El texto del Cardenal Herrera Oria aborda a seguir el tema de la familia aristocrática. Es importante su afirmación de que el aristócrata crea una institución en la sociedad, la familia aristocrática. Pues en el mundo masificado de hoy, muchos piensan que a las instituciones las crea el Estado, u otros grupos, pero nunca se piensa que el aristócrata puede hacerlo. El Dr. Plinio Corrêa de Oliveira comenta la idea destacando la acción propulsora rumbo a la perfección que caracteriza la verdadera aristocracia, la que responde al pensamiento católico.
4. Aristocracia social
El esquema pasa a tratar ahora no ya del aristócrata en cuanto individuo sino de la familia aristocrática.
“El aristócrata, al perfeccionarse él y perfeccionar a su familia, crea una institución dentro de la sociedad, que es la familia aristocrática.”
El texto deja bien claro que, para ser fuente y propulsora de ese impulso hacia lo alto, la propia contextura familiar le es a la aristocracia de gran utilidad, pues es en el seno de las familias de todas clases sociales donde se constituyen las tradiciones propias a cada una, y es en la convivencia familiar donde los padres y mayores encuentran las condiciones psicológicas y las mil ocasiones propicias para comunicar a los más jóvenes sus convicciones y el fruto de sus experiencias. Así, la acción propulsora rumbo a la “perfección” puede conseguirse en excelentes condiciones. Esta acción tiene por principal objetivo no sólo el bien individual de los miembros de la familia y el bien de la propia familia considerada en su conjunto, sino también el propio bien común de la sociedad.
A la tradición le compete asegurar la durabilidad, los rumbos y las características de esta fuerza propulsora.
Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas...", Apéndice IV, -pp. 243 y ss.
4. Aristocracia social
El esquema pasa a tratar ahora no ya del aristócrata en cuanto individuo sino de la familia aristocrática.
“El aristócrata, al perfeccionarse él y perfeccionar a su familia, crea una institución dentro de la sociedad, que es la familia aristocrática.”
El texto deja bien claro que, para ser fuente y propulsora de ese impulso hacia lo alto, la propia contextura familiar le es a la aristocracia de gran utilidad, pues es en el seno de las familias de todas clases sociales donde se constituyen las tradiciones propias a cada una, y es en la convivencia familiar donde los padres y mayores encuentran las condiciones psicológicas y las mil ocasiones propicias para comunicar a los más jóvenes sus convicciones y el fruto de sus experiencias. Así, la acción propulsora rumbo a la “perfección” puede conseguirse en excelentes condiciones. Esta acción tiene por principal objetivo no sólo el bien individual de los miembros de la familia y el bien de la propia familia considerada en su conjunto, sino también el propio bien común de la sociedad.
A la tradición le compete asegurar la durabilidad, los rumbos y las características de esta fuerza propulsora.
Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas...", Apéndice IV, -pp. 243 y ss.