miércoles, 27 de mayo de 2009

La Sociedad Orgánica: un fruto de civilización cristiana opuesto a la padronización, el anonimato y la soledad de una sociedad masificada y mecánica

En la calma, en medio de viñedos encantadores, trabajan unos labriegos la tierra. Al fondo, la estampa protectora y distinguida del Castillo de Saumur. Nobles y trabajadores rurales son dos componentes armónicos de una sociedad natural y orgánica.
La construcción de una catedral, en la Edad Media, movilizaba a todo un pueblo, con el Rey a la cabeza. San Luis IX de Francia llevaba piedras con sus reales manos. Era una sociedad que tendía hacia lo alto, impulsada por el Clero y la Nobleza en que florecían numerosos santos. (Ambas ilustraciones pertenecen a "Nobleza y Elites tradicionales análogas").

Continuamos con la entusiasmante tarea de comentar ARISTOCRACIA y SOCIEDAD ORGANICA, inspirados en esa fuente inagotable que es "Nobleza y élites tradicionales análogas", obra maestra para la necesaria restauración de la civilización cristiana, de Plinio Corrêa de Oliveira.

Hemos cerrado un hito al difundir y comentar el Apéndice IV del libro, que el autor consagró al tema de la aristocracia, basado en textos del Cardenal español Herrera Oria -en su enciclopedia "Verbum Vitae".

Después de haber así abordado el tema ARISTOCRACIA, queremos hacerlo ahora con el de SOCIEDAD ORGANICA. El texto que publicamos tiene dos partes: la primera (que sigue a continuación) caracteriza a grandes rasgos la sociedad orgánica con ejemplos europeos; la segunda, que publicaremos próximamente, se refiere a la sociedad orgánica en el Tucumán hispano-indígena. Ambos textos pertenecen al ensayo"DEVISADERO de LUCES DORADAS en ...AQUEL REINO del TUCUMAN", que ha sido presentado en diversos congresos y jornadas de Historia y Genealogía.

Una vez presentada la Sociedad Orgánica, como lo hicimos con la Aristocracia, continuaremos publicando y comentando "Nobleza y élites tradicionales análogas" , satisfaciendo así el legítimo deseo de nuestros lectores, cuyos comentarios agradecemos.

Cordialmente, COMISION DON PELAYO

envíe su comentario directamente luego de cada entrada o escríbanos a: donpelayodeasturias@gmail.com

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· La sociedad orgánica, jerárquica, armónica y familiar

La sociedad orgánica es otro concepto que tomamos, con agradecimiento, del caudal doctrinario del ya citado Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Lamentablemente, nunca llegó a consagrarle una obra, pero en escritos y conferencias, como su famosa serie de artículos sobre "Ambientes, Costumbres, Civilizaciones", le dedicó sabias y matizadas consideraciones oponiéndola, según el tema analizado, a la sociedad mecanizada, a la padronización, al anonimato, al totalitarismo de diversos sistemas políticos que caracterizaron el siglo XX –v.gr. el socialismo, el nacional-socialismo y el comunismo-, como también al frenesí hedonista y masificante de la revolución cultural “hollywoodiana”.
La sociedad orgánica es una "familia de familias", como lo fue el feudalismo
[i]. Es como una gran familia de almas, en que las personas se conocen y las estirpes familiares se entrelazan, hay tradiciones vivas que impregnan la vida social y política, y la naturaleza y el campo están presentes; en la que orgánicamente se van formando las instituciones con amplia participación de los vecinos y de todos los elementos que la componen, organizada jerárquicamente; en que las jerarquías varían al infinito.
La sociedad orgánica se va formando con toda la espontaneidad posible dentro del mayor respeto al orden. Las instituciones, las familias, las personas van creciendo como árboles de un parque, sin dejar que sus ramas invadan las de un árbol vecino.
Algo de su perfume se trasunta en la frase de Talleyrand: "el que no vivió antes de la Revolución Francesa, no conoce la dulzura de vida". Fue la “dulce Francia" de los tiempos del "Rey Cristianísimo" que destiló una realidad de sonido musical: "douceur de vivre".
Nuevamente nos precavemos contra la visión idílica de este concepto y de la realidad concreta de donde surgió. Sabemos que, bajo muchos aspectos, la vida "es un valle de lágrimas" donde, para edificar algo, hay que luchar mucho, y más aún para conservarlo; donde todo es, en cierta medida, efímero y débil, a causa de las tendencias desordenadas del hombre y también porque hay un solo Ser eterno que es El que es, y que nos invita -a través de la propia precariedad de la vida- a aspirar a las grandes serenidades y a las inimaginables alegrías espirituales y sensibles de la vida eterna, que estamos llamados a gozar en cuerpo y alma: "la vie est ton navire et non pas ta demeure", dijo Teresita de Lisieux
[1].
Es misión de la sociedad orgánica mantener vivos los deseos de lo metafísico, de lo sobrenatural, a través del arte, del lenguaje de los símbolos, ámbito en el que la heráldica ha constituido todo un mundo de imágenes y significados.
A pesar de los aspectos duros de la vida, hay formas de organizar la existencia que la hacen más humana, más suave, más acogedora. Aquella campiña francesa, con sus viñedos, castillos y casas grandes, donde la gran familia campesina se reunía en torno a la mesa presidida por el paterfamilias que describe Funck-Brentano en "El Antiguo Régimen", aquella Viena de Schubert y Mozart que pinta Marcel Brion, con sus orquestas familiares y sus campesinos robustos y contemplativos, capaces de destilar un "Stille Nacht"; aquel Portugal de nobles quintas que evocó Eça de Queiroz en "La Ciudad y la Sierra", aquella España de don Felipe y de Santa Teresa, de Sor María de Agreda y su "mística ciudad de Dios", la España de Avila y de Toledo, del Madrigal de las Altas Torres que vio nacer a Isabel la Católica… La de coplas y romances, la de majos y toreros, la de guitarras pulsadas con acordes gitanos, a la luz de la luna, en los patios andaluces.
Esas ciudades en las que -como en Viena- el emperador podía pasear de a pie, seguido a prudente distancia por sus súbditos, que eran como hijos, parando a conversar en una esquina con un vendedor de flores o un lustrabotas..., o siendo consolado por su pueblo, ante la derrota frente a Napoleón, al grito de: “¡No importa, nos tienes a nosotros!” Todo esto evoca mejor que una definición a la sociedad orgánica.
[1] "La vida es tu navío y no tu morada".

[i] Cf. Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y Elites tradicionales análogas - en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana", Ed. Fernando III el Santo, Madrid, vol. I, 3ª. Edición, Secc. Documentos, VIII, El feudalismo, obra de la familia medieval, p. 311 y ss.


Cfr. "Devisadero de luces doradas en ...aquel reino del Tucumán", Luis María Mesquita Errea, "Crónicas del Tucumán" nº 1, La Rioja, 2008


miércoles, 20 de mayo de 2009

La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX - Síntesis

Facsímil de la página inicial del Apéndice IV de "Nobleza y élites..."

Como final de la serie de comentarios que venimos haciendo, dada la riqueza y variedad del tema, y la conveniencia de contar con una visión de conjunto, presentamos hoy esta

SINTESIS del Apéndice IV de “Nobleza y élites tradicionales análogas”:
La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX, controvertido pero nada sospechoso de parcialidad a favor de ella
En el Apéndice, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira comenta trechos de la enciclopedia católica “Verbum vitae – La Palabra de Cristo” (BAC, 10 vols.), escrita bajo la dirección del Cardenal Angel Herrera Oria (+ 1968), Obispo de Málaga, en el ítem aristocracia. Como todo resumen, necesariamente contiene modificaciones del texto original, al cual remitimos al lector. Los trechos entrecomillados pertenecen a la enciclopedia; los restantes, son nuestra síntesis de los comentarios del autor de “Nobleza y élites”. Ya se encuentra a disposición de los estimados lector el apéndice completo (ver vínculo al final).
Comisión Don Pelayo
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Comienzan las citas de la enciclopedia con la siguiente afirmación:

"La aristocracia es un elemento necesario en una sociedad bien constituida."

1. Sentido filosófico

"Aristócratas son los mejores", de acuerdo al sentido etimológico de la palabra, que "lleva embebida en sí la idea de perfección…, de virtud".
… "la aristocracia tiene hábitos virtuosos". … por los cuales sobresale.
Son virtudes fundamentales de ella "la perfección moral y el amor al pueblo".

2. Sentido Teológico

"La Teología arroja torrentes de luz sobre este concepto de aristocracia y pone fundamentos sólidos al derecho público cristiano."
"Aristocracia es perfección. El aspirar a la perfección es un deber del cristiano:
"a) 'Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto' (Mt. 5,48). [ver otras citas]
"¿En qué consiste la perfección?
"Santo Tomás contesta:
"1. La perfección de la vida cristiana consiste principalmente en la caridad [el amor a Dios]
"2. …se dice ser perfecto en cuanto alcanza su propio fin…
"3. La caridad es la que le une con Dios, que es el último fin de la mente humana (I lo. 4-16…).
"Esta idea luminosa es la que se debe tener muy presente, porque ella vivifica toda la sociología y toda la política en el capítulo de la aristocracia.
"a) Aristocracia es perfección.
"b) Perfección es fundamentalmente caridad cristiana."
3. El derecho público cristiano
"Aristocracia y propiedad. … uno de los fundamentos de la propiedad privada consiste en el deber de perfeccionarse."
León XIII enseña en la Rerum Novarum que "los bienes se poseen como propios y se administran como si fueran comunes. … 'satisfecha la necesidad, el decoro y la perfección', lo que resta hay que darlo en limosna. Se habla muchas veces de la necesidad y del decoro y se olvida la perfección, que es un deber."
El esquema pasa a hacer reflexiones que, lamentablemente, el ambiente igualitario de nuestros días va sepultando en un completo olvido.
"A los que viven en el mundo y tienen familia cumple el deber de perfeccionarla y de elevar en sus hijos el decoro y consideración social de la familia, cristianamente entendidos.
"…los padres deben procurar…que en ciencia, en arte, en técnica, en cultura, en todo, sus hijos sean mejores que ellos…para ofrecer a la sociedad, en beneficio del pueblo, generaciones más perfectas.
"Los aristócratas deben…tener muy presentes…todos los progresos…que puedan satisfacer las necesidades de las clases más indigentes."
Estas enseñanzas hacen patente que el empeño de las aristocracias en que haya a lo largo de sus sucesivas generaciones una continua mejora de viviendas, mobiliario, trajes, vehícu­los, modales y porte personal, es un aspecto esencial de ese caminar hacia la perfección global para mayor gloria de Dios o para el bien común de la sociedad temporal.
Esto no dispensa en absoluto al perfecto aristócrata católico de ser solícito en atender celosamente los derechos de las clases necesitadas. Los aristócratas que así sean, se convierten en "los mejores"…,"elemento necesario en una sociedad bien constituida".

4. Aristocracia social

La familia aristocrática:
"El aristócrata, al perfeccionarse él y perfeccionar a su familia, crea una institución dentro de la sociedad, que es la familia aristocrática."
Para ser fuente y propulsora de ese impulso hacia lo alto, la propia contextura familiar le es de gran utilidad, pues es en el seno de las familias donde se constituyen las tradiciones propias a cada una, y es en la convivencia familiar donde encuentran las mil ocasiones para comunicar a los más jóvenes sus convicciones y experiencias. Así, la acción propulsora rumbo a la “perfección” puede conseguirse en excelentes condiciones. Principal objetivo: el propio bien común de la sociedad. A la tradición le compete asegurar la durabilidad, rumbos y características de esta fuerza propulsora.
“Dijérase que las propias virtudes y la propia perfección tienden a hacerse hereditarias.
“Esa institución…debe ser eminentemente social y preocupada por el bien de los demás.”
De los principios aquí enunciados se deduce la justificación de uno de los aspectos más incomprendidos de la aristocracia: la herencia.
No pocos consideran justo otorgar título nobiliario a quienes practiquen acciones arduas y revelen destacadas cualidades, máxime cuando sirven de ejemplo y producen importantes beneficios para el bien común; pero no que se transmitan a los descendientes, pues muchas veces grandes hombres tienen hijos que no los merecen.
Este criterio impide que se formen familias nobles y hace tabla rasa de su misión propulsora para el continuo perfeccionamiento del conjunto social, elemento indispensable para la continua y arrebatadora andadura de un país rumbo a todas las formas de perfección deseadas por los que aman a Dios, que es la propia Perfección.
Es justo premiar a los grandes hombres pero no lo es ni corresponde a la realidad negar la misión de esas grandes estirpes como propulsoras.
“La llamada aristocracia histórica está basada en la naturaleza humana y es muy conforme a la concepción cristiana de la vida….
“No hay escuela comparable al hogar de una estirpe auténtica y cristianamente aristocrática.
"Cuando sabe cumplir con sus deberes, la sociedad debe respetarle aquellos medios que necesita para este supremo magisterio social.
"Palacios, cuadros, pergaminos, objetos de arte, obras maestras, viajes, bibliotecas…son elementos que pertenecen…a las grandes familias.
"… el uso de esos bienes ha de encuadrar en la doctrina ascética y social de la Iglesia.
"Cuando se usan para formar ciudadanos selectísimos en beneficio de la comunidad,…son una especie de forma de propiedad pública y colectiva, puesto que toda la sociedad se beneficia de ellos.
"La aristocracia es tan conforme a la sociedad cristiana, que una sociedad no puede llamarse perfecta sino cuando se da en ella la institución de la aristocracia. La aristocracia sana es flor y nata da la civilización cristiana."
En la literatura católica este género de conceptos van escaseando; sin embargo, jamás han sido desmentidos por el Magisterio de la Iglesia, y no podían faltar en una obra como ésta, que afronta a la aristocracia en el contexto de la civilización cristiana, modeladora de las naciones de Occidente.

5. Aristocracia en la familia

El esquema aborda un delicado y altísimo aspecto de la vida de una clase aristocrática.
"A. Por cierta analogía se puede decir que el poder aristocrático dentro del hogar está reservado a la mujer. […]
"b)… la mujer dentro de la familia es un elemento de moderación y de consejo.
"c)… de relación entre el padre y los hijos. […]
"B. Santo Tomás dice que el padre gobierna a los hijos con gobierno 'despótico', en el sentido clásico de la palabra, y la mujer con gobierno 'político'.
"a) Porque la mujer es consejera y participa del poder del padre.
"b)… tiene como la representación de la caridad dentro de la familia. Es como la personificación de la misericordia en el hogar.
"c) Es la que debe estar más atenta a las necesidades de hijos y criados y más pronta a mover al padre para que las remedie.”

"C. En el Evangelio aparece muy claro el contraste entre la falta de misericordia, de caridad, de espíritu aristocrático de los apóstoles…y la inefable misión aristocrática que desempeñó María Santísima en las bodas de Cana.
"a) Atenta a las necesidades de los demás, María se acerca a quien puede remediarlas para exponérselas.
"b) Y después se acerca al pueblo, representado en los criados, para inculcarles que sean obedientes."
Esta comparación es un poco sorprendente pues las obras sobre aristocracia han habituado a ver en ella a la clase militar por excelencia. Pero no por ello deja de ser rica en sabiduría. La guerra se ejerce normalmente contra el extranjero; y Santo Tomás trata de la misión de la aristocracia en la vida interna normal del país y no en cuanto espada que lo defiende.
Era inherente a la aristocracia que cada familia reuniera en torno suyo un conjunto de familias de nivel social menos elevado, a ella vinculados por relaciones de trabajo, mera vecindad, etc. Era normal que se alzasen viviendas populares junto a palacios o residencias de familias acomodadas. Esta vecindad repetía la atmósfera familiar del hogar aristocrático, constituyendo un halo de afectos y dedicaciones.
Las relaciones de trabajo, por efecto de la caridad, tienden a desbordar al ámbito personal. En esa convivencia, el noble inspira y orienta a quien esta debajo de él, y éste, a su vez, le informa de sus aspiraciones y diversiones, modo de ser y circunstancias de la vida popular, y de las necesidades de los desvalidos. Constituye el circuito de interrelaciones que el Estado post-1789 procuró sustituir por burocracia, oficinas y servicios de información policial.
Es a través de esas burocracias cómo el Estado anónimo (sin hablar de las grandes sociedades anónimas macropublicitarias) propulsa y manda a la nación por medio de funcionarios también anónimos. La nación habla al Estado a través de la boca anónima de las urnas; máxime cuando el voto es secreto y el Estado ni siquiera puede saber quién ha votado de uno u otro modo.Este conjunto de anonimatos evita la presencia del calor humano en las interrelaciones del Estado moderno.
Muy distinta era la índole de los países dotados de recta aristocracia. Las relaciones eran personales, y las influencias recíprocas entre mayor y menor se fundaban en una relación de afecto cristiano; que traía como consecuencia dedicación y confianza mutuas, y llegaba a crear de hecho una sociedad entre los domésticos y patrones. Basta leer lo que dicen los verdaderos moralistas católicos sobre la sociedad heril…
En las corporaciones, la relación entre maestros, oficiales y aprendices repetía la bendecida atmósfera de la familia.
Este contacto vivo no englobaba únicamente aquello que llaman fría y funcionalmente "patrones y empleados". Los de categoría más elevada, nobles o burgueses, acababan por conocer las familias de sus subordinados, como éstos las de sus patrones. Conforme la orgánica espontaneidad de un movimiento social bueno, esas relaciones se establecían también entre familias.
El bien es difusivo. A través de las capilaridades, el grande acababa conociendo miserias anónimas, y le era dado remediar a través de las manos delicadas de su esposa e hijas tantos dolores que de otro modo no habrían sido aliviados.
También el grande conocía horas amargas… sus enemigos lo cercaban, le agredían física o políticamente. La más firme muralla que defendía esta grandeza tambaleante eran las incontables dedicaciones que se erguían desinteresadamente para protegerle, hasta con riesgo de vida.
Así fue la vida en el feudo; y también en el campo cuando, extinguido el feudalismo, las antiguas relaciones entre señor y vasallo perdieron su alcance político pero continuaron en el ámbito del trabajo; y así continúa ocurriendo en ciertas regiones o países.
En la perspectiva del Estado monárquico con algo de aristocrático y algo de democrático considerado por Santo Tomás, la aristocracia participa en el poder del rey como la esposa en el poder del marido. Le corresponde hacer llegar al padre —al Rey— mediante una acción moderadora propia al instinto materno, el conocimiento emocionado de las necesidades de sus hijos —los pobres, pequeños y desvalidos del ámbito de influencia de su casa solariega— y conseguir del padre, ablandando su corazón, el correspondiente remedio.
… así como a la madre le cabe abrir el corazón de sus hijos para esta o aquella orden de su padre, le corresponde a la Nobleza disponer el ánimo de los estamentos subordinados para un filial acatamiento al rey.

6. Aristocracia política

- La misión de la clase aristocrática en la vida política y social del país.
A quienes les haya podido parecer excesivamente conservadora la doctrina de los anteriores apartados tal vez les sorprendan agradablemente las palabras con que el esquema aborda el tema.
"La aristocracia social tiene una función que ejercer directa e inmediatamente cerca del pueblo. Pero por ley natural ejercerá siempre una función política cerca del poder.
Participará del poder en beneficio del pueblo."
"La aristocracia, colocada entre la autoridad suprema,… y el pueblo, es elemento de moderación, de ponderación, de continuidad, de unión".
En esa perspectiva:
"1. La monarquía sin aristocracia fácilmente conduce al absolutismo.
"2. Pueblo sin aristocracia no es pueblo; es masa.
"3. La aristocracia defiende la monarquía y la modera.
"4. La aristocracia es cabeza del pueblo, educadora del mismo, encauzadora de sus energías.
"5. Aristocracia sin pueblo es oligarquía, es decir, privilegio odioso de una casta en la sociedad."

7. Misión social moderna de la aristocracia

La enumeración anterior no es exhaustiva. Parece hecha con el empeño de evitar que la aristocracia sea tachada de clase monopolizadora de privilegios.
El esquema señala la tendencia de la aristocracia hacia la perfección en todas las cosas por amor a la Perfección absoluta que es Dios. Esto la lleva a propulsar al prójimo -inclusive por medio del decorum de la vida- hacia todas las formas de perfección: de virtud, pero también de talento, buen gusto, cultura, instrucción... y técnica. Todo ello debe difundirse por el cuerpo social entero, elevándolo a medida que la aristocracia se eleva a sí misma.
Para ello, sus miembros han de ser aquellos "mejores", cuya presencia en el poder como dirigentes de una nación constituye la aristocracia en cuanto forma de gobierno.
Esto permite observar cuánto depende la forma de gobierno de las condiciones religiosas y morales, pero también de las de otros tipos.

8. La “nueva aristocracia”

La prudente renovación de las aristocracias: una metáfora describiría el hecho: el método de purificación en ciertas piscinas. El agua se renueva incesantemente, pero de modo tan gradual que pasa casi desapercibido. La masa de agua está lejos de fluir rápidamente, y menos aún con una precipitación torrencial -podría decirse, revolucionaria. En la piscina, la renovación tiene por objetivo el desaguar de toda la masa de agua, mientras que en la renovación de la Nobleza no es lo que se debe desear: cuanto más lenta sea, tanto mejor será. Pues ésta está tan vinculada por naturaleza a la tradición que lo ideal sería que el mayor número posible de familias nobles se conservara indefinidamente, bajo condición de que no se diese en beneficio de elementos esclerosados, incapaces de participar en el acontecer ininterrumpido de la Historia.
"Siendo la aristocracia elemento necesario de una sociedad bien constituida, parece natural… que se salven las aristocracias históricas, que de ordinario conservan grandes virtudes; y que al mismo tiempo se creen otras aristocracias.
"...Una aristocracia cerrada se hace casta,…la antítesis de la aristocracia, porque la casta…no conoce el principio de la caridad, que es el alma de la aristocracia.
"Desgraciadamente, no pocas veces el virus mundano…[las convierte] en círculos herméticos.
"El gran problema moderno en este campo es precisamente rehacer las clases aristocráticas y crear nuevas formas de aristocracia."
Si una aristocracia ha decaído, y sus miembros ya no son los mejores sino los peores, ¿qué se debe hacer?
Sería preciso crear nuevas clases aristocráticas, sin omitir que se haga lo posible para rehabilitar a la antigua aristocracia: si ésta no se deja levantar, conviene no pensar más en ella. Si degenera, al cuerpo social le corresponde la misión de engendrar otra salida para la situación, de modo instintivo y consuetudinario, buscando el apoyo de los elementos sanos de la sociedad.
Decimos "instintivamente", porque en las situaciones de emergencia son más eficaces el sentido común y las cualidades del pueblo que los planes de soñadores o burócratas, constructores de "paraísos" y "utopías", los cuales, por no estar fundados en la realidad generan fracasos y decepciones.
Pero si en la aristocracia no existen "mejores", si no hay en la plebe quien quiera asumir, en virtud del principio de subsidiariedad, la misión de propulsar hacia lo alto, y si en el propio clero se nota una carencia análoga, ¿cuál es la forma de gobierno que puede evitar la ruina de esa sociedad?
No han faltado quienes hayan elucubrado la idea de un gobierno supuestamente compuesto de hombres buenos, que conseguiría resolver la cuestión de modo casi mecánico y desde fuera de un cuerpo social que no está en buenas condiciones.
Cuando todo el cuerpo social no está en buenas condiciones, el problema es insoluble, y la situación se configura como desesperante: cuanto más se intenta remediarla, tanto más se enreda y acelera su propio fin. Las situaciones desesperantes sólo pueden resolverse cuando un puñado de personas con Fe, esperando contra toda esperanza (Rom. IV, 18), continúa esperando y esperando; cuando almas llenas de Fe recurren humilde e insistentemente a la Providencia para conseguir de Ella una intervención salvadora. "Envía tu espíritu y renovarás la faz de la tierra" (Ant. de Pentecostés).
Sin ello es vano esperar que alguna forma de gobierno, sociedad o economía, la salve. "Si el Señor no guardare la ciudad, en vano vigila el centinela" (Ps. CXXVI, 1).
El denso esquema termina con las siguientes consideraciones:
"Decir, pues, que hacen falta almas aristocráticas en nuestros días, es decir que hace falta una clase que se eleve sobre las demás por su nacimiento, por su cultura, por sus riquezas, pero… sobre todo por sus virtudes cristianas...
"Aristocracia sin reserva abundante de virtudes cristianas perfectas es rótulo vacío,… institución social decaída.
"Su amor, su espíritu y su vida han de ser el espíritu, la caridad y la vida de Cristo.
"… sin perfección cristiana habrá aristocracias de hecho y de fachada, pero no… auténticas, de obras y de derecho."
Está contenido en estas palabras un juicio sobre la aristocracia del tiempo en que el Cardenal publicó su obra: […] que no cumplía ésa, su misión.
Un elogio sin reservas a la aristocracia de su tiempo seria acribillado con objeciones de unilateralidad. El juicio peca por unilateralidad, en sentido opuesto. A favor de la verdad histórica ha de decirse que si bien la aristocracia de los años 50 mostraba tener numerosos defectos, afloraban en ella señaladas cualidades.
Síntesis elaborada por Comisión Don Pelayo
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TEXTO COMPLETO DEL APENDICE COMENTADO
jueves 21 de mayo de 2009

La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX, controvertido pero nada sospechoso de parcialidad a favor de ella
Texto completo del Apéndice IV de "Nobleza y élites tradicionales análogas - en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana" - Autor: Prof. Plinio Corrêa de Oliveira
Nota: si desea tener el archivo word puede solicitarlo a: donpelayodeasturias@gmail.com

domingo, 17 de mayo de 2009

Ante el peligro de ruina de una sociedad, soluciones utópicas y soluciones realistas basadas en la Fe católica

Nuestra Señora del Buen Aire, de Sevilla,
amparando y orientando a capitanes, nobles gobernantes, armadorers,
navegantes y marineros,
símbolo de su amparo a la aristocracia
y al pueblo en sus variadas gamas, unidos en la fascinante realidad
de una sociedad orgánica
(ítem 8, 3ª parte)
En esta tercera parte en que hemos dividido el ítem 8, dada la riqueza de su contenido, el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira aborda con sabiduría y fe católicas el difícil tema de la decadencia de la aristocracia y de la falencia de las otras clases sociales. Comenta al pasar la utópica y casi ingenua solución de un gobierno de hombres supuestamente buenos que piensan que podrán arreglar la situación mecánicamente y termina con una magnífica proclama, no sólo de su confianza irrestricta en la acción de la Providencia, sino de su convicción de la presencia y efectividad de su intervención cuando es solicitada por un puñado de personas de Fe. En esto se diferencia netamente tanto de los liberales y laicistas, para quienes Dios no hace bien ni hace mal, y de los católicos superficiales y rutinarios, que no advierten el profundo nexo entre el orden temporal y los asuntos político-sociales, y los intereses del Catolicismo.
A continuación, el texto:
Pero si en la aristocracia no existen "mejores", si no hay en la plebe quien quiera asumir, en virtud del principio de subsidiariedad, la misión de propulsar hacia lo alto, y si en el propio clero se nota una carencia análoga, parece levantarse un problema: ¿Cuál es, entonces, la forma de gobierno que puede evitar la ruina de esa sociedad, de esa nación?
Para resolver este problema no han faltado quienes se hayan puesto a elucubrar soluciones políticas en virtud de las cuales un gobierno supuestamente compuesto de hombres buenos conseguiría resolver la gran cuestión de un modo casi mecánico y desde fuera de un cuerpo social que no está en buenas condiciones.
Ahora bien, cuando todo el cuerpo social no está en buenas condiciones, el problema es pura y simplemente insoluble, y la situación se configura como desesperante: cuanto más se intenta remediarla, tanto más se enreda en sus propias complicaciones y acelera su propio fin. Las situaciones desesperantes sólo pueden resolverse cuando un puñado de personas con Fe, esperando contra toda esperanza — "contra spem in spem credidit" (Rom. IV, 18), elogio que San Pablo hace de la Fe de Abraham— continúa esperando y esperando; es decir, cuando almas llenas de Fe recurren humilde e insistentemente a la Providencia para conseguir de ella una intervención salvadora. "Emitte Spiritum tuum et creabuntur, et renovabis faciem terrae" (1) (Antífona de la fiesta de Pentecostés).
Sin ello es vano esperar que alguna forma de gobierno, sociedad o economía, la salve. "Nisi Dominus custodierit civitatem, frustra vigilat qui custodit eam" (2) (Ps. CXXVI, 1).
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(1) "Envía tu espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra".
(2) Si Dios Nuestro Señor no protege a la ciudad, en vano la custodian sus guardias

viernes, 15 de mayo de 2009

Si la aristocracia decae, el cuerpo social tiene la misión de engendrar una salida de modo instintivo y consuetudinario, por sus elementos sanos

(ítem 8vo., 2ª parte)
{Dice la enciclopedia del Card. Herrera Oria:]
"Siendo la aristocracia elemento necesario de una sociedad bien constituida, parece natural, como principio práctico, que se salven las aristocracias históricas, que de ordinario conservan grandes virtudes; y que al mismo tiempo se creen otras aristocra­cias.
"La aristocracia no puede ser cerrada. Una aristocracia cerrada se hace casta, que es la antítesis de la aristocracia, porque la casta como tal no conoce el principio de la caridad, que es el alma de la aristocracia.
"Desgraciadamente, no pocas veces el virus mundano, al infiltrarse en los medios aristócratas, convierte a éstos en círculos herméticos.
"El gran problema moderno en este campo es precisamente rehacer las clases aristocráticas y crear nuevas formas de aristocracia."

[Comenta Plinio Corrêa de Oliveira:]
De ahí nace una pregunta: si una aristocracia ha decaído, y sus miembros ya no son los mejores sino los peores, ¿qué se debe hacer?
Sería preciso crear nuevas clases aristocráticas, sin omitir que se haga lo posible para rehabilitar a la antigua aristocracia: queda entendido, sin embargo, que si ésta no se deja levantar conviene no pensar más en ella. Si la aristocracia degenera, al cuerpo social le corresponde la misión de engendrar alguna otra salida para la situación, lo que se hará, en la mayor parte de las ocasiones, de modo instintivo y consuetudinario, buscando el apoyo de los elementos sanos que componen la sociedad.
Decimos "instintivamente" porque en las situaciones de emergencia son habitual-mente más eficaces el sentido común y las cualidades del pueblo que los planes, a veces brillantes y seductores, de soñadores o burócratas, constructores de "paraísos" y "utopías", los cuales, por no estar fundados en la realidad, sólo generan, la mayor parte de las veces, fracasos y decepciones.


"Nobleza y élites tradicionales análogas", Plinio Corrêa de Oliveira, Apéndice IV, ít. 8)

Comentario de Pelayo
Algunos puntos a destacar:
  • un gobernante o una corriente bienintencionados, con espíritu católico, buscarán salvar las aristocracias históricas y no destruirlas so pretexto de que han decaído, pues generalmente conservan grandes virtudes;
  • la caridad -el amor a Dios, y el amor al prójimo por amor a Dios, e inspirado en cómo Jesucristo lo ama- es el alma de la aristocracia;
  • el gran problema moderno en este campo: rehacer las clases aristocráticas; ¿cuántos católicos son conscientes de ello? Y sin embargo es tan evidente el beneficio o perjuicio que causan las clases dirigentes, elemento infaltable en toda sociedad...
  • ...y crear nuevas formas de aristocracia: algo de suma importancia que eleva una nación; no se hace por influencia de los principios igualitarios de la Revolución Francesa y de la Revolución comunista;
  • si la aristocracia decae, la solución debe surgir del principio de subsidiariedad, de los elementos sanos de la sociedad, que la engendrarán de manera instintiva y consuetudinaria...
  • ...y no como lo haría un demagógico "constructor de paraísos", constructores del fracaso y la decepción. Ellos detestan la sabiduría popular y las sanas y lentas elaboraciones consuetudinarias. Pues éstas frenan los desbordes de autoritarismo y exhibicionismo a que son afectos los demagogos.

jueves, 14 de mayo de 2009

La nueva aristocracia - ¿Cómo puede darse una prudente renovación de las aristocracias?


Un cordial saludo a nuestros lectores, luego de una involuntaria pausa de varias semanas; hoy tenemos la alegría de retomar nuestra conversación y debate sobre el Apéndice IV de "Nobleza y élites tradicionales análogas", que trata de la Enciclopedia del Cardenal Herrera Oria en el punto "aristocracia". Comentando textos de la enciclopedia, el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira aborda el delicado y fascinante tema de la "nueva aristocracia"..., tocando cuestiones del más alto interés: la renovación de la clase aristocrática, qué sucede cuando una aristocracia no quiera cumplir su misión , entre otros.

Vayamos a la primera cuestión de este ítem tan esencial, que transcribimos del original:

8. La nueva aristocracia

También trata el esquema sobre aquello que llama
"nueva aristocracia".
Si se desea tener una idea exacta sobre la necesaria pero prudente renovación de las aristocracias, hay una metáfora que describiría el hecho con casi entera precisión: el método de purificación en ciertas piscinas contemporáneas. En ellas el agua se renueva incesantemente, pero de un modo tan gradual que pasa desapercibido, o casi desaper­cibido, para quienes tratan de observar el fenómeno. Se trata, pues, de una renovación auténtica. Sin embargo, la masa de agua está lejos de fluir rápidamente, y menos aún con una precipitación torrencial, impetuosa, revolucionaria podría decirse.
"Con casi entera precisión", hemos dicho un poco antes, y no, "con entera precisión", pues en la piscina, la renovación, por más lenta que sea, tiene por objetivo el desaguar de toda la masa de agua, mientras que en la renovación de la Nobleza no es precisamente eso lo que se debe desear; por el contrario, cuanto más lenta ésta sea, tanto mejor será. En efecto, la Nobleza está tan vinculada a la tradición por su propia naturaleza que lo ideal sería que el mayor número posible de familias nobles se conservara indefinida­mente por los siglos de los siglos, bajo la condición de que esto no se diese en beneficio de elementos esclerosados, muertos, momificados y, por tanto, incapaces de participar de manera válida en el acontecer ininterrumpido de la Historia.
Esta metáfora corresponde a lo que se ha dicho sobre esta misma materia en el presente libro (1) y entra en entera sincronía con todo lo que se encuentra a ese respecto en la citada obra del Cardenal Herrera Oria.


1) Cfr. Capítulo VII, 9.

"Nobleza y élites tradicionales análogas", Plinio Correa de Oliveira, Apéndice IV, ítem 8.