jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz Año Nuevo bajo el amparo y la conducción de la Ssma. Virgen


Adherimos al mensaje de fin de año del sitio amigo "Argentina, señorío y esplendor", dando gracias a la Reina del Cielo y de la tierra por toda su ayuda y gracia a lo largo del año que hoy termina, haciendo extensivos nuestros deseos para los lectores y amigos que nos acompañan. Que Ella nos dé fuerzas para servirla luchando en el que se inicia por el ideal de Aristocracia católica, gobierno de los mejores, y sociedad orgánica católica, familiar, participativa y jerárquicamente fraternal, impregnada por la savia de la Cristiandad.
Que el 2010 nos lleve hacia la restauración de la civilización cristiana, como enseñaba San Pío X y lo prometió la Virgen en Fátima.
Les recomendamos leer:

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Libertad, Igualdad, Fraternidad: Juan Pablo II: un movimiento histórico arrastrado por un tropel de violencia y odio religioso

San Vicente Pallotti - Los santos de los tiempos de la Revolución Francesa y posteriores lucharon para erradicar del alma de los pueblos sus errores nefastos y avasalladores
Robespierre: un monumento a la soberbia y a los errores revolucionarios, con la frialdad y consecuencia de un "misionero" del mal

Sin la guillotina, infernal instrumento de los revolucionarios, no se habría podido imponer la falsa versión de la trilogía



Marat, el hombre que odiaba las montañas porque le representaban las variedades y desigualdades establecidas por Dios en la creación. Panfletario de la trilogía revolucionaria, fue el promotor de incontables profanaciones y crímenes. Su corazón llegó a ser blasfemamente adorado por el populacho revolucionario durante lo que Pierre Gaxotte llama "la Terreur communiste"

8. Son, en el fondo, ideas cristianas; pero
quienes las formularon por primera vez
no se referían a la alianza del hombre con Dios

En la homilía de la Misa celebrada el 1º de junio de 1980 en el aeropuerto Le Bourget de París, Juan Pablo II afirmó:
" iQué no han hecho los hijos e hijas de vuestra nación para conocer al hombre, para expresar al hombre por la formulación de sus derechos inalienables! Es conocido el lugar que las ideas de libertad, de igualdad, y de fraternidad ocupan en vuestra cultura y en vuestra historia. En el fondo son éstas ideas cristianas. Lo digo siendo bien consciente de que quienes así formularon por primera vez este ideal, no se referían a la alianza del hombre con la sabiduría eterna, sino querían actuar por el hombre." 2
2) Insegramenti, vol. III, I, p. 1589

9. Un movimiento histórico que se encontraba
arrastrado por un impetuoso tropel
de violencia y odio religioso

Durante la audiencia concedida a los peregrinos de Angers, con ocasión de la beatificación de Guillermo Repin y sus compañeros, el 20 de febrero de 1984, afirmó Juan Pablo II:
"Sé que la Revolución Francesa -sobre todo durante el periodo del 'Terror'- hizo entre vosotros, en el oeste, muchas otras víctimas, a millares guillotinadas, fusiladas, ahogadas, muertas en las prisiones de Angers. Sólo Dios conoce sus méritos, su sacrificio, su Fe. La diócesis y la Santa Sede no han podido examinar sino un número
restringido de casos, en los cuales el testimonio de su martirio era mejor conocido y más transparente respecto a motivaciones religiosas (...).

"Su prisión [la del bienaventurado Repin y sus noventa y ocho compañeros], su condenación, se sitúan ciertamente en un contexto político de contestación de un régimen que, en esa época, rechazaba tantos valores religiosos. Aunque este movimiento histórico haya sido inspirado por sentimientos generosos -libertad, igualdad, fraternidad- y por el deseo de necesarias reformas, se encontraba arrastrado en un torbellino de represalias, de violencias, de odio religioso. Esto es un hecho. No hemos de juzgar aquí esta evolución política. Dejamos a los historiadores la tarea de calificar sus excesos”.1

* * *
{Comentario del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira - Al final del Apéndice II que hemos transcripto íntegramente}
Puede ser que haya notado el lector aquí y allá, a lo largo de los textos citados, una aparente contradicción entre las diversas declaraciones de los Papas que abordan el tema de la trilogía "Libertad, Igualdad, Fraternidad". Esta impresión comienza a diluirse a medida que se tiene en cuenta que, consideradas rectamente en sí mismas -y por tanto a la luz de los principios católicos- cada una de esas palabras designa conceptos dignos de admiración. Fue lo que algunos Papas se empeñaron en realzar.
Sin embargo, la generalidad de los pensadores y escritores que prepararon la Revolución Francesa, bien como los hombres de acción que urdieron la tremenda conmoción político-social que hizo estremecer a Francia a partir de 1789, y los panfletarios y demagogos que la llevaron a la calle, impeliéndola a practicar tantas injusticias y tan terribles crímenes, no entendían así esas palabras, pues se lanzaron todos a una a demoler la Religión, al odio contra toda autoridad legítima y a la negación furiosa de todas las desigualdades, aun cuando fueran justas y necesarias.
Alabar en sí misma la trilogía "Libertad, Igualdad, Fraternidad" no quiere decir que se aprueben los radicales y absurdos errores que los revolucionarios, considerados en bloque, sobreentendían en esas palabras, errores éstos que dejaron patentes todos sus matices en el último y extremo lance de la Revolución Francesa, que fue la insurrección comunista de Babeuf,2 la cual dejaba ver hasta qué punto estaba entrañado en la Revolución de 1789 el germen del comunismo -síntesis de errores religiosos, filosóficos, políticos, sociales y económicos- al cual debemos las incalificables desgracias morales y materiales en que se debaten hoy los pueblos del Este Europeo.

1) Insegnamenti, vol. VII, I, pp. 447-448.
2)
Babeuf, François Noël (1760-1797) - Revolucionario francés. Lideró el movimiento de la "Conjuración de los Iguales" que actuó durante el invierno de 1795 a 1796, constituyendo "la primera tentativa de hacer entrar el comunismo en la realidad". Publicó el "Manifiesto de los Iguales", que predicaba la comunidad de bienes y de trabajos y que fue "la primera forma de la ideología revolucionaria de la nueva sociedad nacida de la propia Revolución. Por el babuvismo, el comunismo, hasta entonces fantasía utópica, estaba erigido en sistema ideológico; por la Conjuración de los Iguales entraba en la Historia Política" (Albert SOBOUL, La Révolution Française, Gallimard, París, 1962, vol. II, pp. 216 y 219).
Con respecto al papel desempeñado por Babeuf en la continuidad del movimiento revolucionario, afirma Marx en la obra blasfemamente titulada por él La Sagrada Familia: "El movimiento revolucionario que comenzó en 1789 en el Círculo Social, que tuvo a Leclerc y Roux por representantes principales a lo largo de su evolución y acabó por sucumbir temporalmente con la conspiración de Babeuf, había hecho brotar la ideología comunista que Buonarroti, amigo de Babeuf, reintrodujo en Francia tras la revolución de 1830. Esta ideología, desarrollada en todas sus consecuencias, constituye el principio del mundo moderno" (apud François FURET, Dictionnaire Critique de la Révolution Française, Flammarion, París, 1988, p. 199).
El movimiento de Babeuf fue combatido por el Directorio. Éste fue preso y ejecutado en 1797.

Uno de los ardides utilizados con más éxito por la Revolución Francesa consistió precisamente en lanzar en la confusión a muchos espíritus simples y desprevenidos, utilizando palabras honestas e incluso dignas de alabanza para rotular un monstruoso cúmulo de errores doctrinales y de criminales acontecimientos. Muchos de esos espíritus eran así llevados a admitir que las doctrinas de la Revolución Francesa eran buenas en su raíz, aunque hayan sido muy reprobables en su mayoría los hechos revolucionarios. Otros de ellos entendían, sin embargo, que las doctrinas que generaron semejantes acontecimientos no podían ser menos reprobables que los mismos, deduciendo de ahí que la trilogía inculcada como síntesis de esas doctrinas perversas era digna de la misma repulsa.
La dañina confusión en que unos y otros se encontraban tuvo -y está teniendo- una vida larga, pues sólo va deshaciéndose poco a poco, y aún subsiste en nuestros días.
Por dirigirse a un público del cual amplios sectores continuaban así desorientados, algunos Papas se empeñaron en rectificar ciertos juicios unilaterales e ilimitadamente severos respecto a la tan astutamente manejada trilogía; y otros, en cambio, se empeñaron en impedir que la inocuidad intrínseca de sus términos engañase al público acerca de la perversidad esencial de aquella gran convulsión de finales del siglo XVIII, que atravesó el siglo XIX y casi todo el XX usando los rótulos de socialismo o comunismo, y que, en su contenido más genuino, está muriendo actualmente en el Este europeo o, más bien, va allí metamorfoseándose en busca de nuevos vocablos, nuevas fórmulas, nuevos ardides, para alcanzar sus finalidades radicalmente ateas, quizá más bien panteístas y, en cualquier caso, absoluta e universalmente igualitarias.

(Fin del Apéndice II - LA TRILOGIA REVOLUCIONARIA ... - Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas - en las alocuciones de Pío XII al Patriciado y a la Nobleza romana", pp. 203 y ss.)


martes, 29 de diciembre de 2009

La trilogía revolucionaria "Libertad, Igualdad, Fraternidad" - Pablo VI: conceptos cristianos que asumieron características de lucha anticristiana

Facsímil de la página 203 de "Nobleza y élites tradicionales análogas" - Apéndice II: La trilogía revolucionaria: "Libertad, Igualdad, Fraternidad" - Hablan diversos Papas

Luego de publicar, en la entrada anterior, la refutación a objeciones planteadas por un lector sobre el sermón de San Pedro Julián Eymard referido a la Realeza y Nobleza humanas del Niño Dios, lo que nos permitió dar mayor claridad al sentido de nuestra lucha, continuamos con la publicación del Apéndice II, dedicado a hacer conocer las condenas pontificias al ideal revolucionario "Libertad, Igualdad, Fraternidad".
Esperamos que nuestros lectores estén teniendo una muy feliz y santa Navidad, mientras concluimos el año de gracia 2009 peleando el "buen combate" contra los errores igualitarios y la disolución político-social que traen aparejados, y en espíritu de cruzada en pro de la civilización cristiana, "austera y jerárquica, fundamentalmente sacral, anti-igualitaria y anti-liberal", como la caracteriza el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su obra "Revolución y Contra-Revolución".
Cordialmente,
Pelayo

7. Conceptos cristianos que habían asumido
las características de una lucha
anticristiana, laica e irreligiosa

En la visita realizada el 1º de septiembre de 1963 a la ciudad italiana de Frascati, Pablo VI tejió las siguientes consideraciones sobre la Revolución Francesa y su lema libertad, igualdad, fraternidad, al referirse a la actuación que en esa ciudad desarrolló San Vicente Pallotti:

"Estábamos en el periodo posterior a la Revolución Francesa, con todos los desastres e ideas desordenadas, caóticas y al mismo tiempo apasionadas y esperanzadas, que aquella revolución había puesto en los hombres del siglo precedente. Había gran necesidad de poner orden y, digamos así, de hacerlo estático, sólido, como debe ser. Al mismo tiempo, se notaba el fermento de algo nuevo: había ideas vivas, coincidencias entre los grandes principios de la revolución, que no hizo otra cosa sino apropiarse de algunos conceptos cristianos: fraternidad, libertad, igualdad, progreso, deseo de levantar a las clases humildes. Todo eso era, por tanto, cristiano, pero había asumido las características de una lucha anticristiana, laica, irreligiosa, que tendía a desnaturalizar aquel trazo de patrimonio evangélico dirigido a valorizar la vida humana en un sentido más alto y más noble." 1

1) Insegnamenti, vol. 1, p. 569

martes, 22 de diciembre de 2009

Luchar para difundir la misión perenne de las élites tradicionales, una obra urgente a la que convocamos a nuestros lectores


Ilustraciones de "Nobleza y élites tradicionales análogas" que muestran la tocante solicitud por los pobres de los Reyes católicos -como Santa Isabel de Hungría- y de los nobles

Luchar para difundir la misión perenne de las élites tradicionales, una obra urgente a la que convocamos a nuestros lectores
En la Navidad pasada difundimos el luminoso texto en que San Pedro Julián Eymard formula altas consideraciones sobre la realeza de sangre del Niño Jesús y censura la demagogia igualitaria y pseudo-democrática (ver entradas de diciembre de 2008).
En la ocasión, recibimos un comentario crítico de un lector que interpretó que se estaba haciendo una apología obsesiva de lo nobiliario que hubiese incomodado a Nuestro Señor Jesucristo, y que se estaba cometiendo una gran ofensa a los pobres y carenciados, por no hablarse del amor al desvalido.
Considerando nuestra obligación esclarecer tales objeciones, similares a tantas que flotan “en el aire” de los ambientes modernos, frecuentemente imbuidos de prejuicios anti-nobiliárquicos y olvidados del magisterio tradicional de la Iglesia sobre la misión de las élites tradicionales en pro del bien común, presentamos a nuestros lectores la respuesta que enviamos a nuestro objetante, invitándolos a hacer sus comentarios y dar a conocer sus puntos de vista sobre temas de tanto interés.

Estimado amigo:
Antes de volver de lleno a las actividades quería terminar un par de asuntos pendientes.
Uno de ellas es que la Comisión Don Pelayo, integrada por personas que luchan por el reerguimiento de la sociedad en base a las enseñanzas del magisterio tradicional pontificio, me pidió que contestara tu mail sobre las consideraciones de San Pedro Julián Eymard sobre la Realeza del Niño Dios y el valor de la nobleza enviadas en Navidad.
(…)
[Nobleza y aristocracia, condición esencial del bien común]
Contrariamente a lo que sostienen las ideas de la Revolución Francesa (cuya refutación y condena puedes encontrar en el Apéndice II –y III- de "Nobleza y élites tradicionales análogas"), el socialismo y la Teología de la Liberación, la existencia de la nobleza y la aristocracia, y de clases armónica y proporcionadamente desiguales en cultura, educación, riqueza, tradición, es de orden natural. Por tanto no es lo contrario sino condición esencial del bien común, ya que éste nunca podrá lograrse yendo contra el orden establecido por Dios.
El autor comienza justamente el libro aclarando que no hay antítesis entre nobles y pobres, y que Jesucristo, el Buen Pastor, es el Padre de todos.
[Elogios a quienes cumplen la alta misión de la Nobleza – reproches a quienes no lo hacen]
Creo que los elogios van dirigidos a la Nobleza y élites análogas en razón de:
-la excelencia que Dios las llama a alcanzar y a representar, para sí y sobre todo para el bien común;
- refutar errores y prejuicios ("la suma de errores de los falsos profetas" dice Benedicto XV);
-estimular a los miembros de las clases superiores de la sociedad a cumplir su misión perenne para el bien de toda la sociedad. Ser “fermento” y ejercer una “misión sacerdotal para elevar, purificar y pacificar al mundo” es la magnitud de su misión contemporánea (Cap. VII, ít. 8).
Es el sentido de los elogios hechos reiteradamente por los Papas, en particular Pío XII, Benedicto XV (que llega a hablar de un "sacerdocio de la Nobleza"), los Pontífices posteriores (Juan XXIII: los nobles son como las flores en la sociedad), los teólogos y doctores y las Sdas. Escrituras.
Al hacerlo, la Iglesia, fundada por Nuestro Señor Jesucristo y Maestra infalible de la verdad, continúa el magisterio fundado por el Divino Maestro: "quien a vosotros os oye, a Mí me oye".
Por otro lado Pío XII, cuyas alocuciones completas se transcriben en "Nobleza y élites", califica duramente a los nobles y miembros de las élites tradicionales análogas que no cumplen su vital misión, y los llama "desertores" y "cómplices". Así, el elogio va dirigido a quienes la cumplen, lo que implica la consiguiente reprobación a quienes, lamentablemente, no lo hacen.
[N.S.J.C. era el verdadero rey de Israel conforme los Santos Evangelios]
Está clarísimo en el Evangelio que N.S.J.C. era el verdadero rey de Israel: lo dice San Lucas cuando relata la Anunciación y Natividad, diciendo que Dios le dará el trono de David, su padre; al principio de su vida pública, cuenta San Juan, convierte a Natanael -el “israelita sin doblez"- y éste exclama, admirado: Tú eres el Hijo de Dios, el Rey de Israel. El mismo le contesta a Pilatos: tú lo dices, Yo soy Rey…
Esto es lo que San Pedro Julián Eymard explica en su sermón. A mí me resultó muy esclarecedor leer ese texto para entender más concretamente por qué Herodes, con el apoyo del “aparato” de los romanos, era un usurpador, y que los verdaderos reyes eran San José y Jesús, su heredero. (Lo mismo afirma San Juan Bosco en su Historia Sagrada para estudiantes).
Cosa que los seguidores de la Teología “de la liberación” y los progresistas de toda laya omiten o directamente niegan, tratando de rebajarlo: "nació en un chiquero", su madre "era una mujer como tu mamá, como cualquier otra" dice el Catecismo "Tinkunaco en familia", que se usó largamente en la Diócesis de La Rioja -no sabemos si se usa actualmente.
De ahí la oportunidad y necesidad de difundir la verdadera doctrina católica al respecto. En la encíclica Quas Primas, Pío XI establece la fiesta de Cristo Rey, advocación tan querida por los hispanos. Los mártires mejicanos y españoles enfrentaban la muerte al grito de "Viva Cristo Rey!", y es costumbre de los hispanistas despedirse con "un abrazo en Cristo Rey". Todo esto tiene una armonía y un sentido profundo.
LA NOBLEZA y LOS POBRES
La Iglesia llama a nobles, aristócratas y semejantes a cumplir su misión específica, que implica especiales sacrificios, de los que deriva el prestigio que tenía -y aún tiene- la Nobleza como realizadora de acciones generosas y heroicas. Parte de ella, muy importante, es la asistencia a los pobres y desvalidos, como era la tradición del Occidente cristiano (ver también Apéndice IV, La aristocracia de acuerdo a un Cardenal español, en este sitio).
En dicha enciclopedia del Card. Herrera Oria se recuerdan nociones olvidadas, como la misión de la aristocracia de desempeñar un papel semejante al de la madre, con afecto y solicitud hacia los necesitados (lo que recuerda casos concretos de nuestra historia: el amor filial de los encomenderos hacia indios e indias de servicio que consta en la Visita de Luján de Vargas, la carta del encomendero Ponce de León a la india Barbolita, su encomendada, la misión que cumplía la pequeña Isora Ocampo Dávila enviada por su madre, Solana Brizuela y Doria de Ocampo, Señora de San Sebastián de Sañogasta, a remediar las necesidades de los pobres, lo que llevó al expresivo título de “Beneméritos de Indias”…. También se indica en el texto cardenalicio que la aristocracia participa del poder en beneficio del pueblo.
[Recordar la misión de nobles y aristócratas católicos es una forma realista de trabajar por los pobres y por el bien de toda la sociedad]
Por tanto, recordarles su misión y deberes, es una forma bien realista de trabajar por los pobres, rectamente, sin demagogia ni resentimiento.
"Nobleza y élites" trae estadisticas sobre el alto porcentaje de nobles que alcanzaron la gloria de los altares, para mostrar que una formación noble es propicia para la práctica de virtudes (que tanta falta hacen). Muchos de ellos sacrificaron las ventajas de su posición para dedicarse enteramente al servicio de los necesitados espirituales y materiales (ej. Santa Isabel de Hungría curando heroicamente a los tiñosos, como la pinta Murillo). Otros, como los numerosos reyes santos, o con fama de santidad, como nuestra gran Isabel la Católica, se santificaron sublimando su condición de nobles. Incluso en nuestras élites tradicionales sudamericanas tenemos a Santa Teresa de los Andes, a la nombrada Isora (Sor Leonor de Santa María Ocampo Dávila), a la Mama Antula, confirmando la regla. Para no hablar de Ceferino Namuncurá, hijo de un cacique, y tantos otros.
[San Pedro Julián Eymard refuta la ola igualitaria con respecto a la Persona del Verbo Encarnado – San Pío X esclarece sobre “la campana de Belén”, los grandes y los pequeños]
Volviendo al texto de San Pedro Julián Eymard, conviene recordar que no estaba tratando de los hombres, sino de Dios. Por eso no habla de problemas como pobreza y otros. Ante la ola igualitaria él defiende el plan de Dios con respecto al Verbo Encarnado, al que hace nacer de la Casa de David y ser servido por los mayores nobles del universo, José y María.
San Pío X (de padres campesinos) también tiene sublimes enseñanzas sobre "la campana de Belén": cómo N.S.J.C. nace pobre, para mejor atraer a los pobres, y de sangre real, para atraer a los Reyes. Así la campana de Belén es un llamado a los hombres de todas las clases sociales a comprender la belleza y sabiduría del orden creado por Dios, a amar las jerarquías y variedades que El instituyó en la sociedad.
Son matizaciones muy importantes de la doctrina católica, muy necesarias en esta época de desequilibrios e igualitarismo.
[El miserabilismo quiere acabar con el lujo y con todo lo elegante y bello, como el decoro de las comidas navideñas]
Uno de ellos, propio de la mentalidad miserabilista (que tiene por detrás una doctrina y quiere acabar con todo lo elevado, quintaesenciado, elegante y bello), es ir creando una especie de complejo de culpa hacia quienes llevan una vida de lujo equilibrado y legítimo, de elegancia, de elevación, olvidando que ese “decorum” y buen gusto es parte de la acción propulsora de la aristocracia para elevar a todo el ambiente social (ver el citado Apéndice IV, punto 7).
(Lamentablemente, no pocos sermones progresistas sesgados y unilaterales alientan esta nociva deformación).
Es tan natural que es propio de la inmensa mayoría de familias de todas las clases celebrar los acontecimientos familiares con fiestas y buenas comidas, y por la misma razón destacar la Navidad con una cena en que se trata de servir lo mejor.
Más allá de excesos, a que se prestan todas las actividades humanas (aún las caritativas, por desgracia!), es un modo de realzar la fecha.
Al mismo tiempo, sabemos que hay personas que no pueden disfrutar de eso; enfermos, abandonados, moribundos, perseguidos, encarcelados, hambreados, etc. Es profundamente lamentable, pero es parte de este valle de lágrimas, de los males que causó la desobediencia de nuestros primeros padres, agravada por la crisis socio-política, económica, cultural y moral provocada por la Revolución anticristiana, que destruyó el sistema de vida y la economía familiar y autosuficiencia de miles de familias que vivían en el campo. Pero aún en épocas de bienestar, como vivió la Cristiandad, hay que tener presente que sólo en el Cielo la felicidad de los hombres será perfecta.
[Judas, precursor de los miserabilistas]
NSJC lo dice cuando Judas le reprocha aceptar el perfume costosísimo de la Magdalena: a los pobres siempre los tendréis con vosotros... También se queja del escándalo y de quienes lo causan, enseñando que desgraciadamente son males propios de esta vida, que debemos tratar de solucionar pero sabiendo de antemano que debemos aceptar las duras condiciones de la existencia terrenal, que no sólo consisten en la falta de bienes materiales.
[“Relecturas del Evangelio” que omiten enseñar el deber de excelencia del cristiano]
Ciertas “relecturas del Evangelio”, dijera Juan Pablo II, ciertas prédicas que insisten en este punto pero no enseñan el deber de excelencia propio del cristiano, sobre todo del noble, tratan de hacer sentir mal a quienes, usando de medios bien habidos, del legítimo derecho de propiedad y de uso de los bienes, celebran la Navidad con una comida espléndida de acuerdo a las posibilidades de cada uno. A defender ese derecho apuntaba el mensaje de Pelayo (nombre con que se firman las comunicaciones de esa comisión).
[A pesar de la penosa existencia de leprosos y menesterosos, Nuestro Señor participa de las Bodas de Caná transformando agua en un vino finísimo a pedido de la Virgen]
Nuestro Señor Jesucristo nuevamente nos da ejemplo. La existencia de leprosos y menesterosos no le impide participar con su Madre de los festejos de las Bodas de Caná, las que realza obrando su primer milagro de naturaleza, con un vino tan fino que dejó sorprendidos a todos; y, hablando del brillo de Salomón en toda su gloria, dijo que era menor al esplendor con que Dios viste a un simple lirio del campo, y dice: ¿no valéis vosotros mucho más, hombres de poca Fe?
[Desterrar el esplendor de la vida cotidiana, una forma de calvinismo comunizante]
Si esto no fuera legítimo, si toda la actividad humana debiera consistir en erradicar el hambre del mundo, habría que eliminar las fiestas, las cenas con amigos o familiares, los cocktails de los eventos de investigación, que enriquecen el convivio humano (y los propios eventos)... Estaríamos ante un nuevo calvinismo de signo comunista que no solucionaría nada sino al contrario, agravaría los males como se ve en Cuba y países comunistas, donde los pobres sufren aún más. Y sin embargo, no pocos sermones, “releyendo el Evangelio”, apuntan en esa línea, entrando en contradicción con el sentido común, las tradiciones y costumbres, y la doctrina católica.
[Difundir la misión perenne de la Nobleza, como lo hicieron Pío XII y los Sumos Pontífices, y el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, contribuye a revertir la decadencia de la humanidad]
Aspiramos a hacer conocer en qué consiste la misión perenne de la nobleza y las élites análogas, no para vanagloria de sus miembros, sino porque en ellas está, conforme enseñan los Papas (en forma no exclusiva pero con un llamado especial) la posibilidad de revertir la decadencia en que estamos. ¿Por qué nos hundimos cada vez más? Porque estamos manejados por políticos, arrivistas, banqueros y macrocapitalistas publicitarios anticristianos y corruptos, que trabajan por eliminar nuestras raíces tradicionales. Si las élites asumieran su llamado de defender la sociedad contra todos esos males, la situación cambiaría. Es el sentido del llamado de los Papas, del que nos hacemos eco, que es reiterado e insistente sin ser por eso obsesivo (como dice el objetor), por su amor a la humanidad y ante la gravedad de la catástrofe, para evitarla o remediarla.
[La ausencia de los llamados a ser mejores nos va sumiendo en la vulgaridad, la brutalidad y el crimen]
La ausencia de ideales de caballerosidad (y los caballeros eran en grado mayor o menor nobles, o adquirían la nobleza por consagrarse a los deberes de la caballería) nos va sumiendo en el egoísmo, el exhibicionismo, la vulgaridad, la brutalidad y el crimen.
Al contrario de que haya “mejores” que sean ejemplo para todos, faltan ejemplos, y eso tiene consecuencias. Y no es sólo problema de pobres y hambreados. Ayer veía en un c i b e r unos adolescentes de familias acomodadas: afeminados, afectando primitivismo, iban a consumir pornografía comprando dvds y cosas por el estilo. No nos extraña, así, que se acuchillen, que se droguen, que cometan toda clase de barbaridades como se lee a diario.
[La única salida es la vuelta de la sociedad a los ideales católicos en materia moral y político-social – Hacen falta personas que se consagren a esa causa]
Sólo hay una salida: es la vuelta de la sociedad a los ideales católicos en materia moral y político-social. Volver a la idea del caballero, del hombre o de la mujer que tiene ideales, que por amor a Dios y la Cristiandad, y por instinto de conservación social y amor a las generaciones futuras, aspira a tener virtudes, que quiere contrarrestar el mal que nos va destruyendo y hacer de ello el objetivo principal de su vida.
[Lo que la Iglesia espera de la clase dirigente]
En el sitio Aristocracia y Sociedad Orgánica presentamos estas temáticas en forma sintetizada, en base a la citada enciclopedia del Cardenal español comentada por Plinio Corrêa de Oliveira. Es recomendable ver allí todo lo que la Iglesia espera de las personas y familias que tienen el privilegio de una tradición, de una educación esmerada, de poseer recursos, de pertenecer a un título u otro a una clase dirigente: todo eso tiene que servir, principalmente, al bien común.
Es un apostolado dirigido no a conformistas, ni a quienes ya se han entregado a lo que venga, sino a personas con hidalguía y espíritu emprendedor, como nuestro estimado objetante. Urge lograr que haya “mejores”, que haya dirigentes para el bien en todos los ambientes, y es misión de la aristocracia ponerse a la cabeza del restablecimiento de la sociedad. Es el deseo de las almas que “esperan contra toda esperanza” (ver Apéndice IV “in fine”) el verdadero bienestar y la verdadera felicidad de todo el pueblo, en una sociedad fiel Al que es el Camino, la Verdad y la Vida..
Vayan estas líneas como contribución a deshacer cualquier malentendido y quedando a tu disposición para aclarar cualquier punto, en la medida de mis posibilidades, con el afecto de siempre.
Un abrazo en Cristo Rey y María Reina,
Pelayo
P.S. lamento el largo del mail, pero estas largas y complejas cuestiones no se pueden abordar en dos palabras.

martes, 8 de diciembre de 2009

Revolución francesa anticatólica: Los principios revolucionarios de 1789 contenían la suma de las enseñanzas de los falsos profetas (Benedicto XV)




Epígrafes: una escena de la vida cotidiana de Luis XIV. La suavidad y serenidad del ambiente, familiar y jerárquico al mismo tiempo, contrasta vivamente con la amargura del suicida J.J. Rousseau, padre de la Revolución Francesa, y la violencia sanguinaria del tristemente célebre jacobino Danton, creador de los "ateliers de colérage", los talleres de encolerizamiento con los que se preparó la gran carnicería que impuso algo tan antinatural como el movimiento de 1789 (cf. "La Révolution Française", Pierre Gaxotte, A. Fayard éd.).
El Antiguo Régimen presentaba dos facetas contradictorias: el centralismo del "Rey Sol" y el aflojamiento de las virtudes morales, paralela a la pérdida de las certezas de la Fe medieval, que preparaban el terreno para la Revolución Francesa; y el desarrollo de la cortesía, del arte de la conversación, de la delicadeza y el buen gusto que -en una civilización católica plena- deben armonizarse perfectamente con el espíritu de sacrificio y de cruz y la combatividad del caballero y del guerrero cristiano. En este último sentido, el "Ancien Régime" fue una prolongación de la Edad Media, un poco como la barba que crece a un cuerpo humano luego de que la vida lo abandonó.
A pesar de estas falencias, el magisterio pontificio no dejó duda alguna de que la Revolución Francesa constituyó un gran movimiento histórico cuya alma la forman "la suma de errores de los falsos profetas". Cualesquiera fuesen las falencias e infidelidades de la sociedad del Antiguo Régimen, la Santa Iglesia considera legítima la monarquía francesa y la aristocracia destruidas por la Revolución de 1789. Hasta el punto en que el Espíritu Santo despertó la vocación del Beato Marcelino Champagnat, consagrado a combatir los errores igualitarios, anti-monárquicos y anti-aristocráticos de la Revolución Francesa.
Trazó así el Sagrado Magisterio del Vicario de Cristo una clara línea divisoria, condenando como esencialmente perversos los errores revolucionarios y su falsa visión de "libertad - igualdad - fraternidad". Quien quiera ser fiel a Dios tiene una guía meridianamente clara para saber en qué campo ubicarse. Máxime cuando la izquierda iberoamericana pretende imponer en el continente católico y mariano por excelencia una continuación agravada de los mismos errores, una forma de socialismo o comunismo potenciada por el tribalismo, el estructuralismo, y hasta el islamismo radical.
De esta manera, la Cátedra de Pedro, que inspiró durante toda su vida al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira -declarando sus escritos "eco fidelisimo de los documentos de la Santa Sede" (ver su biografía en este mismo sitio)- es la torre luminosa que se levanta en estos días de caos, obcecación y criminal entrega a la Revolución gnóstica e igualitaria.
Que la Virgen Inmaculada, sin mancha, ayude a los hombres de nuestros días a limpiarse de los errores de la Revolución Francesa, preparando su alma para la gran vuelta de los ideales católicos prevista por Nuestra Señora en sus grandes apariciones de La Salette, el Buen Suceso y Fátima.
Son nuestros votos para este 8 de diciembre de 2009.
Comisión Don Pelayo
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En el día de la Inmaculada Concepción, ofrecemos a la Ssma. Virgen esta refutación a los errores de la impía Revolución Francesa y la exposición de los magníficos principios del magisterio tradicional de la Iglesia

6. Los principios revolucionarios de 1789 contenían la suma de las enseñanzas de los falsos profetas

Benedicto XV, al promulgar el decreto sobre la heroicidad de las virtudes del Beato Marcelino Champagnat, 2 el 11 de julio de 1920, pronunció la alocución de la cual extraemos los trechos siguientes.
"Basta, en efecto, evocar en nuestra mente los principios del siglo XIX para distinguir
que muchos falsos profetas habían aparecido en Francia, y desde allí se proponían extender por doquier la maléfica influencia de sus perversas doctrinas.
Eran profetas que tomaban la actitud de reivindicadores de los derechos del pueblo, que preconizaban una era de libertad, de fraternidad, de igualdad. ¡Quién no los hubiera considerado vestidos con piel de oveja, 'in vestimentis óvium'!
"Pero la libertad preconizada por aquellos profetas no abría la puerta al bien, sino al mal; la fraternidad predicada por ellos no saludaba a Dios como a Padre único de todos los hermanos, y la igualdad anunciada por los mismos no se apoyaba en la identidad de origen, ni en la común redención, ni en el mismo último fin de todos los hombres.
Eran -¡ay!- profetas que predicaban una igualdad destructora de la diferencia de clases por Dios querida en la sociedad; eran profetas que llamaban hermanos a todos los hombres para quitar la idea de sujeción de unos a otros; eran profetas que proclamaban la libertad de hacer el mal, de llamar luz a las tinieblas, de confundir la mentira con la verdad, de preferir aquélla a ésta, de sacrificar al error y al vicio los derechos y las razones de la justicia y de la verdad.

1) ASS II [1910] 613-615.
2) El Bienaventurado Marcelino José Benito Champagnat, fundador de la Sociedad de los Hermanos Maristas, nació e1 20 de mayo de 1789, falleció el 6 de junio de 1840, y fue beatificado por Pío XII el 29 de mayo de 1955.


"No es difícil entender que esos profetas vestidos con piel de oveja, habrían de mostrarse intrínsecamente -esto es en la realidad-, como lobos rapaces: 'qui véniunt ad vos in vestimentis óvium, intrínsecus autem sunt lupi rapaces.’
"Y no es de sorprender si contra tales falsos profetas debía resonar una palabra terrible:
'¡guardaos de ellos!', '¡atténdite a falsis prophetis!'.
"Marcelino Champagnat oyó esa palabra: 'entendió asimismo que no había sido pronunciada sólo para él, y pensó en hacerse eco de ella junto a los hijos del pueblo, a quienes veía más expuestos a caer víctimas de los principios del 1789 por causa de su propia inexperiencia y de la ignorancia de sus padres en materia de Religión, (…)
"'Atténdite a falsis prophetis': he aquí las palabras que repetía en la práctica quien ansiaba detener la oleada de errores y vicios que, por obra y gracia de la Revolución Francesa, amenazaba inundar la tierra. 'Atténdite a falsis prophetis' :
he aquí las palabras que explican la misión abrazada por Marcelino Champagnat; palabras que no ha de relegar al olvido quien desee estudiar su vida.
"No deja de tener interés la comprobación del hecho de que Marcelino Champagnat, nacido en 1789, fue destinado a combatir, en su aplicación práctica, precisamente los principios que tomaron el nombre del año de su nacimiento y obtuvieron luego triste y dolorosa celebridad.
“Para justificar su obra le hubiera bastado continuar la lectura del Evangelio de hoy, porque una simple ojeada a las llagas que los principios del 89 habían abierto en el seno de las sociedades civil y religiosa habría dejado patente cómo aquellos principios contenían la suma de la enseñanza de los falsos profetas: 'a frúctibus eorum cognoscetis eos'. (…)
"Al incremento de las casas de Hermanos Maristas y a la excelente orientación de los jóvenes a ellas acogidos coadyuvó sin duda la Virgen Santísima, por medio de una imagen que apareció, y luego desapareció, y finalmente fue de nuevo hallada. Verdaderamente maravilloso fue aquel primer incremento, que solamente se explica por el incremento sucesivo, tan extraordinario también, que, antes del décimo lustro de su fundación, cinco mil religiosos del nuevo Instituto procuraban saludable instrucción a cien mil niños esparcidos por todas las regiones del orbe.
"Si con profética luz hubiese adivinado el Venerable Champagnat un efecto tan admirable, habría lamentado tal vez el excesivo número de niños que quedaban aún sumidos en las sombras de la muerte y en las tinieblas de la ignorancia, y habría deplorado no haber podido impedir mejor el nefasto desarrollo de la perniciosa semilla esparcida por la Revolución francesa, si bien un sentimiento de honda gratitud a Dios por los bienes que producía su Congregación le habría obligado a decir que, así como de los pésimos frutos de las enseñanzas de algunos profetas contemporáneos suyos se deducía su falsedad, así los buenos frutos obtenidos mediante su obra podían demostrar la bondad de ésta:
'ígitur ex frúctibus eorum cognoscetis eos'." 1

I) "L 'Osservatore Romano", 12-13/7 11920, 2. ed,


sábado, 5 de diciembre de 2009

La igualdad católica logra un acuerdo admirable entre las distintas condiciones de vida - Errados conceptos socialistas-pseudocristianos de Le Sillon






Las primeras dos fotos muestran ambientes y tipos humanos de la Civilización Cristiana. La elegante Sala del Duque de Alba, la pintoresca escena de gente de campo trajinando con sus cabras, y el patriarcal campesino bávaro (cuya descripción y comentario se encuentra en este sitio).
La tercera foto contrasta con estas escenas: nos muestra a Marc Sangnier, precursor de la peligrosa familia de almas de los socialistas "cristianos". Su fisonomía tiene una notable marca de dureza, tal vez de obcecación, contra el universo que Dios creó. Los "soñadores" socialistas anhelan un mundo distinto del creado por Dios; hay en esto soberbia ilimitada, que los lleva a pensar que son capaces de imaginar una sociedad mejor que la que el propio Dios ha hecho. Conociendo, al menos intuitivamente, que chocan con El, adoptan aires desafiantes. El inmortal San Pío X condenó las utopías de Le Sillon, antecesoras de las actuales versiones socialistas igualitarias que usurpan el nombre de cristianas para mejor disfrazar sus fines.
4. La igualdad cristiana “no elimina todas las diferencias
entre los hombres, sino que de acuerdo con la variedad
de modos de vida, profesiones e inclinaciones,
alcanza aquel acuerdo admirable y, por así decir,
armonioso, que conviene por naturaleza
a la utilidad y a la dignidad de la vida civil"

De la encíclica de León XIII, Humanum Genus, del 20 de abril de 1884 contra la Masonería, extraemos el siguiente trecho:
"En consecuencia, habiendo encontrado no sin razón ocasión oportuna para ello, renovamos lo que ya hemos manifestado en otras ocasiones: que es conveniente propagar y proteger con gran celo la Orden Tercera de San Francisco. (...) Así pues, sea renovada con diarios progresos esta santa asociación, de la cual podemos esperar muchos frutos, y especialmente el insigne fruto de que sean elevados los espíritus hacia la libertad, fraternidad e igualdad de derechos, no como absurdamente las imaginan los masones, sino tal como las dispuso Jesucristo para el género humano y las siguió San Francisco. Nos referimos aquí a la libertad de los hijos de Dios, por la cual no servimos ni a Satanás, ni a las pasiones, perversísimos señores; a la fraternidad cuyo origen reside en Dios Creador y Padre común de todos; a la igualdad que, erigida sobre los fundamentos de la justicia y de la caridad, no elimina todas las diferencias entre los hombres, sino que de acuerdo con la variedad de modos de vida, profesiones e inclinaciones, alcanza aquel acuerdo admirable y, por así decir, armonioso, que conviene por naturaleza a la utilidad y a la dignidad de la vida civil." 1

5. Una filosofía de la cual la Iglesia
está lejos de tener que gloriarse

En su carta apostólica Notre Charge Apostolique, de1 25 de agosto de 1910, en la cual condena el movimiento francés de izquierda católica Le Sillon, de Marc Sangnier, así analiza San Pío X la célebre trilogía:
"Le Sillon tiene la noble preocupación por la dignidad humana; pero entiende esta dignidad a la manera de algunos filósofos de los que la Iglesia está lejos de gloriarse. El primer elemento de esta dignidad es la libertad, entendida en el sentido de que, salvo en materia de religión, cada hombre es autónomo. De este principio fundamental saca las conclusiones siguientes.
Hoy en día el pueblo está bajo la tutela de una autoridad distinta de él; debe liberarse de ella: emancipación política. Está bajo la dependencia de patrones que, reteniendo sus instrumentos de trabajo, lo explotan, oprimen y rebajan; debe sacudirse su yugo: emancipación económica. Está dominado, finalmente, por una casta llamada dirigente, a la cual su desarrollo intelectual asegura una preponderancia indebida en la dirección de los asuntos; debe eludir su dominación: emancipación intelectual.
"Desde este triple punto de vista, la nivelación de las condiciones establecerá entre los hombres la igualdad, y esta igualdad es la verdadera justicia humana. Una organización política y social fundada sobre esta doble base, la libertad y la igualdad
(a las cuales enseguida se unirá la fraternidad): he aquí lo que [los partidarios de le Sillon] llaman Democracia. (...)
"En primer lugar,
en política, le Sillon no suprime la autoridad; la juzga, por el
contrario, necesaria; pero quiere repartirla, o, mejor dicho, multiplicarla de tal modo que cada ciudadano se convierta en una especie de rey. (...)
"Guardadas las debidas proporciones,
lo mismo ocurrirá en el orden económico. Sustraída de las manos de una clase particular, la condición de patrono quedará tan multiplicada, que cada obrero vendrá a ser una especie de patrono. ( ...)
"He aquí ahora el elemento capital, el elemento moral. ( ...) Arrancado de la estrechez de sus intereses privados y elevado a los intereses de su profesión, y más arriba, a los de la nación entera, y más arriba aún, a los de la Humanidad (porque el horizonte de le Sillon no se detiene en las fronteras de la patria, sino que se extiende a todos los hombres hasta los confines del mundo), el corazón humano, dilatado por el amor al bien común, abrazaría a todos los camaradas de la misma profesión, a todos los compatriotas, a todos los hombres. y he aquí la grandeza y la nobleza humana ideal realizada por la célebre trilogía:
libertad, igualdad, fraternidad. (...)
"Esta es, en resumen, la teoría—el sueño, se podría decir-de le Sillon."
l
San Pío X se inserta, por tanto, en la estela de sus predecesores, quienes, desde Pío VI, condenaron los errores sugeridos por el lema de la Revolución Francesa.

1) ASS XVI [1906] 430-431