lunes, 22 de junio de 2009

La sociedad orgánica en el Tucumán hispano-indígena











En el Tucumán, llamado por sociólogos serios "El salón habsburguiano" (para diferenciarlo de Buenos Aires -"el salón borbónico"), floreció ampliamente la sociedad orgánica, con sus estirpes señoriales, indias y populares, sus fuertes tradiciones de Fe, y sus estilos arquitectónicos con sabor a fortalezas, en medio del escenario grandioso de sus altas cumbres. Mucho de ese pasado tiene sorprendente vigencia, como en la renovación del "pacto de fidelidad" al Señor y a la Virgen del Milagro durante sus Fiestas Patronales de mediados de septiembre en Salta. Esa vigencia es una reserva y una promesa para el futuro.

Continuamos el desarrollo del tema "Sociedad Orgánica" iniciado en entrada anterior (ver : La sociedad orgánica, jerárquica, armónica y familiar, 27.V.09)

La sociedad orgánica en el Tucumán
Vimos algo de eso reflejado en el pícaro que se refugió en la ermita de los santos patronos de Ibatín, que le valió de santuario o refugio inviolable. Lo vemos en la carta afectuosa que el Maestre de Campo don Leandro Ponce de León le dirige a su encomendada, la india Bárbara Romero, tratándola de "hija mía Barbolita", aconsejándola como "vuestro encomendero", que el Dr. Prudencio Bustos Argañaraz reproduce en su "Manual de Historia Argentina"[i]. En las juntas de vecinos, como la que convocó Mercado y Villacorta en la ajetreada Londres para tratar de la Guerra, con la presencia de los encomenderos Juan Gregorio Bazán, Antonio del Moral, Lucas de Figueroa y Mendoza, Gabriel Sarmiento de Vega y otros notables de la Gobernación…
…En el carácter protector de los buenos gobernantes de entonces, como Ramírez de Velasco, "padre de todos y procurando acomodar las hijas de los conquistadores huérfanas en estado", como manifestaron los vecinos de San Miguel. Junto a él, estaba la figura maternal de su mujer, Doña Catalina de Ugarte, quien “con su caridad y afabilidad deseaba el bien y era muy gran consuelo en la tierra por ser tan buena intercedora y onrradora de todos y animadora de lo bueno"
[ii], como dijeron los de Santiago del Estero[1].
La "cité antique" del Tucumán tenía un alma, y era el Cabildo, palabra que evoca reminiscencias profundas en el verdadero argentino identificado con su tradición. Allí se expresaba la voluntad de los vecinos principales, representantes auténticos de sus clanes familiares, sus paniaguados y sus encomendados –indígenas a quienes frecuentemente querían como a hijos
[2] en esa sociedad que se honraba en ser auténticamente paternalista.
No sólo los grandes decidían los rumbos de la historia. Aquí no hubo espartanos e ilotas, como en ninguna parte del mundo donde se estableció la civilización católica, jerárquica y familiar. Dada la unión de la Iglesia y el Estado, en fecundas interacciones los gobernantes se ocupaban del bien espiritual de los gobernados, como los Obispos y sacerdotes se ocupaban de que el gobernador Mercado y Villacorta viajara con el decoro debito a su alta investidura; o de que los indios adquiriesen hábitos de higiene, usasen mesas y durmiesen en camas, como lo quería el Concilio Límense convocado por el gran Santo Toribio de Mogrobejo, Arzobispo de los Reyes.
Fue éste otra gran luminaria que nos alumbró desde la capital del virreinato al que pertenecimos por espacio de dos siglos y tres décadas, período que se intentó tapar con los 30 años de existencia del Virreinato del Río de la Plata en el que, de reinos, pasamos a ser colonias -de hecho, no de derecho
[iii].

[1] Llama la atención que tantos científicos de la Historia y de la Antropología pasen por alto sistemáticamente estas realidades, porque no se ajustan a sus esquemas, lo que los distancia irremediablemente de los hechos. Realidades como “caridad”, “afabilidad”, “honrar”, “consuelo”, brillan por su ausencia, como también en las obras y el espíritu de aquel corrosivo filósofo contemporáneo de Rosas, para quien la lucha de clases y el conflicto mueven al mundo. Me refiero a Carlos Marx.
[2] Así lo declaran varios encomenderos en la Visita del Oidor Martínez Lujan de Vargas a !as encomiendas de La Rioja, transcriptas en el documentado estudio de la Dra. Roxana Boixadós y de Carlos E. Zanoli "La visita de Lujan de Vargas a las encomiendas de La Rioja y Jujuy (1693-1694) - Estudios preliminares y fuentes", Ed. Univ. Nac. de Quilmes, 2003. Y les creemos, pues está en el orden natural de las cosas y porque el amor entre grandes y pequeños es propio de una civilización cristiana.

[i] "Manual de Historia Argentina", Ed. Eudecor, p. 117.

[ii] Roberto Levillier, "Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán", t. III, pp. 223-4.

[iii] Cf. Tulio Halperin Donghi, "La revolución rioplatense y su contexto americano", en "Nueva Historia de la Nación Argentina", Academia Nacional de la Historia, Ed. Planeta, t. IV , p 249 y ss., en especial pp. 253-4.


Textos extraídos del ensayo : "Devisadero de luces doradas en...aquel reino del Tucumán", de L. Mesquita Errea, in "CRONICAS del TUCUMAN" nº 1, La Rioja, 2008

miércoles, 10 de junio de 2009

Sentido mensaje de despedida del Jefe de la Casa Imperial Brasileña, S.A.I.R. Dom Luiz de Orléans y Braganza, a su sobrino

La Familia Imperial en la misa del 7º día por el alma del Príncipe Dom Pedro Luiz de Orléans y Braganza (Fotografía del Portal "Terra")

Príncipe Dom Pedro Luiz de Orleans e Bragança
Transido de pesar, cabe-me o dever de registrar, enquanto Chefe da Casa Imperial do Brasil, o desaparecimento de meu querido e já saudoso sobrinho, D. Pedro Luiz de Orleans e Bragança, no fatídico acidente do vôo da Air France (Rio-Paris), ocorrido no dia 31 de maio, em pleno Oceano.
Diante da pungente dor de seus pais, D. Antonio e D. Christine, de seus irmãos, D. Amélia, D. Rafael e D. Maria Gabriela, e de minha querida Mãe, D. Maria, volto para eles minha especial solicitude e meu particular afeto. Solicitude e afeto que volto igualmente – e, junto comigo, toda a Família Imperial - para aqueles que perderam seus entes queridos no referido acidente aéreo. A todas estas famílias - de modo muito especial às brasileiras – a Família Imperial estende seus sentimentos e roga a Deus pelo descanso eterno de cada vítima.
Nestes dias, de todo o Brasil e até do exterior, chegaram aos pais de D. Pedro Luiz, bem como a mim e a toda a Família Imperial, numerosas e sinceras manifestações de pesar por tão trágico sucesso. Não posso deixar de ver nessas sentidas manifestações a expressão viva e autêntica do sentimento familiar e dos laços de afeto que sempre uniram a Família Imperial e os brasileiros, monarquistas ou não.
D. Pedro Luiz – até então, 4º na linha de sucessão dinástica – era um jovem Príncipe que despontava na sua geração como uma promessa, suscitando o interesse e a atenção de muitos, por seu modo aprazível, por suas inegáveis qualidades e pela tradição que representava.
Como fruto da exímia formação e do senso do dever, incutidos por seus pais, após se ter formado em Administração de Empresas pelo IBMEC do Rio de Janeiro, e se pós-graduado pela FGV, dava ele os passos iniciais de uma promissora carreira profissional, no BNP Paribas, no Luxemburgo, tendo a preocupação e o empenho de fazer ver aos estrangeiros as grandes potencialidades de nosso País.
Mas sua presença era especialmente querida entre aqueles que acreditam ser o regime monárquico uma solução adequada para o Brasil hodierno.
Foi D. Pedro Luiz presidente de honra da Juventude Monárquica e participou de ações e eventos de relevo em prol dos ideais monárquicos - muitas vezes na companhia de seus pais - chegando até a representar a Casa Imperial, em mais de uma ocasião, sendo-me especialmente grato recordar sua presença, em Portugal, em comemorações dos 500 anos do Descobrimento do Brasil.
Se o momento é de apreensão e de tristeza, não pode ele ser desprovido de esperança. Esperança que se volta, de modo particular, para D. Rafael – irmão do desaparecido – a quem auguro ânimo e determinação diante do infortúnio, e exorto a que seja, na sua geração, um exemplo de verdadeiro Príncipe, voltado para o bem do Brasil e exemplo de virtudes cristãs.
Ao encerrar esta dolorosa comunicação, volto meu olhar a Nossa Senhora Aparecida, Rainha e Padroeira do Brasil, a quem suplico confiante que acolha na eternidade a D. Pedro Luiz. E rogo especiais orações por ele, bem como por seus pais, irmãos e por minha querida Mãe, a todos aqueles que, com espírito de fé, acompanham a Família Imperial neste momento de luto.

São Paulo, 8 de junho de 2009

Dom Luiz de Orleans e Bragança

domingo, 7 de junio de 2009

Príncipe Don Pedro Luis de Orléans y Braganza - Misa del 7º día por el eterno descanso de su alma

El joven Príncipe D. Pedro Luis de Orléans y Braganza (der.), desaparecido en la catástrofe aérea de Air France; en la foto, con el Príncipe MIchel de Ligne y la Princesa, D. Isabel de Orléans y Braganza

La Familia Imperial brasileña, línea sucesoria: S.A.I.R. D. Luis de Orléans y Braganza, Jefe de la Casa Imperial; su hermano, S.A.I.R. D. Bertrand de Orléans y Braganza, Príncipe Imperial del Brasil; su hermano, S.A.R. D. Antonio; su sobrino, S.A.R. D. Rafael de Orléans y Braganza.
El príncipe desaparecido en el luctuoso accidente aéreo (izq.); en la foto, con su hermano menor, D. Rafael


Participación de S.A.I.R. el Príncipe D. Luis de Orléans y Braganza, Jefe de la Casa Imperial del Brasil, y de SS.AA.RR., el Príncipe y la Princesa D. Antonio de Orléans y Braganza, a la Misa del 7º Día por el eterno descanso del alma de Don Pedro Luis, que se celebrará mañana lunes 8 de junio, a las 11 horas, en la Iglesia de Nuestra Señora del Brasil, en el Jardín América, San Pablo.
Nos asociamos al profundo dolor e intenciones de la católica y tradicional Familia Imperial brasileña y pedimos a nuestros lectores especiales oraciones.