COMUNICADO
DE PRENSA
NUEVAS
ADHESIONES PARA PEDIR AL PAPA UNA DECLARACIÓN SOLEMNE QUE PERMITA SALIR DEL
IMPASSE SINODAL
Roma, 22 de octubre del 2015 –
La asociación Filial Súplica, tras haber
entregado el 29 de setiembre del 2015, 790.150 firmas a la Secretaría de Estado
vaticana, ha trasmitido hoy al Vaticano otras 68.052 nuevas adhesiones para
pedir al Papa Francisco “una palabra esclarecedora” como “única
via para superar la cresciente confusión entre los fieles” en lo que
dice respecto a la admisión de los
divorciados que se han vuelto a casar civilmente y al respecto de las uniones
homosexuales, con la certeza que dicha palabra “no podrá jamás disociar la práctica pastoral de la enseñanza dejada en
herencia por Jesucristo”.
La
oportunidad del pedido se hace cada vez más actual en vista del desarrollo que
ha tenido el Sínodo que está por acabar. Según un reciente
editorial de una revista americana de cuño notoriamente “progresista”, “a medio camino de la Asamblea General
del Sínodo de los Obispos sobre la
Familia, reina la confusión si no directamente el caos, para
decirlo con las palabras de un padre sinodal. Y esta confusión es temor, temor
de la incertidumbre y de lo desconocido”.
No
es para menos. Con el pretexto de usar un lenguaje pastoral más
“inclusivo”, figuras de destaque del Sínodo socavan en la raíz conceptos
fundamentales de la moral católica como “la
indisolubilidad” del matrimonio, la naturaleza “intrínsecamente desordenada de las relaciones homosexuales”, la
calificación de “adulterio” para el
matrimonio civil después de un divorcio y hasta la máxima que dice que “hay que amar el pecador y odiar el pecado”.
Mayor confusión suscita la propuesta de que la praxis
pastoral para los divorciados vueltos a casar y para las uniones homosexuales
sea “descentralizada”, situación que
conduciría inevitablemente a divergencias y cisiones.
Por
lo tanto, para los coordinadores de la Filial Súplica se
hace imperativo que, como ha sucedido muchas veces en el pasado, sea el mismo
Papa Francisco quien, como juez supremo de la fe y usando de la plenitud de su
poder de sucesor de San Pedro, dirima de modo rotundo las cuestiones de fe y
moral que han emergido en el Sínodo y lo haga de manera clara, solemne e
inapelable: Roma locuta, causa finita.
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