jueves, 30 de julio de 2009

La altanería católica caballeresca de un pescador - Tipos humanos y sociedad orgánica - De la serie Ambientes, costumbres, civilizaciones


Trabajo diversión y trabajo heroísmo
Rostro largo, trazos finos y firmes, mirada penetrante y resuelta, teniendo, con vigor varonil, un gran remo, este pescador vasco tiene una profesión ruda en la que su alma se plasmó y se dignificó.
En todo el sentido de la palabra, él es un hombre.
Es un hombre que tiene la altanería caballeresca de un verdadero cristiano, de un católico auténtico. Toda su personalidad está marcada por el esfuerzo, la lucha y el riesgo.
Se ve que innumerables veces enfrentó los furores o las traiciones del océano, y los dominó. Y que está enteramente dispuesto a una serie incontable de otras empresas audaces.
Subyacente a la fisonomía de este trabajador, y al ambiente que ella trae aparejado, hay toda una concepción católica del trabajo y del dolor.
El sufrimiento existe. Pero es un don admirable de Dios para que el hombre, auxiliado por la gracia, temple y eleve su personalidad.
¿Qué sería este pescador sin las grandes luchas de su existencia? ¿No constituyen su genuina y rutilante gloria?
****************
Del artículo "Trabajo-diversión y trabajo-heroísmo", de la Serie "Ambientes, Costumbres, Civilizaciones", años 50-60, transcripto de "En busca de almas con alma"-"Extractos del pensamiento de Plinio Corrèa de Oliveira", recogidos por Leo Daniele, II serie, San Pablo, Brasil, 1998, Ed. Brasil de Amanha

martes, 21 de julio de 2009

¿Existe una altivez popular? - Condiciones para resolver la "cuestión social" - Estudios sobre sociedad orgánica





Vaquero de la región de Pará, en el Brasil

Continuamos observando y analizando textos sobre el inagotable y variado asunto de la Sociedad Orgánica. Hoy publicamos un comentario del Dr. Plinio Corrêa de Oliveira sobre un vaquero de la región de Pará, en Brasil. Las analogías con nuestro "gaucho" saltan a la vista en muchos puntos, conservando ambos su identidad y naturales diferencias. Vamos a este rico y formativo ejercicio de interpretación de mentalidades.
¿EXISTE UNA ALTIVEZ POPULAR?
El estado de plebeyo puede y debe mostrarse tranquila y dignamente a la luz del sol, y el plebeyo puede y debe vivir en su estado con abundancia, con despreocupación –con nobleza, diríamos-, , sin sentir la necesidad de camuflarse de burgués.
¿Ganaría algo este hombre en despojarse de su magnífico sombrero aludo, untarse de cosméticos la cabeza, cambiar su ropa por una de estilo burgués, de confección y comprada en cuotas? ¿Dejar las vastedades del Pará por una esquina y un bar, y perderse, arreglado, perfumado, adelgazado en la multitud obrera “burguesiforme” de alguna gran ciudad?
En total consonancia con lo dicho, está el admirable tipo contemporáneo de “vaqueiro” paraense de la foto: obra maestra de fuerza, salud y equilibrio temperamental.
Acostumbrado al aire libre y puro, al ejercicio tonificante, a la mesa sobria pero abundante, al reposo largo pero auténtico del campo, domina los espacios y las incontables tropillas, con agilidad de verdadero “técnico”.
Aquello le brindó un desarrollo equilibrado de los nervios y del alma, reflejado en el porte varonil y elegante, en la expresión plácida pero vivaz del semblante.
Vaquero, lo es en todo su ser. ¡Pero cómo tiene y cómo expresa la modesta y espléndida dignidad que existe en ser un honesto y guapo vaquero de las inmensidades del Pará!
La cuestión social no podrá resolverse:
-mientras la mayor parte de la humanidad tenga vergüenza de la condición de vida que le es propia;
-mientras no vuelva a florecer un arte popular que haga brillar a los ojos de todos la fuerte, bella y noble dignidad del verdadero plebeyo;
-mientras no se le dé al obrero urbano y rural condiciones de vida materiales que hagan posible todo esto.
Ante todo mientras la templanza cristiana no expulse de la atmósfera contemporánea el tóxico de la Revolución*.
Y todas las clases, en lugar de soñar con una loca igualdad, no sepan amarse en Jesucristo Nuestro Señor; que quiso nacer hidalgo y trabajador manual, Príncipe de la Casa de David e hijo de carpintero, para hacer circular entre ellas las corrientes de amor de la caridad cristiana.
Transcripto de "En busca de almas con alma", Extractos del pensamineto de Plinio Corrêa de Oliveira recogidos por Leo Daniele, 2ª serie, San Pablo, 1998. El extracto hoy publicado es parte de un artículo de la citada serie "Ambientes - Costumbres - Civilizaciones", que escribía el Dr. Plinio para la revista "Catolicismo", únicos en su género (período 1960-65).



viernes, 17 de julio de 2009

Comentario: La indefensión de un pueblo carente de sociedad orgánica y de clases dirigentes auténticas que ocupen su lugar

La pseudo-democracia populista, demagógica, sin límites, es la consecuencia de la degradación de un pueblo al que se convierte en masa. Pío XII enseña que una democracia auténtica tiene como condición la existencia de un verdadero pueblo, constituido por personas y familias conscientes de sus obligaciones -en primer lugar hacia Dios-, y derechos legítimos, orgulloso y conocedor de su origen, idiosincrasia y tradiciones. Un pueblo con consciencia de sí mismo. De este modo, un verdadero pueblo va destilando sus clases dirigentes, y sus élites de dirigentes naturales en todas las camadas sociales.
A partir de los siglos XVI y XVII, el estado de los países occidentales se fue transformando en absoluto. Los cuerpos intermedios, las asambleas de clero, nobleza y pueblo, las asociaciones libres, los poderes municipales, las jurisdicciones variadas, las estirpes familiares nobles y plebeyas, en América los Cabildos y los vecinos, para citar algunos ejemplos, comenzaron a ser comprimidos por el absolutismo. Luego vino la Revolución Francesa y el poder absoluto napoleónico, que barrió los restos que aún quedaban de esos poderes intermedios entre el Estado y los individuos. El poder se concentró hasta el delirio con el super-estado comunista y las dictaduras nacional-socialistas. "Todo dentro del Estado y nada fuera del Estado" era una consigna de estos regímenes que se presentaban como alternativa contra el marxismo. Fue un largo proceso de aniquilación de todo lo que pudiera poner freno a los desbordes del poder central.
Los paises americanos adoptaron, en variada medida, las máximas de la Revolución Francesa. Aristocràticos en su cuna, fueron siendo profundamente modificados por el centralismo y el autoritarismo cada vez más demagógico y populista. El Estado comenzó a ser el gran "dios", el que mueve todo, el dueño de todo, el que dicta todas las leyes sin importarle la costumbre, ni los derechos adquiridos, ni la tradición, manejado por partidos políticos o por corrientes de poder en el fondo reducidas a una minoría. Ya que siempre la cúpula gobernante es una minoría, para bien o para mal.
Caso típico es la Venezuela de Chávez. Si Chávez llegó a donde llegó, es porque todas las vallas al poder absoluto, unipersonal y demagógico fueron derribadas. Sistemáticamente y a paso firme, va aboliendo todas las libertades, ante el silencio complaciente de quienes se rasgan las vestiduras por la reacción de los poderes republicanos hondureños contra el chavista Zelaya. ¿Còmo fue esto posible? Pues fueron relegadas al olvido las enseñanzas del magisterio tradicional de la Iglesia, que siempre sostuvo, aunque fuese con la voz serena y medida de los documentos y de los libros, que una sociedad ordenada necesita de una clase dirigente tradicional, y si es posible, si alcanza el nivel de excelencia requerido, de una aristocracia.
Estas ideas fueron y son vistas por muchos como la injusticia, el privilegio irrestricto y gratuito, la amenaza a la libertad. Sin embargo, la realidad cruda, los hechos -y contra los hechos no valen argumentos, enseña Santo Tomás- nos demuestran lo contrario.
Si queremos libertades legítimas, si queremos equilibrio, no permitamos que la estalolatría autoritaria que se pretende imponer en Iberoamérica triunfe.
Defendamos con firmeza dentro de la ley todas las libertades que aún quedan y lo que existe -que en Argentina es mucho- de clases dirigentes auténticas, de familias tradicionales, que tienen largas generaciones de servicios a la nación, de dirigentes y líderes naturales en todos los niveles y de todos los ámbitos, que los hay en las más variadas actividades, desde los sectores situados más alto hasta los más populares.
De lo contrario, lo que ocurre en Venezuela -que amenaza a Honduras con altanería- podrá extenderse como un cáncer y contagiar a todo el Continente.
Que la Virgen de Guadalupe, Emperatriz de América, proteja a su bienamado conjunto de naciones ibero-americanas, el mayor bloque católico del mundo, y fortalezca a quienes más pueden hacer para evitar esta desgracia general. (A continuación, la noticia).



Chávez planea cerrar unas 250 radios en Venezuela
La Cámara que agrupa la actividad denunció un "un atropello gigante" de parte del gobierno que planea retirar las licencias de transmisión de las emisoras que no actualizaron sus datos
Noticias de Exterior: Viernes 17 de julio de 2009 "La Nación", Buenos Aires

CARACAS (AFP).- La Cámara de la radio de Venezuela denunció "un atropello gigante" de parte del gobierno de Hugo Chávez, que a partir de hoy abrirá procedimientos para retirar las licencias de transmisión a 250 emisoras.

"Hay una espada de Damocles sobre nosotros. Estamos evidentemente ante un atropello gigante", dijo en rueda de prensa Nelson Belfort, presidente de esa cámara, al señalar que todavía no se conoce el nombre de las 250 emisoras a las que se podría retirar la concesión.

"Queremos que se sume y no que se reste, que se abran nuevas bandas. Hay por lo menos 300 dueños de radios y eso da una pluralidad a este medio de comunicación que ha beneficiado la calidad y la cantidad de contenidos", sostuvo Belfort.

"Estamos dispuestos a resolver problemas de carácter técnico, pero no a negociar principios. No puede ser que por el capricho de algún ministro se revoquen concesiones de radio", subrayó.

El ministro Diosdado Cabello, a cargo de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), anunció que entre este viernes y el lunes comenzará un proceso para "rescatar" las frecuencias de 250 emisoras que habrían quedado en situación ilegal por no actualizar sus datos ante ese ente estatal en un plazo que venció el 3 de julio.

"Muchos de los que no acudieron se basan en que están legales porque han ido a pagar sus impuestos, pero muchas personas que cometen delito pagan sus impuestos", dijo Cabello.

Además del retiro de esas 250 licencias de radio, a las que se sumarían 45 de televisión, Cabello ha propuesto que se limite por ley la conformación de los circuitos radiales, es decir, de las asociaciones de emisoras locales que trabajan en conjunto para transmitir a todo el país.

miércoles, 15 de julio de 2009

Sociedad Orgánica: lo normal es la existencia de clases diversas, armónicas gradaciones, y espontáneas interpenetraciones



Variedad de ambientes de una sociedad cristiana y orgánica. Arriba, la sala del Duque de Alba, tiene vigorosa categoría, marco adecuado para personas que tienen en sus manos importantes decisiones y una alta misión; junto a ella, una escena rural y popular, con una nota de abundancia, variedad y movimiento, como es la vida de la gente de campo. Abajo: las agencias de publicidad bien conocen las tendencias de sus clientes. A la izquierda, coloridas botellas de vino común de mesa: la forma, el tamaño, la tapa, indican un buen producto de consumo popular. A la derecha, una copa que se levanta con finura, un elegante barco pensativo, un escudo y dos maravillosas botellas de vino buscan atraer a un público de tendencias aristocráticas.

Lo normal en una sociedad bien ordenada, en una sociedad cristiana y orgánica, constituida de clases diversas, de armónicas gradaciones e interpenetradas unas en otras, es que haya abundancia para todos de los bienes indispensables para la existencia, como el alimento, la ropa, la vivienda, los remedios corrientes y los medios de transporte comunes.
Por el contrario, los bienes que son meramente convenientes y no necesarios, como los vinos de óptima calidad, las “Delikatessen”, las obras de arte, los tejidos preciosos, los medios de transporte lujosos, son mucho menos abundantes. Y, según el orden natural de las cosas, deben confluir hacia las clases dirigentes, más cultas, dotadas de más gusto para apreciarlas y de más capacidad para desenvolverse con ellos.
Estas consideraciones nos ponen en presencia de un trinomio: función dirigente, cultura, riqueza. Hay entre los elementos de ese trinomio una afinidad natural: la cultura es un predicado propio de quien dirige, y la riqueza es, a un mismo tiempo, instrumento de dirección y medio de destilar y de quintaesenciar la cultura.
* * *
Se trata ciertamente de conceptos banales. Sin embargo, la Revolución* de mil maneras los niega. Ella se opone a la diferencia de clases, cultura y fortuna. Bajo su inspiración, en muchos lugares donde falta lo necesario, se constituyen industrias de vistosas bagatelas, de objetos superfluos, baratos y sin duración, que le dan al pobre, de estómago vacío, la ilusión de ser rico. Y finalmente, gracias a las perturbaciones económicas y sociales que ella engendra por todas partes, el trinomio de que hablábamos se va descoyuntando.
Las clases tradicionales, que representan el factor educación, gusto, elevado estilo de vida, absorbidas por el placer o por la inercia, se van haciendo cada vez menos cultas y menos ricas. Las profesiones intelectuales, en que la instrucción es un medio de vida, se van encontrando en una situación económica cada vez más modesta, a la que corresponde una situación social cada vez más apagada. El dinero afluye en inmensas masas hacia elementos sin tradición, sin cultura, sin instrucción y sin gusto.
Y de ahí viene una serie de ideas falsas que en parte concurren a formar el ambiente de confusión en que vivimos.

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(*) Se refiere a la Revolución anticristiana, gnóstica e igualitaria (cf. "Revolución y Contra-Revolución")

Extractos de: "Finura y 'granfinismo' ", Sección Ambientes - Costumbres - Civilizaciones - Plinio Corrêa de Oliveira - Revista "Catolicismo" nº 112 - período 1960-65

miércoles, 8 de julio de 2009

9 de julio - Día de la Independencia - Seamos fieles al gran llamado de la Argentina católica y mariana



El 9 de julio de 1816, los ilustres integrantes del Congreso de Tucumán, miembros del Clero y de la aristocracia argentina y altoperuana, elegidos orgánicamente por los Cabildos, auténticos representantes de la Nación, declararon la Independencia. Al iniciar las sesiones, como era tradición en los cabildos hispanoamericanos, oyeron Misa del Espíritu Santo, pidiendo la inspiración divina para acto tan trascendental, manifestando así la voluntad del pueblo de defender la Santa Fe, las tradiciones y las leyes. Y Dios Nuestro Señor, por intermedio de la Ssma. Virgen, concedió su amparo a la Argentina.

Al celebrar este magno día, sepamos aprovechar este ejemplo de un pueblo gobernado por las personas consideradas de mayor mérito, de mayor representatividad, las más capacitadas por el orden natural de las cosas para conducir los destinos de nuestro querido País. Así podremos cumplir la alta misión a la que la Argentina ha sido llamada como exponente y defensora de la Civilización Cristiana.


lunes, 6 de julio de 2009

Sociedad orgánica y tipos humanos (II): "Padronización e imitación", de la serie Ambientes, Costumbres, Civilizaciones



Publicamos a continuación la 2ª nota, anunciada en la entrada anterior. Recomendamos la lectura de la Introducción, para facilitar el aprovechamiento de este artículo.
PADRONIZACION E IMITACION
Plinio Corrêa de Oliveira
Serie "Ambientes - Costumbres - Civilizaciones"
Nuestros lectores reconocerán de inmediato, en los clichés que publicamos hoy, el traje típico de la mucama bahiana y la indumentaria, también típica, de un elegante de bar (*) en los días que corren: dos trajes populares entre los cuales se puede establecer una comparación.
(*) elegante de botequim, en el original, lo que sería equivalente a un elegante de boliche, o de bar, o similares.
* * *
En el traje de la bahiana, nacido de las exigencias de la vida cotidiana, se reflejan admirablemente la índole, las dotes, la clase de encanto propio de una raza, así como las características de cierto lugar y de cierta época.
En varias de nuestras ciudades, se generalizó un tipo de elegante de taberna suburbano, con una indumentaria que, en sus líneas generales, es la de nuestros días, pero con ciertos pormenores peculiares: pantalón largo que se estrecha en el tobillo; cintura del pantalón casi a la altura del corazón; gran saco excesivamente largo, sombrero de copa baja y alas anchas.
Si el elegante es blanco, usa el famoso peinado “cola de pato”. Si es negro, se hizo planchar el pelo en un “peluquero”.
La mucama es lo que es: con toda razón se siente digna y feliz. Nuestro elegante, negro o blanco, trata de aparentar un dinero y una situación que no tiene. El traje de la mucama es la moldura de una personalidad. El traje del elegante es la moldura de una personalidad que no tiene.
Es que el traje de la mucama nació de una época en que la moda no estaba padronizada para todos, en que cada uno se sentía bien como estaba.
Y nuestro pobre “elegante”, rubio, moreno o negro, es hijo de una época en que la moda se estandarizó, y los trajes ya no tienen relación alguna con los individuos. De una época en que nadie vive satisfecho con lo que es, y por eso vive de imitar. ¿Cuál es la razón de lo ridículo de nuestro elegante? En último análisis, en estado agudo, el ridículo inherente a toda imitación.

Colección Ambientes, Costumbres, Civilizaciones del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira – Transcripto de “Catolicismo” nº 15 , marzo de 1952.

Comentario:
Lo de los trajes que ya no tienen relación alguna con los individuos, lo de una época en que nadie vive satisfecho con lo que es, y por eso vive de imitar, es de flagrante actualidad. Basta pensar en las disparatadas modas y actitudes de muchos jóvenes de hoy. Pobres jóvenes, carentes de una sociedad orgánica donde insertarse y desarrollar las aptitudes y la vocación propia de cada persona. Faltos del verdadero camino, van sin rumbo, buscando un sentido a la vida por vías erradas, de frustración en frustración. Felices jóvenes, que tienen la posibilidad de luchar por ese ideal católico explicitado por pensadores y hombres de acción como el clarividente autor de los artículos que anteceden. Ambos tienen en común el mostrar a personajes aristocráticos y populares auténticos, en contraste con los que no lo son, o no lo son plenamente: toda una escuela a disposición del joven o del hombre o mujer maduros de hoy!
Cordialmente,
Pelayo


domingo, 5 de julio de 2009

Sociedad Orgánica: Los tipos humanos y su descaracterización por el proceso masificador - "El aristócrata y la 'granfina' "



Introducción a dos artículos que ayudan a entender la Sociedad Orgánica
Estamos abordando el tema clave de la sociedad orgánica para ilustrar el valor incalculable de una civilización cristiana, sociedad cristianamente libre y equilibrada, armoniosamente jerárquica, conforme al orden natural creado por Dios, y regada por las gracias especiales prometidas por Nuestro Señor Jesucristo: “He venido para que tengan la vida y la tengan abundantemente” (S. Juan, X, 10).
Tema que debe necesariamente enriquecerse con el estudio de las realidades presentes y pasadas.
En primera línea en la materia se encuentra la inolvidable serie de artículos de “Ambientes – Costumbres – Civilizaciones”, que el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira publicó en la revista “Catolicismo”, a partir de mediados del siglo XX, de la que presentaremos dos notas (la segunda será publicada próximamente).
Los tiempos han cambiado tanto, que se hace difícil entender situaciones concretas de hace medio siglo vistas con los ojos de hoy.
Sin embargo, podemos comprender lo que el autor percibió con proverbial agudeza en aquel momento, descubriendo profundidades fascinantes de la realidad; vetas de enorme importancia para la luchapor la Civilización Cristiana que amplían el horizonte de la Contra-Revolución, cuya meta es la restauración de la Cristiandad.
Tipos humanos y sociedad orgánica
En la sociedad orgánica, los tipos humanos tienden a la plenitud, sin confundirse unos con otros.
El obrero, el burgués, el aristócrata, y la armoniosa variedad de oficios, roles y modalidades, se ejercen con cristiana alegría de vivir, al soplo de la gracia de Dios concedida maternalmente por la Virgen.
Al contrario, la Revolución gnóstica e igualitaria trata de descaracterizar, de desnaturalizar, de hacer que todo lo típico se marchite.
A continuación lo veremos en dos ejemplos, uno correspondiente a la clase alta y otro a la clase popular (texto que será completado en breve).

EL ARISTOCRATA Y LA GRANFINA*
(N. de la R.: podríamos traducirlo como: "El aristócrata y la dama de jet-set")
Plinio Corrêa de Oliveira
Sección Ambientes - Costumbres - Civilizaciones

Lady Diana Cooper descansa junto a una estatua en el parque del Castillo de Chantilly, histórica mansión de los Príncipes de Condé. Esta fotografía fue sacada en 1945, cuando Lord Cooper, su marido, ejercía las funciones de embajador británico en Paris. Lady Cooper, generalmente admirada en la capital francesa por su inteligencia y finura, mantenía en los salones de la embajada británica un ambiente de alto gusto y distinción, siendo una de las figuras centrales de la vida social parisiense de entonces. Ella encarna, pues, una aristócrata según el gusto y el estilo del siglo XX, o sea lo que el lenguaje corriente llama una granfina.
La estatua, por el contrario, representa a un aristócrata según el estilo y el gusto del siglo XVIII. El contraste es flagrante y expresa mucho más que una simple diferencia de concepciones estéticas. Manifiesta dos modos de ser enteramente diferentes, y bien representativos de las concepciones y del género de vida de las élites sociales europeas en dos épocas diversas.
En el gentilhombre del siglo XVIII la expresión de la fisonomía, el porte, el gesto, el traje expresan la idea de que la existencia de élites sociales no sólo es justa sino deseable, y que la superioridad de cultura, de modales y de gusto de sus miembros debe naturalmente manifestarse con el máximo de precisión, realce y requinte.
Por el contrario, la aristócrata del siglo XX está camuflada. Su traje es, en todo y por todo, el de una trabajadora manual. La posición es elegante, y expresa como involuntariamente una distinción que ya no se atreve a afirmarse plenamente a la luz del día; una distinción que, por así decirlo, le pide disculpas al transeúnte común por existir: disculpas tan humildes que, para que la distinción no choque demasiado, se vela en los trajes de una campesina.
¿No es a ojos vistas éste, por otro lado, el sentido de la proletarización creciente de modales, de ambiente, de vida y de los trajes de las élites “granfinas” en todo Occidente?

Colección Ambientes, Costumbres, Civilizaciones del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira – Transcripto de “Catolicismo” nº 2, febrero de 1951.
(*) granfina es un término que señala a una persona de jet-set, ambiente en general refractario a la idea de aristocracia auténtica y abierto a la extravagancia y el mal gusto exhibicionista de poder económico, donde frecuentemente se encuentran hombres y mujeres ricos pero sin distinción, favorecidos por los "mass media", que desprecian a los verdaderos aristócratas, más cuando son católicos. En el caso del artículo, está dicho que Lady Diana Cooper mantenía ambientes de buen gusto, por lo que el lector sabrá hacer las adaptaciones del caso.
Comentario
El bien común de la sociedad requiere de personas de élite, aristócratas que no se camuflen sino que sean verdaderos modelos de virtud y excelencia para toda la sociedad. El pueblo se beneficia enormemente cuando en las clases elevadas brillan los valores de una verdadera aristocracia -lo opuesto del espíritu "jet-set".
Cordialmente,
Pelayo