Una lámpara que arde, sola, plenamente, en la inmensa obscuridad…
Semana de dolor, de tinieblas, pero de
mucha luz… Nuestra flaqueza la anhela pero se sobrecoge ante su
grandeza y el peso de su dolor. Hoy muchos quieren hacer la cuadratura
del círculo, el dolor que no duela, el luto con carnaval, la guitarra
–señorial en la sala pero descolocada en el recinto sagrado-, la jarana y la chacota –al decir de los chilenos- cuando se impone la seriedad ante la inmolación del Cordero Divino en lo alto de la santa vera cruz.
Ese dolor con esperanza que nos inspira el
Espíritu Santo es un licor viril y hondo en el paladar, un coñac
fortalecedor para almas que aspiran al honor de acompañar a la Reina en
su real camino de la Cruz.
De ese árbol, cuya savia es agua viva, brotan escenas de infinita grandeza que invitan a contemplar.
Jesús condenado a muerte (*)
El vendaval de odio a Nuestro Señor, tan
implacable que la propia Roma se abate acobardada; …contra las verdades y
virtudes que El proclamaba.
Los amigos “prudentes”, que le aconsejan
no ser “frontal”, “diluir un poco” esas verdades para ser aceptado,
quizás aplaudido, por el Sanhedrín. Vana ilusión!
Señor, pedimos, no permitas que se
desfigure en nuestros labios la divina integridad de la verdad, aunque
caiga sobre nosotros un diluvio de impopularidad.
El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz
Qué contraste, el Cireneo joven, fuerte, y
Jesús, agotado, azotado, temiendo –en su Humanidad Santísima- no poder
llevar la Cruz hasta el Calvario…
Imagen de la Iglesia, aparentemente débil, pero divinamente fuerte como Jesús.
Ayudémosla con un apostolado saturado de
oración e impregnado de sacrificio. Que Jesús nos dé la gracia de ser
Cireneos de la Santa Iglesia.
Jesús cae por segunda vez
Señor, qué duro es el camino, ¡parece
cerrado! No podemos más… No permitas que salgamos del camino del
sufrimiento y la virtud: ¡sé nuestro misericordioso Cireneo!
Jesús cae por tercera vez
La prudencia y el heroísmo: dos virtudes
que nos cuesta armonizar por haber perdido el espíritu de caballería.
Caído Jesucristo por tercera vez, cuántos pensarían que era temerario
continuar.
Así también piensan muchos ante el
“moloch” de la Revolución anticristiana, avasalladora por su capacidad
de devastación, su omnipresencia en noticias e imágenes desmoralizantes e
inmorales, su filosofía de vida neo-pagana ante la cual doblan la
rodilla multitudes enteras…
¿No será locura pensar en vencerla como pretenden los defensores de la Fe, la familia, la vida, la verdadera y viva tradición?
¿No será más prudente esperar que Dios
arregle todo por nosotros mientras nos consagramos a nuestros tan
“imprescindibles” intereses?
Ante la ofensiva del enemigo, el 90% de
las veces es más prudente avanzar que retroceder. Es la prudencia
verdadera que cuenta con la ayuda de Dios, la del pequeño David cuando,
con santa indignación por la ofensa del filisteo a la Majestad divina,
aniquiló al gigante Goliat.
Señor, danos gracias por las manos de
María Ssma. para ser de una invencible constancia en el bien, en el
camino del verdadero heroísmo, que puede llegar a límites extremos y
sublimes sin confundirse con una presuntuosa temeridad.
Jesús clavado en la Cruz
Abrahám fue detenido pero Jesús llegó hasta el fin. Aparente fracaso del Redentor: clavado en una cruz y escarnecido… luego de estar postrado en el suelo como un gusano, al decir de las Sdas. Escrituras.
Las apariencias ocultaban su victoria, que dividía la historia en un Antes y un Después, hasta el triunfo final.
Así es vencer cristianamente: no dejar la cruz, perseverar en el fracaso aparente y el agotamiento de fuerzas.
Nuestro Señor veía desde lo alto de la
cruz, levantada para proclamar su derrota y exterminio, las legiones de
santos y misioneros convirtiendo pueblos, un San Ignacio, una Santa
Teresa, una Santa Teresita de Lisieux…, la cruz en las coronas de los
reyes, los mártires derramando su sangre, y aquellas misteriosas almas
que -al ver los horrores actuales- sufrirían un cruel e indecible
martirio espiritual (**).
Cristo Rey en la cruz: ningún símbolo expresa mejor su Realeza que su desnudez, miseria y aparente derrota.
Jesús depositado en los brazos de su Madre
O vos omnes, qui transitis per viam… ¡Oh vosotros todos, que pasáis por el camino, parad y ved si hay dolor semejante al mío!
La espada de dolor que atravesaría el
corazón de la Virgen, anunciada por el anciano Simeón teniendo en brazos
al Niño Jesús, ¿qué joven madre la habría soportado? Su peso hubiese
aniquilado una humanidad entera, enseña Cornelio a Lápide.
En ese dolor, desánimo, acabar de todas las esperanzas, la fe de los que son de Jesús vacila.
Pero una lámpara no titila y arde
sola, plenamente, en la obscuridad universal… La Virgen cree sin
reservas. Todo parece pero nada ha fracasado. Espera la Resurrección en
paz. Reina de los martirios cruentos e incruentos, compendió la Santa
Iglesia en días de tan extensa deserción.
Nuestra Señora es protectora de la Fe y
del sentido católico. Hoy las esperanzas de una restauración parecen tan
sepultadas a muchos como les parecía a los apóstoles. Sin embargo, los
que tienen verdadera devoción reciben de Ella el inestimable don de
esperar contra toda esperanza.
Saben que la aparente inviabilidad de los más osados anhelos apostólicos no impedirá una resurrección, si Dios se apiada del mundo y éste corresponde.
La Virgen nos enseña la fe intrépida
cuando todo parece perdido. La Resurrección vendrá. Felices los que
supieren perseverar como Ella y con Ella. De ellos serán las alegrías y
en parte las glorias del día de la Resurrección.
Que nuestro Divino Redentor y su Madre Virginal concedan a nuestros lectores y amigos y sus familias una Semana Santa de sacral recogimiento y muy felices Pascuas de Resurrección.
(*) inspirado en Via Crucis del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira escrito para el “Legionario”, en 1943, reproducido en “Catolicismo”, abril de 1994 http://www.pliniocorreadeoliveira.info/LEG_558_19430418_Via%20Crucis.pdf
(**) cf.
Revelaciones de Nuestra Señora de El Buen Suceso – “Las pocas almas
fieles a la gracia sufrirán cruel e indecible, al par que prolongado
martirio; por este sufrimiento serán consideradas mártires”. Ver en este
sitio artículo 2 de febrero: Profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso – De 1634 para hoy…
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