martes, 29 de octubre de 2013

Contemplando las fachadas de la Catedral de Rouen, de Monet


Rouen plein soleil
I) Catedral de Rouen, por Monet – A pleno sol – armonía azul y dorada
Observando y admirando, entrecerrando los ojos luego, y pensando en el “añorado paisaje interior” que inspiraba a Monet su arte de reflejos e impresiones brotados de la realidad, ¿qué nos dicen estos cuadros?
I) [armonía azul y dorada] – La luz cae en torrente como un trigal dorado y pujante, encendiendo la piedra de la venerable Catedral. Ella está de gala, sobre un fondo de cielo inocente y festivo. Es una “casa de oro”. Nos parece oír los acordes del órgano y la gloria de las trompetas.
armonía marrón Rouen
II) Armonía marrón
II) [armonía marrón]  - La última pincelada de sol ha desaparecido. El rey ha emigrado,  dejando la tierra desolada. Pero la Catedral no se rinde. Ha pasado por muchos vendavales, la han castigado muchas tempestades. Y ella sigue en pie, esperando, serena, el amanecer del día siguiente.
 Rouen temps gris
III) Catedral de Rouen, por Monet – Tiempo gris
III) [tiempo gris]  - La Catedral, en un miércoles de ceniza… Las columnas, los arcos, los santos, están pensativos, en recogimiento. Algunos reflejos argenteados testimonian su nobleza y perennidad. Las brumas la envuelven respetuosamente, de gasa delicada y maternal. Sus bloques de piedra resisten con serena grandeza atemporal…

Cat de Rouen luz matinal harmonie bleue II
IV) Luz matinal – armonía azul
IV) [luz matinal – armonía azul] – Colorea por fin suavemente la mañana. Las figuras de piedra se van incorporando: es el cortejo de las vírgenes prudentes que se acercan, al son de alegres melodías, a recibir la majestad del Amado con sus lámparas encendidas. La fachada es frente casta y delicada. Su diadema es zafiro azul.



Catedral de Rouen harmonie bleue et or
 Catedral de Rouen temps gris
Juegos de luz, gracia y color

lunes, 28 de octubre de 2013

El riquísimo contenido de "Nobleza y élites tradicionales análogas" - El autor no vaciló en enfrentar los prejuicios antinobiliarios - Visión de conjunto (3ª nota)

      1978. Juan Pablo II acaba de ser elegidosucesor de San Pedro. Su título oficial es el de Obispo de Roma, Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo Metropolitano de la Provincia Romana, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano, Siervo de los Siervos de Dios
Un joven recluta de la Guardia Suiza Pontificia jura la bandera, en el patio de San Dámaso del Sacro Palacio Apostólico, en el Vaticano



El riquísimo contenido de “Nobleza y élites tradicionales análogas” – El autor no vaciló en enfrentar los prejuicios antinobiliarios
Hace 20 años vio la luz “Nobleza y élites tradicionales análogas”, con un mensaje al lector, que hoy sintetizamos. El histórico acontecimiento tuvo lugar el 19 de marzo de 1993, bajo los auspicios de San José, Príncipe de la Casa de David y Obrero, cuya festividad se celebraba.
El mensaje evocaba los artículos publicados en 1956 por Plinio Corrêa de Oliveira, en la revista “Catolicismo”, comentando las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana.
Los comentarios permiten percibir la penetración de espíritu y personalidad del autor, que no vaciló en enfrentar los prejuicios antinobiliarios difundidos en Occidente, con una actitud considerada “iconoclasta” ante los principios igualitarios de la Revolución Francesa y la comunista, verdaderos ídolos para muchos de nuestros contemporáneos.
Al publicar la obra hizo las necesarias adaptaciones, ampliando y actualizando sus comentarios en función de las cambiadas condiciones del momento, e incluyó textos de alocuciones de Juan XXIII y de Pablo VI –no pudiendo hacerlo con textos de Juan Pablo II por no encontrarse referencias sobre el tema en las publicaciones oficiales del Vaticano.
El interés de la materia suscitaba el deseo de estudiar el asunto también en la doctrina de los antecesores de Pío XII. Siendo imposible remontarse al santo y glorioso pontificado de San Pedro, debió trazarse un límite definido, remontándose hasta Pío IX, cuyo pontificado inaugura la serie de los que se podrían calificar como Papas contemporáneos, posteriores a las convulsiones de la Revolución Francesa.
La lectura de todos esos documentos muestra que sólo Pío XII trató metódicamente el tema, explicando qué es la Nobleza, cuál fue su misión y cual era en los días del recordado Pontífice; misión que continúa siendo fundamentalmente la misma hoy. Por esa razón se ofrece al público de lengua castellana la transcripción de las referidas alocuciones. Se incluyen citas de otros documentos y también la alocución de Benedicto XV al Patriciado y a la Nobleza romana (9.I.1920), por la profundidad y amplitud en que trata el tema.
Pío XII supo soslayar la repetición temática ofreciendo siempre aspectos nuevos del tema, extendiéndolo hasta sus más ricas profundidades.
El lector encontrará también en la obra temas relacionados con el asunto central, como por ejemplo:
·        la formación orgánica de las élites tradicionales análogas a la Nobleza;
·        los conceptos revolucionaros de libertad, igualdad y fraternidad, esparcidos mundialmente por la Revolución Francesa, en contraposición a los conceptos correlativos de la doctrina católica;
·        la doctrina católica sobre las formas de gobierno: monarquía, aristocracia y democracia;
·        la indispensable necesidad de que exista la Nobleza en una sociedad auténticamente católica.
Estos asuntos forman una especie de corona en torno al tema central del libro: la función social de la Nobleza y de las élites tradicionales análogas en la sociedad contemporánea. Que han sido objeto de luminosas enseñanzas pontificias y de comentarios de Santos y Doctores de las más variadas épocas. Para satisfacer el deseo de quien quiera profundizar dichos temas, el autor completa la obra con una muy expresiva selección de documentos, y con nuevas reflexiones enriquecedoras.
Nos alegra hoy, 20 años después de su aparición, hacer llegar a nuestros lectores esta visión de conjunto “Nobleza y élites tradicionales análogas – en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana”,  para estimular la lectura de una obra  “angustiosamente actual” (como la calificó el Cardenal Alfons Stickler), clave para la restauración de un orden temporal católico. 
Página interior del libro


sábado, 26 de octubre de 2013

Secretos de la Teología de la Liberación: la nueva religión, igualitaria, roja y verde - El mito de Tonantzin contra la Fe en la Virgen de Guadalupe

 Recomendamos leer esta nota del sitio amigo "Argentina, señorío y esplendor", que aclara la profunda revolución que están intentando los "teólogos liberacionistas", ex frailes, Obispos que participan de reuniones masónicas y otras acciones incalificables

 http://argentinagrandeza.blogspot.com.ar/2013/10/los-secretos-de-la-teologia-de-la.html

sábado, 26 de octubre de 2013


Los secretos de la Teología de la Liberación: la nueva religión, igualitaria, roja y verde



                               Hacer click sobre las imágenes para agrandarlas
NOTICIAS DE ACTUALIDAD COMENTADAS 
PARA LA JORNADA DE CULTURA HISPANOAMERICANA
POR LA CIVILIZACION CRISTIANA Y LA FAMILIA (I)
Ver más abajo nota sobre la 'diosa' Tonantzin


Por Elena Brizuela y Doria
(...)
El ex  franciscano brasileño “Leonardo” Boff (seudónimo de Genésio Darci Boff),  antes de renegar formalmente de la Fe católica y hacerse protestante, era uno de los principales exponentes de la corriente eclesiástica  “Teología de la Liberación”. Esta es  revolucionaria y aparentemente nueva, pero con  viejas raíces. (...)
Lea esta nota haciendo click en el "link" del comienzo

jueves, 24 de octubre de 2013

De Alfonso el Batallador, de Aragón a Juan II de Castilla - El entronque de las Casas de Trastámara y de Austria y el "destino imperial" - 4ª nota

                                              Alfonso I el Batallador, de Aragón
                                   Alfonso XI de Castilla, vencedor de los musulmanes en El Salado
                             Batalla de Aljubarrota - En primer plano, el Rey lusitano combatiendo
                                                               El valiente Condestable du Guesclin
                   Gallarda representación del Condestable que auxilió decisivamente a los Trastámara
         Jaime I el Conquistador, de Aragón, tomó Ceuta, "la de los peligros constantes"
                                                  Juan II de Castilla, el de la corte refinada y blanda
                                                     "como la de cualquier reyezuelo moro"






         El Aragón medieval, forjado por el ímpetu y los mandobles de Alfonso el Batallador, se había separado tempranamente de Navarra, formando con el Condado de Cataluña un solo reino. Su ubicación lo envuelve en grandes cuestiones europeas que no afectan directamente a Castilla, participando en la cruzada contra los albigenses, negadores de la familia, la autoridad y la vida. El Rey Pedro II de Aragón los apoyó y fue muerto por los cruzados en la batalla de Muret. Su hijo, Jaime I, tomó severas medidas en su contra.
         Contemporáneo de San Fernando, don Jaime I el Conquistador se consagra a limpiar de moros la costa del Mediterráneo, complementando su obra.
Para afirmarse encara la conquista de las Baleares, bajo dominio almohade. Arma la primera flota aragonesa, y al frente de un poderoso ejército cae sobre Mallorca, Isla Dorada que es la primera conquista, seguida de Menorca e Ibiza. Importantísima es la conquista de Valencia, impregnada de la leyenda y heroísmo del Cid, que dos siglos antes la había tomado, perdiéndose después de su muerte.
         Guerrero medieval, organiza don Jaime una cruzada a Oriente, pero las tempestades la conducen al fracaso. No se desanima y emprende la toma de Ceuta, “la de los peligros constantes”, objetivo capital situado al norte de Marruecos. A su muerte deja engrandecida España, consolidada la unión con Cataluña y trazadas las políticas mediterránea y africana.
         A San Fernando lo sucede en el trono castellano su hijo Alfonso X el Sabio. Culto y soñador, aporta las Cantigas de Santa María y las Siete Partidas legendarias. Pero la Reconquista no avanza. Muere solitario en Sevilla (1284), sin lograr el Imperio romano, que anhelaba, derrotado por los moros y los “benimerines”, y enfrentado a su hijo, Sancho el Bravo.
         Faltaba un impulso final para terminar la Reconquista, que se detiene más de un siglo. Castilla es desgarrada por querellas intestinas. Una brillante excepción en esta pausa es la batalla del Salado.  Alfonso XI de Castilla ha juntado fuerzas con Aragón y Portugal para enfrentar a los de Granada, aliados a los “benimerines”. 200.000 moros caen en batalla. Es el fin de las invasiones africanas. Pero Granada y otras ciudades quedan aún por conquistar.
         En Aragón, Pedro III continúa la obra de don Jaime el Conquistador. Afianza la presencia cristiana en Túnez y, en el Mediterráneo, su poderosa escuadra obtiene la vital conquista de Sicilia. Más tarde seguirá Cerdeña, tomada por un sucesor, Jaime II.
         El afán conquistador lleva a Aragón a intervenir en Bizancio -acosada por los turcos. Sus victorias despiertan celos e incomprensiones y la relación bizantina concluye violentamente, en muertes y venganzas.
         Bajo Pedro IV, el Mediterráneo ya es un mar aragonés, en que, según los poetas, ni los peces asomaban sin llevar su escudo. En Africa, Ceuta y Túnez yacen bajo su planta[1].
Pero contradictoriamente el espíritu español se encontraba en decadencia como para concluir la Reconquista. La rebeldía y los vicios iban en aumento.
Hijo legítimo y sucesor de Alfonso XI -el vencedor del Salado-, gobernaba Castilla don Pedro I, apodado expresivamente “el cruel”. Peleaba con los nobles y con su medio hermano bastardo, don Enrique, Conde de Trastámara, -hijo de la gran señora, Da. Leonor de Guzmán-, quien quería quitarle el trono. Aficionado “a las cosas de moros y judíos”[2], don Pedro I llevaba vida licenciosa y guerreaba con reinos cristianos en lugar de continuar la cruzada.
Su hermano Trastámara llamó en su auxilio las Compañías Blancas de Francia, “tropas de aventureros de todos los países que eran famosas por su valentía desorganizada y loca. Con estos auxiliares Don Enrique logró vencer a su hermano en Montiel, y después de vencido, tuvo una disputa personal con él y lo asesinó con su propia mano” (1369)[3].
Es el comienzo, poco auspicioso, de la Casa de Trastámara, que un siglo después llevará a España a una situación inédita de grandeza bajo los Reyes Católicos, sus más ilustres y postreros monarcas.
Sobre el oscuro episodio –del que existen distintas versiones- agrega Frantz Funck-Brentano que “los españoles le reprochaban a Pedro el Cruel su alianza con los príncipes sarracenos y haber desposado una judía. Como estaba sostenido por los ingleses, los franceses se pronunciaron a favor de su rival. Du Guesclin llevó las bandas indisciplinadas al otro lado de los Pirineos…
         “En la batalla de Montiel (14 de marzo de 1369) las tropas de Pedro el Cruel fueron aplastadas por Du Guesclin… Pedro el Cruel fue hecho prisionero. Habiéndose desatado una pelea entre él y su hermano Enrique, éste lo mató con su daga. Enrique, Rey de Castilla, le dio a Du Guesclin su condado de Trastámara erigido en ducado. Du Guesclin volvió a Paris, donde recibió una acogida triunfal (1370)”[4].
El nuevo Rey, Enrique IIprimer soberano de la rama de Trastámara en Castilla-, sostuvo luchas con Aragón, Navarra y Portugal. 
Lo sucede  Juan I (bisabuelo de Isabel y de Fernando). Intenta imponer la unificación con Portugal, pero es derrotado en Aljubarrota, que asegura la independencia lusitana por dos siglos (1385).
Hereda el trono castellano Enrique III, el mejor rey del período, considera Pemán. Enfermo –lo llamaban “el Doliente”- fue un monarca de voluntad enérgica que supo mantener el poder real ante las excesivas pretensiones de un sector de la Nobleza, beneficiario de mercedes que debilitaron la Corona.
Con el advenimiento de don Juan II, la Corte “fue refinada y blanda como la de cualquier reyezuelo moro”, comenta el mismo autor[5]. Las guerras contra el Islam son sustituidas por justas y torneos, la política y las costumbres decaen, y aumentan la intriga y la mentira. El desgobierno abre paso al favorito, don Alvaro de Luna, que termina trágicamente ajusticiado para terrible remordimiento del Rey.

Continúa próximamente




[1] Pemán, o.c., p. 136-7.
[2] Pemán, o.c., p. 139.
[3] Íd., ibid.
[4] „Le Moyen Age“, ed. Hachette, pp.448-9.
[5] O.c., p. 141.

jueves, 17 de octubre de 2013

Opción preferencial: ¿qué significa esta expresión? - "La 'opción preferencial por los nobles' y la 'opción preferencial por los pobres' no se excluyen, y menos aún se combaten..." - Visión de conjunto - Nota 2


Opción pref por los nobles Tiara 
Opción preferencial…
Opción pref por los nobles Buen Pastor
Padre de los nobles – Padre de los pobres
Opción preferencial por los nobles: la expresión quizá pueda sorprender a primera vista a quienes se han familiarizado con una fórmula grata a Juan Pablo II: “opción preferencial por los pobres”. No obstante, es precisamente una opción preferencial por los nobles la que anima este libro.
La gran objeción que esta afirmación puede suscitar es que ex natura rerum -por lo menos- un noble tiene relaciones, es importante y rico. Por lo tanto, si incidentalmente se encuentra en una situación de penuria, cuenta con múltiples medios para salir de ella. La opción preferencial ha sido ya ejercida en su favor por la Providencia, que le ha dado todo lo necesario para recuperar su situación.
Exactamente lo contrario le ocurre al pobre: no es ilustre, no dispone de relaciones útiles, le faltan frecuentemente los recursos para remediar sus propias carencias. En consecuencia, una opción preferencial que le ayude a atender sus necesidades -al menos las esenciales- puede ser de estricta justicia.
Así pues, una opción preferencial por los nobles podría parecer un sarcasmo contra los pobres.
En realidad, esta antítesis entre nobles y pobres tiene cada vez menos razón de ser si se considera, conforme lo recuerda Pío XII en sus alocuciones al Patriciado y a la Nobleza romana, que la pobreza va alcanzando progresivamente un número cada vez mayor de nobles, y que el noble pobre se encuentra en una situación más lamentable que el pobre no noble, pues este último, por las propias limitaciones de su condición, puede y debe despertar el sentido de justicia, así como la generosidad del prójimo.

Por el contrario, el noble, por el propio hecho de serIo, tiene razones para no pedir auxilio, y prefiere esconder su nombre y su origen cuando no le queda otro remedio sino dejar aparecer su pobreza. Es lo que, con expresivo lenguaje, se llamaba otrora pobreza vergonzante.
Atender las necesidades de estos nobles -así como las de los empobrecidos de cualquier otra clase social- era objeto de especial encomio por parte de los antiguos, y la caridad cristiana encontraba mil artificios para aliviar la situación de los pobres vergonzantes, a fin de que recibiesen la ayuda necesaria sin que sintieran herida su propia dignidad [1].
Pero no sólo el pobre en recursos materiales merece una opción preferencial, sino también aquellos a quienes, por las circunstancias de su vida, tienen deberes especialmente arduos para cumplir, y les corresponde una mayor responsabilidad en el cumplimiento de esos deberes, tanto por la edificación que de ahí puede resultar para el cuerpo social, como, en sentido contrario, por el escándalo que su transgresión puede acarrear al mismo.
Como se muestra en la presente obra [2], en estas condiciones se encuentran frecuentemente miembros de la Nobleza contemporánea.

La opción preferencial por los nobles y la opción preferencial por los pobres no se excluyen, y menos aún se combaten, según enseña Juan Pablo II: “Sí, la Iglesia hace suya la opción preferencial por los pobres. Una opción preferencial, nótese; no, por lo tanto, una opción exclusiva o excluyente, porque el mensaje de la salvación está destinado a todos” [3].
Estas diversas opciones son modos de manifestar el sentido de justicia y caridad cristianas que no pueden sino hermanarse al servicio del mismo Señor, Jesucristo, modelo de los nobles y de los pobres, según nos enseñan con insistencia los Romanos Pontífices [4].
Sirvan estas palabras de esclarecimiento para quienes, animados por el espíritu de lucha de clases -de momento en evidente declinio-, imaginan la existencia de una inevitable conflictividad en las relaciones entre el noble y el pobre. Esta intelección equivocada ha llevado a muchos de ellos a interpretar las palabras opción preferencial, usadas por S.S. Juan Pablo II, como preferencia exclusiva. Dicha interpretación, apasionada y facciosa, carece de cualquier objetividad. Las preferencias de alguien pueden incidir simultáneamente y con diversos grados de intensidad, sobre varios objetos; por su propia naturaleza, la preferencia por
uno de ellos no indica de ningún modo una forzosa exclusión de los demás.

Plinio Correa de Oliveira, “Nobleza y élites tradicionales análogas – En las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana”
(Páginas preliminares)
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1) Cfr. Documentos II.
2) Cfr. Capítulo I, 1 y 3; Capítulo II, 1; Capítulo IV, 9 y 10, Capítulo VII, 8.
3) Ad Patres Cardinales et Curiae Romanae Pontificalisque Domus Praelatos, imminente Nativitate Domini coram admissos, 21/12/84 in A AS LXXVII [1985] 511.
4) Cfr. Capítulo IV, 8; Capítulo V. 6: Documentos IV.
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martes, 15 de octubre de 2013

Los verdaderos orígenes de Francia no son los que inventaron los socialistas

La figura del rey medieval era la de un padre - 

Vimos en nota anterior que el Primer Ministro socialista de Francia, Manuel Valls, a la pregunta «¿Cuando nació la nación francesa?», contestó: «Históricamente, la izquierda inventó la nación, en 1789». El texto que presentamos a continuación refuta esta mentira histórica propia del utopismo totalitario socialista, y explica la verdad acerca de los hechos históricos que hicieron surgir a Francia muchos siglos antes de la Revolución Francesa, de forma natural y orgánica, como una flor nacida del árbol de la familia, con la figura del padre como modelo de reyes y señores.

El carácter familiar del gobierno feudal El rey, padre de su pueblo
Para ilustrar convenientemente el carácter familiar del gobierno feudal conviene transcribir algunos párrafos del denso libro de Mons. Henri Delassus El espíritu familiar en el hogar, en la ciudad y en el Estado, en el cual se describen los orígenes de dicho régimen.

[...] Patria: el señorío del padre

Puente y Catedral en la Selva Negra  
En los pueblos de la Cristiandad se respiraba una calma atmósfera familiar
  Tras recordar la tesis de Fustel de Coulanges sobre la familia como célula madre de la sociedad antigua, Mons. Delassus muestra que dicha tesis se aplica también a los orígenes de la civilización actual:
“Vemos a los agrupamientos sociales constituirse de la misma manera en los orígenes de nuestro mundo moderno.
“La familia, al extenderse, formó entre nosotros la mesnada (Mesnie, Magnie: casa, familia, como se dice todavía hoy ‘la casa de Francia’), así como había formado la phratria entre los griegos, y la gens entre los romanos. ‘Los parientes, dice Flach (Les Origines de l’ancienne France), agrupados alrededor de su jefe, formaron el núcleo de un compañerismo extendido, la mesnada.
Los textos de la Edad Media, crónicas y canciones de gesta, nos hablan de la mesnada, ampliada por el patronato y la clientela, como correspondiendo exactamente a la gens romana’.
A continuación, Flach muestra cómo la mesnada se desarrolla, a su vez, y produce el feudo, familia aún más extensa cuyo señor feudal es aún el padre; tanto es así, que para designar al conjunto de las personas reunidas bajo la soberanía de un jefe feudal, se encuentran con frecuencia en los textos de los siglos XII y XIIl -épocas en que el régimen feudal alcanzó su pleno desarrollo-, la palabra ‘familia’.
‘El barón, dice Flach, es ante todo un jefe de familia.’ y el historiador cita algunos textos en que el padre es asimilado específicamente al barón, y el hijo al vasallo.
” ‘Una extensión mayor, forma al gran señor’. Del pequeño feudo sale el grande. La aglomeración de los grandes feudos formará los reinos.
“Así se formó nuestra Francia. La lengua nos da testimonio de ello tan fielmente como la Historia.
“Al conjunto de las personas sometidas a la autoridad de un padre de familia se le llama familia. A partir del siglo X, al conjunto de las personas reunidas bajo la autoridad de un señor, jefe de una
mesnada, se le llama familia. Al conjunto de las personas reunidas bajo la autoridad de un barón, jefe de un feudo, se le llama familia. y más adelante veremos que el conjunto de las familias francesas fue gobernado como una familia.
El territorio sobre el cual se ejercían esas diversas autoridades -ya sea que se tratara de la de un jefe de familia, de la del jefe de mesnada, del barón feudal o del rey- es denominado uniformemente en los documentos como patria, el señorío del padre. ‘La patria, dice Frantz Funck-Brentano, era al principio el territorio de la familia, la tierra del padre. La palabra se extendió al señorío y a todo el reino, puesto que el rey era el padre del pueblo. El conjunto de los territorios sobre los que se ejercía la autoridad del rey se llamaba, por tanto, ‘Patria’.”
Fuente:
Plinio Corrêa de Oliveira, “Nobleza y élites tradicionales análogas – En las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana”
t. I, Parte III, Documentos IX, El carácter familiar del gobierno feudal – El rey, padre de su pueblo, pp. 313-15

Un mismo estilo paternal en la monarquía católica en todos los países de la Cristiandad, que se mantuvo a lo largo de los siglos: el Emperador Francisco José de Austria (siglo XX) conversando familiarmente con el pueblo

sábado, 12 de octubre de 2013

"En pos de los sofistas, los verdugos"



  
                                                                                              
Dos fotografías de Vo Nguyen Giap, el implacable comandante nor-vietnamita muerto a los 102 años en Hanoi, el 4 de este mes, que peleó contra los franceses y los norteamericanos una guerrilla traicionera y sanguinaria.
Su expresión tiene algo de la fiera que husmea sangre antes de desgarrar la víctima, o de los terribles reptiles venenosos de la jungla indochina  antes de descargar su mordedura fatal.
La crueldad de este hombre, hasta con sus propios soldados, fue proverbial. Su empeño en implantar el comunismo a sangre y fuego costó más de 2.500.000 de vidas. Entretanto,  decía: “la vida o la muerte de cien, mil o decenas de millares de seres humanos, incluso de nuestros compatriotas, no significa nada”.
El comunismo es hijo de la gnosis y ésta odia al ser y ama la nada. ¿Qué más da una que millares -o aún millones, como en este caso? Mao, Stalin, Pol Pot, Che Guevara…, lo dejaron escrito con torrentes de sangre.


***
«¿Cuando nació la nación francesa?». Manuel Valls, socialista, ministro del Interior de Hollande, con su expresión tensa e irascible,  ha dado una respuesta que suscita muchas reservas –dice el ABC.es del 11 del cte. : «Históricamente, la izquierda inventó la nación, en 1789».
¿No fue, entonces, la Francia que surgió como una gran familia del desarrollo natural del pueblo franco, a partir de Clodoveo y Santa Clotilde? ¿ La que constituía florón  precioso de la corona de Carlomagno? La que, según historiadores de la Sorbona, fue especialmente obra del regio fundador de la Universidad, el gran Rey San Luis …;  ni aquella “dulce Francia” por la que Santa Juana de Arco dio su vida para expulsar a los ingleses y coronar al legítimo heredero, el Delfín;  ni aquella a la que el “Rey Sol”, dio un esplendor que marcó época en el Ancien Régime.

Francia ¿fue inventada? ¿Las naciones se inventan, como dice Valls –que ni siquiera es francés? ¿Las inventan los colectivistas?

No en vano escribió Donoso Cortés: “en pos de los sofismas vienen las revoluciones, y en pos de los sofistas, los verdugos”.



jueves, 10 de octubre de 2013

El Papa del contraataque salvador

Recomendamos leer esta nota con ejemplos vivos del Papa santo que salvó la Cristiandad
amenazada por el Islam en Lepanto
Copie este enlace y péquelo en el buscador:

 http://argentinagrandeza.blogspot.com.ar/2013/10/el-papa-del-contraataque-salvador.html

martes, 8 de octubre de 2013

La España de la Reconquista - El advenimieno de los Trastámara - "El entronque de las Casas de Trastámara y de Austria, y el 'destino imperial' " (3ª nota)

                                        Fernando III, el Santo, gloria de la Casa Real de Castilla

El monarca (Carlos VII) se vale de los grandes sucesos favorables para afirmar un “absolutismo naciente”: impuestos y ejército permanentes, dejando de reunir los Estados Generales y el Concejo de la Iglesia de Francia[1].
         De una situación desesperada se pasa a la sostenida recuperación. Francia tiene su primera constitución y el primer ejército estable -con mercenarios suizos- bajo Luis XI (+1483). Las luchas con Borgoña abren el camino hacia Italia. Había nacido el estado nacional[2] y un nuevo rumbo para la Historia.

La España de la Reconquista - Advenimiento de los Trastámara (siglo XIV)

         Antes de Isabel, en el período que va de 1230 a 1474, en León y Castilla reinarán los siguientes monarcas:

Casa Real de Castilla
Fernando III, el Santo
Alfonso X, el Sabio 
Sancho IV, el Bravo
Fernando IV, el Emplazado
Alfonso XI, el Justiciero
Pedro I, el Cruel
Rama de Trastámara
Enrique II, el de las Mercedes,
Juan I
Enrique III, el Doliente,
Juan II
Enrique IV, el Impotente

         Y en Aragón, entre los años 1213 y 1479, en que asciende Fernando el Católico, ocuparán el trono:

Casa Real de Aragón
Jaime I, el Conquistador
Pedro III, el Grande
Alfonso III, el Franco
Jaime II, el Justo
Alfonso IV, el Benigno
Pedro IV, el Ceremonioso
Juan I, el Amador de la Gentileza
Martín I, el Humano
Interregno – Compromiso de Caspe (1410-12)
Casa de Aragón-Trastámara
Fernando I, el Honesto
Alfonso V, el Magnánimo
Juan II

         La España del Cid y de San Fernando nos aparece circunstancialmente unida y fuerte en las Navas de Tolosa.
En la festividad de la Virgen del Carmen, los reinos de Portugal, Navarra y Aragón, codo a codo con Castilla y León, -auxiliados por pastores que, según la tradición, más parecen haber sido ángeles-, enfrentan a los musulmanes infligiéndoles trascendental derrota (1212). Las cadenas del campamento moro son cortadas por los navarros y pasan “ad perpetuam rei memoriam” a ser el alma de su escudo de armas. Le cupo a Alfonso VIII de Castilla, el de las Navas (1158-1214),  la honra de encabezar la epopeya.
         La victoria abre un portillo en la Sierra por el que entra su nieto, San Fernando III de Castilla, con su “frente andaluz” reforzado por las mesnadas señoriales y las milicias de los ayuntamientos. Gran efecto tiene la conquista de Córdoba (1236), antigua capital del Califato, debiendo los moros, por orden del Rey, devolver las campanas que habían sido robadas por Almanzor y cargarlas hasta Santiago de Compostela.
         Intenta el imposible de conquistar Sevilla formando la primera escuadra castellana.  Avanza la flotilla por el Guadalquivir y corta estruendosamente las cadenas que amarraban el puente de barcos moros, dejando separada la ciudad en dos. Los soldados trepan las murallas y “más tarde se paseaba triunfalmente…la que él consideraba la vencedora…la Virgen de los Reyes”,  relata Pemán[3]. Es la Reconquista en su más alta expresión.


[1] „Dictionnaire des Biographies“, P. Grimal, de la Sorbona, t. I, p. 304.
[2] “Atlas DTV zur Weltgeschichte”, Kinder & Hilgemann, ed. Deutscher Taschenbuch Verlag, p. 141
[3] José María Pemán, „La Historia de España contada con sencillez“, ed. Escelicer, p. 125.

viernes, 4 de octubre de 2013

Emperadores, sabios y santos: Japón y España, una relación de siglos



* El emperador Meiji, del Japón, que fue nombrado por Alfonso XIII  Caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro
** El Castillo de Javier, donde nació el nobilísimo San Francisco Javier
*** El fogoso misionero que logró incontables conversiones entre los paganos de Oriente
Algunas imágenes para ilustrar esta interesante nota del ABC.es digital

HISTORIA
Título original de la noticia del ABC:
De la Embajada Keicho a Fukushima pasando por San Francisco Javier
PABLO M. DÍEZ @PabloDiez_ABC / CORRESPONSAL EN

ASIA
Día 04/10/2013 - 18.35h

Antes de que España y Japón establecieran  relaciones hace 400 años, el misionero jesuita predicó el catolicismo en Oriente

El presidente del Gobierno, durante su visita ayer a Fukushima


Con visita solidaria a Fukushima incluida, el viaje a Japón del presidente del Gobierno, Marino Rajoy, se enmarca dentro del Año Dual que conmemora el cuarto centenario de relaciones entre ambos países. El motivo es que en 1613, año 18 de la Era Keicho, zarpó del puerto nipón de Sendai una misión dirigida por el samurái Hasekura Tsunenaga y el misionero franciscano Luis Sotelo que tenía como objetivo llegar a España para solicitar el establecimiento de relaciones comerciales con México y a Roma para pedirle al Vaticano el envío de religiosos.

Tras un año de travesía, atravesando el Pacífico y el Atlántico, la comitiva llegó en octubre de 1614 a España, donde Hasekura fue recibido en Madrid por el monarca Felipe III en enero de 1615. Antes de viajar a Roma para entrevistarse con el Papa Paulo V, el samurái fue bautizado en Madrid, iniciando así una estrecha relación con España que continuó con su estancia en la localidad sevillana de Coria del Río. Buena prueba de ello es la abundancia del apellido Japón por esas tierras andaluzas, que enamoraron a Hasekura y muchos de sus hombres. Allí debía sentirse a gusto el samurái que no regresó a Japón hasta 1620, cuando dio por cumplida su misión.

Aunque la Embajada Keicho fue la primera delegación diplomática oficial enviada por Japón a España, las relaciones entre ambos países se remontan en el tiempo más de medio siglo atrás, cuando san Francisco Javier llegó en 1549 al imperio del Sol Naciente para predicar el catolicismo. Discípulo de san Ignacio de Loyola, fundador de la orden jesuita, el misionero navarro evangelizó el Lejano Oriente, desde donde envió numerosas cartas al Vaticano alabando el espíritu del pueblo nipón. Sin embargo, esos elogios no impidieron que los católicos fueran perseguidos en Japón tanto en esa época como durante la Restauración Meiji (mediados del siglo XIX).

Tras su marcha de Japón, san Francisco Javier murió en China en 1552, pero sus reliquias se conservan en la Basílica del Buen Jesús de Goa, en la India, donde se han convertido en un destino de peregrinación porque la incorruptibilidad de su cuerpo dio lugar al milagro por el que fue canonizado en 1622.

Y, antes también de que el samurái Hasekura llegara a España, el rey Felipe II recibió en la Corte a los emisarios de la Embajada Tensho en noviembre de 1584.

Otro de los contactos importantes previos a la Embajada Keicho se debió a un tifón, que en 1609 hizo naufragar frente a las costas de Onjuku al galeón San Francisco, que cubría la ruta Manila-Acapulco. A bordo viajaba el gobernador español de Filipinas, Rodrigo de Vivero, quien fue recibido en audiencia por un sogún local en una aventura que relata el documental «Del naufragio a la amistad», del periodista colombiano Gonzalo Robledo.

Contactos comerciales y culturales


Tras el establecimiento oficial de relaciones comerciales por parte de la Embajada Keicho, hay que esperar hasta 1868 para la firma del primer Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre España y Japón. Tres años después, el ministro plenipotenciario de España visitó Kioto y se convirtió, junto a los representantes de Holanda y Estados Unidos que viajaban en su misma comitiva, en el tercer emisario de otro país que recalaba en Japón, tras los de Francia y el Imperio británico.

Desde entonces, las relaciones hispano-niponas han florecido gracias a la labor de eruditos como Ernest-Francisco Fenollosa, quien llegó a Japón en 1878 como profesor de la recién fundada Universidad de Tokio y fue uno de los introductores del arte oriental en Europa.

Tras el nombramiento del Emperador Meiji como Caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro por parte de Alfonso XIII en 1883, se crearon diversas instituciones para estrechar los vínculos entre ambos países. Entre ellas destacan la primera Sociedad de la Lengua Española, dirigida en 1893 por el marqués Hachisuka en Tokio, y la primera Sociedad Cultural Hispano-Japonesa, presidida en 1949 por un antiguo embajador nipón en Madrid.

Desde entonces, y a pesar de la distancia, Japón y España no han hecho más que acercarse, como demuestra la avalancha de turistas que visita cada año los principales monumentos de Madrid, Barcelona y Andalucía y la afición nipona al flamenco, los toros y, por supuesto, la paella.