martes, 31 de diciembre de 2013

Colombia: No se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo


A través de las claudicaciones del Estado, jamás de alcanzará la verdadera paz
Las FARC están sometiendo a Colombia a una presión inaceptable



 "Inexplicablemente vemos a un Estado victorioso en la lucha contra la guerrilla,  que actúa como si hubiese sido derrotado, y a una guerrilla derrotada que actúa como si fuese victoriosa."
Cuando comenzó el llamado “Proceso de Paz” con las FARC, en septiembre del año pasado, la opinión colombiana no fue unánime frente al desarrollo de las negociaciones. La mayoría concedió credibilidad a las buenas intenciones de las Farc y un sector minoritario mantuvo una actitud de desconfianza y perplejidad, pues no creía en la honestidad de los grupos terroristas.     
          En su momento, la Sociedad Colombiana Tradición y Acción se dirigió al País en documento publicado en el diario El Tiempo (Octubre 21 de 2012), afirmando que esas negociaciones estaban condenadas al fracaso. Siempre hemos dicho que a través de las claudicaciones del Estado frente a las exigencias de los terroristas, jamás se alcanzará la verdadera paz para nuestra Patria.
          Poco más de un año después de comenzada esta farsa, la opinión colombiana es clara y contundente, modificando radicalmente su percepción sobre el avance de las negociaciones. La inmensa mayoría está abriendo los ojos frente al engaño y el cinismo de las Farc, quienes están sometiendo al País a una extorsión inaceptable, y tan sólo una minoría, de la cual hacen parte los áulicos del Gobierno, aún acepta que el futuro del País  se pueda diseñar de común acuerdo con quienes lo han destruido por 50 años.
          El pueblo colombiano no puede aceptar que un puñado de terroristas, que el País rechaza y desprecia por la enormidad de sus crímenes, quiera diseñar a su antojo el País en el cual estamos viviendo 45 millones de compatriotas. A lo largo de tres décadas de diálogos fracasados, los guerrilleros han demostrado hasta la saciedad que son expertos en mentir, en engañar y en mantener farsas internacionales, con el objetivo de fortalecerse y continuar una guerra insensata que no tiene cabida en los tiempos actuales.
          ¿Por qué cambió la percepción del pueblo colombiano sobre el proceso de paz? Por la sencilla razón de que nadie puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo.
          Una verdad tan sencilla explica la indignación creciente en todos los sectores de opinión, porque la realidad evidente que todos ven, pero que el Gobierno no quiere ver, es que las Farc se están burlando una vez más del País y del mundo. Prueba de ello son los ataques recientes al Ejército, a la Policía y a la población civil,  en carreteras del Departamento de Antioquia y a Inzá, en el Cauca, demencialmente arrasada con bombas. 
          Inexplicablemente vemos a un Estado victorioso en la lucha contra la guerrilla,  que actúa como si hubiese sido derrotado, y a una guerrilla derrotada que actúa como si fuese victoriosa. Y es necesario recordar que la verdadera paz jamás se obtendrá mediante la claudicación del Estado frente a las exigencias arrogantes de los terroristas.
          La guerrilla marxista de las FARC es la única y verdadera enemiga de la paz, acusación que injustamente se hace a quienes manifiestan su perplejidad frente  al llamado “proceso de paz”. Pero veamos muy resumidamente las dimensiones de los temas fundamentales  que se están negociando:
 1.-  Reforma Agraria y Zonas de Reserva Campesina: La guerrilla marxista siempre deseó la expropiación de las tierras más adecuadas para la agricultura y la ganadería. Además de imponer una Reforma Agraria socialista y confiscatoria, lo cual es la mayor fuente de pobreza para el campo, se crearán 150 Zonas de Reserva Campesina, que no se sabe bien lo que son, pero se parecen a 150 pequeños “caguanes” diseminados por toda Colombia.
 2.- Los vínculos de las FARC con el narcotráfico: Es muy poco lo que ha dicho la guerrilla sobre sus estrechos vínculos con el narcotráfico. Las Farc se han convertido en uno de los más poderosos Carteles de Droga que hay en el mundo, al absorber a todos los carteles antiguos que han desaparecido. Las sumas gigantescas de dinero que produce esta actividad criminal, son la fuente principal de financiación de los grupos subversivos, sin que nadie se atreva a denunciar dónde se esconden esos dineros, quién los maneja y quienes son los que se benefician de ellos.       
         ¿Se ha hablado de esto en las conversaciones de Paz? ¿Las Farc continuarán con el negocio del narcotráfico?  Colombia y el mundo exigen una explicación sobre estos vínculos que son evidentes.
 3.- La guerrilla no entrega las armas: Ya fue anunciado por las FARC, con toda la arrogancia que los caracteriza, que la foto de la entrega de las armas jamás va a ser tomada. Ellos ya dijeron que no las entregarán jamás, como garantía de los acuerdos pactados.
 4.-  No entregan secuestrados, pues dicen no tenerlos:  Primero dijeron que no tenían secuestrados, afirmación que el Gobierno aceptó como verdadera al comienzo de las negociaciones. Entretanto, ambas partes, gobierno y terroristas, hacen malabares para ocultar que continuamente las Farc secuestran a algún ciudadano y lo someten a la infamia de pagar por su rescate. 
 5.-  Acceso de los terroristas a los cargos de elección popular: Los representantes de los grupos terroristas llegarán al Congreso de la República, a las Asambleas Departamentales y a los Concejos Municipales en un número aún no determinado, por concesión del Estado y no por los votos que consigan en elecciones libres. ¿Esta es la democracia que nos quieren imponer a la fuerza?
          Habría muchos otros aspectos absurdos e inaceptables en estas negociaciones, que más parecen claudicaciones, y que no pueden ser aceptados por la opinión colombiana.  Sólo para enumerar algunos de ellos, sin entrar en análisis más detallados, está el tema de la reducción del tamaño del Ejército y de la Policía Nacional; está también la exigencia de la guerrilla para abolir los tratados comerciales recientemente firmados con varias naciones; y evidentemente, el indulto y el perdón para todos los crímenes por ellos cometidos a lo largo de 50 años de terrorismo.
          Frente a todos estos aspectos de las negociaciones, es muy importante considerar  que todas ellas están siendo hechas  en forma secreta, a espaldas de la opinión  y en contravía de lo que queremos los 45 millones de colombianos. No deseamos que un Gobierno que fue elegido para continuar las buenas obras del Gobierno anterior, ahora nos quiera entregar en las garras de los enemigos de la Patria y de la Civilización Cristiana, conduciéndonos engañados al infierno de la guerra, mientras en forma mentirosa se nos habla de paz. 
          Un último aspecto que ha pasado desapercibido, pero que no deja de tener gran importancia, son los vínculos de la guerrilla colombiana con el dictador Ortega de Nicaragua. Este siniestro personaje siempre apoyó a los grupos guerrilleros colombianos y ahora pretende valerse de artimañas internacionales para apoderarse de nuestros territorios marinos. Al igual que las Farc, utiliza el principio marxista de avanzar y exigir beneficios cuando la contraparte es débil.  
          Como lo hemos hecho por más de una década, Tradición y Acción no puede dejar de pedir la asistencia de la Providencia, y en especial de la Patrona de Colombia, la Virgen de Nuestra Señora de Chiquinquirá, para que nos proteja de las consecuencias funestas de estos acuerdos.
          Colombia quiere un rumbo diferente al que nos están imponiendo nuestros gobernantes. Cuando los índices de popularidad del Gobierno están por el suelo y la aceptación de la opinión pública hacia los grupos terroristas es nula, lo que hay en realidad es un clamor inmenso que surge desde lo más profundo de la opinión del País, que exige un cambio de rumbo que nos salve del desastre al que estamos siendo conducidos.
          En circunstancias similares, ante la imparable agresión nazi a toda Europa,  que terminó en la Segunda Guerra Mundial,  Churchill describió la situación con una frase lapidaria que se aplica por entero a nuestro conflicto: “Pudiste escoger entre la vergüenza y la guerra; escogisteis la vergüenza y ahora tendréis la guerra”.
          Quiera Dios que nuestros gobernantes escuchen oportunamente ese clamor. Y que las más altas autoridades políticas y religiosas del mundo occidental, que han dado su apoyo incondicional a este “proceso de paz”, sean esclarecidas y lo puedan ver  con los ojos de la verdad.

Sociedad Colombiana Tradición y Acción  
19 de diciembre de 2013

martes, 24 de diciembre de 2013

Luz, el gran regalo - ¡Feliz Navidad!


Adoración de los Reyes Magos - Zurbarán


A nuestros queridos amigos les deseamos, a los pies del Divino Rey, toda Su ayuda y gracia, por las manos virginales de María Santísima, en esta Santa Navidad y Año de Gracia 2014 que pronto se inicia, cargado de incertidumbres, pero con la esperanza inquebrantable en la Salvación que El nos trae.
Que el Niño Dios, Luz del Mundo, nos conceda fortaleza y fidelidad para defender el ideal perenne de Civilización Cristiana, en este momento de auge de la ofensiva de la Revolución anticristiana.
Que brille en nuestras almas y se concrete cuanto antes la luminosa promesa de Nuestra Señora en Fátima:
“Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”

Aristocracia y Sociedad orgánica

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Invitamos a nuestros lectores a leer esta gran visión del misterio de la Navidad




LUZ, EL GRAN REGALO
Plinio Corrêa de Oliveira
Estaban velando en aquellos contornos unos pastores, haciendo centinela de noche sobre su majada, cuando un ángel del Señor apareció junto a ellos rodeándolos con su resplandor una luz divina, lo cual los llenó de sumo temor. Díjoles entonces el ángel: No temáis, pues vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo. Y es que hoy nos ha nacido en la ciudad de David el Salvador, que es el Cristo, el Señor (San Lucas, II, 8 a 11 ).
Promediaba la noche. Las tinieblas habían llegado al auge de su densidad. En torno de los rebaños todo era interrogación y peligro. Quizás algunos pastores, relajados o vencidos por el cansancio, estuviesen durmiendo. Sin embargo, había otros a quienes el celo y el sentido del deber les impedía el sueño. Vigilaban; y presumiblemente también rezaban, para que Dios apartase los peligros inminentes.
Súbitamente, se les apareció una luz y los envolvió: "la claridad de Dios los envolvió”. Toda la sensación de peligro se deshizo. Y les fue anunciada la Solución para todos los problemas y todos los riesgos de algunos pobres rebaños de un pequeño puñado de pastores.
Mucho más que los problemas y los riesgos que ponen en continuo peligro a todos los intereses terrenos. Sí, les fue anunciada la solución para los problemas y riesgos que afectan lo que los hombres tienen de más noble y más precioso, es decir, el alma. Los problemas y los riesgos que amenazan, no a los bienes de esta vida -que tarde o temprano perecerán- sino a la vida eterna, en la que tanto el éxito como la derrota no tienen fin.

Sin la menor pretensión de hacer lo que se podría llamar una exégesis del Texto Sagrado, no puedo dejar de notar que estos pastores, rebaños y tinieblas hacen recordar la situación del mundo en el día de la primera Navidad.
Numerosas fuentes históricas de aquel tiempo lejano nos dicen que se había apoderado de muchos hombres la sensación de que el mundo había llegado a un fracaso irremediable; una maraña inextricable de problemas fatales les cerraba el camino a cuyo fin habían llegado. Más allá de ese punto, sólo se divisaba el caos y la aniquilación.
Considerando el camino andado desde los primeros días hasta entonces, los hombres podían sentir una comprensible ufanía. Estaban en un auge de cultura, riqueza y poder.
¡Cómo se habían distanciado las grandes naciones del Año I de nuestra era –y, más que todas, el super-Estado Romano-, de las tribus primitivas que deambulaban por la inmensidad del mundo, entregadas a la barbarie y agotadas por factores adversos de todo tipo.
Poco a poco, surgían las naciones. Habían tomado fisonomía propia, engendrado culturas típicas, creado instituciones inteligentes y prácticas, abierto caminos, iniciado la navegación y difundido por todas partes tanto los productos de la tierra como los de la industria naciente.
Por cierto, también había abusos y desórdenes. Pero los hombres no los percibían por entero, pues cada generación sufre de una sorprendente insensibilidad respecto de los males de su tiempo.
Lo crucial de la situación en que se encontraba el Mundo Antiguo no estaba, pues, en que los hombres no tuviesen lo que querían. Consistía en que, “grosso modo”, disponían de aquello que deseaban; pero después de haber obtenido laboriosamente esos instrumentos de felicidad, no sabían qué hacer con ellos. De hecho, todo cuanto habían deseado a lo largo de tanto tiempo y tantos esfuerzos, les dejaba en el alma un terrible vacío. Más aún, no raras veces los atormentaba. Pues el poder y la riqueza de los que no se sabe sacar provecho sirven tan sólo para dar trabajo y producir aflicción.
Así, alrededor de los hombres, todo era tinieblas. Y en esas tinieblas, ¿qué hacían? Lo que hacen los hombres siempre que baja la noche. Unos corren a las orgías, otros se hunden en el sueño. Otros, finalmente –y cuán pocos- hacen como los pastores. Vigilan, al acecho de los enemigos que irrumpen desde la oscuridad para agredir. Se aprestan para darles rudos combates. Rezan con la atención puesta en el cielo oscuro.
Estas son las almas confortadas por la certeza de que el sol brillará por fin, ahuyentará todas las tinieblas, eliminará o hará volver a sus antros a todos los enemigos que la oscuridad oculta e invita al crimen.
En el Mundo Antiguo, entre los millones de hombres aplastados por el peso de la cultura y de la opulencia inútiles, había hombres selectos que advertían toda la densidad de las tinieblas, toda la corrupción de las costumbres, toda la falta de autenticidad del orden, todos los riesgos que rondaban en torno del hombre, y sobre todo el sin sentido a que conducían las civilizaciones basadas en la idolatría.
Estas almas selectas no eran necesariamente personas de una instrucción o de una inteligencia privilegiadas. Porque la lucidez para percibir los grandes horizontes, las grandes crisis y las grandes soluciones viene menos de la penetración de la inteligencia que de la rectitud del alma.
Se daban cuenta de la situación los hombres rectos, para quienes la verdad es la verdad, y el error, error. El bien es bien, y el mal, mal. Son las almas que no pactan con los excesos del tiempo, acobardadas por la risa o por el aislamiento con que el mundo cerca de los desconformes.
Eran almas  de estos quilates, raras y diseminadas un poco por todas partes, entre señores y siervos, ancianos y niños, sabios y analfabetos, que vigilaban por las noches, rezaban, luchaban y esperaban la Salvación.
Esta salvación comenzó a llegar para los pastores fieles. Pero, al ocurrir todo cuanto el Evangelio nos relata, desbordó los exiguos límites de Israel y se presentó como una gran luz para todos los que, en el mundo entero, rechazaban como solución la fuga en la orgía o en el sueño estúpido y perezoso.
Cuando vírgenes, niños, viejos, centuriones, senadores, filósofos, esclavos, viudas y potentados comenzaron a convertirse, cayó sobre ellos la era de las persecuciones. Ninguna violencia, sin embargo, los doblegaba. Y cuando, en la arena, clavaban los ojos serenos y llenos de cristiana altivez en los césares, en las masas estridentes y en las fieras, los Angeles del Cielo cantaban: Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Ningún oído escuchaba este cántico celestial. La sangre de esos héroes serenos e inquebrantables se transforma así, en simiente de nuevos cristianos.
El viejo mundo, adorador de la carne, del oro y de los ídolos, moría. Un mundo nuevo iba naciendo, basado en la Fe, en la pureza, en la ascesis, en la esperanza del Cielo: Jesucristo, Nuestro Señor, lo resolverá todo.
¿Hay aún hombres de buena voluntad auténticos, que vigilan en las tinieblas, que escrutan el Cielo esperando con inquebrantable certeza la luz que volverá?
-Sí, precisamente como en los tiempos de los pastores, nosotros, los de la TFP, los encontramos por todas partes. En las calles, en las plazas, en los aviones, en los rascacielos, en los sótanos y hasta en los lugares de lujo, donde junto a destellos de tradición, medra y domina la “sapería”(*).
Así, vemos a los que reciben con una sonrisa franca a los jóvenes pregoneros de un ideal que no muere, porque está basado en Jesucristo, Nuestro Señor. Vemos a los que esperan alguna interferencia de Dios en la Historia, que eventualmente pruebe a los hombres para purificarlos, pero que cerrará un ciclo de tinieblas para abrir otra era de luz.
A esos auténticos hombres de buena voluntad, a esos genuinos continuadores de los pastores de Belén, les propongo que entiendan como dirigidos a ellos las palabras del Angel: “¡No temáis, porque vengo a daros una nueva de grandísimo gozo para todo el pueblo!”
Palabras proféticas, que encuentran su eco en la promesa marial de Fátima. Podrá el comunismo(**) difundir sus errores por todas partes. Podrá hacer sufrir a los justos. Pero, por fin –profetizó Nuestra Señora en la Cova da Iría- su “Inmaculado Corazón triunfará”.
Esta es la gran luz que, como precioso regalo de Navidad, deseo para todos los lectores, y más especialmente, para los genuinos hombres de buena voluntad.

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(*) “Sapería”: burgueses, frecuentemente de buena y aún alta posición, que hacen de quinta columna, prestigiando modas y gobiernos de izquierda y todo aquello que contribuya a hundir Occidente y matar los restos de opiniones y costumbres de orden. (N. d.l. R.).
(**) El comunismo, de acuerdo a las enseñanzas del autor, no debe entenderse sólo en su versión staliniana sino también en su versión gramsciana de “revolución cultural”, que promueve, entre otros, el igualitarismo, el aborto, el casamiento entre personas del mismo sexo, el nudismo, el ecologismo…;  y sus versiones “cristianas”, como la Teología de la Liberación, condenada por S.S. Juan Pablo II.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Una mirada al fascinante mundo de los Habsburgo-Borgoña - El entronque de las Casas de Trastámara y Austria y el "destino imperial" (7ª nota - penúltima)












La fusión dinástica y familiar de los Habsburgo y los Borgoña -que entroncaría con la sangre de Isabel y Fernando- destiló ambientes quintaesenciados, con una nota de delicadeza, colorido y maravilloso que armonizó perfectamente con el espíritu guerrero y refinado de Carlos V, Felipe II y don Juan de Austria, que se manifestó en batallas decisivas para la Cristiandad como las de Mühlberg y Lepanto 

Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, vence a los príncipes alemanes protestantes en la batalla de Mühlberg - espectacular cuadro de Tiziano. 
Después de su coronación como Rey de todas las Españas fijó su residencia en suelo castellano.



Una mirada al mundo de los Habsburgo-Borgoña

El ambiente de los jóvenes archiduques Felipe y Margarita de Austria, que iban a entrelazar sus destinos con los hijos de los Reyes Católicos dando origen a una nueva dinastía, era la síntesis entre el estilo y costumbres de dos Casas. De la “Archicasa” de Austria, primera en rango de la Europa cristiana; y de la Casa de Borgoña, síntesis, a su vez, de tradiciones de “la dulce Francia” de los “châteaux de plaisance”, y de ese conglomerado franco y germánico,  lleno de esplendores, de los Países Bajos -con sus tapicerías y grandes artistas, sus casas nobles y sus burgueses particularistas, ricos y robustos-, cuyo signo parece  haber sido el amor al refinamiento y la excelencia.
La Corte de Borgoña tenía fama de ser la más quintaesenciada de Europa. Criados en ella, la imaginación de los archiduques se nutría de la legendaria figura del Sacro Emperador, la más grande de la Cristiandad exceptuando el Papa.
De niños pensaban en su abuelo, Federico III de Habsburg, “al modo del gran Carlomagno, llevando en una mano el globo terrestre coronado por una cruz y blandiendo, en la otra, una gran espada de doble filo”[1].
No en vano Carlos V, educado en Flandes, no querrá en su momento recibir la corona imperial sino en Aquisgrán, revestido de los ropajes e insignias de Carlomagno, venerando sus reliquias y desafiando, para poder hacerlo, hasta la peste[2].
También oían hablar de proyectos de Cruzada contra  los turcos que, en 1453, se habían instalado en suelo europeo con la toma de Constantinopla, constituyendo un grave peligro para la libertad del continente.
En el afán de competencia entre naciones cristianas, el Rey de Francia por momentos se acercaba al Turco, enemigo de la Cristiandad. Y las maniobras políticas de Maximiliano I y de Fernando de Aragón no tenían nada que envidiarle al maquiavelismo en boga.
Viudo de María de Borgoña, madre de los Archiduques, Maximiliano acababa de casarse con Bianca Sforza para contrariar los planes de Carlos VIII en Italia.
Los Países Bajos, que pronto gravitarán en la política española, pasaban por un buen momento. La gracia de la joven Archiduquesa Margarita,   recuerdo vivo de su madre, y la buena presencia de su hermano, “aportaban al nuevo régimen un alimento de popularidad que no había conocido antes”[3].
Maximiliano, en permanente contacto con sus hijos y velando por su formación  (como lo hará más adelante con sus nietos Habsburgo-Trastámara), había renunciado a sus poderes de “mambourg” (regente) para hacerse cargo del Sacro Imperio. Los Países Bajos “encontraban en la persona del joven y bello Felipe su príncipe natural.” Con él, la Casa de Borgoña se nacionaliza” en  los países de abajo.

La sangre de los Habsburgo-Borgoña

El solar originario de los Habsburg era la antigua “Habichtsburg”, “el castillo de los halcones”, en Suiza[4]. También poseían feudos en Alsacia y Suabia.
Es “una de la familias soberanas más ilustres y más antiguas de Europa. Su origen se remonta al siglo X, en la época de Otón el Grande, si bien hasta dos siglos más tarde no se puede establecer una genealogía auténtica”[5].
Fue un señor feudal de este linaje el elegido por los grandes del Sacro Imperio Romano Germánico para ocupar el trono más alto de la Cristiandad en un momento crucial, luego de la llamada “die kaiserlose, schreckliche Zeit”: la época sin Kaiser (emperador), la época terrible.
Se trataba del Conde Rodolfo (1218-1291), quien “fue Emperador como Rodolfo I, y a partir de entonces los Habsburgo reinaron en Austria sin interrupción hasta 1740, en que se extinguió la línea masculina de los Habsburgo, continuada por la Dinastía Habsburgo-Lorena, dando además varios Soberanos a Alemania”[6].
Reinaron en Austria desde el siglo XIII hasta el siglo XX -en que la monarquía austro-húngara cayó bajo el peso de la derrota en la I Guerra Mundial y de la presión democratizante del Presidente Wilson. Y también en Alemania, durante gran parte de esos siete siglos.
Del excelente trabajo que D. Ricardo Magaró tuvo la gentileza de enviarme, extraemos los siguientes datos sobre la rama de la Casa de Austria que entronca con la Casa de Trastámara: “Un hijo de Leopoldo el Caballeroso, Ernesto el Férreo, fue el tronco de otra rama imperial en la persona de su hijo Federico III que sucedió en 1440 a su tío Alberto II como Emperador de Alemania. Tuvo por hijo y sucesor a Maximiliano I, padre de Felipe el Hermoso, que casó con la Infanta de Castilla y Aragón Juana de Trastámara, llamada La Loca…”. “(…) y con el hijo de éstos, Carlos V de Alemania y I de España, la Casa de Austria llegó a su máximo esplendor[7], reinando sus descendientes en España hasta 1700 en que se extinguió la rama española en la persona de Carlos II el Hechizado”[8].
El padre de Felipe el Hermoso, Maximiliano I (1459-1519), aliado de los Reyes Católicos, llamado por algunos “el último de los caballeros” (“der letzte Ritter”), nos dice Magaró que “fue hijo del Emperador Federico III y de su esposa la Infanta de Portugal Leonor de Avis”. Agrega que: “Maximiliano fue Duque del Tirol desde 1490, Rey de Alemania de 1486 a 1519 y Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico de 1508 a 1519. Era muy versado en las ciencias y las artes y en extremo hábil para toda fuerza física”.
 “Casó en Gante, el 18 de agosto de 1477 con María Duquesa de Borgoña, hija única de Carlos el Temerario y de su segunda esposa Isabel de Borbón. Nació en Bruselas el 13 de febrero de 1457 y murió en Brujas (Bélgica) el 27 de marzo de 1482, por consecuencia de una caída del caballo. De este matrimonio nacieron dos hijos:
Archiduque Felipe de Habsburgo y Borgoña, llamado el Hermoso, que fue (…) Rey de España, por su casamiento con Juana de Trastámara y Trastámara, Reina de Castilla y de Aragón.

Archiduquesa Margarita de Habsburgo y Borgoña (1480-1530), quien nació y murió en Flandes (actual Bélgica). Prometida al futuro Carlos VIII de Francia y conducida a ese país, aquel casó con la heredera del Duque de Bretaña y Margarita volvió a los Países Bajos. En 1497 casó y luego enviudó de Juan de Trastámara y Trastámara Príncipe de Asturias (hermano de Juana, e hijos de los Reyes Católicos), vuelta a casar con el Duque Filiberto II de Saboya, que murió tres años más tarde. Sucesivamente declinó los pedidos de Enrique VIII de Inglaterra y de Luis II de Hungría, y al morir su hermano Felipe, su padre le dio la gobernación de los Países Bajos[9].


[1] Comte Carton de Wiart, de l’Institut, “Marguerite d’Autriche – Une princesse belge de la Renaissance”, B. Grasset, p. 43.
[2] Philippe Erlanger, “Carlos V”, p. 88.
[3] Comte Wiart, o.c., p. 47.
[4] En el cantón de Aargau, cf. “Das kluge Alphabet”, t. IV, Ed. Propyläen, Berlin,1934, pp. 246-7
[5] Ricardo Magaró, „Austria“, cit.
[6] Magaró, ibid.
[7] Interesante cuestión a dilucidar, si fue éste el momento de máximo esplendor de la Casa de Austria. Entre otros puntos a considerar,  cabe tener en cuenta que Felipe II, al convertirse en legítimo Rey de Portugal, reunió en su persona el Imperio español y el lusitano, formando un reino fabuloso, nunca visto en la historia, al decir de José L. Busaniche (ap. L. Mesquita Errea, “Siglos de Fe en Argentina y América preanuncian un futuro glorioso - . La formación de la civilización cristiana y mariana en nuestro suelo y su resistencia a la Revolución igualitaria (ca. 1530-1830)”. En ese trabajo nos preguntamos si la divisa familiar A.E.I.O.U., “Austria est imperari orbi universi”, no se habrá realizado en buena medida con el gran Rey Católico, hijo y sucesor de Carlos I como “Hispaniarum et Indiarum Rex”. Para el general y poeta Francisco de Aldana (s. XVI), “Felipe II es el hombre señalado por Dios mismo… para reunir bajo su Corona al mundo todo”, cf. Juan Beneyto Pérez, “España y el problema de Europa”, Espasa-Calpe, Colecc. Austral, p. 197.

[8] Magaró, o.c., p. 9.
[9] Magaró, o.c., p. 30.

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Nota: Próximamente publicaremos la nota final de este trabajo 

domingo, 8 de diciembre de 2013

8 de diciembre: Inmaculada Concepción - "María se nos manifiesta refulgente, nacida de una estirpe real"

"Y aunque quiso Jesucristo pasar su vida privada en la obscuridad de una modestísima morada, pasando por ser hijo de un artesano; si en su vida pública se complacía tanto en estar en medio del pueblo, haciéndole el bien de todos los modos, quiso, sin embargo, nacer de regia prosapia, escogiendo por madre a María y por padre adoptivo a José, electos vástagos de la estirpe de David. Y, ayer, en la fiesta de sus esponsales, nos fue posible repetir con la Iglesia las bellas palabras: 'Regali ex progenie Maria exorta refulget' : 'María se nos manifiesta refulgente, nacida de una estirpe real' " (cf. Alocución de León XIII al Patriciado y a la Nobleza romana del 24 de enero de 1903 - ap. "Nobleza y élites tradicionales análogas", del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, DOCUMENTOS IV)

viernes, 6 de diciembre de 2013

Conozca los bastidores del Concilio Vaticano II y la influencia de participantes brasileños progresistas y conservadores - Conferencia de Roberto de Mattei

Los bastidores del Concilio Vaticano II y la influencia de participantes brasileños progresistas y conservadores descriptos por el renombrado historiador italiano
Prof. Roberto de Mattei
CONFERENCIAS EN BRASIL:
RIO de JANEIRO
8 de diciembre de 2013, 16 hs
RECIFE
9 de diciembre de 2013, 19 hs
BRASILIA
10 de diciembre de 2013, 19 hs
SAN PABLO
12 de diciembre de 2013, 19 hs
CONSULTAS E INSCRIPCIONES:
Instituto Plinio Corrêa de Oliveira
 ipco@simsim-naonao.com.br


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Genealogía de Isabel y de Fernando - Alianzas matrimoniales con la Casa de Austria - Entronque de las Casas de Trastámara y Austria y el "Destino Imperial" (6ta. nota)

Luis XI de Francia
Carlos VIII, último descendiente directo de la Casa de Valois
Carlos el Temerario, Duque de Borgoña
Fernando de Aragón
La gran Reina Isabel de Castilla


La sangre de los Trastámara

         Pasemos revista a la ascendencia de los Reyes que hicieron de España una nación y un Imperio.

         Isabel I de Castilla, la Católica, nació en Madrigal de las Altas Torres el 22 de abril de 1541.

Padres
Juan II de Castilla
Isabel de Portugal
Abuelos paternos
Enrique III, el Doliente, de Castilla
Catalina de Lancaster
Abuelos maternos
Juan de Portugal, Duque de Beja
Isabel de Braganza
Bisabuelos paternos
Juan I de Castilla,
hijo de Enrique II de Castilla y de Juana Manuel de Lara;
Leonor de Aragón,
hija de Pedro IV, el Ceremonioso, de Aragón, y de Leonor de Sicilia.
Bisabuelos paternos maternos
Juan, II Duque de Lancaster,  conocido también como John of Gaunt o Juan de Gante, de quien descendía doblemente la Reina Isabel,
hijo de Eduardo III de Inglaterra y de Felipa de Hainault;
Constanza de Castilla,
hija de Pedro I, el Cruel, de Castilla y de María de Padilla.
Bisabuelos maternos paternos
Juan I de Portugal,
hijo de Pedro I de Portugal y de Teresa Gille Lorenço;
Felipa Plantagenet de Lancaster,
hija del nombrado Juan, II Duque de Lancaster, y de Blanca de Lancaster.
Bisabuelos maternos maternos
Alfonso I, Duque de Braganza
hijo de Juan I de Portugal y de Inés Pérez Estéves;
Beatriz Alvarez Pereira, Condesa de Barcelos,
hija de Nuño Alvarez Pereira, y de Leonor de Alvim, Conde y Condesa de Barcelos, respectivamente[1].

Por las venas de Doña Isabel corría la sangre de San Fernando de Castilla, pilar de la Reconquista, y del Beato Nuño Alvarez Pereira, Condestable de Portugal, emblemático guerrero luso que encarnó el heroísmo caballeresco aliado a la santidad.
Así, vemos fundirse en ella la sangre castellana con aportes portugueses e ingleses, en un tipo de excelencia de reina y mujer probablemente inigualado en la Historia.

Fernando V, el Católico, Rey de Castilla y Aragón (1452-1516), también conocido como Fernando II de Aragón[2], nació el 10 de marzo de 1452 en Sos del Rey Católico, Zaragoza.

Padres
Juan II de Aragón
Juana Enríquez
Abuelos paternos
Fernando I de Aragón
Urraca de Castilla
Abuelos maternos
Fadrique Enríquez
Mariana Ayala de Córdoba
Bisabuelos paternos
Juan I de Castilla,
hijo de Enrique II de Castilla y de Juana Manuel de Lara;
Leonor de Aragón,
hija de Pedro IV el Ceremonioso de Aragón y de Leonor de Sicilia.
Bisabuelos paternos maternos
Sancho de Castilla,
hijo de Alfonso XI de Castilla y de Leonor de Guzmán, Señora de Medina Sidonia;
Infanta Beatriz de Portugal,
hija de Pedro I de Portugal y de Inés de Castro.
Bisabuelos maternos paternos
Alonso Enríquez, Señor de Medina del Ríoseco,
hijo del Infante y Conde de Melgar, Fadrique Enríquez Alonso, y de Leonor de Angulo, la Paloma;
Juana Hurtado de Mendoza y Ayala, la Ricahembra, bella señora acerca de cuyo casamiento con Fadrique Enríquez circularon curiosas anécdotas[3],
hija de Pero González de Mendoza, el de Aljubarrota, y de Aldonza Fernández de Ayala.
Bisabuelos maternos maternos
Diego Fernández de Córdoba,
hijo de Gonzalo Fernández de Córdoba y de María García Carrillo;
Inés Ayala y Suárez de Toledo,
hija de Pedro Suárez de Toledo y Ayala y de Juana Menéndez de Orozco[4].

Isabel “la Cruzada”[5], la gran castellana de sangre ibérica e inglesa, encarnó arquetípicamente el espíritu de la Hispanidad propio de la Reconquista. El polifacético Fernando, cuya sangre entronca con estirpes de todas las Españas, eximio guerrero,   sobresalió en la diplomacia y la política internacional al estilo renacentista, por lo que fue alabado por Maquiavelo…
La unión de los reales cónyuges, no obstante sus visibles diferencias, produjo uno de los momentos más gloriosos de la historia de España. Si Fernando hubiese conformado más su espíritu al de Isabel, la cristiana grandeza del Reino podría haber alcanzado cumbres aún más altas y duraderas.

Alianzas matrimoniales y política real – El entronque con la Casa de Austria

         Era vital para la seguridad y engrandecimiento de los reinos lograr buenas alianzas matrimoniales, que solían exigir duros sacrificios a los contrayentes, lo que presuponía una educación basada en la idea cristiana de inmolación por el bien común propio de la Nobleza, a fortiori de la Realeza, como deber de estado[6].
Algo de esa cosmovisión se refleja en las notas de Fernando el Católico: “anoche, sirviendo a Dios, consumamos nuestro matrimonio”[7].
         De la unión conyugal de Fernando e Isabel se formó una familia compuesta de un hijo y cuatro hijas:
Doña Isabel, la primogénita, nacida en Dueñas el 1º de octubre de 1470;
Don Juan, Príncipe de Asturias, n. en Sevilla el 30 de junio de 1478;
Da. Juana, n. en Toledo el 6 de noviembre de 1479;
Da. María, n. en Córdoba en 1482; y
Da. Catalina, n. en Alcalá de Henares el 5 de diciembre de 1485.

“Las hijas todas llegaron a ser reinas; pero su brillante destino se vio acibarado por los pesares domésticos, de los cuales ni aun el trono puede libertar”, sentenció Carvajal[8]. El hijo, en cambio, sobre quien estaban cifradas todas las esperanzas de continuidad y sucesión, no llegó a reinar.
“El crédito y autoridad que los soberanos de Castilla adquirieran…se aumentaron en gran manera por los enlaces matrimoniales que procuraron lograr para sus hijos”. Fue este uno de los medios políticos más importantes que pusieron en juego[9].
La más trascendental de estas alianzas fue con la Casa de Austria, basada en razones de alta política, aunque dentro del marco de intereses de la Cristiandad. Analizaremos las razones históricas y cómo vivieron los protagonistas estos acontecimientos en que la grandeza y la felicidad alternan con segundas intenciones e infortunios.
Dijimos que en Francia el absolutismo real se afirmaba con Carlos VII y Luis XI, mientras los Duques de Borgoña (rama lateral de la Casa reinante), en particular  Carlos el Temerario, intentaban construir una potencia situada entre Francia y el Sacro Imperio que adquiriera el rango de reino.
Carlos era Señor de los Países Bajos y del Ducado y el Condado de Borgoña. Encarna el tipo de príncipe renacentista: “La realización de este gran designio es favorecida por la riqueza y prosperidad de estos territorios. (…) aporta un orgullo desmesurado, una actividad febril y poco controlada, un sentido de fasto y de grandeza alimentado por las lecturas antiguas y el gusto de la caballería, una tenacidad brutal y rabiosa, y una excepcional aptitud para el trabajo…”[10].
En su lucha con Luis XI, que quiere impedir el surgimiento del reino de Borgoña, logra el apoyo de los nobles descontentos con el absolutismo de los Valois. Pero a pesar de sus victorias, la obstinación le hace perder la oportunidad del triunfo.
Luis XI va tejiendo como araña alianzas compradas a precio de oro. Vencido Carlos por los suizos, aliados del Rey Valois, trata de vengarse de ellos, pero vuelven a vencerlo.         Intenta otra vez tomar Nancy, en el Ducado de Lorena, que su dueño, el Duque Renato II, acababa de recuperar de las garras del Temerario. La muerte de éste marca el fin del sueño de hacer resurgir el reino carolingio de Lotario.
Hereda sus estados su hija única, María de Borgoña, que está casada con Maximiliano I de Austria, Emperador del Sacro Imperio. Y a través de ellos Borgoña irá a dar a las manos de sus descendientes.
Con el ascenso del último Valois, Carlos VIII, la unificación de Francia avanza al incorporar Bretaña por su casamiento con la Duquesa Ana (a quien Maximiliano, viudo de María de Borgoña, pretendía). Los regentes –Ana de Beaujeu, y su marido-, artífices del arreglo matrimonial, al día siguiente del casamiento, le entregan “un reino en plena prosperidad en el que jamás había sido tan fuerte el poder real. Carlos VIII… se dispuso a hacer valer los derechos al  reino de Nápoles…heredados de los angevinos”.
“La expedición partió en 1494, conquistó Florencia, atravesó Roma y se apoderó de Nápoles en 1495; pero la formación de la Liga de Venecia forzó a Carlos VIII a volver a Francia a toda prisa…”.
         Primer rey de Francia que entró en la península itálica a la cabeza de un ejército, había cambiado toda la orientación de la política nacional[11].       España no se quedó de brazos cruzados. “Mientras el Rey de Francia avanzaba hacia Nápoles, el enviado de los Reyes Católicos anudaba contra él una alianza con el Papa, Venecia, Milán, y el Sacro Emperador de Alemania: la Liga de Venecia…”.
“Carlos no descubrió la existencia de esta liga hasta su entrada triunfal en Nápoles, de corona imperial en la frente. Indignado, tuvo que retirarse a toda prisa para defender a Francia, de la que nunca debería haber salido, amenazada por la invasión aragonesa.
“Entre tanto, Gonzalo de Córdoba, el Gran Capitán, llevaba a cabo una brillante campaña en el sur de Italia... Luego se dirigió a la Ciudad papal, donde fue aclamado como liberador. (…) Así España, en vez de Francia, se convirtió en la fuerza política dominante de Italia, y con muy pocos sacrificios”[12].
Los ambiciosos designios de Carlos VIII habían establecido entre las grandes potencias de Europa amenazadas una inédita comunidad de intereses, que fue causa de enlaces matrimoniales entre las principales familias reinantes. Y mientras Carlos VIII malgastaba su tiempo en Nápoles, quedaron ajustadas entre las casas reales de Austria y España aquellos matrimonios que abrirían la era de predominio hispano-habsburguiano.
También se combinó el casamiento de  Catalina de Aragón con Arturo, Príncipe de Gales, pues Fernando, su padre, cultivaba la amistad del rey de Inglaterra, Enrique VII, con la esperanza de hacerlo entrar en la confederación contra el francés. Esto despertó celos e intrigas de parte de Carlos VIII que Fernando procuró hábilmente contrarrestar.
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[1] Datos extraídos de la magnífica obra de D. Jesús Chacón www.sologenealogia.com, a quien mucho agradecemos su generosa contribución, complementados con genealogías de Alberto  y Arturo García Carraffa,  Prinz Adalbert von Bayern, Conde Carton de Wiart, Ricardo Magaró y Nicolás Homar Vives, e información histórico-genealógica brindada por Hernando del Pulgar, William Prescott y otros autores citados en este trabajo.

[2] Fernando II, Rey de Aragón, 1452-1516.
Fernando V, Rey de Castilla-León, 1452-1516.
Fernando, Rey de Navarra, 1452-1516.
Ferdinando II, Re di Sicilia, 1452-1516.
Ferdinando III, Re di Napoli, 1452-1516
Cf. www.sologenealogia.com
[3] Alberto y Arturo García Carraffa, “Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispano-Americana”, t. XXXI, apellido “Enríquez”, pp. 32 y ss.
[4] Fuentes genealógicas indicadas en nota 25.
[5] Título de la obra de William Thomas Walsh –Espasa-Calpe, colecc. Austral, 4ª ed.- que comentamos en nuestra monografía de 2004, citada en el presente trabajo, publicada para conmemorar el 5º Centenario de la muerte de la Reina.
[6] Sobre el concepto católico de Nobleza, vigente en la Cristiandad, su misión y perennidad, ver el profundo estudio de Plinio Corrêa de Oliveira, “Nobleza y élites tradicionales análogas – en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y la Nobleza romana”, Ed. Fernando III, el Santo, Madrid, t. I y II. También incluye un estudio sobre las formas de gobierno a la luz del magisterio de la Iglesia.
[7] A. Fernández Alexander de Schorr, “Destino de reinas…”, cit., p. 39.
[8] ap. William H. Prescott, “Historia de los Reyes Católicos”, ed. Argonauta, Buenos Aires, t. II, pp. 91-2.
[9] William H. Prescott, “Historia de los Reyes Católicos”, ed. Argonauta, Buenos Aires, t. II, p. 91.
[10] “Dictionnaire des Biographies”, P. Grimal, Prof. de la Sorbona, Presses Universitaires de France, t. I, p. 310.
[11] “Dictionnaire des Biographies”, cit., t. I, p. 305.
[12] L. Mesquita Errea, “La Gesta de Isabel la Católica…”, cit., p. 110.