"Debajo de la crítica" es una frase muy brasileña para los casos que no merecen ni siquiera una crítica.
Bregamos por un orden temporal católico y por la elevación de todos los estamentos de la sociedad, para lo cual la doctrina tradicional de la Iglesia (¡tan silenciada!) considera esencial que existan élites tradicionales que tienen como misión impulsar el conjunto social hacia adelante y hacia lo alto.
El Cardenal español Herrera Oria (ver en entradas anteriores) afirma que la aristocracia no puede faltar en una sociedad bien constituída. Porque las buenas maneras y la búsqueda de la excelencia que le son propias constituyen un alto bien moral, que da gloria a Dios y que irradiándose naturalmente -no por el aparato publicitario del poder- crea lazos de afectividad y cooperación en las diversas camadas de la sociedad, unidas en una gran familia: eso es un pueblo. Y la polifacética misión de la aristocracia incluye de modo sobresaliente la de ser guía de los sectores más populares, lo cual supone que esté constituida por elementos virtuosos y católicos.
Por el contrario, cuando un jefe de estado agrede de manera tan baja a un rival, cae sobre el infortunado pueblo que lo padece una catarata de vulgaridad, chabacanería y brutalidad, una verdadera opresión y un oprobio que conduce al odio y la violencia tan al gusto de los regímenes revolucionarios.
Por algo los tiempos en que tenía plena vigencia la civilización cristiana se caracterizaban por la famosa "dulzura de vida". Hasta los niños de edad escolar lo intuyen cuando, para las fiestas patrias, se visten como damas y caballeros antiguos, vendedores ambulantes y otros personajes típicos surgidos espontáneamente: sociedad orgánica...
Estas consideraciones, lejos de ser un estéril lamento, son un llamado a darle el debido valor concreto a las enseñanzas pontificias excelentemente analizadas y comentadas por Plinio Corrêa de Oliveira en "Nobleza y élites tradicionales análogas", obra que constituye una clarinada en estos tiempos tan degradados en materia de respeto y caridad auténtica como las declaraciones del dictador bolivariano evidencian.
Las declaraciones comentadas pueden verse en "El Mundo" (España) de hoy:
ELECCIONES Campaña de descalificaciones
Chávez a Capriles: 'Tienes rabo y orejas de cochino, eres cochino, no te disfraces'
El presidente venezolano arremete contra el líder de la oposición a medio año de las elecciones que decidirán el futuro del país.
Bregamos por un orden temporal católico y por la elevación de todos los estamentos de la sociedad, para lo cual la doctrina tradicional de la Iglesia (¡tan silenciada!) considera esencial que existan élites tradicionales que tienen como misión impulsar el conjunto social hacia adelante y hacia lo alto.
El Cardenal español Herrera Oria (ver en entradas anteriores) afirma que la aristocracia no puede faltar en una sociedad bien constituída. Porque las buenas maneras y la búsqueda de la excelencia que le son propias constituyen un alto bien moral, que da gloria a Dios y que irradiándose naturalmente -no por el aparato publicitario del poder- crea lazos de afectividad y cooperación en las diversas camadas de la sociedad, unidas en una gran familia: eso es un pueblo. Y la polifacética misión de la aristocracia incluye de modo sobresaliente la de ser guía de los sectores más populares, lo cual supone que esté constituida por elementos virtuosos y católicos.
Por el contrario, cuando un jefe de estado agrede de manera tan baja a un rival, cae sobre el infortunado pueblo que lo padece una catarata de vulgaridad, chabacanería y brutalidad, una verdadera opresión y un oprobio que conduce al odio y la violencia tan al gusto de los regímenes revolucionarios.
Por algo los tiempos en que tenía plena vigencia la civilización cristiana se caracterizaban por la famosa "dulzura de vida". Hasta los niños de edad escolar lo intuyen cuando, para las fiestas patrias, se visten como damas y caballeros antiguos, vendedores ambulantes y otros personajes típicos surgidos espontáneamente: sociedad orgánica...
Estas consideraciones, lejos de ser un estéril lamento, son un llamado a darle el debido valor concreto a las enseñanzas pontificias excelentemente analizadas y comentadas por Plinio Corrêa de Oliveira en "Nobleza y élites tradicionales análogas", obra que constituye una clarinada en estos tiempos tan degradados en materia de respeto y caridad auténtica como las declaraciones del dictador bolivariano evidencian.
Las declaraciones comentadas pueden verse en "El Mundo" (España) de hoy:
ELECCIONES Campaña de descalificaciones
Chávez a Capriles: 'Tienes rabo y orejas de cochino, eres cochino, no te disfraces'
El presidente venezolano arremete contra el líder de la oposición a medio año de las elecciones que decidirán el futuro del país.