7. Misión social moderna de la aristocracia
El esquema enumera a continuación algunas características que deben encontrarse en la moderna aristocracia: "Moderadora del poder; consejera; conocedora de las necesidades del pueblo; defensora del pueblo cerca de la autoridad suprema; educadora del pueblo; ordenadora y encauzadora de las actividades del pueblo; ha de utilizar todos los recursos de la técnica y del progreso social en beneficio, sobre todo, de las clases más necesitadas."
Esta enumeración no es exhaustiva. Parece haberse hecho con el empeño de evitar que —como ocurre con tanta frecuencia— la aristocracia sea tachada de clase minoritaria monopolizadora de privilegios en detrimento del pueblo.
De hecho, el esquema señala desde el principio la tendencia de la aristocracia hacia la perfección en todas las cosas por amor a la Perfección absoluta que es Dios. Esto la lleva a propulsar al prójimo —inclusive por medio del decorum de la vida mediante las artes, mobiliarios, habitaciones, adornos, etc.— hacia todas las formas de perfección: antes que nada, hacia la perfección de virtud, pero también hacia la de talento, buen gusto, cultura, instrucción... y hasta la técnica. Todo ello debe difundirse por el cuerpo social entero, elevándolo a medida que la aristocracia se eleva a sí misma como tal.
Ahora bien, para que esta acción de elevarse se realice adecuadamente a través de la aristocracia es necesario ponderar que, como hemos descripto anteriormente, sus miembros han de ser aquellos "mejores", cuya presencia en el poder como dirigentes de una nación constituye la aristocracia en cuanto forma de gobierno.
Estas consideraciones permiten observar cuánto depende la forma de gobierno de las condiciones religiosas y morales del cuerpo social, sobre todo, pero también de las de otros tipos.
El esquema enumera a continuación algunas características que deben encontrarse en la moderna aristocracia: "Moderadora del poder; consejera; conocedora de las necesidades del pueblo; defensora del pueblo cerca de la autoridad suprema; educadora del pueblo; ordenadora y encauzadora de las actividades del pueblo; ha de utilizar todos los recursos de la técnica y del progreso social en beneficio, sobre todo, de las clases más necesitadas."
Esta enumeración no es exhaustiva. Parece haberse hecho con el empeño de evitar que —como ocurre con tanta frecuencia— la aristocracia sea tachada de clase minoritaria monopolizadora de privilegios en detrimento del pueblo.
De hecho, el esquema señala desde el principio la tendencia de la aristocracia hacia la perfección en todas las cosas por amor a la Perfección absoluta que es Dios. Esto la lleva a propulsar al prójimo —inclusive por medio del decorum de la vida mediante las artes, mobiliarios, habitaciones, adornos, etc.— hacia todas las formas de perfección: antes que nada, hacia la perfección de virtud, pero también hacia la de talento, buen gusto, cultura, instrucción... y hasta la técnica. Todo ello debe difundirse por el cuerpo social entero, elevándolo a medida que la aristocracia se eleva a sí misma como tal.
Ahora bien, para que esta acción de elevarse se realice adecuadamente a través de la aristocracia es necesario ponderar que, como hemos descripto anteriormente, sus miembros han de ser aquellos "mejores", cuya presencia en el poder como dirigentes de una nación constituye la aristocracia en cuanto forma de gobierno.
Estas consideraciones permiten observar cuánto depende la forma de gobierno de las condiciones religiosas y morales del cuerpo social, sobre todo, pero también de las de otros tipos.
Plinio Corrêa de Oliveira, "Nobleza y élites tradicionales análogas", Apéndice IV, La aristocracia en el pensamiento de un Cardenal..., p. 248.
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