sábado, 24 de enero de 2009

Aristocracia social

El texto del Cardenal Herrera Oria aborda a seguir el tema de la familia aristocrática. Es importante su afirmación de que el aristócrata crea una institución en la sociedad, la familia aristocrática. Pues en el mundo masificado de hoy, muchos piensan que a las instituciones las crea el Estado, u otros grupos, pero nunca se piensa que el aristócrata puede hacerlo. El Dr. Plinio Corrêa de Oliveira comenta la idea destacando la acción propulsora rumbo a la perfección que caracteriza la verdadera aristocracia, la que responde al pensamiento católico.

4. Aristocracia social
El esquema pasa a tratar ahora no ya del aristócrata en cuanto individuo sino de la familia aristocrática.
“El aristócrata, al perfeccionarse él y perfeccionar a su familia, crea una institución dentro de la sociedad, que es la familia aristocrática.”
El texto deja bien claro que, para ser fuente y propulsora de ese impulso hacia lo alto, la propia contextura familiar le es a la aristocracia de gran utilidad, pues es en el seno de las familias de todas clases sociales donde se constituyen las tradiciones propias a cada una, y es en la convivencia familiar donde los padres y mayores encuentran las condiciones psicológicas y las mil ocasiones propicias para comunicar a los más jóvenes sus convicciones y el fruto de sus experiencias. Así, la acción propulsora rumbo a la “perfección” puede conseguirse en excelentes condiciones. Esta acción tiene por principal objetivo no sólo el bien individual de los miembros de la familia y el bien de la propia familia considerada en su conjunto, sino también el propio bien común de la sociedad.
A la tradición le compete asegurar la durabilidad, los rumbos y las características de esta fuerza propulsora.


Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas...", Apéndice IV, -pp. 243 y ss.

sábado, 17 de enero de 2009

Los aristócratas deben elevar sus familias - Prestan un gran servicio al bien común y a las clases más necesitadas fomentando el progreso

Continuamos comentando el apéndice IV del Libro de la Nobleza, La aristocracia en el pensamiento de un cardenal...
En la interesante conversación con nuestros amigos, a la que todos los lectores están invitados, percibimos que una trama de prejuicios impide valorar la aristocracia y el servicio que sus miembros pueden -y deben- prestar al bien común.
El prejuicio principal me parece que es asociar la condición aristocrática de por sí a privilegios y vanidad, y no ver que, de acuerdo al concepto católico, esa condición obliga a cumplir deberes especiales. Del leal cumplimiento deriva, cuando es efectivo, y en una sociedad no picada por estos prejuicios, una especial consideración, lo que es muy distinto de algo gratuito.
El resultado de estos "códigos" invisibles pero muy presentes, es que toda la sociedad queda perjudicada, librada a demagogos que ocupan el lugar de clase dirigente sin las condiciones de idoneidad, rectitud, espíritu de sacrificio, necesarias. Y también para satisfacción de los malos aristócratas que, por egoísmo, no tienen interés en cumplir su misión y se dedican a cultivar exclusivamente ventajas personales.
No queremos decir que la clase dirigente deba estar integrada exclusivamente por aristócratas -obviamente. En todas las camadas sociales deben destacarse los mejores y constituir élites, que de un modo u otro participen de las innumerables funciones directivas que existen.
Abogamos por la comprensión del hecho silenciado de que, de acuerdo al magisterio tradicional de la Iglesia, a la Nobleza y a las Elites tradicionales les cabe una importante misión en nuestros días, que se extiende a diversos campos.
Esperamos con interés su comentario, su duda, su crítica constructiva.
(Nota: Los destaques y subrayados y el subtítulo entre corchetes son nuestros).
Cordialmente,
Pelayo

donpelayodeasturias@gmail.com


3. El derecho público cristiano

Aristocracia y propiedad. No se repara lo bastante en el hecho de que uno de los fundamentos de la propiedad privada consiste en el deber de perfeccionarse.”

León XIII enseña en la Rerum Novarum que “los bienes se poseen como propios y se administran como si fueran comunes. Es decir, que, ‘satisfecha la necesidad, el decoro y la perfección’, lo que resta hay que darlo en limosna. Se habla muchas veces de la necesidad y del decoro y se olvida la perfección, que es un deber.”
De ahí el esquema pasa a hacer algunas reflexiones que, lamentablemente, el ambiente igualitario de nuestros días va sepultando en un completo olvido.

“A los que viven en el mundo y tienen familia cumple el deber de perfeccionarla y de elevar en sus hijos el decoro y consideración social de la familia, cristianamente entendidos.
“Con tal que se viva bajo el influjo de la caridad cristiana, los padres deben procurar, en lo posible, que en ciencia, en arte, en técnica, en cultura, en todo, sus hijos sean mejores que ellos. No para educar vanidosos, sino para ofrecer a la sociedad, en beneficio del pueblo, generaciones más perfectas.


[aristócratas, progreso y clases necesitadas]
Los aristócratas deben, sobre todo, tener muy presentes, para importarlos y aplicarlos, todos los progresos técnicos, sociales, etc., que puedan satisfacer las necesidades de las clases más indigentes.”

Estas enseñanzas hacen patente que el empeño de las aristocracias en que haya a lo largo de sus sucesivas generaciones una continua mejora de viviendas, mobiliario, trajes, vehículos, así como de modales y porte personal, es un aspecto esencial de ese caminar hacia la perfección global para mayor gloria de Dios o para el bien común de la sociedad temporal.

Esta búsqueda del bien común no dispensa en absoluto al perfecto aristócrata católico de ser solícito en atender celosamente los derechos de las clases necesitadas. Los aristócratas que así sean, se convierten en “los mejores”, que han sido calificados un poco antes como “elemento necesario en una sociedad bien constituida”.

(Nobleza y élites, o.c., p. 243)

lunes, 12 de enero de 2009

Caluroso y filial homenaje de los discípulos de Plinio Corrêa de Oliveira por su lucha profética en defensa de la civilización cristiana




Caluroso y filial homenaje de los discípulos de Plinio Corrêa de Oliveira por su lucha profética en defensa de la civilización cristiana
Publicado en la "Folha de S. Paulo", 13-12-2008
Sábado 13 de diciembre de 2008

Hace cien anos atrás nacía en São Paulo, descendiente de dos ilustres estirpes —una paulista y otra pernambucana—, el gran líder católico de proyección mundial, Plinio Corrêa de Oliveira.
Habiendo consagrado su vida a la defensa de los principios básicos de la civilización cristiana, bajo su égida se constituyó, en torno de los ideales de Tradición, Familia y Propiedad, la mayor red de asociaciones anticomunistas de inspiración católica del mundo.
Las veinte asociaciones que suscriben este documento se enorgullecen en manifestar su ardorosa e incondicional adhesión a los principios doctrinarios, metas y métodos de acción expuestos por Plinio Corrêa de Oliveira en su obra prima Revolución y Contra-Revolución , que constituye el libro de cabecera de todo socio, cooperador y corresponsal de estas entidades.
Pensador fiel a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia
A contracorriente del pensamiento único dominante, sus numerosos libros, los manifiestos que publicó en periódicos de gran circulación y los artículos de prensa que escribió constituyen una documentación imprescindible para los estudiosos imparciales de la historia y del pensamiento del siglo XX, en Brasil y el mundo.
Dice mucho de la importancia de esa actividad intelectual el hecho de que una de sus obras — La libertad de la Iglesia en el Estado comunista — haya sido calificada por la Sagrada Congregación de los Seminarios y Universidades de la Santa Sede como un “eco fidelísimo de los documentos del supremo Magisterio de la Iglesia”, y que el consagrado canonista romano Pe. Anastasio Gutiérrez CMF haya considerado el ensayo Revolución y Contra-Revolución como “obra profética, en el mejor sentido de la palabra”, cuyo contenido debería ser enseñado en los centros superiores de enseñanza de la Iglesia Católica [
1].
Hombre de lucha y de acción
Observador atento de la realidad, Plinio Corrêa de Oliveira denunció y enfrentó los varios errores que minan la sociedad contemporánea. Así combatió, en su tiempo, el nazismo y el comunismo —así como las nuevas versiones de éstos, bajo otros ropajes; el agnosticismo de los Estados y la laicización de la sociedad; la degradación de las costumbres, el divorcio y otros factores de disgregación de la familia; la infiltración izquierdista en medios católicos; las reformas de estructura socialistas y confiscatorias, con particular énfasis en la reforma agraria; el deslizamiento de algunas naciones del bloque latinoamericano hacia la izquierda y su transformación en un ariete contra los países desarrollados, etc.
En esa lucha, organizó importantes campañas de opinión pública, como difusión de libros, periódicos o revistas, recolecciones de firmas y distribución de manifiestos, en contacto directo de los jóvenes cooperadores con los transeúntes. Para mayor impacto, recurrió a técnicas propagandísticas sui generis —tradicionales y modernas— como la capa roja utilizada por los participantes de las campañas y la exhibición altanera de grandes estandartes rojos con el león dorado, en los cuales muchos quisieron ver, no sin razón, una inspiración medieval. Tales campañas marcaron fuertemente los espíritus y ejercieron notoria influencia —en muchos casos decisiva— en acontecimientos claves de los países en que se realizaron.
De su eficacia dan testimonio más de mil libros y tesis universitarias publicados en diversas lenguas, por partidarios y adversarios. Particularmente enfáticos son éstos últimos, que de esa forma atestiguan cuánto los perjudicó la denuncia de sus posiciones erróneas.
Vigorosa militancia católica durante siete décadas
Mirando retrospectivamente, la lucidez de visión y el acierto de tales voces de alerta de Plinio Corrêa de Oliveira quedan cada día más patentes. Sería, entretanto, imposible trazar aquí, con pormenores, todos esos lances. Nos restringiremos, pues, a una relación meramente ejemplificativa y esquemática.
En los años 30, fue el diputado más joven y más votado en todo Brasil para el Congreso Constituyente de 1934. Presentándose por la Liga Electoral Católica (LEC), defendió las “reivindicaciones mínimas” recomendadas por el Episcopado nacional (la indisolubilidad del vínculo conyugal, la educación religiosa en las escuelas y las capellanías de las Fuerzas Armadas, hospitales y prisiones), además de otros puntos del “programa máximo” de la LEC, como la inclusión del nombre de Dios en la Constitución. Era el Brasil católico que se erguía al unísono para enfrentar la embestida del laicismo.
En 1943, como presidente de la Junta Arquidiocesana de la Acción Católica de São Paulo, escribió el libro En defensa de la Acción Católica , en el cual denunció la infiltración modernista en ambientes de esa organización de apostolado, especialmente en los campos litúrgico y pastoral. El libro recibió una eminente carta de alabanza, en nombre de Pío XII, firmada por el Sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Mons. Juan Bautista Montini, posteriormente Papa Pablo VI. Con dicho lance, Plinio Corrêa de Oliveira preservó, en un ponderable sector del laicado católico, el aprecio por las prácticas de devoción e iniciativas de apostolado tradicionales, inmunizándolo en amplia medida ante las extravagancias que se intentaba diseminar en la Iglesia. Lo mismo puede decirse con relación a las desviaciones de la Teología de la Liberación, surgidas posteriormente en América Latina.
Aun en los años 40 —por las páginas del Legionário , semanario oficioso de la Arquidiócesis de São Paulo, del cual era director— fue la única voz que denunció la ceguera de las potencias occidentales que asistían pasivamente a la formación de un vasto bloque político anti-occidental y anti-católico, con la reunión de los Estados Árabes en torno del Islam. Así, el mundo fue alertado contra el renacimiento del poderío musulmán.
A partir de 1951, Plinio Corrêa de Oliveira se distinguió como el principal colaborador del prestigioso periódico mensual de cultura Catolicismo , fundado ese año, y que se tornó el más destacado e influyente portavoz de amplios sectores de católicos brasileños.
Fue precisamente en las páginas de Catolicismo que publicó, en 1959, su magistral ensayo Revolución y Contra-Revolución , exposición de carácter histórico, filosófico y sociológico de la crisis de Occidente, desde el Humanismo, el Renacimiento y el Protestantismo hasta nuestros días. Esta obra establece la relación de causa y efecto entre los mencionados movimientos y la Revolución Francesa de 1789, la Revolución Rusa de 1917 y las transformaciones por las cuales pasaron el mundo soviético y Occidente (estas últimas son analizadas en sucesivas actualizaciones del libro, hechas respectivamente en 1976 y 1992). Por otro lado, la obra describe también, pormenorizadamente, el proceso de Contra-Revolución, así como indica sus condiciones de victoria. Tuvo cuatro ediciones en portugués, trece en español, cinco en italiano, tres en francés, tres en inglés, una en alemán, una en polaco, una en rumano y una en bielorruso.
En los años 60, con el libro Reforma Agraria —Cuestión de conciencia y sucesivos manifiestos publicados en diarios de gran circulación, levantó una eficiente barrera doctrinaria contra la reforma agraria y las demás reformas de estructura socialistas y confiscatorias, propugnando vigorosamente los principios de la propiedad privada y la libre iniciativa. En la secuencia de ese embate doctrinario, publicó los siguientes libros: Soy católico: ¿Puedo ser contra la Reforma Agraria? (1981); La propiedad privada y la libre iniciativa en el tifón agrorreformista (1985); En Brasil: la Reforma Agraria lleva la miseria al campo y la ciudad (1986) . Así, preservó la mayor parte de la agropecuaria brasileña de la miseria cubana que hoy impera en los asentamientos del MST y dio a la agroempresa ocasión y clima ideológico propicios para desarrollarse y transformarse en el motor de la prosperidad nacional.
En 1963, lanzó el ensayo La libertad de la Iglesia en el Estado comunista (que en las ediciones más recientes lleva el título Acuerdo con el régimen comunista: para la Iglesia, ¿esperanza o autodemolición? ). Demuestra la imposibilidad de coexistencia de la Iglesia con un gobierno que, aun reconociendo la libertad de culto, le prohíba enseñar que no es lícito abolir la propiedad privada. La obra fue objeto de una carta altamente elogiosa de la Sagrada Congregación de los Seminarios y Universidades, firmada por el Cardenal Giuseppe Pizzardo, Prefecto de dicho Dicasterio Romano, a la cual ya nos referimos. El libro tuvo 36 ediciones y está traducido al alemán, español, francés, húngaro, inglés, italiano, polaco y vietnamita. Fue también transcrito íntegramente en 38 periódicos o revistas de 13 países.
En 1965, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira publicó el libro Trasbordo ideológico inadvertido y diálogo , que denuncia la táctica comunista del “diálogo” y el uso de “palabras-talismán” como piezas claves de la guerra psicológica comunista desencadenada a nivel mundial por los líderes del Kremlin. Fue traducido al alemán, español, francés e inglés y, además de las ediciones en forma de libro, fue enteramente transcrito en siete periódicos o revistas de cinco países.
En 1966, organizó una victoriosa recolección de firmas contra la legalización del divorcio —sin apoyo y hasta enfrentando la oposición de cierta parcela del Episcopado nacional— obteniendo más de un millón de firmas en 50 días. El Gobierno mandó retirar de la Cámara de Diputados el proyecto de Código Civil divorcista. Una nueva campaña realizada en 1975 fue igualmente victoriosa, pero no impidió —tal como él lo había previsto— que dos anos después (1977), el divorcio fuese finalmente aprobado. En tres artículos para la Folha de São Paulo, Plinio Corrêa de Oliveira mostró como la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil fue responsable por la catástrofe, en razón de la falta de previsión con que condujo la lucha en pro de la indisolubilidad del vínculo conyugal.
A propósito, cabe destacar que Plinio Corrêa de Oliveira mantuvo, a partir de 1968 y durante aproximadamente 20 años, una asidua colaboración para la misma Folha de São Paulo, ofreciendo al gran público una segura orientación sobre los más diversos temas de actualidad.
Por veneración a la Cátedra de Pedro, Plinio Corrêa de Oliveira fue durante mucho tiempo renuente a tomar, en público, posición frente a la Ostpolitik vaticana. Sin embargo, los sucesivos avances de dicha distensión con relación a los gobiernos comunistas ya no permitían a los católicos anticomunistas guardar un silencio en el cual ellos se iban tornando inexplicables a los ojos del público. Así, en 1974, con la publicación del manifiesto La política de distensión del Vaticano con los gobiernos comunistas —Para la TFP: ¿cesar la lucha o resistir? , redactado por Plinio Corrêa de Oliveira, la entidad se declaró en “estado de resistencia” frente a la Ostpolitik de Pablo VI. Las TFPs y asociaciones afines entonces existentes en diez países adhirieron al documento.
Con la publicación, en 1977, del estudio Tribalismo indígena, ideal comuno-misionero para el Brasil en el siglo XXI , denunció el falso “indigenismo” de una nueva corriente misiológica que preconizaba la cesación de la catequización de los indios, iniciada con Nóbrega y Anchieta, y la manutención de ellos en el estado de vida primitivo en que se encontraban. Y, en 1987, en el libro El proyecto de Constitución angustia al País , alertó sobre el hecho de que la concentración de los indios en reservas prácticamente autónomas —prevista en la Constitución— amenazaría la integridad del territorio nacional, como está quedando claro hoy.
El mensaje titulado El socialismo autogestionario: frente al comunismo, ¿es una barrera o una cabeza de puente? , redactado por Plinio Corrêa de Oliveira, publicado y divulgado en nombre propio por las 13 TFPs entonces existentes (1981), muestra que el programa autogestionario del presidente francés François Mitterrand apuntaba a implantar una forma más avanzada de comunismo, ya preconizada por Marx y por la propia constitución de la Unión Soviética. Dicho trabajo fue estampado íntegramente en 45 diarios de gran circulación de 19 países de América, Europa y Oceanía. Un sustancioso resumen del mismo fue publicado en 49 países de los cinco continentes, en 13 idiomas. La difusión del documento alcanzó un tiraje total de 33.5 millones de ejemplares. De esa forma, el mensaje de las 13 TFPs constituyó un factor decisivo para el fracaso de la autogestión en Francia y de su propagación en el mundo. Fracaso ése que está en la raíz de la crisis del Partido Socialista francés, que hace años se viene desarrollando y quedó patente, una vez más, en el desenlace de las elecciones internas del partido realizadas recientemente.
En 1987, el libro El proyecto de Constitución angustia al País, ya referido , señalaba el carácter artificial de la democracia que la nueva Constitución impondría a Brasil y las consecuencias que de ella provendrían, como la falta de representatividad de la clase política nacional y la descomposición de las instituciones fundamentales del Estado de Derecho, con la pérdida progresiva de la independencia del Poder Judicial, el control del Legislativo por el Ejecutivo, el descrédito de los partidos políticos, el populismo, la tendencia dictatorial del partido que ejerciere el poder, etc.
En 1990, la recolección de firmas, por él promovida, en favor de la independencia de Lituania del yugo soviético, recogió, durante 130 días, 5.218.520 firmas en 26 países de los cinco continentes, figurando así en el Guinness Book of Records como la petición con mayor cantidad de firmantes hasta entonces realizada en el mundo. Una comitiva de once miembros de las TFPs hizo entrega de las firmas personalmente al Presidente de Lituania, en Vilna, el día 4 de diciembre. Y en el día 11 presentó, en la mesa de partes del Secretario General del PC en Moscú, una carta a Gorbachev relatando los resultados de la recolección de firmas. Revitalizados por ese apoyo de la opinión pública mundial, los lituanos enfrentaron sin armas a los tanques soviéticos, y el día 11 de marzo siguiente Lituania recuperó su independencia.
Fue ese un hito simbólico de la desintegración de la Unión Soviética, que ya había comenzado a desmoronarse con la caída del Muro de Berlín, en noviembre de 1989. No representaba, sin embargo, el fin del comunismo —como advirtió Plinio Corrêa de Oliveira—, sino que prenunciaba la transferencia de la lucha de clases desde el interior de los países, a una “lucha de clases” de los países emergentes del Sur contra los países ricos del Norte, como hoy se ve con la formación del eje Caracas-Moscú-Pekín-Teherán, que intenta transformar América Latina en la punta de lanza de la lucha contra los Estados Unidos en su propia área de influencia.
La última obra de Plinio Corrêa de Oliveira, Nobleza y elites tradicionales análogas en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana (1993), muestra, con base en las famosas alocuciones de Pío XII, que, incluso en medio de las vicisitudes contemporáneas, la Nobleza conserva ponderable parte de su misión histórica, la cual comparte con las nuevas y auténticas elites que varias circunstancias sociales vienen haciendo aflorar, merecidamente. Editada en alemán, español, francés, inglés, italiano y portugués, la obra recibió prestigiosas cartas de alabanza de los Cardenales Silvio Oddi, Mario Luigi Ciappi OP y Alfons M. Stickler SDB, de la Curia romana, y Bernardino Echeverría Ruiz, arzobispo emérito de Guayaquil.
El carisma de la profecía
Se podrían aplicar a los incesantes llamados de alerta de Plinio Corrêa de Oliveira aquello que escribió el Cardenal Charles Journet a respecto del carisma de la profecía en el Nuevo Testamento: “El conocimiento profético no se extinguirá en la Iglesia. — La Iglesia (…) es también esclarecida sobre el estado del mundo y el movimiento de los espíritus. Los más lúcidos de sus hijos participarán de ésta su milagrosa penetración. Ellos sabrán discernir, a la luz divina, los sentimientos profundos de su época, sabrán diagnosticar los verdaderos males y prescribir los verdaderos remedios. […] Con un instinto sobrenatural e infalible, irán directo al blanco. El paso de los siglos manifestará la precisión de su vista. San Atanasio o San Cirilo, San Agustín o San Benito, Gregorio VII, Francisco de Asís, Domingo, veían en una especie de fulgor profético la marcha de los tiempos y la orientación que era preciso dar a las almas. El autor de la Ciudad de Dios, el contemplativo que fundó, hace ochocientos años, la regla siempre viva de los cartujos, Santo Tomás, que elucidó, tres siglos antes de la Reforma, las verdades que serían más contestadas en el umbral de los tiempos nuevos, Juana de Arco, Teresa de Ávila, he aquí los verdaderos profetas de la Iglesia. Eran al mismo tiempo santos, y es verdad que la profecía es distinta y hasta separable de la santidad. Mas, cuando es auténtica, se encaja siempre en el surco de la revelación apostólica […]. ‘En ninguna época —dice Santo Tomás— faltaron hombres dotados del espíritu de profecía , no ciertamente para traer cualquier nueva doctrina de la Fe, sino para dirigir los actos humanos’ (II-IIae, 174, 6 ad 3)” [
2].
Algunos lustros bastaron para comprobar la visión profética de Plinio Corrêa de Oliveira. Pues, poco después de su fallecimiento, en 1995, los acontecimientos se precipitaron en una secuencia pavorosa: atentados terroristas islámicos en Nueva York, Washington, Madrid y Londres; el espectro de la amenaza nuclear iraní; el surgimiento de China y de su tentativa de conciliar marxismo y mercado; la ascensión de Putin y de su entourage de ex miembros de la KGB en una Rusia expansionista y desafiante; el retorno de la izquierda populista en América Latina, financiada por los petrodólares de Hugo Chávez; turbulencias económicas y serio riesgo de depresión de Occidente; llamados en pro del desmantelamiento del sistema capitalista y de la implantación de un gobierno económico mundial.
Pueda Brasil, que tuvo el privilegio de servirle de cuna, librarse de todas esas amenazas, sacando provecho de las enseñanzas y del ejemplo de vida de aquél que mereció ser llamado acertadamente El Cruzado del Siglo XX [
3].
Meta: restauración plena de la civilización cristiana

Las conmemoraciones del centenario de Plinio Corrêa de Oliveira que hoy se celebran no tienen, por tanto, ningún carácter nostálgico desfalleciente y estéril. Porque si bien su vida terrena vio su final el día 3 de octubre de 1995, su obra se proyecta hacia los siglos futuros, y muy particularmente por el siglo XXI.
Así, la fecha de hoy marca también el inicio de otro centenario, en el cual se hará efectivo aquello para lo cual él vivió. En efecto, si la lucha de Plinio Corrêa de Oliveira se desarrolló en esta Tierra sobretodo en defensa de la civilización cristiana, los rumbos que él trazó apuntaban mucho más alto: a la plena restauración de la civilización cristiana, que nacerá de los escombros de la civilización moderna. Esto es, una “civilización cristiana, austera y jerárquica, fundamentalmente sacral, antiigualitaria y antiliberal”, como él la definió en su obra maestra Revolución y Contra-Revolución (Parte II, cap. II, 1).
Esta esperanza nada tiene de utópica, porque está cimentada en las promesas de Nuestra Señora en Fátima, que en 1917 anunció, más allá de la crisis de nuestros días, una era de paz y triunfo del bien sobre el mal, del orden sobre el desorden, de lo sagrado sobre lo profano, de la Iglesia de Jesucristo sobre el secularismo agnóstico y laicista. Plinio Corrêa de Oliveira discurrió ampliamente acerca de todo ello, en conversaciones y reuniones con sus discípulos, pero nunca tuvo tiempo de colocar por escrito, en forma ordenada y académica, su pensamiento al respecto.
En este sentido, tenemos la grata alegría de anunciar que, precisamente en esta fecha, y como homenaje por su primer centenario, está siendo lanzada por el Instituto Plinio Corrêa de Oliveira una primera compilación de tales enseñanzas, debidamente ordenada y editada, bajo el título La inocencia primera y la contemplación sacral del universo en el pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira [
4], que tal vez, en el futuro, pueda ser considerada como un hito del segundo centenario de la misión profética de ese gran líder católico.
[
5] Es con la certeza de que dichas esperanzas no son vanas, que volvemos nuestros ojos a María Santísima, luz especial que iluminó la vida de Plinio Corrêa de Oliveira, y a la cual él se consagró como esclavo de amor, según el método de San Luís M. Grignion de Montfort.
Por una providencial afinidad de perspectivas, ese gran Santo también profetizó la venida de un siglo de María o Reino de María [
6], que misteriosamente confluye hacia las promesas de Nuestra Señora en Fátima, según las cuales, por fin, su Inmaculado Corazón triunfará.
Fue hacia esas perspectivas luminosas que los ojos del inolvidable Dr. Plinio se dirigían cuando se cerraron para esta vida. Y es hacia las mismas perspectivas que se vuelve la cohorte de sus fieles discípulos e hijos espirituales del mundo entero, quienes, en la conmemoración de su primer centenario, exclaman, con ardorosa confianza, como prenda de su firme adhesión a los rumbos que él trazó:
Ut adveniat Regnum Christi, adveniat Regnum Mariae!


São Paulo, 13 de diciembre de 2008

Adolpho Lindenberg
Presidente
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira
y la red de asociaciones co-hermanas y autónomas inspiradas en los ideales de tradición, familia y propiedad:
Associaçao dos Fundadores (Brasil)
American Society of the Defense of Tradition, Family and Property- TFP (Estados Unidos)
Société Française pour la défense de la Tradition Famille et Propriété-TFP (Francia)
Avenir de la Culture (Francia)
Droit de Naitre (Francia)
Associazione Tradizione Famiglia Propietà (Italia)
Associazione Luci sull’Est (Italia)
Deutsche Vereinigung für eine Christlich Kultur e.V. (Alemania)
Deustsche Gesellschaft zum Schutz von Tradition, Familie und Privateigentum e.V. –TFP (Alemania)
Osterreichische Gesellschaft zum Schutz von Tradition, Familie und Privateigentum-TFP (Austria)
Osterreichische Jugend für eine Christlich-Kulturelle Gemeinsamkeit innerhalb des Deutschsprachigen (Austria)
Stowarzyszenie Kultury Chrzescijanskiej im, Ksledza Piotra Skari- TFP (Polonia)
Tradition Family Property- Bureau for the United Kingdom – TFP (Inglaterra)
Irish Society for Cristian Civilisation (Irlanda)
Tradición y Acción por un Perú Mayor (Perú)
Asociación Santo Tomás de Aquino (Perú)
Fundación Argentina del Mañana (Argentina)
Sociedad Civil Fátima La Gran Esperanza (Argentina)
Sociedad Paraguaya de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad-TFP (Paraguay)
Sociedad Colombiana Tradición y Acción (Colombia)
Acción Familia (Chile)
The Australian TFP Bureau Inc. (Australia)
Associaçao Açao Familia (Portugal)
Young South Africans for a Christian Civilization- TFP (Sudáfrica)
The Philippine Crusade for the Defense of Christian Civilization (Filipinas)
Krikscioniskosios Kulturos Gynimo Asocija (Lituania)
Tradición y Acción por un Uruguay auténtico, Cristiano y Fuerte (Uruguay)
Tradición y Acción (España)
Adhieren también a este homenaje las siguientes asociaciones amigas:
Alleanza Cattolica (Italia)
Fondazione Lepanto (Italia)
Pro Monarquia (Brasil)
Famiglia Domani (Italia)
Cubanos Desterrados (Miami, Estados Unidos)



Notas
[
1] La versión integral de sus libros y principales manifiestos puede ser encontrada en el site www.pliniocorreadeOliveira.info, en el idioma original.
[
2] L’Église du Verbe Incarné, Desclée de Brouwer, Paris, 1962, 3ª ed., vol. I, pp. 173-175 (destaques nuestros).
[
3] Cfr. Roberto de Mattei, Livraria Civilização-Editora, Porto, 1997, 394 pp.
[
4] Artpress Indústria Gráfica y Editora Ltda., São Paulo, 2008, 320 pp. La obra puede ser encomendada a la dirección electrónica: secretaria@pliniocorreadeOliveira.org
[
5] Al Reino de Cristo por el Reino de María
[
6] Cfr. Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, nº 217.


NOTA:


Adherimos con entusiasmo a la presente declaración.


ARISTOCRACIA y SOCIEDAD ORGANICA





domingo, 11 de enero de 2009

Aristocracia, perfección y amor a Dios - "Esta idea luminosa vivifica toda la sociología y la política en el capítulo de la aristocracia"

Continuamos analizando el concepto de aristocracia desarrollado por la enciclopedia dirigida por el Cardenal Herrera Oria.
Los prejuicios y la propaganda "subliminal" hacen que muchos piensen que se trata de algo para beneficio exclusivo de los aristócratas, que encierra un profundo egoísmo, encubierto o no.
Veremos en el texto analizado que la verdad es lo contrario. Aristocracia es perfección; aspirar a la perfección es un deber, y se logra con el amor a Dios (los destaques en negrita son míos).
Cordialmente,
Pelayo

2. Sentido teológico
La Teología arroja torrentes de luz sobre este concepto de aristocracia y pone fundamentos sólidos al derecho público cristiano.”
“Aristocracia es perfección. El aspirar a la perfección es un deber del cristiano:
“a)’Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto’ (Mt. 5, 48).
“b) ‘El justo practique aún la justicia, y el santo santifíquese más’ (Apoc. 22.11).
“c) ‘Camina en mi presencia y sé perfecto’, dijo Dios a Moisés.”
Ahora bien,
“¿En qué consiste la perfección?
Santo Tomás contesta:
“1. La perfección de la vida cristiana consiste principalmente en la caridad [es decir, en el amor a Dios]
“2. Porque cada uno se dice ser perfecto en cuanto alcanza su propio fin que es la última perfección de la cosa.
“3. La caridad es la que le une con Dios, que es el último fin de la mente humana, porque ‘el que permanece en la caridad, en Dios permanece, y Dios en él’ (I Io.4-16); (cfr. 2-2q. 184 a. 1.2.3 c; ibid., q. 81 a 7c).
“Por consiguiente, por la caridad especialmente se alcanza la perfección de la vida cristiana.”
De ahí se deduce que:
Esta idea luminosa es la que se debe tener muy presente, porque ella vivifica toda la sociología y toda la política en el capítulo de la aristocracia.
“a) Aristocracia es perfección.
“b) Perfección es fundamentalmente caridad cristiana.”


("Nobleza y élites tradicionales análogas" de Plinio Corrêa de Oliveira, Apéndice IV, pp. 242-3).



domingo, 4 de enero de 2009

"La aristocracia es un elemento necesario en una sociedad bien constituida", enseña un Cardenal español



En "Nobleza y élites tradicionales análogas", Plinio Corrëa de Oliveira comenta algunos textos del extenso y erudito homiliario "Verbum Vitae - La Palabra de Cristo" elaborado por una comisión de intelectuales católicos bajo la dirección del Cardenal español Mons. Angel Herrera Oria -entonces Obispo de Málaga. El trabajo refleja lo que llamaríamos la idea católica clásica de aristocracia, ya que Mons. Herrera Oria no era considerado un "conservador" -más bien era resistido por sectores conservadores, por lo que no es sospechoso de parcialidad a favor de la aristocracia.
Es de gran valor para poner el importante tema en sus carriles. Pues por falta de información, flotan muchas objeciones contra la idea de aristocracia o de aristócrata en los ambientes católicos. Muchos creen que atenta contra la tan pregonada -y desconocida- virtud de la humildad. La doctrina recordada por el Cardenal debería servir de materia de reflexión para deshacer prejuicios y rectificar ideas y estar en completa armonía con lo que enseña la Iglesia.
Vayamos al texto:

El esquema [del Cardenal] comienza por considerar a la aristocracia en función de la sociedad y no en función del Estado: "La aristocracia es un elemento necesario en una sociedad bien constituida." Y añade enseguida: "Recordemos lo que enseñan la filosofía, la teología y el derecho público cristianos acerca de la aristocracia."
1. Sentido filosófico
"Aristócratas son los mejores", de acuerdo con el sentido etimológico de la palabra. Esta "lleva embebida en sí la idea de perfección, la idea de virtud".
En efecto, "la aristocracia tiene hábitos virtuosos". Se habla aquí de hábitos "de entendimiento y de voluntad", por los cuales
"sobresale la aristocracia"."El tipo de aristócrata, individualmente considerado, que engendra la filosofía antigua, es el sabio."
Son virtudes fundamentales de la aristocracia
"la perfección moral y el amor al pueblo".
[cf. "Nobleza y élites tradicionales análogas", Apéndice IV "La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX...", pp. 241 y ss.]

COMENTARIO de Pelayo:
la sociedad argentina pasa por momentos muy difíciles por falta de una verdadera clase dirigente tradicional que ocupe el lugar que le corresponde. Existen familias tradicionales, existen dirigentes auténticos, pero diversas circunstancias configuran una situación muy distinta de la deseable.
Una sociedad bien constituida debe tener una aristocracia. Esta debe estar integrada por los más virtuosos, los más rectos, dedicados, fieles, honestos, capaces. No sólo capaces de desempeñar funciones de carácter político, cultural, educativo, militar, empresarial, etc., sino de irradiar excelencia, característica de la misión de la nobleza y de las élites tradicionales análogas.
Virtudes fundamentales son perfección moral y amor al pueblo.
El lector dirá: "¡Qué falta hace esto!". Coincidimos, y de ahí nuestro entusiasmo en difundir estas enseñanzas. Esperamos su ayuda en esta obra fundamental para el reerguimiento de la sociedad, lector amigo...
Cordialmente,
Pelayo

NOTA:
Para descargar el texto completo del apéndice IV (en portugués) entrar en el siguiente sitio:

EL ROL DE LA ARISTOCRACIA EN UNA SOCIEDAD ORGANICA: iniciamos una conversación con Ud.

La sociedad orgánica nace por el curso normal de las cosas, respetando el orden natural, vivificada por la savia de la tradición cristiana. En ella cada sector, cada familia, cada individuo, ocupa un lugar. Hasta un mendigo..., necesitado pero digno -y los hay con actitud compuesta y respetable! Como el que pedía limosna en la Catedral de Salta, con su barba patriarcal..., o el que retrataba Antero de Figueiredo y comentaba el Dr. Plinio Correa de Oliveira.
En la cumbre de la sociedad civil bien constituida es conforme a la naturaleza de las cosas que se encuentre una aristocracia. Esto puede darse dentro del sistema monárquico, de una aristocracia o de una democracia. Democracia auténtica con élites, en los términos que describió Pío XII, radicalmente distinta de la que nació de la Revolución Francesa y se nutrió de socialismo...
Con el objeto de contribuir a un cambio para bien, iniciamos hoy el estudio de un valioso texto que explica el rol de la aristocracia. Luego, hablaremos de  sociedad orgánica, de  burguesía, de pueblo.
Se trata del Apéndice IV de "Nobleza y élites tradicionales análogas", que lleva el título: La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX, controvertido pero nada sospechoso de parcialidad con ella (pp. 241 y ss.).
Hemos elegido para ilustrar esta conversación que hoy iniciamos  un salón señorial, de los Condes de Casa Tagle, y una fiesta popular ducal en Baviera, en que el pueblo viste con ufanía cristiana trajes de acuerdo a su idiosincrasia y tradición -no impuestos por algún mao-tse-tung, ni "descamisados" que conviene dejar así para en nombre de ellos dominarlos a ellos y a la sociedad toda. 
La sociedad orgánica dignifica y eleva a todas las camadas sociales. Y si tiene en la cúspide una clase aristocrática que irradia excelencia, ello sirve de estímulo para todo el cuerpo social.
Cordialmente,
Pelayo

viernes, 2 de enero de 2009

Opinión: Representantes formales del pueblo que defraudan sus intereses

Aristocracia y sociedad orgánica son elementos armónicos y complementarios. La sociedad orgánica está constituida por elementos auténticos. Sus gobernantes representan verdaderamente al pueblo, muchas veces con enormes sacrificios. En una sociedad sana y católica, la formación de la opinión pública eleva el pueblo hacia altos ideales. De esta manera, por un proceso natural, va destilando élites en todas las clases sociales, y, en las más altas, tiende a formarse espontáneamente una clase señorial e inclusive aristocrática.
Un ejemplo en nuestra historia es el de Pedro Ferré, que no quería seguir gobernando Corrientes por el temor fundado a quedar viudo por la frágil salud de su mujer, que reclamaba su presencia; presionado por los representantes del pueblo y la necesidad que pasaba su provincia, aceptó gobernar por un nuevo período y su funesto temor se convirtió en realidad. No obstante, no se doblegó, aceptó la desgracia con cristiana resignación y se inmoló al bien común, como corresponde a un auténtico dirigente.
Este tipo de gobernantes ayuda a entender la idea de aristocracia. Pues se trataba de una persona prominente en la sociedad correntina, que se destacó por sus grandes servicios, por sus verdaderas aptitudes para dirigir a su pueblo.
Como veremos en otra nota, la aristocracia entendida en su verdadero sentido es fruto de una forma de caridad y de amor al pueblo.

Si comparamos con los representantes de una mala democracia, inauténtica, que gobierna en medio de una corrupción asustadora, que deja flotar la sospecha de que el crimen no está lejos de algunos de sus representantes más conspicuos, que masifica al pueblo acostumbrándolo a la dádiva -con los dineros públicos, obviamente!-, que dice que existe la independencia de Poderes cuando realiza presiones y componendas de un intervencionismo y de una desvergüenza nunca vista, la comparación es amarga pero ilustrativa.
¿Y qué pensar de la siguiente noticia, publicada en el día de hoy en "La Nación"?
Dejamos que el lector saque sus propias conclusiones.

Coparticipación: la mayoría de los senadores votó contra los intereses de sus provincias
Una investigación del Centro de Estudios Nueva Mayoría constató que en la votación por la eliminación del sistema privado de jubilaciones y extensión del impuesto al cheque sólo un tercio de los integrantes de la Cámara alta lo hizo a favor de coparticipar los fondos a sus distritos
Viernes 2 de enero de 2009 10:49 (actualizado a las 11:39)
Sólo uno de cada tres senadores votó a favor de coparticipar los fondos en las votaciones por la eliminación de las AFJP y la prórroga del impuesto al cheque. Así lo estableció un estudio del Centro de Estudios Nueva Mayoría.
Según la investigación de la consultora, a cargo de Rodrigo Mallea, se constató que en la votación por la eliminación del sistema privado de jubilaciones y extensión del impuesto al cheque, sólo un tercio votó a favor de coparticipar a sus provincias los fondos.
La excepción a la regla fue Santa Fe. Ruben Giustiniani (Socialista), Carlos Reutemann (PJ) y Roxana Latorre (PJ) decidieron en ambos casos a favor de la coparticipación total de los fondos.
En contraposición a lo que ocurrió con Santa Fe, en Misiones [Eduardo Torres (Frente Renovador de la Concordia), Luis Alberto Viana (FpV), Elida Vigo (Frente Renovador de la Concordia)], Tierra del Fuego [José Carlos Martinez (ARI), María Rosa Díaz (ARI), Mario Colazo (Unidad Federalista)] y Neuquén [Horacio Lores (Movimiento Popular Neuquino), Marcelo Fuentes (FpV), Nancy Parrilla (FpV)], los senadores optaron a favor de no coparticipar los recursos a las provincias que representan.
¿A quiénes representan los senadores? Según establece la Constitución Nacional, la Cámara alta está encuentra compuesta por 72 miembros, tres por cada provincia y por la ciudad de Buenos Aires. Es decir, son elegidos para representar a sus distritos.
Los proyectos con media sanción que fueron girados al Senado referentes a la estatización de las AFJP y el impuesto al cheque contemplaban recursos coparticipables entre las provincias. En el caso de la eliminación de las jubilaciones privadas, las provincias reclamaban un 15 por ciento de masa coparticipable. En ese caso, sólo 23 senadores (32%) votaron a favor de sus regiones, dice el estudio de Nueva Mayoría.
En la renovación del impuesto al cheque, únicamente 20 senadores (28%) abogaron por el 100% de su coparticipación, mientras que 45 (62%) votaron por el régimen que contemplaba un 70% para la Nación, y apenas 30% para las provincias.
"Sólo un tercio de la totalidad de senadores votó a favor de coparticipar a sus provincias los fondos de las AFJP y del impuesto al cheque", explica la investigación.
Y agrega: "Santa Fe es la única provincia cuya totalidad de senadores votó por la coparticipación en ambos casos. Es así el único caso en el cual los senadores han funcionado de acuerdo a un sistema federal. Lo mismo sucedió con los tres senadores de Salta en la primera de las dos votaciones".
Para Rosendo Fraga, titular del Centro Nueva Mayoría, la conclusión es clara: "Mientras el ciudadano sea indiferente a cómo votan sus legisladores, estos pueden llegar aun a votar contra el interés provincial porque no pagan costo político con ello. Sólo si el voto funciona como un lógico sistema de premios y castigos, de acuerdo a como han votado los legisladores en la visión de los votantes, el Congreso recuperará el rol y el prestigio que debe tener".