domingo, 28 de noviembre de 2010

El poder en manos de la antítesis de la aristocracia -el gobierno de los mejores-: un flagelo de Iberoamérica

Pío XII enseña con sabiduría la diferencia entre pueblo y masa, como hemos visto reiteradamente en esta página. Si no hay pueblo auténtico, tampoco hay verdadera república o democracia en los términos del magisterio pontificio. Y no hay verdadero pueblo si carece de una clase dirigente tradicional y fiel a su misión que ejerza un rol orientador y ejemplar, e irradie excelencia.
No pocos políticos iberoamericanos y las corrientes que lideran hacen gala de su desprecio hacia las élites tradicionales del continente, que tienen una misión a cumplir en estos tiempos, que requiere de ellas ante todo la fidelidad a su llamado.
La sola idea de élite produce en los igualitarios un efecto semejante al agua bendita sobre el demonio. Al mismo tiempo, frecuentemente vemos a personajes destacados de esa pseudodemocracia imbuida de principios socialistas presentarse como intocables e incorruptibles representantes de la "voluntad general" y servidores del pueblo (que por efecto de este complejo proceso es permanentemente rebajado a la categoría de masa).
Bajo esta ficción de servir al pueblo se esconde una realidad tremenda, como lo muestra un editorial de "La Nación", órgano de prensa que, a pesar de su política editorial oscilante y equívoca, que tantas veces prestigia al sistema abusivo que hoy critica, revela en la nota algo de sus esenciales fraudes y falencias.
La consecuencia salta a la vista: debemos bregar por un verdadero pueblo, que sólo existe dentro de un orden católico, como el que existió en nuestro continente, recordando aquello del Cardenal Herrera Oria: la aristocracia es necesaria en toda sociedad bien constituida.
http://aristocraciacatolica.blogspot.com/2009/05/la-aristocracia-en-el-pensamiento-de-un.html

Editorial I
Mails del kirchnerismo genuino
Los vergonzosos textos del asesor de Ricardo Jaime muestran sin tapujos lo que ha sido la esencia del oficialismo
Domingo 28 de noviembre de 2010 Publicado en edición impresa
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Algo de la transparencia que tanto se le ha reclamado al kirchnerismo finalmente ha hecho su aparición. No la transparencia de procederes, sino la que permite ver en forma directa y casi tridimensional una buena porción de la enorme red de corrupción del oficialismo.
A medida que se va conociendo el contenido de algunos de los más de 20.000 mails secuestrados en las computadoras de Manuel Vázquez, el hombre de confianza y asesor del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, no cesa el asombro ante la desfachatez con que se hablaba de coimas y de aportes ilegales a las campañas del kirchnerismo, al tiempo que aumentan las sospechas sobre un voluminoso e irregular financiamiento de esas campañas, que también pudo haber albergado negociados personales de altos funcionarios.
Por lo pronto, ya aparecieron mails en los que Vázquez menciona a Néstor Kirchner: "Tengo un encargo del presidente para ver si lo puedo ayudar a juntar dinero para la campaña, pues esta elección es estratégica para él. Como sabe de mi relación con ciertos países, me ha dado una lista de empresas locales a las cuales solicitarle una contribución para esto", escribió Vázquez, en julio de 2005, a Miguel Angel Lorente, su socio español en una consultora que intermedió en algunos negocios turbios.
Se refería a las elecciones parlamentarias de octubre de ese año en las que Cristina Kirchner obtuvo su banca de senadora por la provincia de Buenos Aires y desplazó a Hilda Duhalde y, con ella, al duhaldismo.
A continuación, Vázquez tipeó una lista de grandes empresas españolas muy vinculadas con la Argentina, como Edesur, Repsol, Telefónica, Aerolíneas Argentinas, etcétera. "Supongamos 20 empresas que pongan a un promedio de US$ 500.000 a 1.000.000", siguió, para luego agregar: "Podríamos hablar de 7,5/10% en «derechos» sobre esos aportes".
Derechos serían las eventuales comisiones de Vázquez y su socio español por recaudar.
A su vez, Jorge Molina, ex director de Aerolíneas Argentinas y ex representante de la empresa española Marsans, confirmó que Jaime lo llamó por teléfono para pedirle 1.500.000 dólares para la campaña y anunciarle que Vázquez iría a verlo.
Molina explicó que, finalmente, Marsans Internacional hizo un aporte de 380.000 pesos y agregó que Jaime era "un recaudador oficial de Néstor Kirchner, no actuaba en forma independiente". Según Molina, Jaime se mostró insatisfecho y luego Aerolíneas Argentinas sufrió las represalias.
Como ya hemos dicho en esta columna, no hay novedad en los procedimientos que revelan los mails de Vázquez. Es sabido que otros partidos, además del peronismo, recurren a aportes muy superiores a los permitidos por ley. Y es sabido también que no todo el dinero recaudado para las campañas se destina a tal fin y que una parte queda en manos de dirigentes.
La virtud de los mails de Vázquez, si puede hablarse de virtud en medio de la cuasilegalidad de los textos, es la franqueza con la que explica, planifica y pide lo que la ley no le permite. No hay aquí alusiones ni medias palabras, no hay elipsis ni lenguaje cifrado.
Es que en estos asombrosos correos es la quintaesencia del kirchnerismo la que habla -o escribe- a calzón quitado y se muestra desenmascarado. No es el kirchnerismo tan propagandeado de los derechos humanos y del progresismo, sino el kirchnerismo profundo y real, el que nació en Santa Cruz cuando Kirchner accedió a gobernar la municipalidad de Río Gallegos y luego Santa Cruz.
Es el kirchnerismo que, al hacerse con la Presidencia, trasladó al ámbito nacional su ya inveterada voracidad por los negocios personales mientras se manejan los del Estado, hasta a veces confundirlos y, de paso, multiplicar varias veces la fortuna de quien ejerce la Presidencia.
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