Capítulo VI - La marcha de
Las
consideraciones anteriores ya nos proporcionaron algunos datos sobre la marcha
de
1. La fuerza propulsora de
A.
La más poderosa fuerza
propulsora de
Y por
esto
Como los
cataclismos, las malas pasiones tienen
una fuerza inmensa, pero para destruir.
Esa
fuerza ya tiene potencialmente, en el primer instante de sus grandes
explosiones, toda la virulencia que se patentizará más tarde en sus peores
excesos. En las primeras negaciones del protestantismo, por ejemplo, ya estaban
implícitos los anhelos anarquistas del comunismo. Si desde el punto de vista de
la formulación explícita, Lutero no era sino Lutero, todas las tendencias, todo el estado de alma, todos los imponderables
de la explosión luterana ya traían consigo, de modo auténtico y pleno, aunque
implícito, el espíritu de Voltaire y de Robespierre, de Marx y de Lenín
(cfr. León XIII, Encíclica “Quod Apostolici Muneris”, 28.XII.1878 - "Bonne
Presse", París, vol I., p. 28).
C.
Esas
tendencias desordenadas se desarrollan como los pruritos y los vicios, es
decir, a medida que se satisfacen, crecen en intensidad. Las tendencias
producen crisis morales, doctrinas erróneas y después revoluciones. Unas y
otras, a su vez, exacerban las
tendencias. Estas últimas llevan
enseguida, por un movimiento análogo, a
nuevas crisis, nuevos errores, nuevas revoluciones. Es lo que explica que nos encontremos hoy en tal
paroxismo de impiedad y de inmoralidad, así como en tal abismo de desórdenes y
discordias.
2. Los aparentes intersticios de
Considerando
la existencia de períodos de una calma acentuada, se diría que en ellos
Ahora
bien, esas calmas son meras metamorfosis
de
3. La marcha de requinte en requinte(1)
Por lo
que vimos (cfr. N° 1, C, supra) se explica que cada etapa de
Es que
las pasiones desordenadas, yendo en un crescendo
análogo al que produce la aceleración en la ley de la gravedad, y alimentándose
de sus propias obras, acarrean consecuencias que, a su vez, se desarrollan
según una intensidad proporcional. Y en
la misma progresión los errores generan errores, y las revoluciones abren
camino unas a las otras.
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(N. del E. 1): La palabra portuguesa requintar significa llevar algo a su más alto grado, a su extremo, a su exceso. No encontrando un equivalente suficientemente preciso en el castellano contemporáneo, preferimos conservar la expresión original.
Plinio
Corrêa de Oliveira
Revolución y Contra-Revolución (20) – Cap.
VI: La marcha de la Revolución (1. La fuerza propulsora de la Revolución - A.
Los destaques en negrita pertenecen a la Redacción de Aristocracia y Sociedad Orgánica
Texto tomado de: rcr-una-obra-clave.blogspot.com
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