viernes, 2 de octubre de 2020

Revolución y Contra-Revolución (8) - Introducción a la 1a. edición de la obra, en "Catolicismo" nro. 100 - AD1956 (RCR 8 - IntroduccEdic 1ra)

 







"Catolicismo", al dar a luz su centésimo número (1), quiere señalar el hecho marcándolo con una nota especial, que haga más profunda la ya tan grande comunicación de alma que tiene con sus lectores.

Nada le pareció más oportuno, para eso, que la publicación de un estudio sobre el tema “Revolución y Contra-Revolución”.

 

¿A quién, precisamente, quiere combatir? (ver nota al pie)

Es fácil explicar la elección del asunto. "Catolicismo" es un periódico combativo. Como tal, debe ser juzgado principalmente en función del fin al que apunta su combate. Ahora bien, ¿a quién, precisamente, quiere combatir? La lectura de sus páginas produce al respecto una impresión tal vez poco definida. En ellas, es frecuente encontrar refutaciones del comunismo, del socialismo, del totalitarismo, del liberalismo, del liturgicismo, del maritainismo y de tantos otros "ismos". Sin embargo, sería difícil afirmar que se destaca alguno de ellos de tal manera que por ese lado nos pudiésemos definir. Por ejemplo, habría exageración en afirmar que "Catolicismo" es una publicación específicamente anti-protestante o anti-socialista. Diríase, pues, que el periódico tiene una pluralidad de fines. No obstante, es claro que, en la perspectiva en que se sitúa, todos estos puntos de mira tienen una especie de denominador común, y que éste es el objetivo siempre tenido en cuenta por nuestra publicación.

 

¿Cuál es ese denominador común?

¿Cuál es ese denominador común? ¿Una doctrina? ¿Una fuerza? ¿Una corriente de opinión? Bien se ve que ponerlo en claro ayuda a comprender hasta sus profundidades toda la obra de formación doctrinaria que "Catolicismo” estuvo realizando a lo largo de estos cien meses.

 

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El estudio de la Revolución y de la Contra-Revolución excede en mucho este limitado objetivo.

Para demostrarlo, basta dar una mirada al panorama religioso de nuestro país. Estadísticamente, la  situación  de  los  católicos es excelente: según los últimos datos oficiales, constituimos el 94% de la población. Si todos los católicos fuésemos lo que debemos ser, el Brasil sería hoy una de las potencias católicas más admirables nacidas a lo largo de los veinte siglos de vida de la Iglesia.

¿Por qué, entonces, estamos tan lejos de este ideal? ¿Quién podría afirmar que la causa principal de nuestra situación presente es el espiritismo, el protestantismo, el ateísmo o el comunismo? No. La causa es otra, impalpable, sutil, penetrante como si fuese una poderosa y temible radioactividad. Todos sienten sus efectos, pero pocos sabrían decir su nombre y su esencia.

Al hacer esta afirmación, nuestro pensamiento se extiende de las fronteras del Brasil a las naciones hispanoamericanas, nuestras tan queridas hermanas, y de ahí hacia todas las naciones católicas. En todas, el mismo mal ejerce su imperio indefinido y avasallador. Y en todas produce síntomas de una magnitud trágica.

 

¿Qué enemigo asestó contra la Esposa de Cristo este golpe terrible?

Un ejemplo entre otros. En una carta dirigida en 1956, a propósito del Día Nacional de Acción de Gracias, a Su Eminencia el Cardenal Carlos Carmelo de Vasconcellos Motta, Arzobispo de San Pablo, el Excmo. y Revmo. Mons. Angelo Dell' Acqua, Substituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, decía que, "como consecuencia del agnosticismo religioso de los Estados", quedó "amortecido o casi perdido, en la sociedad moderna el sentir de la Iglesia". Ahora bien, ¿qué enemigo asestó contra la Esposa de Cristo este golpe terrible? ¿Cuál es la causa común a este y a tantos otros males concomitantes y afines? ¿Con qué nombre llamarla? ¿Cuáles son los medios por los cuales actúa? ¿Cuál es el secreto de su victoria? ¿Cómo combatirla con éxito?

Como se ve, difícilmente un tema podría ser de más palpitante actualidad.

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-Este enemigo tiene un nombre: se llama Revolución.

-Las tres grandes revoluciones, episodios de una sola Revolución.

-Orgullo y sensualidad

Este enemigo terrible tiene un nombre: se llama Revolución. Su causa profunda es una explosión de orgullo y sensualidad que inspiró, no diríamos un sistema, sino toda una cadena de sistemas ideológicos. De la amplia aceptación dada a éstos en el mundo entero, derivaron las tres grandes revoluciones de la Historia de Occidente: la Pseudo-Reforma, la Revolución Francesa y el Comunismo (cfr. León XIII, Encíclica “Parvenu à la Vingt-Cinquième Année”, 19.III.1902 - "Bonne Presse", París, vol. VI, p. 279; Encíclica “Vigésimo Quinto Año”, “Doctrina Pontificia” (II), Documentos políticos, ed. B.A.C., 1958).

El orgullo conduce al odio a toda superioridad, y, por tanto, a la afirmación de que la desigualdad es en sí misma, en todos los planos, inclusive y principalmente en los planos metafísico y religioso, un mal. Es el aspecto igualitario de la Revolución.

La sensualidad, de suyo, tiende a derribar todas las barreras. No acepta frenos y lleva a la rebeldía contra toda autoridad y toda ley, sea divina o humana, eclesiástica o civil. Es el aspecto liberal de la Revolución.

Ambos aspectos, que en último análisis tienen un carácter metafísico, parecen contradictorios en muchas ocasiones, pero se concilian en la utopía marxista de un paraíso anárquico en que una humanidad altamente evolucionada y "emancipada" de cualquier religión, viviría en profundo orden sin autoridad política, y en una libertad total de la cual, sin embargo, no derivaría desigualdad alguna.

La Pseudo-Reforma fue una primera revolución. Implantó el espíritu de duda, el liberalismo religioso y el igualitarismo eclesiástico, en medida variable, por otra parte, en las diversas sectas a que dio origen.

Le siguió la Revolución Francesa, que fue el triunfo del igualitarismo en dos campos. En el campo religioso, bajo la forma del ateísmo, especiosamente rotulado de laicismo. Y en la esfera política, por la falsa máxima de que toda desigualdad es una injusticia, toda autoridad un peligro, y la libertad el bien supremo.

El Comunismo es la transposición de estas máximas al campo social y económico.

Estas tres revoluciones son episodios de una sola Revolución, dentro de la cual el socialismo, el liturgicismo, la "politique de la main tendue", etc., son etapas de transición o manifestaciones atenuadas (2).

 

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Un proceso de tal envergadura y duración no puede desarrollarse sin abarcar todos los dominios de la actividad del hombre

Claro está que un proceso de tanta profundidad, de tal envergadura y de tan larga duración no puede desarrollarse sin abarcar todos los dominios de la actividad del hombre, como por ejemplo la cultura, el arte, las leyes, las costumbres y las instituciones.

Un estudio pormenorizado de este proceso, en todos los campos en que se viene desarrollando, excedería en mucho el ámbito de este trabajo.

En él procuramos -limitándonos tan sólo a una veta de este vasto asunto- trazar de modo sumario los contornos de la inmensa avalancha que es la Revolución, darle el nombre adecuado, indicar muy suscintamente sus causas profundas, los agentes que la promueven, los elementos esenciales de su doctrina, la importancia respectiva de los varios terrenos en que ella actúa, el vigor de su dinamismo, el "mecanismo" de su expansión.

Simétricamente, tratamos después de puntos análogos referentes a la Contra-Revolución, y estudiamos algunas de las condiciones para su victoria.

Aun así, de cada uno de estos temas no pudimos tratar sino de las partes que nos parecieron más útiles, de momento, para esclarecer a nuestros lectores y facilitarles la lucha contra la Revolución. Y tuvimos que dejar de lado muchos puntos de importancia realmente capital, pero de actualidad menos apremiante.

El presente trabajo, como dijimos, constituye un simple conjunto de tesis, a través de las cuales se puede conocer mejor el espíritu y el programa de "Catolicismo". Excedería sus naturales proporciones si contuviese una demostración cabal de cada afirmación. Nos ceñimos tan sólo a desarrollar el mínimo necesario de argumentación para poner en evidencia el nexo existente entre las varias tesis, y la visión panorámica de toda una vertiente de nuestras posiciones doctrinarias.

 

 

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LOS SUBTITULOS HAN SIDO AGREGADOS POR LA REDACCION DE "ARISTOCRACIA Y SOCIEDAD ORGANICA"

La presente edición se basa en el texto publicado en rcr-una-obra-clave.blogspot.com , año 2007

 (N. del E.1): se trata del n° 100, de abril de 1956, de la revista mensual “Catolicismo”(home page www.catolicismo.com.br), que dirigía el Dr. Paulo Corrêa de Brito Filho, miembro del Consejo Nacional de la Asociación de los Fundadores de la TFP, San Pablo, Brasil, continuadora del pensamiento y la obra del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira.

Actualmente (octubre de 2020), "Catolicismo" es dirigida por el Dr. Federico Viotti. Ver, también, y descargar esta y otras obras y artículos del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira en castellano y otros idiomas en:  www.pliniocorreadeoliveira.info

 

 (N. del E. 2): en esta enumeración de acciones e ideologías revolucionarias –que hoy podría ampliarse ilimitadamente-, corresponde incluir las que el Autor trata a lo largo de la obra, en particular las que analiza en la parte III, agregada en 1976, y en  los comentarios de 1992, incorporados en el lugar correspondiente de la  presente edición.

 

(RCR 8 - IntroduccEdic 1ra)

 

 

 

 

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