viernes, 27 de noviembre de 2009

Libertad e igualdad difundidas por la Revolución Francesa, conceptos falaces cuyo abuso lleva al socialismo y al comunismo

2. La libertad e igualdad difundidas
por la Revolución Francesa: dos conceptos falaces
diseminados por perfidísimos filósofos

Pío VI condenó en reiteradas ocasiones la falsa concepción de libertad e igualdad. En el Consistorio Secreto del 17 de junio de 1793, confirmando las palabras de la encíclica lnescrutabile Divinae Sapientiae, del 25 de diciembre de 1775, declaró lo que sigue:
"Esto intentan, además, los perfidísimos filósofos: disuelven todos aquellos vínculos que unen a los hombres entre sí y a sus superiores, y les mantienen en el cumplimiento de sus obligaciones; y van clamando y proclamando hasta la náusea que el hombre nace libre y no está sujeto al imperio de nadie; y que, por lo tanto, la sociedad no pasa de ser un conjunto de hombres ineptos, cuya estupidez se postra ante los sacerdotes -por los cuales son engañados- y ante los reyes -por los cuales son oprimidos-; de tal suerte que la concordia entre el sacerdocio y el imperio no es otra cosa sino una monstruosa conspiración contra la innata libertad del hombre. A esta falsa y mentirosa palabra Libertad, aquellos jactanciosos patronos del género humano le agregaron otra igualmente falaz: Igualdad. Es decir, como si por el hecho de estar cada uno sujeto a disposiciones de ánimo cambiantes y moverse de modo diverso e incierto, según el impulso de su deseo, no debiese haber entre los hombres reunidos en sociedad civil alguien que, por la autoridad y por la fuerza, prevalezca, obligue, gobierne y llame al cumplimiento del deber a quienes se conducen de manera desordenada, a fin de que la propia sociedad, por el tan temerario y contradictorio ímpetu de incontables pasiones, no caiga en la anarquía y se disuelva completamente, a semejanza de lo que sucede con la armonía, que se compone de la concordancia de muchos sonidos y que, si no consiste en una adecuada combinación de cuerdas y de voces, se desvanece en ruidos desordenados y completamente disonantes." 1

3. El abuso de la libertad y de la igualdad
lleva al socialismo y al comunismo

En su encíclica Nostis et Nobiscum, de 8 de diciembre de 1849~ Pío IX denuncia:
"En cuanto a esta depravada doctrina y sistemas [de los enemigos actuales de Dios y de la sociedad humana, que quieren alejar a los pueblos de Italia de la obediencia al Papa y a la Santa Sede], ya todos saben que su principal objetivo es introducir entre el pueblo, abusando de las palabras libertad e igualdad, las funestas invenciones del socialismo y del comunismo."2

1) Pii VI Pont. Max. Acta, vol. II, pp. 26-27.
2) Pii IX, Pontificis Maximi Acta, Pars Prima, Typographia Bonarum Artium, Roma, 1854-1874, p. 210.

Cfr. Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas", Apéndice II, La Trilogía Revolucionaria, p. 205

Comentario de Pelayo

Me parece de especial importancia la afirmación del Papa de que los filósofos anticristianos disuelven los vínculos entre los hombres, y llevan a la disgregación de la sociedad -fenómeno del que hay alarmantes síntomas en el noticiero diario. Y también la noción de armonía, que es disuelta por los erróneos conceptos de la Libertad y de la Igualdad entendidos en sentido revolucionario.

Nuestra lucha doctrinaria se dirige a restaurar la sociedad envenenada por estas falsas nociones que se vienen enseñando como "dogmas" que no se puede contradecir so pena de ser tildado de autoritario, enemigo de la libertad, etc. En realidad es lo contrario: son estos errores la base del autoritarismo socialista de hoy. Por eso enseñaba San Pío X que los verdaderos amigos del pueblo no son innovadores ni revolucionarios sino tradicionalistas.

El 2º texto muestra el nexo de la II Revolución y la III: de la Revolución Francesa como madre de la Revolución comunista, tesis central de "Revolución y Contra-Revolución", magistral obra del autor de "Nobleza y élites...". ¿Qué opina el estimado lector?

Cordialmente,

Pelayo


martes, 24 de noviembre de 2009

APÉNDICE II La trilogía revolucionaria: "Libertad, Igualdad, Fraternidad": Hablan diversos Papas - Por Plinio Corrêa de Oliveira


Iniciamos una nueva etapa en nuestras exposiciones sobre "Nobleza y élites tradicionales análogas - en las alocucioes de Pio XII al Patriciado y a la Nobleza romana", la maravillosa y providencial obra en que el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira denuncia los errores político-sociales del mundo moderno, derivados de la Revolución Francesa, y los refuta en base a las enseñanzas perennes del magisterio pontificio, lúcidos razonamientos y profundos conocimientos históricos y políticos.

Nos proponemos reproducir ahora el Apéndice II del 'Libro de la Nobleza', en que se expone el pensamiento católico tradicional sobre los nefastos errores y desvíos de la Revolución de 1789, lo que abre las puertas a la reconstrucción de la Ciudad de Dios destruida por la Revolución Igualitaria Universal. Se trata de una obra de gran alcance y futuro, en un momento en que la sociedad heredera de Marx y de Rousseau se encuentra en un callejón sin salida: he aquí la salida: la fidelidad a las enseñanzas de N.S.J.C. y del Magisterio tradicional.

Quedamos a disposición de nuestros queridos lectores saludándolos afectuosamente,

Pelayo

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APÉNDICE II

La trilogía revolucionaria:
“Libertad, Igualdad, Fraternidad":
Hablan diversos Papas
Por coincidencia, este libro comenzó a ser escrito en el año del bicentenario de la Revolución Francesa. Sin embargo, obstáculos de todo tipo han ido imponiendo a su autor grandes y numerosas interrupciones, de modo que sólo tres años después ha podido ser concluido.
Dicha coincidencia puede ser, no obstante, calificada como feliz. Gran número de los temas tratados ocuparon un lugar preponderante en las reflexiones de los revolucionarios de entonces y orientaron sus metas; reflexiones y metas éstas que se reflejaron claramente en las violencias por ellos realizadas, en las injusticias que practicaron y en las tumultuosas reformas que llevaron a cabo.
La conmemoración del bicentenario de la Revolución Francesa hizo rememorar a todo el mundo contemporáneo tan grandes convulsiones de modo considerablemente vivo. De dicha rememoración perduran aún hoy ecos que comunican a la temática
del presente libro una actualidad mayor que la que tenía antes del bicentenario.
No ha de extrañar, por tanto, que la mencionada Revolución haya acudido más de una vez durante la lectura de esta obra al espíritu de lectores acostumbrados a considerar temas históricos y, con ella, les habrá venido a la memoria la famosa trilogía revolucionaria: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Para satisfacer los eventuales deseos de dichos lectores, serán publicados a continuación textos pontificios que tratan sobre ella, además del ya citado anteriormente.1

1. Omnímoda libertad e igualdad absoluta:
dos conceptos insensatos e incluso monstruosos

En la decretal dirigida el 10 de marzo de 1791 al Cardenal de la Rochefoucauld y al Arzobispo de Aix-en-Provence sobre los principios de la Constitución Civil del Clero, Pío VI así se expresa:

"Se decreta pues en esta asamblea [en la Asamblea Nacional Francesa], que se establezca como derecho que goce el hombre constituido en sociedad de libertad absoluta; que, por supuesto, no deba ser perturbado en lo que se refiere a la Religión: y que sea libre de opinar, hablar, escribir y hasta publicar lo que quiera sobre los asuntos de su propia Religión. Se ha proclamado que estas monstruosidades derivan y emanan de la igualdad de los hombres entre sí y de la libertad de la naturaleza. Pero, ¿se puede concebir algo más insensato que establecer entre todos una tal igualdad y libertad, hasta el punto de no tomar para nada en cuenta la razón, con la cual la naturaleza dotó especialmente al género humano, y mediante la cual se distingue de los demás animales ?

"Cuando Dios creó al hombre y lo colocó en el Paraíso de delicias, ¿por ventura no le notificó al mismo tiempo que estaría sujeto a pena de muerte si comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal? ¿Acaso no restringió al instante su libertad con este primer precepto? Cuando, a continuación, el hombre se convirtió en reo por su desobediencia, ¿por ventura no le impuso un mayor número de preceptos por medio de Moisés? Y aunque lo dejó en manos de su propio albedrío para que pudiese merecer bien o mal, le añadió, sin embargo, mandamientos y preceptos, a fin de que, si los quisiese observar, éstos lo salvasen (Eccli. XV, 15-16).

"¿Dónde queda, pues, aquella libertad de pensar y de obrar que los Decretos de la Asamblea atribuyen al hombre constituido en sociedad como un derecho inmutable de su propia naturaleza? (…)

"Puesto que el hombre tiene ya desde el comienzo la necesidad de sujetarse a sus mayores para ser por ellos gobernado e instruido, y para poder ordenar su vida según la norma de la razón, de la humanidad y de la Religión, es entonces cierto que es nula y vana desde el nacimiento de cada uno esa tan celebrada libertad e igualdad entre los hombres. Es necesario que le estéis sujetos (Rom. XIII, 5). Por consiguiente, para que los hombres pudieran reunirse en sociedad civil fue preciso constituir una forma de gobierno en virtud de la cual los derechos y la libertad fuesen circunscriptos por las leyes y por el poder supremo de los que gobiernan. Por eso enseña San Agustín con estas palabras: Es, pues, un pacto general de la sociedad humana obedecer a sus Reyes (Confesiones, libro III, cap. VIII, t. I, oper. edit. Maurin, p. 94). He aquí por qué el origen de este poder debe ser buscado menos en un contrato social que en el propio Dios, autor de lo que es recto y justo. "2
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I) Cfr. Capítulo III, 4.
2) Pii VI Pont. Max. Acta, Typis S. Congreg. de Propaganda Fide, Roma, 1871, vol I, pp. 70-71.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Todo en una sociedad católica debe estar en permanente ascensión







Aristocracia liderando el ascenso de todo el cuerpo social
Comentábamos, poco tiempo atrás, los conceptos del Cardenal Herrera Oria con respecto a la permanente busca de ascensión social que todos deben esforzarse por lograr, grandes y pequeños, pobres, medianos y ricos.
Estas bellas casas nos parecen un buen ejemplo de ese deseo de mejorar propio del ser humano y que toda familia, en un orden católico, debe alcanzar dentro de su propia esfera social. Podríamos poner junto a estas fotos otras de casas modestas pero bien construidas, bien arregladas, para servir al cuerpo y al alma, para hospedar a la familia con altura y dignidad.
Esta idea tiene como presupuesto la existencia de un polo de perfección social y moral que todo individuo debe tratar de alcanzar para sí mismo, y sobre todo para los suyos.
Luchar por avanzar y santificarse: cualquier familia de cualquier condición debe procurar subir. Pues todo, en una sociedad católica debe estar en continua ascensión.
Lo contrario de esta idea católica es el comunismo. El dirigismo avasallador del estado todopoderoso, con su nota de aplastante vulgaridad y fealdad, anula a las familias y los individuos. Transforma los pueblos laboriosos en masas que permanecen sentadas en cuclillas viendo el tiempo pasar, sin deseos de verdadero progreso. Esto está en la raíz del miserabilismo socialista-comunista.
Hay que progresar y progresar, ante todo en la vida espiritual, pero asimismo en todos los dominios de la existencia.
Texto inspirado en consideraciones del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira