lunes, 9 de febrero de 2009

Comentario: Impulso de la sociedad hacia todas las formas de perfección deseadas por los individuos que aman a Dios





EPIGRAFE: TRES AMBIENTES DISTINTOS EN QUE SE REFLEJA LA ASPIRACION DEL HOMBRE HACIA LA ELEVACION DE LA VIDA COTIDIANA - 1) LOS REYES CATOLICOS DANDO LA BENDICION 2) ALCALDES INDIGENAS DEL PERU 3) INTERIOR DE UNA ESTANCIA ARGENTINA
Un comentario al punto que antecede, que veníamos tratando, con respecto a la aristocracia social (Nobleza y élites, Apéndice IV, ít. 4)
... (un criterio que impide) que se formen familias nobles y (que) hace tabla rasa de su misión propulsora para el continuo perfeccionamiento del cuerpo social, elemento indispensable para la continua y arrebatadora andadura de una sociedad o país, rumbo a todas las formas de perfección deseadas por los individuos que aman a Dios, que es la propia Perfección...

Nos parece maravillosa la concepción católica tradicional de la sociedad. En contraste con el frustrante miserabilismo de los sistemas socialistas y comunistas, y con la "mentalidad de cemento" de muchas corporaciones del mundo moderno, capaces de levantar edificios de una fealdad chocante, de cubrir de columnas y gruesos cables los cielos y panoramas más armónicos, de juntar a las familias como rebaños en los barrios de "casillas", en la promiscuidad, caldo de cultivo para toda clase de problemas (todo esto pregonado demagógicamente como "justicia social")... tenemos aquí expresado en el texto de la enciclopedia que comenta el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira un anhelo de perfección, de elevación de todas las clases sociales, a la cabeza de las cuales debe ponerse la aristocracia o las élites de un país.
Y no se diga que esto es un sueño. Basta ver las casas campesinas alemanas, el arte popular campesino, los tejidos tarabuqueños (Sucre), las cerámicas españolas y tantas otras manifestaciones de esplendor popular.
Un "comparsero" brasileño llegó a decir que al pueblo le gusta el lujo y al intelectual (miserabilista) la pobreza... Significa que al pueblo le gusta usar buenos trajes, comer buenas comidas, degustar buenos vinos, formar asociaciones tradicionalistas para desfilar con elegancia... y mil cosas más.
Una sociedad impulsada hacia la Perfección por amor a Dios debe producir frutos maravillosos, en el orden espiritual y cultural, y también en el orden material.
Es la gran solución para los problemas materiales que afligen al género humano. Nuestra Argentina, tendiente de por sí al esplendor señorial, podría ser una prolífica productora de excelentes alimentos, para servir de base a un orden social rico, variado y movido hacia lo alto... y podría aún ayudar a países menos favorecidos ejerciendo la virtud de la caridad cristiana.
Al contrario de esta situación NORMAL de una civilización católica, tenemos la realidad que pesa como un cerro de plomo sobre la sociedad. Un estado dirigista y demagógico, que interviene en todo, que le saca al que produce para "hacer política" y distribuirlo a su antojo para perpetuarse en el poder, o dar lugar a otro "colega" que le dará la mano, es la triste realidad que vivimos, una realidad ANORMAL, que se ha hecho "normal" por olvido de estos principios enseñados por la doctrina católica tradicional.
Agradecemos al Dr. Plinio Corrêa de Oliveira haber recordado y desarrollado estas enseñanzas, abriendo para la humanidad un surco luminoso.
El fracaso de la demagogia para elevar la sociedad debe hacer reflexionar a muchos, en especial a los que tienen vocación dirigente en todos los ámbitos, y en particular a las familias tradicionales, que tienen un deber muy concreto, como surge de los textos que venimos comentando.
Cerramos esas líneas con esperanza, pues el remedio existe, no sólo para paliar un poco la situación sino para mucho más: "procurad el reino de Dios y su justicia y lo demás os será dado por añadidura" enseña el Divino Maestro.
Si los gobernantes, los que aspiran a hacer política por el bien del País, los que enseñan en el campo moral y religioso, los que enseñan en el campo educativo, y los que tienen el privilegio de haberse formado en una familia tradicional se disponen a oir la voz de Dios, la sociedad será otra.
La Virgen es "Reina de los Corazones": pidámosle a Ella que mueva los corazones de quienes tienen en sus manos "hacer punta" en este camino.
Cordialmente,
Pelayo

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