Comentario II
En este punto que trata de la misión social moderna de la aristocracia, el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira menciona el prejuicio que lleva a que ella "sea tachada de clase minoritaria monopolizadora de privilegios en detrimento del pueblo”. Muestra de su realismo, de su aplomo en enfrentar lo que corre como verdadero y también de su confianza en el magisterio de la Iglesia que enseña, a contrario sensu, la alta misión a que la aristocracia está llamada.
Recuerda lo que le es esencial:
la tendencia de la aristocracia hacia la perfección en todas las cosas por amor a la Perfección absoluta que es Dios.
Esto la lleva a propulsar al prójimo —inclusive por medio del decorum de la vida-, hacia la perfección de la virtud y del buen gusto, de la instrucción y aún de la técnica.
“Todo ello debe difundirse por el cuerpo social entero…”: Esto viene al encuentro de la mentalidad reduccionista de ciertos católicos que entienden lo apostólico que hay, por ejemplo, en la loable y a veces heroica tarea de cuidar de los enfermos o de los pobres y necesitados, pero no perciben el alto apostolado que este impulso hacia la perfección contiene.
En la medida en que haya almas llevadas por ese impulso, habrá quienes se consagren a las tareas en bien del prójimo y de la sociedad. Al contrario, mientras avancen el materialismo, el hedonismo, la vulgaridad y la falta de generosidad, irán muriendo los verdaderos ideales y las virtudes que mueven a esa dedicación.
La aristocracia está llamada al heroismo de llevar adelante un impulso que va contra la corriente fomentada por poderosos medios de formación de opinión pública.
Concluye con un llamado a la coherencia: “sus miembros han de ser aquellos "mejores" cuya presencia en el poder como dirigentes de una nación constituye la aristocracia en cuanto forma de gobierno”.
Cordialmente,
Pelayo
domingo, 19 de abril de 2009
sábado, 18 de abril de 2009
Comentario: Posibles acciones aristocráticas en nuestros días
El ítem 7, Misión social moderna de la aristocracia, es de tanta importancia que nos sentimos tentados de hacer un comentario para intentar contribuir a mejorar la realidad. Para mayor aprovechamiento del texto, lo haremos en dos partes.
I Comentario
• Algunas características que deben encontrarse en la moderna aristocracia, que constituyen verdaderos títulos de honra que implican pesadas responsabilidades, son:
• Moderadora del poder: algo tan necesario en tiempos de autoritarismo maquiavélico y desborde;
• Defensora y educadora del pueblo, y encauzadora de sus actividades:
Cuánto habría para decir de una educación para la elevación de todas las clases sociales, de la educación actual, de la que los valores católicos están lamentablemente desterrados, y de los alarmantes resultados que va dando.
¡Qué magnífico sería que la creatividad y vigor del pueblo fueses encauzados por una aristocracia, o por una clase dirigente auténtica!
Como esto no se da, parece que “algo” (¿algún grupo de presión que no sale a la luz del día?) o “alguien” colocara frecuentemente al frente de actividades populares (algunas de ellas, como los deportes "profesionalizados", que mueven fortunas que superan las de cualquier aristocracia) a dirigentes que, en lugar de elevar al pueblo, tienden a imponer una nota de vulgaridad autosuficiente y chabacanería. Tampoco son muchos de estos dirigentes surgidos de la "dedocracia" (ver entrada anterior) modelo en materia moral, condición sine qua non para que una aristocracia lo sea verdaderamente.
El pueblo dirigido por mentalidades aristocráticas católicas se beneficiaría enormemente: avanzaría mucho más y genuinamente, disminuiría el exhibicionismo fatuo fomentado por la TV y expondría menos al ridículo a deportistas o artistas de moda de los que los medios arrancan declaraciones y opiniones sobre los más variados y más vitales asuntos, difundidas como oráculos. Como si la habilidad deportiva o televisiva confiriesen idoneidad para cualquier asunto.
Por el contrario, de acuerdo a la doctrina católica, la aristocracia auténtica es una escuela de formación, de un sector de la sociedad llamado especialmente a funciones directivas. Es el mundo al revés, por el dictado de las tendencias e ideas igualitarias.
• Propulsora del progreso de vida de las clases más necesitadas: hecho esto también con espíritu aristocrático, con desinterés propio de quienes tienen señorío, se evitaría la explotación publicitaria para bajos fines partidarios de las obras públicas que los gobiernos tienen obligación de hacer, y de las que no deberían sacar rédito político como quien exprime una naranja hasta lo último . Hoy cualquier inauguración, por pequeña e irrelevante que sea, congrega autoridades nacionales y-o provinciales, y una costosa y pesada cohorte de auxiliares. Como si no lo hicieran con fondos públicos y no cobraran su sueldo por hacerlo.
En otro momento agregaremos algo más sobre la misión social moderna de la aristocracia que aborda la obra que venimos comentando ("Nobleza y élites tradicionales análogas", Apéndice IV, La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX, obra del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, pp. 241 y ss.).
I Comentario
• Algunas características que deben encontrarse en la moderna aristocracia, que constituyen verdaderos títulos de honra que implican pesadas responsabilidades, son:
• Moderadora del poder: algo tan necesario en tiempos de autoritarismo maquiavélico y desborde;
• Defensora y educadora del pueblo, y encauzadora de sus actividades:
Cuánto habría para decir de una educación para la elevación de todas las clases sociales, de la educación actual, de la que los valores católicos están lamentablemente desterrados, y de los alarmantes resultados que va dando.
¡Qué magnífico sería que la creatividad y vigor del pueblo fueses encauzados por una aristocracia, o por una clase dirigente auténtica!
Como esto no se da, parece que “algo” (¿algún grupo de presión que no sale a la luz del día?) o “alguien” colocara frecuentemente al frente de actividades populares (algunas de ellas, como los deportes "profesionalizados", que mueven fortunas que superan las de cualquier aristocracia) a dirigentes que, en lugar de elevar al pueblo, tienden a imponer una nota de vulgaridad autosuficiente y chabacanería. Tampoco son muchos de estos dirigentes surgidos de la "dedocracia" (ver entrada anterior) modelo en materia moral, condición sine qua non para que una aristocracia lo sea verdaderamente.
El pueblo dirigido por mentalidades aristocráticas católicas se beneficiaría enormemente: avanzaría mucho más y genuinamente, disminuiría el exhibicionismo fatuo fomentado por la TV y expondría menos al ridículo a deportistas o artistas de moda de los que los medios arrancan declaraciones y opiniones sobre los más variados y más vitales asuntos, difundidas como oráculos. Como si la habilidad deportiva o televisiva confiriesen idoneidad para cualquier asunto.
Por el contrario, de acuerdo a la doctrina católica, la aristocracia auténtica es una escuela de formación, de un sector de la sociedad llamado especialmente a funciones directivas. Es el mundo al revés, por el dictado de las tendencias e ideas igualitarias.
• Propulsora del progreso de vida de las clases más necesitadas: hecho esto también con espíritu aristocrático, con desinterés propio de quienes tienen señorío, se evitaría la explotación publicitaria para bajos fines partidarios de las obras públicas que los gobiernos tienen obligación de hacer, y de las que no deberían sacar rédito político como quien exprime una naranja hasta lo último . Hoy cualquier inauguración, por pequeña e irrelevante que sea, congrega autoridades nacionales y-o provinciales, y una costosa y pesada cohorte de auxiliares. Como si no lo hicieran con fondos públicos y no cobraran su sueldo por hacerlo.
En otro momento agregaremos algo más sobre la misión social moderna de la aristocracia que aborda la obra que venimos comentando ("Nobleza y élites tradicionales análogas", Apéndice IV, La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal del siglo XX, obra del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, pp. 241 y ss.).
lunes, 13 de abril de 2009
Comentario: "Se impone la dedocracia", según artículo de "La Nación"
Este sitio lleva por nombre "Aristocracia y Sociedad Orgánica". Su finalidad es promover el gobierno de los mejores y la sociedad orgánica. La nota que publicamos al pie pone en descubierto las falencias de un sistema que no se basa en la Ley de Dios ni en su complemento, que es la ley natural.
La Revolución Francesa, el iluminismo que la precedió, y el liberalismo democrático y socializante que nació de ella impusieron un sistema basado en varios errores como la soberanía popular y el voto igualitario e irrestricto.
Estos "dioses" de la democracia liberal-socialista suponen que no existe un orden natural y divino. Pueden reconocer sus adeptos que Dios existe, pero siempre que se mantenga encerrado en las iglesias. Ellos se propusieron instaurar el "perfecto" orden del número, de la votación numérica. Basados en el concepto de la soberanía popular, rompieron con la idea de un orden basado en el Cristianismo. El pueblo "soberano" es dueño de votar lo que quiera, por ejemplo, "casamiento" entre personas del mismo sexo, eutanasia, aborto, leyes confiscatorias. El pueblo es soberano, luego puede hacer su santa voluntad. Así son los abismos que las leyes aprobadas más o menos legalmente de acuerdo al orden jurídico positivo, van cavando.
El triunfo del número llevó a la masificación. Para imponerlo, hubo que partir la sociedad artificialmente, cayendo en la partidocracia. Basada a su vez, como dice la nota, en la imagen televisiva, en apariencias mentirosas, creadas por la publicidad: en una palabra, el poder se compra, y el voto también, de la manera más descarada y vergonzosa, con colchones, bolsas de cemento y otras tristes compensaciones que se le da a las personas con el dinero del País...
Esta forzosamente sumaria descripción del fenómeno nos muestra a las claras la necesidad de volver a un sistema natural y cristiano. Si se trata de una democracia, conforme enseña Pío XII debe contar entre sus elementos capitales con una clase dirigente tradicional, que si se eleva moral y culturalmente, puede llegar a constituir legítimamente una aristocracia.
Los sistemas políticos impuestos, casi siempre por la fuerza de las armas, a lo largo de los siglos XIX y XX han llevado a la dictadura de las camarillas partidistas que describe el artículo comentado. Y son camarillas de personas que, salvo excepciones, no sólo no son las mejores moralmente, en preparación, en amor al bien común, sino que ni siquiera se proponen serlo, como es una verdadera aristocracia.
Así, la falsa democracia, que encandiló a generaciones de políticos, aristocráticos o no, va devorando aquella quimera de libertad completa con la que soñaban.
El fracaso y el abuso evidentes deben llevarnos a estudiar y promover formas orgánicas, naturales y cristianas de gobierno. Que pueden ser republicanas, aristocráticas o monárquicas, o la combinación de todas ellas en la monarquía católica, que es, según San Pío X, la mejor forma de gobierno.
Es imprescindible que el pueblo vuelva a ser pueblo dejando de ser masa. Es imprescindible tratar de que gobiernen "los mejores", personas que por lo menos, llevadas por el amor a Dios y al bien común, sientan el deseo y la obligación de mejorar personalmente y así poder guiar al pueblo.
Guías existirán siempre, ya sea que lleven al abismo o al progreso verdadero.
Las soluciones existen: en las entradas publicadas hay sabias enseñanzas de la sociología católica a nuestra disposición, a las que seguirán muchas otras si Dios quiere. Si, como sociedad, estamos enfermos, y no buscamos el remedio... ¿qué nos espera?
Para contribuir a verdaderas soluciones nos consagramos a esta tarea con entusiasmo y esperanza, pidiendo el auxilio y la gracia de la Ssma. Virgen, Sede de la Sabiduría .
Cordialmente,
Pelayo
La claves políticas de la semana
Se impone la dedocracia
Por Martín Dinatale
Especial para lanacion.com Noticias de Política: anterior siguiente Lunes 13 de abril de 2009 01:02 (actualizado a las 01:01) Enviá tu comentarioVer comentarios de lectores (31) ImprimirEnviar por e-mailCambiar tamañoPublicarVotar (19)Ya votaste (19)CompartirLink permanenteMenéameGoogle bookmarkYahooMyWebNewsvineBlinkListDiggRedditDel.icio.usMister-Wong
La dedocracia se profundiza en la Argentina ya sin retorno. La elección de candidatos a dedo es un clásico de estos días y será eje central de la disputa política en esta semana. Sólo en un par de provincias se realizarán internas partidarias para definir candidaturas. En la mayor parte del país los postulantes se eligen por encuestas, poder territorial o amiguismo. No hay diferenciación de colores políticos en este ejercicio.
Claro que hay contadas excepciones. En el radicalismo porteño hoy vencerá el plazo de presentación de listas con miras a las elecciones internas del 26 de abril en las que se definirán los candidatos a diputados nacionales y legisladores porteños para los comicios legislativos. Y el 6 de mayo el peronismo de Salta y de La Pampa también realizarán elecciones internas para definir candidatos.
En la alianza del PJ disidente conformada por Macri, De Narváez y Solá la suerte está echada al humor de este trío y el armado de listas dependerá de una ardua negociación e imposición de voluntades. El futuro de este frente antikirchnerista sólo estará atado a la dedocracia. Felipe Solá aseguró que hoy definirá si se queda o no en ese espacio en función a las respuestas que obtenga en relación a sus exigencias ante las listas bonaerenses.
No hay demasiadas diferencias con los postulados de Kirchner de imponer candidatos desde su despacho de la residencia de Olivos, donde incluyó a intendentes y gobernadores en las cabezas de lista para plebiscitar la gestión de su esposa.
En el peronismo santafecino se oficializará esta semana la idea de Carlos Reutemann de eludir las internas partidarias y presentar dos neolemas separados del PJ. Uno que representa el antikirchnerismo con el ex corredor de Fórmula Uno a la cabeza y el otro con la figura del diputado kirchnerista Agustín Rossi.
Los dirigentes del campo también aprendieron de la política en esto de la dedocracia. Desde la Federación Agraria hasta la Sociedad Rural pasando por todas las entidades, hay claras intenciones de los ruralistas de colar candidatos para los comicios del 28 de junio. Sólo hay contadas excepciones donde habrá elecciones internas. Es el caso de La Pampa, donde el vicepresidente segundo de la Federación Agraria, Ulises Forte, disputará en internas en la UCR para aspirar a una senaduría nacional.
Es cierto que el adelanto de los comicios le jugó una mala pasada a más de un partido político para cerrar a tiempo y cumplir con los mandatos jurídicos para definir internas abiertas. Pero también es cierto que en la política Argentina cada vez se impone más en la estructura de los partidos el "Homo videns" del que tanto escribió el politicólogo italiano Giovanni Sartori. Es decir, el hombre cada vez más atado a las encuestas de opinión, la imagen televisiva y la cibernética. En este Homo videns se estructura hoy la dedocracia. Y en esta semana se verá mucho más de ello.
¿Y la Presidenta? Retorna hoy de sus vacaciones pascuales en El Calafate y el viernes partirá rumbo a Trinidad y Tobago para asistir a la V Cumbre de las Américas, donde participan todas las naciones del continente con excepción de Cuba. En ese encuentro se espera un arduo debate en relación a la crisis mundial y a la situación de la región. Habrá, como siempre, discusión y consenso. Y por si falta hiciera habrá votación entre los presidentes. Allí no existe la dedocracia.
Tags: Martín Dinatale
La Revolución Francesa, el iluminismo que la precedió, y el liberalismo democrático y socializante que nació de ella impusieron un sistema basado en varios errores como la soberanía popular y el voto igualitario e irrestricto.
Estos "dioses" de la democracia liberal-socialista suponen que no existe un orden natural y divino. Pueden reconocer sus adeptos que Dios existe, pero siempre que se mantenga encerrado en las iglesias. Ellos se propusieron instaurar el "perfecto" orden del número, de la votación numérica. Basados en el concepto de la soberanía popular, rompieron con la idea de un orden basado en el Cristianismo. El pueblo "soberano" es dueño de votar lo que quiera, por ejemplo, "casamiento" entre personas del mismo sexo, eutanasia, aborto, leyes confiscatorias. El pueblo es soberano, luego puede hacer su santa voluntad. Así son los abismos que las leyes aprobadas más o menos legalmente de acuerdo al orden jurídico positivo, van cavando.
El triunfo del número llevó a la masificación. Para imponerlo, hubo que partir la sociedad artificialmente, cayendo en la partidocracia. Basada a su vez, como dice la nota, en la imagen televisiva, en apariencias mentirosas, creadas por la publicidad: en una palabra, el poder se compra, y el voto también, de la manera más descarada y vergonzosa, con colchones, bolsas de cemento y otras tristes compensaciones que se le da a las personas con el dinero del País...
Esta forzosamente sumaria descripción del fenómeno nos muestra a las claras la necesidad de volver a un sistema natural y cristiano. Si se trata de una democracia, conforme enseña Pío XII debe contar entre sus elementos capitales con una clase dirigente tradicional, que si se eleva moral y culturalmente, puede llegar a constituir legítimamente una aristocracia.
Los sistemas políticos impuestos, casi siempre por la fuerza de las armas, a lo largo de los siglos XIX y XX han llevado a la dictadura de las camarillas partidistas que describe el artículo comentado. Y son camarillas de personas que, salvo excepciones, no sólo no son las mejores moralmente, en preparación, en amor al bien común, sino que ni siquiera se proponen serlo, como es una verdadera aristocracia.
Así, la falsa democracia, que encandiló a generaciones de políticos, aristocráticos o no, va devorando aquella quimera de libertad completa con la que soñaban.
El fracaso y el abuso evidentes deben llevarnos a estudiar y promover formas orgánicas, naturales y cristianas de gobierno. Que pueden ser republicanas, aristocráticas o monárquicas, o la combinación de todas ellas en la monarquía católica, que es, según San Pío X, la mejor forma de gobierno.
Es imprescindible que el pueblo vuelva a ser pueblo dejando de ser masa. Es imprescindible tratar de que gobiernen "los mejores", personas que por lo menos, llevadas por el amor a Dios y al bien común, sientan el deseo y la obligación de mejorar personalmente y así poder guiar al pueblo.
Guías existirán siempre, ya sea que lleven al abismo o al progreso verdadero.
Las soluciones existen: en las entradas publicadas hay sabias enseñanzas de la sociología católica a nuestra disposición, a las que seguirán muchas otras si Dios quiere. Si, como sociedad, estamos enfermos, y no buscamos el remedio... ¿qué nos espera?
Para contribuir a verdaderas soluciones nos consagramos a esta tarea con entusiasmo y esperanza, pidiendo el auxilio y la gracia de la Ssma. Virgen, Sede de la Sabiduría .
Cordialmente,
Pelayo
La claves políticas de la semana
Se impone la dedocracia
Por Martín Dinatale
Especial para lanacion.com Noticias de Política: anterior siguiente Lunes 13 de abril de 2009 01:02 (actualizado a las 01:01) Enviá tu comentarioVer comentarios de lectores (31) ImprimirEnviar por e-mailCambiar tamañoPublicarVotar (19)Ya votaste (19)CompartirLink permanenteMenéameGoogle bookmarkYahooMyWebNewsvineBlinkListDiggRedditDel.icio.usMister-Wong
La dedocracia se profundiza en la Argentina ya sin retorno. La elección de candidatos a dedo es un clásico de estos días y será eje central de la disputa política en esta semana. Sólo en un par de provincias se realizarán internas partidarias para definir candidaturas. En la mayor parte del país los postulantes se eligen por encuestas, poder territorial o amiguismo. No hay diferenciación de colores políticos en este ejercicio.
Claro que hay contadas excepciones. En el radicalismo porteño hoy vencerá el plazo de presentación de listas con miras a las elecciones internas del 26 de abril en las que se definirán los candidatos a diputados nacionales y legisladores porteños para los comicios legislativos. Y el 6 de mayo el peronismo de Salta y de La Pampa también realizarán elecciones internas para definir candidatos.
En la alianza del PJ disidente conformada por Macri, De Narváez y Solá la suerte está echada al humor de este trío y el armado de listas dependerá de una ardua negociación e imposición de voluntades. El futuro de este frente antikirchnerista sólo estará atado a la dedocracia. Felipe Solá aseguró que hoy definirá si se queda o no en ese espacio en función a las respuestas que obtenga en relación a sus exigencias ante las listas bonaerenses.
No hay demasiadas diferencias con los postulados de Kirchner de imponer candidatos desde su despacho de la residencia de Olivos, donde incluyó a intendentes y gobernadores en las cabezas de lista para plebiscitar la gestión de su esposa.
En el peronismo santafecino se oficializará esta semana la idea de Carlos Reutemann de eludir las internas partidarias y presentar dos neolemas separados del PJ. Uno que representa el antikirchnerismo con el ex corredor de Fórmula Uno a la cabeza y el otro con la figura del diputado kirchnerista Agustín Rossi.
Los dirigentes del campo también aprendieron de la política en esto de la dedocracia. Desde la Federación Agraria hasta la Sociedad Rural pasando por todas las entidades, hay claras intenciones de los ruralistas de colar candidatos para los comicios del 28 de junio. Sólo hay contadas excepciones donde habrá elecciones internas. Es el caso de La Pampa, donde el vicepresidente segundo de la Federación Agraria, Ulises Forte, disputará en internas en la UCR para aspirar a una senaduría nacional.
Es cierto que el adelanto de los comicios le jugó una mala pasada a más de un partido político para cerrar a tiempo y cumplir con los mandatos jurídicos para definir internas abiertas. Pero también es cierto que en la política Argentina cada vez se impone más en la estructura de los partidos el "Homo videns" del que tanto escribió el politicólogo italiano Giovanni Sartori. Es decir, el hombre cada vez más atado a las encuestas de opinión, la imagen televisiva y la cibernética. En este Homo videns se estructura hoy la dedocracia. Y en esta semana se verá mucho más de ello.
¿Y la Presidenta? Retorna hoy de sus vacaciones pascuales en El Calafate y el viernes partirá rumbo a Trinidad y Tobago para asistir a la V Cumbre de las Américas, donde participan todas las naciones del continente con excepción de Cuba. En ese encuentro se espera un arduo debate en relación a la crisis mundial y a la situación de la región. Habrá, como siempre, discusión y consenso. Y por si falta hiciera habrá votación entre los presidentes. Allí no existe la dedocracia.
Tags: Martín Dinatale
domingo, 5 de abril de 2009
El haz de roles de la aristocracia en nuestros días - Su núcleo: encabezar la elevación del cuerpo social tendiendo a la perfección por amor a Dios
7. Misión social moderna de la aristocracia
El esquema enumera a continuación algunas características que deben encontrarse en la moderna aristocracia: "Moderadora del poder; consejera; conocedora de las necesidades del pueblo; defensora del pueblo cerca de la autoridad suprema; educadora del pueblo; ordenadora y encauzadora de las actividades del pueblo; ha de utilizar todos los recursos de la técnica y del progreso social en beneficio, sobre todo, de las clases más necesitadas."
Esta enumeración no es exhaustiva. Parece haberse hecho con el empeño de evitar que —como ocurre con tanta frecuencia— la aristocracia sea tachada de clase minoritaria monopolizadora de privilegios en detrimento del pueblo.
De hecho, el esquema señala desde el principio la tendencia de la aristocracia hacia la perfección en todas las cosas por amor a la Perfección absoluta que es Dios. Esto la lleva a propulsar al prójimo —inclusive por medio del decorum de la vida mediante las artes, mobiliarios, habitaciones, adornos, etc.— hacia todas las formas de perfección: antes que nada, hacia la perfección de virtud, pero también hacia la de talento, buen gusto, cultura, instrucción... y hasta la técnica. Todo ello debe difundirse por el cuerpo social entero, elevándolo a medida que la aristocracia se eleva a sí misma como tal.
Ahora bien, para que esta acción de elevarse se realice adecuadamente a través de la aristocracia es necesario ponderar que, como hemos descripto anteriormente, sus miembros han de ser aquellos "mejores", cuya presencia en el poder como dirigentes de una nación constituye la aristocracia en cuanto forma de gobierno.
Estas consideraciones permiten observar cuánto depende la forma de gobierno de las condiciones religiosas y morales del cuerpo social, sobre todo, pero también de las de otros tipos.
El esquema enumera a continuación algunas características que deben encontrarse en la moderna aristocracia: "Moderadora del poder; consejera; conocedora de las necesidades del pueblo; defensora del pueblo cerca de la autoridad suprema; educadora del pueblo; ordenadora y encauzadora de las actividades del pueblo; ha de utilizar todos los recursos de la técnica y del progreso social en beneficio, sobre todo, de las clases más necesitadas."
Esta enumeración no es exhaustiva. Parece haberse hecho con el empeño de evitar que —como ocurre con tanta frecuencia— la aristocracia sea tachada de clase minoritaria monopolizadora de privilegios en detrimento del pueblo.
De hecho, el esquema señala desde el principio la tendencia de la aristocracia hacia la perfección en todas las cosas por amor a la Perfección absoluta que es Dios. Esto la lleva a propulsar al prójimo —inclusive por medio del decorum de la vida mediante las artes, mobiliarios, habitaciones, adornos, etc.— hacia todas las formas de perfección: antes que nada, hacia la perfección de virtud, pero también hacia la de talento, buen gusto, cultura, instrucción... y hasta la técnica. Todo ello debe difundirse por el cuerpo social entero, elevándolo a medida que la aristocracia se eleva a sí misma como tal.
Ahora bien, para que esta acción de elevarse se realice adecuadamente a través de la aristocracia es necesario ponderar que, como hemos descripto anteriormente, sus miembros han de ser aquellos "mejores", cuya presencia en el poder como dirigentes de una nación constituye la aristocracia en cuanto forma de gobierno.
Estas consideraciones permiten observar cuánto depende la forma de gobierno de las condiciones religiosas y morales del cuerpo social, sobre todo, pero también de las de otros tipos.
Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas", Apéndice IV, La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal..., p. 248.
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