uk/media/imperial-college/medicine/sph/ide/gida-fellowships/Imperial-College-COVID19-NPI-modelling-16-03-2020.pdf
[6] https://www.wsj.com/articles/coronavirus-lessons-from-the-asteroid-that-didnt-hit-earth-11585780465
[7] https://nymag.com/intelligencer/2020/03/oxford-study-coronavirus-may-have-infected-half-of-u-k.html
[8] https://www.lemonde.fr/planete/article/2020/04/10/coronavirus-une-etude-allemande-revoit-a-la-baisse-le-taux-de-mortalite_6036206_3244.html
[9] https://www.agensir.it/quotidiano/2020/4/20/coronavirus-covid-19-protezione-civile-per-la-prima-volta-calo-dei-positivi-20-in-meno-attualmente-sono-108-237-mentre-sono-454-i-nuovi-deceduti/
[12] https://www.investireoggi.it/economia/coronavirus-drammatiche-previsioni-istat-rischio-shock-economico/
[14] http://osservatorioglobalizzazione.it/dossier/coronavirus-sfide-e-scenari/la-crisi-del-coronavirus-che-ne-sara-di-noi/
[16] https://www.lastampa.it/economia/lavoro/2020/04/07/news/coronavirus-choc-epocale-in-italia-a-rischio-1-milione-di-imprese-1.38689190
[17] https://www.investireoggi.it/economia/coronavirus-drammatiche-previsioni-istat-rischio-shock-economico/
[18]https://www.lepoint.fr/economie/coronavirus-l-activite-chute-de-36-en-france-09-04-2020-2370770_28.php#
[19] https://www.lefigaro.fr/vox/societe/nicolas-baverez-le-deconfinement-une-urgence-nationale-20200419
[20] https://www.lefigaro.fr/flash-eco/9-6-millions-de-salaries-du-prive-sont-au-chomage-partiel-annonce-muriel-penicaud-20200420
[21] https://www.lemonde.fr/politique/article/2020/04/07/les-consequences-par-secteur-economique-du-confinement-des-francais_6035832_823448.html
[22] http://www.leparisien.fr/economie/coronavirus-l-impact-economique-de-l-epidemie-sera-considerable-previent-philippe-08-04-2020-8296404.php
[23] https://www.nouvelobs.com/coronavirus-de-wuhan/20200409.OBS27303/le-coronavirus-provoque-les-pires-consequences-economiques-depuis-1929-previent-le-fmi.html
[24] https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/04/14/coronavirus-le-fmi-predit-une-recession-mondiale-historique-avec-un-recul-de-la-croissance-estime-a-3-en-2020_6036559_3234.html
[26] https://www.lefigaro.fr/social/coronavirus-1-25-milliard-de-travailleurs-courent-un-risque-de-licenciement-ou-de-reduction-de-salaire-selon-l-oit-20200407
[28] https://www.france24.com/fr/20200409-coronavirus-500-millions-de-personnes-menac%C3%A9es-par-la-pauvret%C3%A9-aucun-%C3%A9quivalent-historique
[29] https://www.lemonde.fr/economie/article/2020/04/14/coronavirus-le-fmi-predit-une-recession-mondiale-historique-avec-un-recul-de-la-croissance-estime-a-3-en-2020_6036559_3234.html
[31] https://www.reuters.com/article/us-health-coronavirus-un-food/global-hunger-could-double-due-to-covid-19-blow-u-n-idUSKBN22313U
[32] https://www.theguardian.com/global-development/2020/apr/21/coronavirus-pandemic-will-cause-famine-of-biblical-proportions
[33] Ver
por exemplo, https://www.faz.net/aktuell/gesellschaft/gesundheit/coronavirus/neue-corona-symptome-entdeckt-virologe-hendrik-streeck-zum-virus-16681450.html e https://www.infobae.com/coronavirus/2020/03/28/para-un-prestigioso-cientifico-argentino-el-coronavirus-no-merece-que-el-planeta-este-en-un-estado-de-parate-total/
[34] https://foreignpolicy.com/2020/04/02/countries-succeeding-flattening-curve-coronavirus-testing-quarantine/
[38] https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/331590/WHO-2019-nCoV-immunization_services-2020.1-eng.pdf
[44] https://www.lemonde.fr/idees/article/2020/03/18/de-la-crise-du-coronavirus-on-peut-tirer-des-lecons-pour-lutter-contre-le-changement-climatique_6033464_3232.html e https://e360.yale.edu/features/coronavirus-holds-key-lessons-on-how-to-fight-climate-change
[45] https://www.lemonde.fr/idees/article/2020/03/18/de-la-crise-du-coronavirus-on-peut-tirer-des-lecons-pour-lutter-contre-le-changement-climatique_6033464_3232.html
[46] https://elpais.com/sociedad/2020-04-19/una-reconstruccion-economica-por-la-salud-del-planeta-y-de-las-personas.html
[47] https://elpais.com/sociedad/2020-04-14/nace-una-gran-alianza-europea-para-defender-una-salida-verde-a-la-crisis-economica-del-corononavirus.html
[50] https://www.theguardian.com/politics/2020/mar/26/gordon-brown-calls-for-global-government-to-tackle-coronavirus
[51] https://elpais.com/ideas/2020-04-18/no-bastan-las-buenas-palabras-necesitamos-un-g20-con-poderes-ejecutivos-que-pase-a-la-accion.html
[52] https://pt.org.br/wp-content/uploads/2020/04/declaracion-final-encuentro-virtual-grupo-de-puebla.pdf
[57] https://www.cope.es/actualidad/linea-editorial/noticias/responder-emergencia-evitar-dependencia-20200421_690206
[59] https://www.lemonde.fr/idees/article/2020/04/16/benoit-hamon-notre-societe-s-est-lourdement-trompee-en-preferant-les-biens-aux-liens_6036725_3232.html
[60] https://www.independent.co.uk/voices/letters/coronavirus-universal-basic-income-ubi-poverty-economy-business-migrants-a9408846.html
[63] https://www.lopinion.fr/edition/politique/contre-guerre-civile-l-union-nationale-tribune-guillaume-larrive-215915
[64] https://www.atlantico.fr/pepite/3588764/les-services-de-renseignement-s-inquietent-d-une-radicalisation-de-la-contestation-sociale-apres-le-confinement
[65] https://www.lefigaro.fr/actualite-france/les-violences-contre-la-police-se-multiplient-dans-les-cites-20200419
[68] https://www.yahoo.com/lifestyle/the-flu-has-killed-10000-americans-as-the-world-worries-over-coronavirus-221101770.html
[69] https://www.lecho.be/dossiers/coronavirus/andre-comte-sponville-j-aime-mieux-attraper-le-covid-19-dans-un-pays-libre-qu-y-echapper-dans-un-etat-totalitaire/10221597.html
[72] https://www.lastampa.it/cronaca/2020/03/12/news/coronavirus-la-diocesi-di-roma-chiude-le-chiese-1.38585371
[74] https://www.lefigaro.fr/politique/coronavirus-96-des-francais-approuvent-les-mesures-de-confinement-annoncees-par-macron-20200319
[75] https://elpais.com/espana/2020-04-18/los-ciudadanos-priman-la-salud-sobre-la-economia-y-apoyan-el-rescate-social.html
[80] https://www.lecho.be/dossiers/coronavirus/andre-comte-sponville-j-aime-mieux-attraper-le-covid-19-dans-un-pays-libre-qu-y-echapper-dans-un-etat-totalitaire/10221597.html
[84] https://www.yumpu.com/es/document/read/14488180/presencia-de-satanas-en-el-mundo-moderno-jesus-te-buscaespecialmente
o capitulo IX, p. 161-176.
[86] https://www.vidanuevadigital.com/2020/03/23/el-papa-francisco-a-evole-sobre-el-coronavirus-dios-perdona-siempre-nosotros-a-veces-y-la-naturaleza-nunca/
[87] https://www.thetablet.co.uk/features/2/17845/pope-francis-says-pandemic-can-be-a-place-of-conversion-
[88] http://www.vatican.va/content/francesco/pt/audiences/2020/documents/papa-francesco_20200422_udienza-generale.html
[89] http://www.vatican.va/content/francesco/it/audiences/2020/documents/papa-francesco_20200422_udienza-generale.html
[90] https://www.ilmessaggero.it/vaticano/coronavirus_vaticano_fa_bene_all_ambiente_gesuita_vatican_news-5145977.html
[93] https://www.vaticannews.va/it/vaticano/news/2020-04/manifesto-leader-cattolici-america-latina-osservatore-romano.html
[98] https://www.pagina12.com.ar/259242-la-carta-del-papa-francisco-a-los-movimientos-populares-del-
[99] https://www.vaticannews.va/it/vaticano/news/2020-04/turkson-pensiamo-al-dopo-covid-19-per-non-essere-impreparati.html
[JAM1]sacar