lunes, 16 de febrero de 2009

Una sociedad no puede llamarse perfecta sino cuando se da en ella la institución de la aristocracia

La llamada aristocracia histórica está basada en la naturaleza humana y es muy conforme a la concepción cristiana de la vida, si encaja en las exigencias de ésta.
“No hay escuela comparable al hogar de una estirpe auténtica y cristianamente aristocrática.
“Cuando sabe cumplir con sus deberes, la sociedad debe respetarle aquellos medios que necesita para este supremo magisterio social.
“Palacios, cuadros, pergaminos, objetos de arte, obras maestras, viajes, bibliotecas, etc.
“Todos son elementos que pertenecen directa e inmediatamente a las grandes familias.
“Si bien el uso de esos bienes ha de encuadrar en la doctrina ascética y social de la Iglesia.
“Cuando se usan para formar ciudadanos selectísimos en beneficio de la comunidad, y en ese uso se observa el sentido cristiano genuino de la vida, se puede decir que son una especie de forma de propiedad pública y colectiva, puesto que toda la sociedad se beneficia de ellos.
“La aristocracia es tan conforme a la sociedad cristiana, que una sociedad no puede llamarse perfecta sino cuando se da en ella la institución de la aristocracia. La aristocracia sana es flor y nata de la civilización cristiana.”

En la literatura católica sobre la aristocracia este género de conceptos van escaseando cada vez más; sin embargo, dichos conceptos jamás han sido desmentidos por el Magisterio de la Iglesia, y no podían faltar en una obra como ésta, que afronta a la aristocracia especialmente dentro del contexto de la civilización cristiana, modeladora de todas las naciones de Occidente.
(Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas", Apéndice IV, ít. 4, p. 244-5)
Notas: 1) los destaques en negrita pertenecen al original; 2) con esta entrega, queda concluido el ít. 4 del Apéndice IV.

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