jueves, 31 de diciembre de 2009
Feliz Año Nuevo bajo el amparo y la conducción de la Ssma. Virgen
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Libertad, Igualdad, Fraternidad: Juan Pablo II: un movimiento histórico arrastrado por un tropel de violencia y odio religioso
Marat, el hombre que odiaba las montañas porque le representaban las variedades y desigualdades establecidas por Dios en la creación. Panfletario de la trilogía revolucionaria, fue el promotor de incontables profanaciones y crímenes. Su corazón llegó a ser blasfemamente adorado por el populacho revolucionario durante lo que Pierre Gaxotte llama "la Terreur communiste"
8. Son, en el fondo, ideas cristianas; pero
quienes las formularon por primera vez
no se referían a la alianza del hombre con Dios
En la homilía de la Misa celebrada el 1º de junio de 1980 en el aeropuerto Le Bourget de París, Juan Pablo II afirmó:
" iQué no han hecho los hijos e hijas de vuestra nación para conocer al hombre, para expresar al hombre por la formulación de sus derechos inalienables! Es conocido el lugar que las ideas de libertad, de igualdad, y de fraternidad ocupan en vuestra cultura y en vuestra historia. En el fondo son éstas ideas cristianas. Lo digo siendo bien consciente de que quienes así formularon por primera vez este ideal, no se referían a la alianza del hombre con la sabiduría eterna, sino querían actuar por el hombre." 2
2) Insegramenti, vol. III, I, p. 1589
9. Un movimiento histórico que se encontraba
arrastrado por un impetuoso tropel
de violencia y odio religioso
Durante la audiencia concedida a los peregrinos de Angers, con ocasión de la beatificación de Guillermo Repin y sus compañeros, el 20 de febrero de 1984, afirmó Juan Pablo II:
"Sé que la Revolución Francesa -sobre todo durante el periodo del 'Terror'- hizo entre vosotros, en el oeste, muchas otras víctimas, a millares guillotinadas, fusiladas, ahogadas, muertas en las prisiones de Angers. Sólo Dios conoce sus méritos, su sacrificio, su Fe. La diócesis y la Santa Sede no han podido examinar sino un número
restringido de casos, en los cuales el testimonio de su martirio era mejor conocido y más transparente respecto a motivaciones religiosas (...).
"Su prisión [la del bienaventurado Repin y sus noventa y ocho compañeros], su condenación, se sitúan ciertamente en un contexto político de contestación de un régimen que, en esa época, rechazaba tantos valores religiosos. Aunque este movimiento histórico haya sido inspirado por sentimientos generosos -libertad, igualdad, fraternidad- y por el deseo de necesarias reformas, se encontraba arrastrado en un torbellino de represalias, de violencias, de odio religioso. Esto es un hecho. No hemos de juzgar aquí esta evolución política. Dejamos a los historiadores la tarea de calificar sus excesos”.1
* * *
Puede ser que haya notado el lector aquí y allá, a lo largo de los textos citados, una aparente contradicción entre las diversas declaraciones de los Papas que abordan el tema de la trilogía "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Esta impresión comienza a diluirse a medida que se tiene en cuenta que, consideradas rectamente en sí mismas -y por tanto a la luz de los principios católicos- cada una de esas palabras designa conceptos dignos de admiración. Fue lo que algunos Papas se empeñaron en realzar.
Sin embargo, la generalidad de los pensadores y escritores que prepararon la Revolución Francesa, bien como los hombres de acción que urdieron la tremenda conmoción político-social que hizo estremecer a Francia a partir de 1789, y los panfletarios y demagogos que la llevaron a la calle, impeliéndola a practicar tantas injusticias y tan terribles crímenes, no entendían así esas palabras, pues se lanzaron todos a una a demoler la Religión, al odio contra toda autoridad legítima y a la negación furiosa de todas las desigualdades, aun cuando fueran justas y necesarias.
Alabar en sí misma la trilogía "Libertad, Igualdad, Fraternidad" no quiere decir que se aprueben los radicales y absurdos errores que los revolucionarios, considerados en bloque, sobreentendían en esas palabras, errores éstos que dejaron patentes todos sus matices en el último y extremo lance de la Revolución Francesa, que fue la insurrección comunista de Babeuf,2 la cual dejaba ver hasta qué punto estaba entrañado en la Revolución de 1789 el germen del comunismo -síntesis de errores religiosos, filosóficos, políticos, sociales y económicos- al cual debemos las incalificables desgracias morales y materiales en que se debaten hoy los pueblos del Este Europeo.
1) Insegnamenti, vol. VII, I, pp. 447-448.
2) Babeuf, François Noël (1760-1797) - Revolucionario francés. Lideró el movimiento de la "Conjuración de los Iguales" que actuó durante el invierno de 1795 a 1796, constituyendo "la primera tentativa de hacer entrar el comunismo en la realidad". Publicó el "Manifiesto de los Iguales", que predicaba la comunidad de bienes y de trabajos y que fue "la primera forma de la ideología revolucionaria de la nueva sociedad nacida de la propia Revolución. Por el babuvismo, el comunismo, hasta entonces fantasía utópica, estaba erigido en sistema ideológico; por la Conjuración de los Iguales entraba en la Historia Política" (Albert SOBOUL, La Révolution Française, Gallimard, París, 1962, vol. II, pp. 216 y 219).
Con respecto al papel desempeñado por Babeuf en la continuidad del movimiento revolucionario, afirma Marx en la obra blasfemamente titulada por él La Sagrada Familia: "El movimiento revolucionario que comenzó en 1789 en el Círculo Social, que tuvo a Leclerc y Roux por representantes principales a lo largo de su evolución y acabó por sucumbir temporalmente con la conspiración de Babeuf, había hecho brotar la ideología comunista que Buonarroti, amigo de Babeuf, reintrodujo en Francia tras la revolución de 1830. Esta ideología, desarrollada en todas sus consecuencias, constituye el principio del mundo moderno" (apud François FURET, Dictionnaire Critique de la Révolution Française, Flammarion, París, 1988, p. 199).
El movimiento de Babeuf fue combatido por el Directorio. Éste fue preso y ejecutado en 1797.
Uno de los ardides utilizados con más éxito por la Revolución Francesa consistió precisamente en lanzar en la confusión a muchos espíritus simples y desprevenidos, utilizando palabras honestas e incluso dignas de alabanza para rotular un monstruoso cúmulo de errores doctrinales y de criminales acontecimientos. Muchos de esos espíritus eran así llevados a admitir que las doctrinas de la Revolución Francesa eran buenas en su raíz, aunque hayan sido muy reprobables en su mayoría los hechos revolucionarios. Otros de ellos entendían, sin embargo, que las doctrinas que generaron semejantes acontecimientos no podían ser menos reprobables que los mismos, deduciendo de ahí que la trilogía inculcada como síntesis de esas doctrinas perversas era digna de la misma repulsa.
La dañina confusión en que unos y otros se encontraban tuvo -y está teniendo- una vida larga, pues sólo va deshaciéndose poco a poco, y aún subsiste en nuestros días.
Por dirigirse a un público del cual amplios sectores continuaban así desorientados, algunos Papas se empeñaron en rectificar ciertos juicios unilaterales e ilimitadamente severos respecto a la tan astutamente manejada trilogía; y otros, en cambio, se empeñaron en impedir que la inocuidad intrínseca de sus términos engañase al público acerca de la perversidad esencial de aquella gran convulsión de finales del siglo XVIII, que atravesó el siglo XIX y casi todo el XX usando los rótulos de socialismo o comunismo, y que, en su contenido más genuino, está muriendo actualmente en el Este europeo o, más bien, va allí metamorfoseándose en busca de nuevos vocablos, nuevas fórmulas, nuevos ardides, para alcanzar sus finalidades radicalmente ateas, quizá más bien panteístas y, en cualquier caso, absoluta e universalmente igualitarias.
(Fin del Apéndice II - LA TRILOGIA REVOLUCIONARIA ... - Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas - en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana", pp. 203 y ss.)
martes, 29 de diciembre de 2009
La trilogía revolucionaria "Libertad, Igualdad, Fraternidad" - Pablo VI: conceptos cristianos que asumieron características de lucha anticristiana
Luego de publicar, en la entrada anterior, la refutación a objeciones planteadas por un lector sobre el sermón de San Pedro Julián Eymard referido a la Realeza y Nobleza humanas del Niño Dios, lo que nos permitió dar mayor claridad al sentido de nuestra lucha, continuamos con la publicación del Apéndice II, dedicado a hacer conocer las condenas pontificias al ideal revolucionario "Libertad, Igualdad, Fraternidad".
Esperamos que nuestros lectores estén teniendo una muy feliz y santa Navidad, mientras concluimos el año de gracia 2009 peleando el "buen combate" contra los errores igualitarios y la disolución político-social que traen aparejados, y en espíritu de cruzada en pro de la civilización cristiana, "austera y jerárquica, fundamentalmente sacral, anti-igualitaria y anti-liberal", como la caracteriza el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su obra "Revolución y Contra-Revolución".
Cordialmente,
Pelayo
las características de una lucha
anticristiana, laica e irreligiosa
En la visita realizada el 1º de septiembre de 1963 a la ciudad italiana de Frascati, Pablo VI tejió las siguientes consideraciones sobre la Revolución Francesa y su lema libertad, igualdad, fraternidad, al referirse a la actuación que en esa ciudad desarrolló San Vicente Pallotti:
"Estábamos en el periodo posterior a la Revolución Francesa, con todos los desastres e ideas desordenadas, caóticas y al mismo tiempo apasionadas y esperanzadas, que aquella revolución había puesto en los hombres del siglo precedente. Había gran necesidad de poner orden y, digamos así, de hacerlo estático, sólido, como debe ser. Al mismo tiempo, se notaba el fermento de algo nuevo: había ideas vivas, coincidencias entre los grandes principios de la revolución, que no hizo otra cosa sino apropiarse de algunos conceptos cristianos: fraternidad, libertad, igualdad, progreso, deseo de levantar a las clases humildes. Todo eso era, por tanto, cristiano, pero había asumido las características de una lucha anticristiana, laica, irreligiosa, que tendía a desnaturalizar aquel trazo de patrimonio evangélico dirigido a valorizar la vida humana en un sentido más alto y más noble." 1
1) Insegnamenti, vol. 1, p. 569
martes, 22 de diciembre de 2009
Luchar para difundir la misión perenne de las élites tradicionales, una obra urgente a la que convocamos a nuestros lectores
Luchar para difundir la misión perenne de las élites tradicionales, una obra urgente a la que convocamos a nuestros lectores
En la Navidad pasada difundimos el luminoso texto en que San Pedro Julián Eymard formula altas consideraciones sobre la realeza de sangre del Niño Jesús y censura la demagogia igualitaria y pseudo-democrática (ver entradas de diciembre de 2008).
En la ocasión, recibimos un comentario crítico de un lector que interpretó que se estaba haciendo una apología obsesiva de lo nobiliario que hubiese incomodado a Nuestro Señor Jesucristo, y que se estaba cometiendo una gran ofensa a los pobres y carenciados, por no hablarse del amor al desvalido.
Considerando nuestra obligación esclarecer tales objeciones, similares a tantas que flotan “en el aire” de los ambientes modernos, frecuentemente imbuidos de prejuicios anti-nobiliárquicos y olvidados del magisterio tradicional de la Iglesia sobre la misión de las élites tradicionales en pro del bien común, presentamos a nuestros lectores la respuesta que enviamos a nuestro objetante, invitándolos a hacer sus comentarios y dar a conocer sus puntos de vista sobre temas de tanto interés.
Estimado amigo:
Antes de volver de lleno a las actividades quería terminar un par de asuntos pendientes.
Uno de ellas es que la Comisión Don Pelayo, integrada por personas que luchan por el reerguimiento de la sociedad en base a las enseñanzas del magisterio tradicional pontificio, me pidió que contestara tu mail sobre las consideraciones de San Pedro Julián Eymard sobre la Realeza del Niño Dios y el valor de la nobleza enviadas en Navidad.
(…)
[Nobleza y aristocracia, condición esencial del bien común]
Contrariamente a lo que sostienen las ideas de la Revolución Francesa (cuya refutación y condena puedes encontrar en el Apéndice II –y III- de "Nobleza y élites tradicionales análogas"), el socialismo y la Teología de la Liberación, la existencia de la nobleza y la aristocracia, y de clases armónica y proporcionadamente desiguales en cultura, educación, riqueza, tradición, es de orden natural. Por tanto no es lo contrario sino condición esencial del bien común, ya que éste nunca podrá lograrse yendo contra el orden establecido por Dios.
El autor comienza justamente el libro aclarando que no hay antítesis entre nobles y pobres, y que Jesucristo, el Buen Pastor, es el Padre de todos.
[Elogios a quienes cumplen la alta misión de la Nobleza – reproches a quienes no lo hacen]
Creo que los elogios van dirigidos a la Nobleza y élites análogas en razón de:
-la excelencia que Dios las llama a alcanzar y a representar, para sí y sobre todo para el bien común;
- refutar errores y prejuicios ("la suma de errores de los falsos profetas" dice Benedicto XV);
-estimular a los miembros de las clases superiores de la sociedad a cumplir su misión perenne para el bien de toda la sociedad. Ser “fermento” y ejercer una “misión sacerdotal para elevar, purificar y pacificar al mundo” es la magnitud de su misión contemporánea (Cap. VII, ít. 8).
Es el sentido de los elogios hechos reiteradamente por los Papas, en particular Pío XII, Benedicto XV (que llega a hablar de un "sacerdocio de la Nobleza"), los Pontífices posteriores (Juan XXIII: los nobles son como las flores en la sociedad), los teólogos y doctores y las Sdas. Escrituras.
Al hacerlo, la Iglesia, fundada por Nuestro Señor Jesucristo y Maestra infalible de la verdad, continúa el magisterio fundado por el Divino Maestro: "quien a vosotros os oye, a Mí me oye".
Por otro lado Pío XII, cuyas alocuciones completas se transcriben en "Nobleza y élites", califica duramente a los nobles y miembros de las élites tradicionales análogas que no cumplen su vital misión, y los llama "desertores" y "cómplices". Así, el elogio va dirigido a quienes la cumplen, lo que implica la consiguiente reprobación a quienes, lamentablemente, no lo hacen.
[N.S.J.C. era el verdadero rey de Israel conforme los Santos Evangelios]
Está clarísimo en el Evangelio que N.S.J.C. era el verdadero rey de Israel: lo dice San Lucas cuando relata la Anunciación y Natividad, diciendo que Dios le dará el trono de David, su padre; al principio de su vida pública, cuenta San Juan, convierte a Natanael -el “israelita sin doblez"- y éste exclama, admirado: Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel. El mismo le contesta a Pilatos: tú lo dices, Yo soy Rey…
Esto es lo que San Pedro Julián Eymard explica en su sermón. A mí me resultó muy esclarecedor leer ese texto para entender más concretamente por qué Herodes, con el apoyo del “aparato” de los romanos, era un usurpador, y que los verdaderos reyes eran San José y Jesús, su heredero. (Lo mismo afirma San Juan Bosco en su Historia Sagrada para estudiantes).
Cosa que los seguidores de la Teología “de la liberación” y los progresistas de toda laya omiten o directamente niegan, tratando de rebajarlo: "nació en un chiquero", su madre "era una mujer como tu mamá, como cualquier otra" dice el Catecismo "Tinkunaco en familia", que se usó largamente en la Diócesis de La Rioja -no sabemos si se usa actualmente.
De ahí la oportunidad y necesidad de difundir la verdadera doctrina católica al respecto. En la encíclica Quas Primas, Pío XI establece la fiesta de Cristo Rey, advocación tan querida por los hispanos. Los mártires mejicanos y españoles enfrentaban la muerte al grito de "Viva Cristo Rey!", y es costumbre de los hispanistas despedirse con "un abrazo en Cristo Rey". Todo esto tiene una armonía y un sentido profundo.
LA NOBLEZA y LOS POBRES
La Iglesia llama a nobles, aristócratas y semejantes a cumplir su misión específica, que implica especiales sacrificios, de los que deriva el prestigio que tenía -y aún tiene- la Nobleza como realizadora de acciones generosas y heroicas. Parte de ella, muy importante, es la asistencia a los pobres y desvalidos, como era la tradición del Occidente cristiano (ver también Apéndice IV, La aristocracia de acuerdo a un Cardenal español, en este sitio).
En dicha enciclopedia del Card. Herrera Oria se recuerdan nociones olvidadas, como la misión de la aristocracia de desempeñar un papel semejante al de la madre, con afecto y solicitud hacia los necesitados (lo que recuerda casos concretos de nuestra historia: el amor filial de los encomenderos hacia indios e indias de servicio que consta en la Visita de Luján de Vargas, la carta del encomendero Ponce de León a la india Barbolita, su encomendada, la misión que cumplía la pequeña Isora Ocampo Dávila enviada por su madre, Solana Brizuela y Doria de Ocampo, Señora de San Sebastián de Sañogasta, a remediar las necesidades de los pobres, lo que llevó al expresivo título de “Beneméritos de Indias”…. También se indica en el texto cardenalicio que la aristocracia participa del poder en beneficio del pueblo.
[Recordar la misión de nobles y aristócratas católicos es una forma realista de trabajar por los pobres y por el bien de toda la sociedad]
Por tanto, recordarles su misión y deberes, es una forma bien realista de trabajar por los pobres, rectamente, sin demagogia ni resentimiento.
"Nobleza y élites" trae estadisticas sobre el alto porcentaje de nobles que alcanzaron la gloria de los altares, para mostrar que una formación noble es propicia para la práctica de virtudes (que tanta falta hacen). Muchos de ellos sacrificaron las ventajas de su posición para dedicarse enteramente al servicio de los necesitados espirituales y materiales (ej. Santa Isabel de Hungría curando heroicamente a los tiñosos, como la pinta Murillo). Otros, como los numerosos reyes santos, o con fama de santidad, como nuestra gran Isabel la Católica, se santificaron sublimando su condición de nobles. Incluso en nuestras élites tradicionales sudamericanas tenemos a Santa Teresa de los Andes, a la nombrada Isora (Sor Leonor de Santa María Ocampo Dávila), a la Mama Antula, confirmando la regla. Para no hablar de Ceferino Namuncurá, hijo de un cacique, y tantos otros.
[San Pedro Julián Eymard refuta la ola igualitaria con respecto a la Persona del Verbo Encarnado – San Pío X esclarece sobre “la campana de Belén”, los grandes y los pequeños]
Volviendo al texto de San Pedro Julián Eymard, conviene recordar que no estaba tratando de los hombres, sino de Dios. Por eso no habla de problemas como pobreza y otros. Ante la ola igualitaria él defiende el plan de Dios con respecto al Verbo Encarnado, al que hace nacer de la Casa de David y ser servido por los mayores nobles del universo, José y María.
San Pío X (de padres campesinos) también tiene sublimes enseñanzas sobre "la campana de Belén": cómo N.S.J.C. nace pobre, para mejor atraer a los pobres, y de sangre real, para atraer a los Reyes. Así la campana de Belén es un llamado a los hombres de todas las clases sociales a comprender la belleza y sabiduría del orden creado por Dios, a amar las jerarquías y variedades que El instituyó en la sociedad.
Son matizaciones muy importantes de la doctrina católica, muy necesarias en esta época de desequilibrios e igualitarismo.
[El miserabilismo quiere acabar con el lujo y con todo lo elegante y bello, como el decoro de las comidas navideñas]
Uno de ellos, propio de la mentalidad miserabilista (que tiene por detrás una doctrina y quiere acabar con todo lo elevado, quintaesenciado, elegante y bello), es ir creando una especie de complejo de culpa hacia quienes llevan una vida de lujo equilibrado y legítimo, de elegancia, de elevación, olvidando que ese “decorum” y buen gusto es parte de la acción propulsora de la aristocracia para elevar a todo el ambiente social (ver el citado Apéndice IV, punto 7).
(Lamentablemente, no pocos sermones progresistas sesgados y unilaterales alientan esta nociva deformación).
Es tan natural que es propio de la inmensa mayoría de familias de todas las clases celebrar los acontecimientos familiares con fiestas y buenas comidas, y por la misma razón destacar la Navidad con una cena en que se trata de servir lo mejor.
Más allá de excesos, a que se prestan todas las actividades humanas (aún las caritativas, por desgracia!), es un modo de realzar la fecha.
Al mismo tiempo, sabemos que hay personas que no pueden disfrutar de eso; enfermos, abandonados, moribundos, perseguidos, encarcelados, hambreados, etc. Es profundamente lamentable, pero es parte de este valle de lágrimas, de los males que causó la desobediencia de nuestros primeros padres, agravada por la crisis socio-política, económica, cultural y moral provocada por la Revolución anticristiana, que destruyó el sistema de vida y la economía familiar y autosuficiencia de miles de familias que vivían en el campo. Pero aún en épocas de bienestar, como vivió la Cristiandad, hay que tener presente que sólo en el Cielo la felicidad de los hombres será perfecta.
[Judas, precursor de los miserabilistas]
NSJC lo dice cuando Judas le reprocha aceptar el perfume costosísimo de la Magdalena: a los pobres siempre los tendréis con vosotros... También se queja del escándalo y de quienes lo causan, enseñando que desgraciadamente son males propios de esta vida, que debemos tratar de solucionar pero sabiendo de antemano que debemos aceptar las duras condiciones de la existencia terrenal, que no sólo consisten en la falta de bienes materiales.
[“Relecturas del Evangelio” que omiten enseñar el deber de excelencia del cristiano]
Ciertas “relecturas del Evangelio”, dijera Juan Pablo II, ciertas prédicas que insisten en este punto pero no enseñan el deber de excelencia propio del cristiano, sobre todo del noble, tratan de hacer sentir mal a quienes, usando de medios bien habidos, del legítimo derecho de propiedad y de uso de los bienes, celebran la Navidad con una comida espléndida de acuerdo a las posibilidades de cada uno. A defender ese derecho apuntaba el mensaje de Pelayo (nombre con que se firman las comunicaciones de esa comisión).
[A pesar de la penosa existencia de leprosos y menesterosos, Nuestro Señor participa de las Bodas de Caná transformando agua en un vino finísimo a pedido de la Virgen]
Nuestro Señor Jesucristo nuevamente nos da ejemplo. La existencia de leprosos y menesterosos no le impide participar con su Madre de los festejos de las Bodas de Caná, las que realza obrando su primer milagro de naturaleza, con un vino tan fino que dejó sorprendidos a todos; y, hablando del brillo de Salomón en toda su gloria, dijo que era menor al esplendor con que Dios viste a un simple lirio del campo, y dice: ¿no valéis vosotros mucho más, hombres de poca Fe?
[Desterrar el esplendor de la vida cotidiana, una forma de calvinismo comunizante]
Si esto no fuera legítimo, si toda la actividad humana debiera consistir en erradicar el hambre del mundo, habría que eliminar las fiestas, las cenas con amigos o familiares, los cocktails de los eventos de investigación, que enriquecen el convivio humano (y los propios eventos)... Estaríamos ante un nuevo calvinismo de signo comunista que no solucionaría nada sino al contrario, agravaría los males como se ve en Cuba y países comunistas, donde los pobres sufren aún más. Y sin embargo, no pocos sermones, “releyendo el Evangelio”, apuntan en esa línea, entrando en contradicción con el sentido común, las tradiciones y costumbres, y la doctrina católica.
[Difundir la misión perenne de la Nobleza, como lo hicieron Pío XII y los Sumos Pontífices, y el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, contribuye a revertir la decadencia de la humanidad]
Aspiramos a hacer conocer en qué consiste la misión perenne de la nobleza y las élites análogas, no para vanagloria de sus miembros, sino porque en ellas está, conforme enseñan los Papas (en forma no exclusiva pero con un llamado especial) la posibilidad de revertir la decadencia en que estamos. ¿Por qué nos hundimos cada vez más? Porque estamos manejados por políticos, arrivistas, banqueros y macrocapitalistas publicitarios anticristianos y corruptos, que trabajan por eliminar nuestras raíces tradicionales. Si las élites asumieran su llamado de defender la sociedad contra todos esos males, la situación cambiaría. Es el sentido del llamado de los Papas, del que nos hacemos eco, que es reiterado e insistente sin ser por eso obsesivo (como dice el objetor), por su amor a la humanidad y ante la gravedad de la catástrofe, para evitarla o remediarla.
[La ausencia de los llamados a ser mejores nos va sumiendo en la vulgaridad, la brutalidad y el crimen]
La ausencia de ideales de caballerosidad (y los caballeros eran en grado mayor o menor nobles, o adquirían la nobleza por consagrarse a los deberes de la caballería) nos va sumiendo en el egoísmo, el exhibicionismo, la vulgaridad, la brutalidad y el crimen.
Al contrario de que haya “mejores” que sean ejemplo para todos, faltan ejemplos, y eso tiene consecuencias. Y no es sólo problema de pobres y hambreados. Ayer veía en un c i b e r unos adolescentes de familias acomodadas: afeminados, afectando primitivismo, iban a consumir pornografía comprando dvds y cosas por el estilo. No nos extraña, así, que se acuchillen, que se droguen, que cometan toda clase de barbaridades como se lee a diario.
[La única salida es la vuelta de la sociedad a los ideales católicos en materia moral y político-social – Hacen falta personas que se consagren a esa causa]
Sólo hay una salida: es la vuelta de la sociedad a los ideales católicos en materia moral y político-social. Volver a la idea del caballero, del hombre o de la mujer que tiene ideales, que por amor a Dios y la Cristiandad, y por instinto de conservación social y amor a las generaciones futuras, aspira a tener virtudes, que quiere contrarrestar el mal que nos va destruyendo y hacer de ello el objetivo principal de su vida.
[Lo que la Iglesia espera de la clase dirigente]
En el sitio Aristocracia y Sociedad Orgánica presentamos estas temáticas en forma sintetizada, en base a la citada enciclopedia del Cardenal español comentada por Plinio Corrêa de Oliveira. Es recomendable ver allí todo lo que la Iglesia espera de las personas y familias que tienen el privilegio de una tradición, de una educación esmerada, de poseer recursos, de pertenecer a un título u otro a una clase dirigente: todo eso tiene que servir, principalmente, al bien común.
Es un apostolado dirigido no a conformistas, ni a quienes ya se han entregado a lo que venga, sino a personas con hidalguía y espíritu emprendedor, como nuestro estimado objetante. Urge lograr que haya “mejores”, que haya dirigentes para el bien en todos los ambientes, y es misión de la aristocracia ponerse a la cabeza del restablecimiento de la sociedad. Es el deseo de las almas que “esperan contra toda esperanza” (ver Apéndice IV “in fine”) el verdadero bienestar y la verdadera felicidad de todo el pueblo, en una sociedad fiel Al que es el Camino, la Verdad y la Vida..
Vayan estas líneas como contribución a deshacer cualquier malentendido y quedando a tu disposición para aclarar cualquier punto, en la medida de mis posibilidades, con el afecto de siempre.
Un abrazo en Cristo Rey y María Reina,
Pelayo
P.S. lamento el largo del mail, pero estas largas y complejas cuestiones no se pueden abordar en dos palabras.
martes, 8 de diciembre de 2009
Revolución francesa anticatólica: Los principios revolucionarios de 1789 contenían la suma de las enseñanzas de los falsos profetas (Benedicto XV)
En el día de la Inmaculada Concepción, ofrecemos a la Ssma. Virgen esta refutación a los errores de la impía Revolución Francesa y la exposición de los magníficos principios del magisterio tradicional de la Iglesia
6. Los principios revolucionarios de 1789 contenían la suma de las enseñanzas de los falsos profetas
Benedicto XV, al promulgar el decreto sobre la heroicidad de las virtudes del Beato Marcelino Champagnat, 2 el 11 de julio de 1920, pronunció la alocución de la cual extraemos los trechos siguientes.
"Basta, en efecto, evocar en nuestra mente los principios del siglo XIX para distinguir
que muchos falsos profetas habían aparecido en Francia, y desde allí se proponían extender por doquier la maléfica influencia de sus perversas doctrinas. Eran profetas que tomaban la actitud de reivindicadores de los derechos del pueblo, que preconizaban una era de libertad, de fraternidad, de igualdad. ¡Quién no los hubiera considerado vestidos con piel de oveja, 'in vestimentis óvium'!
"Pero la libertad preconizada por aquellos profetas no abría la puerta al bien, sino al mal; la fraternidad predicada por ellos no saludaba a Dios como a Padre único de todos los hermanos, y la igualdad anunciada por los mismos no se apoyaba en la identidad de origen, ni en la común redención, ni en el mismo último fin de todos los hombres. Eran -¡ay!- profetas que predicaban una igualdad destructora de la diferencia de clases por Dios querida en la sociedad; eran profetas que llamaban hermanos a todos los hombres para quitar la idea de sujeción de unos a otros; eran profetas que proclamaban la libertad de hacer el mal, de llamar luz a las tinieblas, de confundir la mentira con la verdad, de preferir aquélla a ésta, de sacrificar al error y al vicio los derechos y las razones de la justicia y de la verdad.
1) ASS II [1910] 613-615.
2) El Bienaventurado Marcelino José Benito Champagnat, fundador de la Sociedad de los Hermanos Maristas, nació e1 20 de mayo de 1789, falleció el 6 de junio de 1840, y fue beatificado por Pío XII el 29 de mayo de 1955.
"No es difícil entender que esos profetas vestidos con piel de oveja, habrían de mostrarse intrínsecamente -esto es en la realidad-, como lobos rapaces: 'qui véniunt ad vos in vestimentis óvium, intrínsecus autem sunt lupi rapaces.’
"Y no es de sorprender si contra tales falsos profetas debía resonar una palabra terrible: '¡guardaos de ellos!', '¡atténdite a falsis prophetis!'.
"Marcelino Champagnat oyó esa palabra: 'entendió asimismo que no había sido pronunciada sólo para él, y pensó en hacerse eco de ella junto a los hijos del pueblo, a quienes veía más expuestos a caer víctimas de los principios del 1789 por causa de su propia inexperiencia y de la ignorancia de sus padres en materia de Religión, (…)
"'Atténdite a falsis prophetis': he aquí las palabras que repetía en la práctica quien ansiaba detener la oleada de errores y vicios que, por obra y gracia de la Revolución Francesa, amenazaba inundar la tierra. 'Atténdite a falsis prophetis' : he aquí las palabras que explican la misión abrazada por Marcelino Champagnat; palabras que no ha de relegar al olvido quien desee estudiar su vida.
"No deja de tener interés la comprobación del hecho de que Marcelino Champagnat, nacido en 1789, fue destinado a combatir, en su aplicación práctica, precisamente los principios que tomaron el nombre del año de su nacimiento y obtuvieron luego triste y dolorosa celebridad.
“Para justificar su obra le hubiera bastado continuar la lectura del Evangelio de hoy, porque una simple ojeada a las llagas que los principios del 89 habían abierto en el seno de las sociedades civil y religiosa habría dejado patente cómo aquellos principios contenían la suma de la enseñanza de los falsos profetas: 'a frúctibus eorum cognoscetis eos'. (…)
"Al incremento de las casas de Hermanos Maristas y a la excelente orientación de los jóvenes a ellas acogidos coadyuvó sin duda la Virgen Santísima, por medio de una imagen que apareció, y luego desapareció, y finalmente fue de nuevo hallada. Verdaderamente maravilloso fue aquel primer incremento, que solamente se explica por el incremento sucesivo, tan extraordinario también, que, antes del décimo lustro de su fundación, cinco mil religiosos del nuevo Instituto procuraban saludable instrucción a cien mil niños esparcidos por todas las regiones del orbe.
"Si con profética luz hubiese adivinado el Venerable Champagnat un efecto tan admirable, habría lamentado tal vez el excesivo número de niños que quedaban aún sumidos en las sombras de la muerte y en las tinieblas de la ignorancia, y habría deplorado no haber podido impedir mejor el nefasto desarrollo de la perniciosa semilla esparcida por la Revolución francesa, si bien un sentimiento de honda gratitud a Dios por los bienes que producía su Congregación le habría obligado a decir que, así como de los pésimos frutos de las enseñanzas de algunos profetas contemporáneos suyos se deducía su falsedad, así los buenos frutos obtenidos mediante su obra podían demostrar la bondad de ésta: 'ígitur ex frúctibus eorum cognoscetis eos'." 1
I) "L 'Osservatore Romano", 12-13/7 11920, 2. ed,
sábado, 5 de diciembre de 2009
La igualdad católica logra un acuerdo admirable entre las distintas condiciones de vida - Errados conceptos socialistas-pseudocristianos de Le Sillon
entre los hombres, sino que de acuerdo con la variedad
de modos de vida, profesiones e inclinaciones,
alcanza aquel acuerdo admirable y, por así decir,
armonioso, que conviene por naturaleza
a la utilidad y a la dignidad de la vida civil"
De la encíclica de León XIII, Humanum Genus, del 20 de abril de 1884 contra la Masonería, extraemos el siguiente trecho:
"En consecuencia, habiendo encontrado no sin razón ocasión oportuna para ello, renovamos lo que ya hemos manifestado en otras ocasiones: que es conveniente propagar y proteger con gran celo la Orden Tercera de San Francisco. (...) Así pues, sea renovada con diarios progresos esta santa asociación, de la cual podemos esperar muchos frutos, y especialmente el insigne fruto de que sean elevados los espíritus hacia la libertad, fraternidad e igualdad de derechos, no como absurdamente las imaginan los masones, sino tal como las dispuso Jesucristo para el género humano y las siguió San Francisco. Nos referimos aquí a la libertad de los hijos de Dios, por la cual no servimos ni a Satanás, ni a las pasiones, perversísimos señores; a la fraternidad cuyo origen reside en Dios Creador y Padre común de todos; a la igualdad que, erigida sobre los fundamentos de la justicia y de la caridad, no elimina todas las diferencias entre los hombres, sino que de acuerdo con la variedad de modos de vida, profesiones e inclinaciones, alcanza aquel acuerdo admirable y, por así decir, armonioso, que conviene por naturaleza a la utilidad y a la dignidad de la vida civil." 1
5. Una filosofía de la cual la Iglesia
En su carta apostólica Notre Charge Apostolique, de1 25 de agosto de 1910, en la cual condena el movimiento francés de izquierda católica Le Sillon, de Marc Sangnier, así analiza San Pío X la célebre trilogía:
"Le Sillon tiene la noble preocupación por la dignidad humana; pero entiende esta dignidad a la manera de algunos filósofos de los que la Iglesia está lejos de gloriarse. El primer elemento de esta dignidad es la libertad, entendida en el sentido de que, salvo en materia de religión, cada hombre es autónomo. De este principio fundamental saca las conclusiones siguientes.
Hoy en día el pueblo está bajo la tutela de una autoridad distinta de él; debe liberarse de ella: emancipación política. Está bajo la dependencia de patrones que, reteniendo sus instrumentos de trabajo, lo explotan, oprimen y rebajan; debe sacudirse su yugo: emancipación económica. Está dominado, finalmente, por una casta llamada dirigente, a la cual su desarrollo intelectual asegura una preponderancia indebida en la dirección de los asuntos; debe eludir su dominación: emancipación intelectual.
"Desde este triple punto de vista, la nivelación de las condiciones establecerá entre los hombres la igualdad, y esta igualdad es la verdadera justicia humana. Una organización política y social fundada sobre esta doble base, la libertad y la igualdad
(a las cuales enseguida se unirá la fraternidad): he aquí lo que [los partidarios de le Sillon] llaman Democracia. (...)
"En primer lugar, en política, le Sillon no suprime la autoridad; la juzga, por el
contrario, necesaria; pero quiere repartirla, o, mejor dicho, multiplicarla de tal modo que cada ciudadano se convierta en una especie de rey. (...)
"Guardadas las debidas proporciones, lo mismo ocurrirá en el orden económico. Sustraída de las manos de una clase particular, la condición de patrono quedará tan multiplicada, que cada obrero vendrá a ser una especie de patrono. ( ...)
"He aquí ahora el elemento capital, el elemento moral. ( ...) Arrancado de la estrechez de sus intereses privados y elevado a los intereses de su profesión, y más arriba, a los de la nación entera, y más arriba aún, a los de la Humanidad (porque el horizonte de le Sillon no se detiene en las fronteras de la patria, sino que se extiende a todos los hombres hasta los confines del mundo), el corazón humano, dilatado por el amor al bien común, abrazaría a todos los camaradas de la misma profesión, a todos los compatriotas, a todos los hombres. y he aquí la grandeza y la nobleza humana ideal realizada por la célebre trilogía: libertad, igualdad, fraternidad. (...)
"Esta es, en resumen, la teoría—el sueño, se podría decir-de le Sillon."l
San Pío X se inserta, por tanto, en la estela de sus predecesores, quienes, desde Pío VI, condenaron los errores sugeridos por el lema de la Revolución Francesa.
viernes, 27 de noviembre de 2009
Libertad e igualdad difundidas por la Revolución Francesa, conceptos falaces cuyo abuso lleva al socialismo y al comunismo
por la Revolución Francesa: dos conceptos falaces
diseminados por perfidísimos filósofos
Pío VI condenó en reiteradas ocasiones la falsa concepción de libertad e igualdad. En el Consistorio Secreto del 17 de junio de 1793, confirmando las palabras de la encíclica lnescrutabile Divinae Sapientiae, del 25 de diciembre de 1775, declaró lo que sigue:
"Esto intentan, además, los perfidísimos filósofos: disuelven todos aquellos vínculos que unen a los hombres entre sí y a sus superiores, y les mantienen en el cumplimiento de sus obligaciones; y van clamando y proclamando hasta la náusea que el hombre nace libre y no está sujeto al imperio de nadie; y que, por lo tanto, la sociedad no pasa de ser un conjunto de hombres ineptos, cuya estupidez se postra ante los sacerdotes -por los cuales son engañados- y ante los reyes -por los cuales son oprimidos-; de tal suerte que la concordia entre el sacerdocio y el imperio no es otra cosa sino una monstruosa conspiración contra la innata libertad del hombre. A esta falsa y mentirosa palabra Libertad, aquellos jactanciosos patronos del género humano le agregaron otra igualmente falaz: Igualdad. Es decir, como si por el hecho de estar cada uno sujeto a disposiciones de ánimo cambiantes y moverse de modo diverso e incierto, según el impulso de su deseo, no debiese haber entre los hombres reunidos en sociedad civil alguien que, por la autoridad y por la fuerza, prevalezca, obligue, gobierne y llame al cumplimiento del deber a quienes se conducen de manera desordenada, a fin de que la propia sociedad, por el tan temerario y contradictorio ímpetu de incontables pasiones, no caiga en la anarquía y se disuelva completamente, a semejanza de lo que sucede con la armonía, que se compone de la concordancia de muchos sonidos y que, si no consiste en una adecuada combinación de cuerdas y de voces, se desvanece en ruidos desordenados y completamente disonantes." 1
3. El abuso de la libertad y de la igualdad
lleva al socialismo y al comunismo
En su encíclica Nostis et Nobiscum, de 8 de diciembre de 1849~ Pío IX denuncia:
"En cuanto a esta depravada doctrina y sistemas [de los enemigos actuales de Dios y de la sociedad humana, que quieren alejar a los pueblos de Italia de la obediencia al Papa y a la Santa Sede], ya todos saben que su principal objetivo es introducir entre el pueblo, abusando de las palabras libertad e igualdad, las funestas invenciones del socialismo y del comunismo."2
1) Pii VI Pont. Max. Acta, vol. II, pp. 26-27.
2) Pii IX, Pontificis Maximi Acta, Pars Prima, Typographia Bonarum Artium, Roma, 1854-1874, p. 210.
Comentario de Pelayo
Me parece de especial importancia la afirmación del Papa de que los filósofos anticristianos disuelven los vínculos entre los hombres, y llevan a la disgregación de la sociedad -fenómeno del que hay alarmantes síntomas en el noticiero diario. Y también la noción de armonía, que es disuelta por los erróneos conceptos de la Libertad y de la Igualdad entendidos en sentido revolucionario.
Nuestra lucha doctrinaria se dirige a restaurar la sociedad envenenada por estas falsas nociones que se vienen enseñando como "dogmas" que no se puede contradecir so pena de ser tildado de autoritario, enemigo de la libertad, etc. En realidad es lo contrario: son estos errores la base del autoritarismo socialista de hoy. Por eso enseñaba San Pío X que los verdaderos amigos del pueblo no son innovadores ni revolucionarios sino tradicionalistas.
El 2º texto muestra el nexo de la II Revolución y la III: de la Revolución Francesa como madre de la Revolución comunista, tesis central de "Revolución y Contra-Revolución", magistral obra del autor de "Nobleza y élites...". ¿Qué opina el estimado lector?
Cordialmente,
Pelayo
martes, 24 de noviembre de 2009
APÉNDICE II La trilogía revolucionaria: "Libertad, Igualdad, Fraternidad": Hablan diversos Papas - Por Plinio Corrêa de Oliveira
La trilogía revolucionaria:
“Libertad, Igualdad, Fraternidad":
Hablan diversos Papas
Por coincidencia, este libro comenzó a ser escrito en el año del bicentenario de la Revolución Francesa. Sin embargo, obstáculos de todo tipo han ido imponiendo a su autor grandes y numerosas interrupciones, de modo que sólo tres años después ha podido ser concluido.
Dicha coincidencia puede ser, no obstante, calificada como feliz. Gran número de los temas tratados ocuparon un lugar preponderante en las reflexiones de los revolucionarios de entonces y orientaron sus metas; reflexiones y metas éstas que se reflejaron claramente en las violencias por ellos realizadas, en las injusticias que practicaron y en las tumultuosas reformas que llevaron a cabo.
La conmemoración del bicentenario de la Revolución Francesa hizo rememorar a todo el mundo contemporáneo tan grandes convulsiones de modo considerablemente vivo. De dicha rememoración perduran aún hoy ecos que comunican a la temática
del presente libro una actualidad mayor que la que tenía antes del bicentenario.
No ha de extrañar, por tanto, que la mencionada Revolución haya acudido más de una vez durante la lectura de esta obra al espíritu de lectores acostumbrados a considerar temas históricos y, con ella, les habrá venido a la memoria la famosa trilogía revolucionaria: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Para satisfacer los eventuales deseos de dichos lectores, serán publicados a continuación textos pontificios que tratan sobre ella, además del ya citado anteriormente.1
1. Omnímoda libertad e igualdad absoluta:
dos conceptos insensatos e incluso monstruosos
En la decretal dirigida el 10 de marzo de 1791 al Cardenal de la Rochefoucauld y al Arzobispo de Aix-en-Provence sobre los principios de la Constitución Civil del Clero, Pío VI así se expresa:
"Se decreta pues en esta asamblea [en la Asamblea Nacional Francesa], que se establezca como derecho que goce el hombre constituido en sociedad de libertad absoluta; que, por supuesto, no deba ser perturbado en lo que se refiere a la Religión: y que sea libre de opinar, hablar, escribir y hasta publicar lo que quiera sobre los asuntos de su propia Religión. Se ha proclamado que estas monstruosidades derivan y emanan de la igualdad de los hombres entre sí y de la libertad de la naturaleza. Pero, ¿se puede concebir algo más insensato que establecer entre todos una tal igualdad y libertad, hasta el punto de no tomar para nada en cuenta la razón, con la cual la naturaleza dotó especialmente al género humano, y mediante la cual se distingue de los demás animales ?
"Cuando Dios creó al hombre y lo colocó en el Paraíso de delicias, ¿por ventura no le notificó al mismo tiempo que estaría sujeto a pena de muerte si comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal? ¿Acaso no restringió al instante su libertad con este primer precepto? Cuando, a continuación, el hombre se convirtió en reo por su desobediencia, ¿por ventura no le impuso un mayor número de preceptos por medio de Moisés? Y aunque lo dejó en manos de su propio albedrío para que pudiese merecer bien o mal, le añadió, sin embargo, mandamientos y preceptos, a fin de que, si los quisiese observar, éstos lo salvasen (Eccli. XV, 15-16).
"¿Dónde queda, pues, aquella libertad de pensar y de obrar que los Decretos de la Asamblea atribuyen al hombre constituido en sociedad como un derecho inmutable de su propia naturaleza? (…)
"Puesto que el hombre tiene ya desde el comienzo la necesidad de sujetarse a sus mayores para ser por ellos gobernado e instruido, y para poder ordenar su vida según la norma de la razón, de la humanidad y de la Religión, es entonces cierto que es nula y vana desde el nacimiento de cada uno esa tan celebrada libertad e igualdad entre los hombres. Es necesario que le estéis sujetos (Rom. XIII, 5). Por consiguiente, para que los hombres pudieran reunirse en sociedad civil fue preciso constituir una forma de gobierno en virtud de la cual los derechos y la libertad fuesen circunscriptos por las leyes y por el poder supremo de los que gobiernan. Por eso enseña San Agustín con estas palabras: Es, pues, un pacto general de la sociedad humana obedecer a sus Reyes (Confesiones, libro III, cap. VIII, t. I, oper. edit. Maurin, p. 94). He aquí por qué el origen de este poder debe ser buscado menos en un contrato social que en el propio Dios, autor de lo que es recto y justo. "2
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I) Cfr. Capítulo III, 4.
2) Pii VI Pont. Max. Acta, Typis S. Congreg. de Propaganda Fide, Roma, 1871, vol I, pp. 70-71.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Todo en una sociedad católica debe estar en permanente ascensión
Comentábamos, poco tiempo atrás, los conceptos del Cardenal Herrera Oria con respecto a la permanente busca de ascensión social que todos deben esforzarse por lograr, grandes y pequeños, pobres, medianos y ricos.
miércoles, 28 de octubre de 2009
A Luján, por la paz de la Patria y el Campo
Como todas las puertas que se golpearon para la solución de este conflicto no han sido abiertas y todos los Argentinos sabemos que nuestra Señora de Lujan, Patrona de la Nación Argentina siempre atiende, nos atrevemos a llegar a Ella, no como soberbios embajadores, sino como humildes peregrinos que de a pie suplican y confían en su auxilio, rogando al Sagrado Corazón de Jesús su protección durante esta marcha.
Sin pensar ni creer que representamos a todo el campo Argentino, ni a todos los ciudadanos no agropecuarios que desean fervientemente la finalización de este problema, pero siendo concientes que estamos activamente involucrados y comprometidos con la pronta solución en paz de este conflicto, dos ciudadanos devotos de la Virgen, por ser ex alumnos de Don Bosco, educados en el amor a la tierra y a los valores familiares, siendo uno, cuarta generación de una familia tradicional agropecuaria y el otro hijo de colonos, partimos con Fe y esperanza a Lujan.
Te invitamos a que nos acompañes con el mismo espíritu que lo hacemos nosotros, acercándote a la orilla de la ruta a nuestro paso, tocando bocina, colgando una bandera ARGENTINA en tu vehiculo, siguiéndonos un trecho o todo el camino, esperándonos a nuestra llegada a Lujan, pero por sobre todas las cosas desde nuestra salida a lo largo y ancho del país queremos que nos tengas presentes con oraciones.
Cuando en los conflictos humanos no hay solución entre hermanos, solo las madres proporcionan consuelo, armonía y paz, acompáñanos a rezar en Lujan para que nuestros lideres gremiales y nuestros gobernantes reciban la gracia y la inspiración necesaria para reubicar a una Argentina llamada a brillar en el mundo a que realmente así sea.
jueves, 8 de octubre de 2009
¡Fuera Zelaya de la embajada del Brasil! Manifiesto de la Asociación Fundadores
La lectura y el análisis de los diarios de las últimas semanas muestra claramente el crecimiento de las tensiones en Latinoamérica, donde se está trabando una batalla político-ideológica de grandes dimensiones y relevancia para el destino de todos los países de la región, muy especialmente del Brasil.
Por una de esas paradojas de la Historia, es en la pequeña Honduras que ese embate encuentra, en el momento actual, su escenario más encarnizado.
La iniciativa –capitaneada por el venezolano Hugo Chávez- del retorno clandestino a Honduras del presidente depuesto, Manuel Zelaya, y la subsiguiente transformación de la embajada brasileña en cuartel general de éste y de su grupo de seguidores más próximos, elevaron las tensiones a un grado inimaginable e hicieron que nuestro País transponga, en las relaciones internacionales, un umbral extremadamente peligroso.
La diplomacia brasileña, en gesto inaudito y a contramano de sus tradiciones, decidió intervenir directamente en la situación de Honduras, en agresión a la soberanía del país, en falta de respeto a sus instituciones y a las leyes internacionales, en inequívoca servidumbre al expansionismo chavista en la región.
Ante la gravedad de la actual coyuntura, animada de cristiano patriotismo, la Asociación de los Fundadores (discípulos de Plinio Corrêa de Oliveira), viene a manifestar públicamente su opinión con respecto a los rumbos de nuestra política exterior, que están causando perplejidad y creciente angustia a incontables brasileros. Haciéndolo, se inspira en la línea de actuación ininterrumpida y en los principios que animaron al eminente e intrépido líder y pensador católico, Plinio Corrêa de Oliveira.
I – La fabricación de un fantasma: el “golpismo”
Existen determinados momentos en que la escena internacional es sacudida por un frenesí con relación a un hecho político o religioso que, al modo de un vendaval repentino, lo alcanza y lo derrumba a todo. La opinión pública se halla envuelta en un clima emotivo, en el que la reflexión ponderada y el equilibrio de juicio se ven perjudicados, y pasan a ser transmitidas impresiones poco razonables como si fuesen realidades incuestionables,.
Honduras, pequeño país de América Central que no constituye habitualmente el foco de atención del público, se transformó en epicentro de uno de esos fenómenos. El pretexto han sido los acontecimientos políticos que, el 28 de junio p.p., condujeron a la deposición del entonces presidente Manuel Zelaya.
El caudaloso noticiero, innumerables análisis y abundantes reacciones políticas –carentes de exención de espíritu y objetividad- insistían en la idea de que nos encontrábamos ante un acto arbitrario de barbarie política perpetrado contra un presidente que legítima y tranquilamente ejercía el cargo para el que había sido elegido; llegaron en algunos casos a referirse a esto como un retorno a la “época negra” de los golpes militares.
Teniendo a la cabeza los miembros de ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas), ciertos actores políticos latinoamericanos, hablando en nombre de una democracia que buena parte de ellos viola de muchas maneras, apuntaban como imperiosa una vehemente condena del “golpe” en Honduras. El propio presidente Luis Ignacio da Silva se sumó al coro de los que condenaron tal “golpe”.
No obstante, en el resto del mundo, voces de considerable peso comenzaron a señalar la verdadera naturaleza de los acontecimientos ocurridos en aquel país; en Honduras había estado en curso un golpe contra la Constitución y las instituciones, pero conducido por el propio Manuel Zelaya, con la íntima colaboración del presidente venezolano, Hugo Chávez.
II – La verdad sobre Honduras: Zelaya embiste contra la Constitución y desafía las instituciones del país
En el mes de enero de 2006, Manuel Zelaya asumía la presidencia de Honduras, luego de ganar las elecciones como miembro del Parido Liberal, de tendencia conservadora.
Condicionado por una acentuada crisis de las finanzas públicas, fruto de los altos precios del barril de petróleo, inició una aproximación con el líder venezolano.
Cooptado inicialmente por las tentadoras condiciones para adquirir el petróleo, y luego por la invitación a que su país ingresara al ALBA –lo que ocurrió en agosto de 2008, luego de una fuerte disputa en el Congreso Nacional- Zelaya renunció a su programa electoral, se declaró de izquierda y antiimperialista, mostrando creciente anuencia a las maniobras con las que Hugo Chávez viene desestabilizando diversos países de América Latina.
Desgastado políticamente, blanco de denuncias graves de corrupción y de estar ligado al narcotráfico, Zelaya lanzó, en marzo de 2009, la idea de un plebiscito para promover reformas en la Constitución y perpetuarse en el poder, según los moldes de la cartilla chavista victoriosa en Bolivia y Ecuador.
La Constitución hondureña tiene cláusulas inamovibles, como la obligatoriedad de alternar en el ejercicio de la Presidencia, cuya infracción constituye “delito de traición a la patria”. Dispone asimismo que cesará de inmediato en el desempeño de su cargo público (inclusive en el de presidente) todo aquel que proponga o apoye la reforma del dispositivo constitucional que impide ser de nuevo presidente de la república.
Indiferente a dichos impedimentos constitucionales, el presidente Zelaya emitió un decreto convocando a una consulta popular para establecer una Asamblea Constituyente.
A fines de mayo, el Tribunal de Letras en lo Contencioso Administrativo, en proceso promovido por el Ministerio Público y por la Procuraduría General del Estado, suspendía todos los efectos del decreto por considerarlo inconstitucional.
El propio Gobierno, admitiendo la ilegalidad del Decreto, decidió presentar uno nuevo, con leves modificaciones, pero plagado de los mismos vicios legales.
El Tribunal Superior Electoral declaró ilegal la consulta popular que planeaba el Poder Ejecutivo y cuyos preparativos llevaba a cabo, principalmente por usurpar prerrogativas de otros poderes lo que, según la Constitución hondureña, constituye delito grave.
El presidente Manuel Zelaya anunció entonces su intención de no respetar las decisiones del Poder Judicial y recurrió a Hugo Chávez para que lo ayude en la organización de la consulta popular, trayéndose de Venezuela el material destinado a ella.
Zelaya intentó una última maniobra ordenándole a las Fuerzas Armadas apoyar la consulta popular declarada ilegal. Al recibir la negativa de colaboración con sus ilícitas pretensiones, destituyó sumariamente al Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
El 26 de junio, el Fiscal General de la República le solicitó a la Corte Suprema de Justicia una orden de captura contra Manuel Zelaya, bajo acusación de traición a la patria, conspiración contra la forma de gobierno, abuso de autoridad y usurpación de función. La Corte le ordenó a las Fuerzas Armadas la captura de Zelaya por tales delitos.
El 28 de junio, Zelaya fue arrestado y retirado del país. El Congreso Nacional de Honduras, por mayoría (con sólo cinco votos en contra), elevó a Roberto Micheletti como nuevo presidente constitucional de Honduras (*).
(*) La designación siguió el orden establecido por la Constitución de Honduras dado que el vice-presidente había renunciado meses antes para ser candidato en las elecciones de noviembre.
La exposición, aunque fuese sumaria, de la crisis institucional en Honduras no le convenía a Zelaya, a Chávez y a sus “compañeros de ruta”, por lo cual era preciso alimentar la idea simplista y facciosa de un “golpe” de Estado cometido por militares. Papel al que se prestó gustosamente, en nuestro medio, una parte considerable del capitalismo macropublicitario.
En verdad, la maniobra de calificar de “golpe” la destitución de Manuel Zelaya y la exigencia de condena de aquel encerraban un ardid ideológico. Al omitir astutamente todos los atentados de Manuel Zelaya al orden constitucional de Honduras, se pretendía convalidar a éstos y –con mayor amplitud- a la estrategia geopolítica de Hugo Chávez y de su “socialismo del siglo XXI”.
A medida que la realidad fue emergiendo, se tornó cada vez más claro que en Honduras se habían dado una serie de actos institucionales en defensa del Estado de Derecho, comenzando a derrumbarse la versión de un acto arbitrario cometido por militares.
Debe destacarse que, pese a censurar el hecho político, el Departamento de Estado norteamericano jamás calificó lo ocurrido en Honduras como golpe de estado.
En los últimos días, un estudio de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos –órgano consultivo sin carácter político- consideró constitucional la destitución del presidente Manuel Zelaya y señaló la necesidad de respetarla. El estudio objeta tan sólo la legalidad de su expulsión del país (cfr. “O Estado de S. Paulo”, Deposição foi legal; exílio, não, diz estudo americano, 25/9/2009).
Posiblemente el documento de mayor relevancia en ese punto haya sido el publicado por la Conferencia Episcopal de Honduras.
En nota leída por su Presidente, el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Madariaga, los Obispos hondureños afirmaron haber buscado información en todas las instancias competentes y en organizaciones de la sociedad civil, debiendo concluir que las determinaciones que llevaron a la deposición de Manuel Zelaya fueron legales, y que las instituciones del Estado democrático están en plena vigencia. Los Obispos agregan que esperan una explicación con respecto a la expulsión del país del ex –presidente.
Las Conferencias Episcopales de Venezuela, Bolivia y Ecuador, y los Obispos de Méjico, declararon su apoyo oficial a la posición asumida por los Obispos hondureños.
III – Presiones diplomáticas y elecciones
A partir de la deposición de Manuel Zelaya comenzaron incontables gestiones y presiones diplomáticas sobre el gobierno de Roberto Micheletti, que no viene al caso mencionar.
Cabe sin embargo destacar la orquestación pro-Zelaya encabezada por la Organización de Estados Americanos (OEA), bajo la dirección del, socialista José Miguel Insulza.
Honduras fue sumariamente expulsada de la OEA, pocas semanas después de haber sido aprobada la vuelta incondicional de la dictadura castrista a la organización. Sin hablar de su clamoroso silencio ante las maniobras golpistas de Zelaya y las amenazas militares de Chávez al país, lo que le valió a la OEA una advertencia de la propia Conferencia de los Obispos de Honduras, en el sentido de prestarle más atención a todo lo que estaba pasando, fuera de la legalidad, antes del 28 de junio.
Con su desvergonzada parcialidad, la OEA se desacreditó para todo papel mediador, lo que condujo a las partes a un diálogo directo, iniciado bajo auspicios del presidente de Costa Rica, Oscar Arias.
Manuel Zelaya, haciendo abstracción de sus afrentas a las instituciones de Honduras y de las violaciones a la ley fundamental del país, se mantenía inflexible en su postura en pro de su incondicional vuelta al poder, lo que colaboró significativamente para el fracaso de todas las tentativas de negociación.
Mientras se desarrollaban las tratativas diplomáticas, grandes manifestaciones ganaban las calles de Honduras, especialmente de Tegucigalpa, en las que hondureños de todas las clases sociales mostraban al mundo su repudio a la intervención de Hugo Chávez en los asuntos de Honduras y su rechazo ideológico al “socialismo del siglo XXI”.
Ante el fracaso de las negociaciones y de la amplia oposición del pueblo hondureño a las maniobras de Zelaya, quedaba como solución pacífica la realización de las elecciones de noviembre. Diversos países veían con buenos ojos esta solución y el propio Departamento de Estado norteamericano no descartaba aceptarla.
Con la realización de la contienda electoral, fijada antes de la deposición de Manuel Zelaya y mantenida por el gobierno de Roberto Micheletti, acabarían por venirse abajo las alegaciones de golpismo. Para la estrategia política del chavismo sería la consumación de la derrota en Honduras.
Fue entonces que la diplomacia brasileña pasó a tomar la delantera y la abierta defensa del bloque bolivariano, decidiendo impedir cualquier solución que no atienda los intereses chavistas.
IV - Jugada radical: la vuelta clandestina de Zelaya
Reinaba la paz social y política en Honduras. Urgía, pues, convulsionar el cuadro político e impedir la realización de las elecciones.
Para revivir la crisis era necesaria una jugada radical. Nada mejor que la vuelta clandestina de Zelaya al país.
Todo indica que la logística de la operación que permitió el retorno del ex presidente al país tuvo la participación activa de Hugo Chávez. El mismo admitió tener conocimiento de todo y reveló que se había tratado de “una operación secreta, una gran operación de disimulo”.
Las confesiones de Chávez sólo refuerzan la certeza de que Zelaya es una marioneta política en manos del caudillo venezolano, a cuyos intereses sirve.
A partir del momento en que Manuel Zelaya se “refugió” en la embajada del Brasil en Tegucigalpa, nuestro País pasó, de este modo, a participar con toda evidencia de la intentona chavista.
Se hace cada vez más difícil creer que la “materialización” de la presencia de Zelaya a las puertas de la embajada brasilera haya sido fruto del acaso, cuando su permanencia en ella y la colaboración activa del gobierno de tal manera resultan útiles a sus intereses. Incluso por la coincidencia con el discurso del presidente Luis Ignacio Lula da Silva en la Asamblea General de la ONU, durante el cual exigió la inmediata restitución de Manuel Zelaya al cargo, condenando “golpes de Estado” como el de Honduras, al tiempo en que asumía la defensa del régimen castrista.
En entrevista a una radio hondureña, Zelaya afirmó que su plan de retorno a Honduras fue elaborado en consultas con Lula y con Celso Amorim. Y aunque estuviese mintiendo, la confianza demostrada por Hugo Chávez en relación al Brasil muestra a las claras hasta qué punto el líder bolivariano cuenta con la diplomacia brasileña para la realización de sus aventuras, y cómo ésta es connivente con sus intereses geopolíticos. Se comprende así que Manuel Zelaya haya reafirmado como indispensable el apoyo del Brasil y reiterado sus agradecimientos al presidente Lula.
El hecho es que la diplomacia brasilera, en lugar de exigir discreción y ausencia de toda manifestación política, permitió que Manuel Zelaya transformara la embajada del País en un verdadero cuartel general, de donde pasó a llamar a una insurrección en Honduras y al derribamiento de Micheletti. Se levantó la hipótesis, inclusive, de la posibilidad de que Zelaya instalara allí un gobierno paralelo. La gravedad de la situación creada se acentúa al considerarse que, junto con Zelaya, se instalaron en la embajada decenas y decenas de seguidores suyos, muchos de los cuales usan trapos para esconder el rostro, mientras vigilan la entrada del predio, no habiendo ni siquiera certeza de que todos sean hondureños.
Inmediatamente después de los primeros llamamientos de Zelaya, dirigidos a sus seguidores desde el balcón de la embajada, y en entrevistas concedidas en el interior de la misma, los zelayistas saquearon establecimientos comerciales, destruyeron propiedades, quemaron gomas y bloquearon calles, disturbios que causaron la pérdida de dos vidas humanas.
Resulta comprensible que, en comunicado divulgado por la Cancillería de Honduras, el gobierno del presidente Lula haya sido acusado de intromisión en los asuntos internos de Honduras; y que el propio canciller hondureño, Carlos López Contreras, haya declarado en una entrevista que “hay una grave responsabilidad internacional del gobierno del presidente Lula, no sólo con el Gobierno de Honduras sino también con la población y el comercio, que fue saqueado por las turbas instigadas desde el interior de la misión del Brasil en Tegucigalpa” (Chanceler de regime de facto acusa Brasil, “O Estado de S. Paulo”, 26/9/2009).
De hecho, el Brasil, en una agresión a la soberanía de Honduras, pasó a interferir de forma explícita en los asuntos internos del país, violando las normas del Derecho Internacional, como destacaron varios especialistas. Actitud que fue reforzada por las declaraciones del presidente Lula en cuanto a que Zelaya no tiene plazo para irse de la embajada y que “el Brasil no tiene nada que hablar con esos señores que usurparon el poder”.
La voluntad de hacer fracasar cualquier solución negociada que no atienda los intereses de Hugo Chávez se consolidó en la reunión de emergencia de la OEA, en la que Brasil se alineó con Venezuela, rechazando las propuestas de la diplomacia norteamericana.
La gravedad de la situación se mantiene. El plan de la vuelta de Manuel Zelaya contaba con la adhesión en las calles de decenas o tal vez cientos de millares de seguidores, como destacó el diario “ABC” de Madrid. Pero, una vez más, se hizo patente el fracaso del apoyo popular a las maniobras de la izquierda.
Sólo le queda a Zelaya el intento de convocar, siempre desde la embajada brasileña, una ofensiva final de los “movimientos sociales” y predicar actos de desobediencia civil, como lo hizo en estos días. Esto se da en el preciso momento en que el Diputado que preside la Comisión de Seguridad y Narcotráfico denunció en el Congreso de Honduras, basado en informes de inteligencia militar y policial de países centroamericanos, un masivo tráfico de armas, procedente de El Salvador, para la ejecución de actos terroristas en el país (cfr. “El Heraldo”, 29/9/2009, Denuncian masivo tráfico de armas hacia Honduras).
¿Estará el chavismo –con la eventual colaboración de Cuba, Nicaragua y otros aliados- preparando un baño de sangre para Honduras? Y, en esa eventualidad, ¿estará nuestra temeraria diplomacia decidida a proseguir en la aventura que puede degenerar en violencia y en un desenlace trágico?
Se entiende que el embajador norteamericano en la OEA, Lewis Amselem, haya calificado el retorno clandestino de Zelaya como “irresponsable”, además de no servir “a los intereses de su pueblo y de aquellos que defienden una solución pacífica para el restablecimiento del orden democrático”.
Toda la situación generada con el “amparo” dado al ex presidente Manuel Zelaya en la embajada brasilera permite entrever que la diplomacia del gobierno Lula decidió trasponer un umbral muy peligroso y asumir el liderazgo de la estrategia geopolítica e ideológica del así llamado eje bolivariano. Como bien señaló en su editorial la revista “Veja”, “apoyar a Zelaya no significa defender la democracia, significa apoyar la dictadura de Chávez” (30/9/2009).
V – Dos mitos que se desmoronan
En el firmamento diplomático latinoamericano, dos máximas se habían ido fijando, tornándose aceptadas casi como evidencias.
La primera presentaba al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, como un líder histriónico y excéntrico, que conducía una revolución confusa en sus conceptos e inocua en sus praxis. Según dicha versión, las amenazas de Chávez, de un radicalismo desvariado, no pasarían de mera retórica.
La segunda máxima presentaba al presidente Lula como un contrapunto a la radicalidad de Chávez, dispuesto a contener los arrestos del venezolano; un izquierdista moderado y pragmático, actor confiable en la región y líder imprescindible para resolver las disputas regionales.
La izquierda en América Latina estaría, según este enfoque, dividida en dos bloques, el de la izquierda radical (liderado por Hugo Chávez), y el de la izquierda moderada (liderado por Lula). Tanto una máxima como la otra, se prestaban a desmovilizar y debilitar toda resistencia al avance de las izquierdas en Latinoamérica.
Entretanto, ambos líderes lograban avances substanciales en sus estrategias, cuyas diferencias no pasaban de dos caras de una misma moneda.
Quien se abocara con más detenimiento al análisis de la realidad diplomática de la región advertiría que, en los momentos de desgaste y en los lances más audaces del así llamado bolivarianismo, el presidente Lula y su diplomacia acudían sistemáticamente en ayuda de Chávez o de los integrantes de su bloque.
Pese a lo cual, misteriosamente, muchos medios de comunicación y analistas políticos continuaban repitiendo las dos máximas, casi como un mantra.
Transcurridos varios años, los acontecimientos se encargaron de desmentir estas versiones y ambos mitos se desmoronaron.
Lula, en verdad, jamás moderó seriamente las actitudes de Chávez. Y la prueba está en que el caudillo venezolano logró seguir adelante con su programa radical en Venezuela, donde va implantando a los ojos de todos un régimen dictatorial y socialista (que Lula califica como “exceso de democracia”); extendiendo su influencia o ingerencia a diversos países; cubriendo abiertamente a las FARC; y entretejiendo alianzas, inclusive militares, con Rusia, China, Libia, Argelia e Irán, en un eje anti-norteamericano.
En un reciente análisis, la conceptuada revista “The Economist”, alertó acerca de que existe método en la aparente locura de Chávez: “Su confesado cálculo es que ayudando a provocar dificultades para los Estados Unidos, simultáneamente en muchos lugares, puede provocar el colapso del ‘imperio’. Los regímenes con los que asiduamente busca una alianza son, dentro de este cálculo, el núcleo de un nuevo orden mundial”. Y la revista alerta en relación a que el mundo debe tomar más en serio los designios del venezolano (Friends in low places, 15/9/2009).
Es en el contexto señalado por “The Economist” que se ubica la maniobra del retorno clandestino de Manuel Zelaya a Honduras y su acogida en la embajada brasileña.
En un momento de arrobamiento, la diplomacia nacional –manipulada por el lulo-petismo- terminó revelando su verdadera faz, demostrando que está dispuesta a jugar fuerte, apoyando activamente el chavismo y su “socialismo del siglo XXI”, colaborando con la desestabilización de América Latina y minando, cada vez más, la influencia de Estados Unidos en la región.
VI – Llamado al sentido común
La crisis hondureña es sumamente reveladora y constituye una grave señal de alerta. El gobierno del Presidente Lula, pese a ciertas apariencias, no está interesado en solucionarla por la vía institucional. Está con ganas, eso sí, de imponerle al pequeño país centroamericano una rendición al chavismo.
En su servilismo a los designios de una ideología de izquierda, la actual diplomacia nacional –dominada por una minoría radical- no refleja el pulso del corazón del Brasil como un todo, pues las políticas oficiales hace mucho que dejaron de tener en cuenta la fibra conservadora y cristiana, uno de los componentes más incontestables y de mayor prestigio de la mentalidad nacional.
La agresividad y radicalización que vienen distinguiendo nuestra política exterior –y que, en modo alguno, parecen reflejar el sentimiento dominante de nuestro prestigioso cuadro diplomático-, además de poder afectar a nuestra Nación, arrastrándola a una indeseable posición de beligerancia, son contrarias a la mentalidad del brasilero medio.
¿Qué pensarán nuestros compatriotas cuando se vean envueltos en conflictos que nunca buscaron, tan sólo porque el fanatismo ideológico de algunos los llevó a aventuras como la presente?
¡Qué extrañeza, qué desconcierto, qué sensación alucinante de no estar identificados con la misión histórica de la Tierra de la Santa Cruz sentirán los brasileños cuando noten que los recursos tácticos de la configuración geográfica del País, las riquezas sin fin de su subsuelo, de su pujante agricultura y de su dinámica industria estarán resultando útiles para la implantación de una ideología extraña a sus anhelos y contraria a sus principios cristianos?
Es urgente que Manuel Zelaya abandone la legación brasilera y deje de hacer de ella el cuartel general de donde lanza sus llamados a una insurrección que puede conducir a una lucha fratricida entre hondureños. Lucha de la cual será responsable, en gran medida, nuestro gobierno, si continúa siendo el patrocinador de la aventura chavista de Manuel Zelaya.
Honduras necesita paz y respeto a su soberanía y no gritos de guerra partidos de la embajada brasileña en Tegucigalpa.
Más que nada importa que la pequeña Honduras, el Brasil y toda América Latina se mantengan a salvo de las intrigas, amenazas, incursiones y, en el futuro, de una posible hegemonía del “socialismo del siglo XXI”.
Creemos que es necesario que se forme un frente amplio en el País, fundado no tanto en filiaciones partidarias sino en los auténticos intereses del Brasil –que se oponga de modo efectivo a los desmanes de una política exterior que desde hace mucho dejó atrás los legítimos intereses nacionales y los cambió por una ideología imperialista. Ideología ésta que intenta resucitar en nuestro continente, habitualmente pacífico, la estela de humillaciones, confrontaciones, miserias y dolores que las ideas marxistas le impusieron a Rusia, a los países del Este europeo, a China, a Corea del Norte y a Cuba, para mencionar tan sólo algunos de ellos.
Terminamos este pronunciamiento elevando nuestras oraciones a Nuestra Señora Aparecida, Reina del Brasil, suplicándole que no permita que ideologías extrañas perturben la paz de América Latina y transformen la Tierra de la Santa Cruz en foco de inseguridad y disgregación.
San Pablo, 3 de octubre de 2009
Asociación de los Fundadores
Adolpho Lindenberg Caio Xavier da Silveira
Celso da Costa Carvalho Vidigal Eduardo de Barros Brotero
Paulo Corrêa de Brito Filho Plinio Vidigal Xavier da Silveira