sábado, 1 de agosto de 2020

Nobleza y élites tradicionales análogas – Prólogo, por los Duques de Maqueda – Visión de conjunto (4)


Comienzan los Duques refiriéndose al autor del libro, Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, “figura ampliamente conocida en los medios católicos y conservadores de todo Occidente”. Evocan su actuación como diputado federal por la Liga Electoral Católica, y su brillante actividad docente; destacan su condición de conferenciante de gran reputación, y de colaborador asiduo en el mayor diario brasileño, la “Folha de Sao Paulo”, contando –entre libros y artículos- con dos mil quinientos títulos publicados.
Especial realce corresponde a En Defensa de la Acción Católica (1943) y a La libertad de la Iglesia en el Estado Comunista (1963), obras que merecieron significativas alabanzas de la Santa Sede.
En 1981, su manifiesto El socialismo autogestionario: frente al comunismo, ¿barrera o cabeza de puente?, análisis crítico del socialismo de Mitterrand, alcanza gran repercusión mundial, publicado en ciento cincuenta y cinco diarios de gran circulación en el Viejo y Nuevo Mundo, como la expresiva carta de apoyo del Prof. Hayek, premio Nobel de Economía.
Tal vez ninguna de sus obras haya tenido una repercusión tan profunda como el ensayo Revolución y Contra-Revolución, traducido a los principales idiomas. Describe la crisis del mundo moderno, detonada por el Humanismo, el Renacimiento y el Protestantismo, movimientos complementarios de sentido plenamente revolucionario, que dieron lugar a la Ilustración y la Revolución Francesa.
Estas doctrinas y tendencias se quintaesenciaron y dieron origen al marxismo y a la Revolución Rusa. Sobrevino la expansión mundial de la propaganda comunista y la súbita entrada en escena de una revolución cultural inaugurada por el movimiento de la Sorbona y los correlativos fenómenos del rock, movimiento hippie y punk, etc.
El Telón de Acero se desmoronó estrepitosamente y el comunismo pareció entrar en decadencia. Sin embargo Plinio Corrêa de Oliveira vio en estos hechos no tanto una acentuada decadencia, sino una astuta metamorfosis mediante la cual el comunismo, camuflado principalmente en la revolución ecológica de fondo socialista y autogestionario, procura imponer más que nunca al mundo moderno transformaciones radicales, respecto a las cuales el propio capitalismo de Estado no es, en el pensamiento de Marx, sino una etapa.
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 A la luz de este ensayo el autor fundó un movimiento de inspiración católica: la Sociedad Brasileña de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad, que se extendió rápidamente fundándose, inspiradas en ella, entidades semejantes en casi toda América. Los ideales de la Tradición, Familia y Propiedad proyectaron su irradiación doctrinal en Europa, donde las TFPs actúan en casi todos los países. Además, se han constituido entidades afines o bureaux de representación en Africa, Asia y Oceanía.
Se formó así el mayor conjunto de entidades anticomunistas de inspiración católica del mundo contemporáneo, que actúan intensamente allí donde existen.

 Es dentro de este enorme acervo de producción intelectual y de actuaciones concretas como ha de comprenderse el alcance de la más reciente obra del profesor Corrêa de Oliveira, a ser difundida en los cinco continentes.
Responde cuestiones fundamentales para el hombre contemporáneo, que duda entre dos modelos de sociedad. Uno, de inspiración nítidamente católica y tradicional, fundado en el supuesto de que las desigualdades proporcionales y armónicas entre las diversas clases sociales están en total consonancia con la doctrina católica y los principios básicos de la Civilización Cristiana.
El otro parte de la idea de que toda desigualdad es injusta, y conduce la sociedad a la lucha de clases y a la esterilidad -o a la sub-producción.
Los que aceptan el primer modelo encuentran simpática e importante la opción preferencial por los pobres, tan encomiada por el Papa Juan Pablo II, y también simpática y esencial para el buen orden social la existencia de élites auténticas, con vigorosa base religiosa y familiar. Pues una sociedad sin élites es como un cuerpo sin cabeza.
Al ilustre pensador brasileño le parece importante preservar esta gran verdad en los medios católicos, minados hoy por una crisis de autoridad y casi diríamos, de identidad, que llevó al Papa Pablo VI a afirmar que “La Iglesia atraviesa hoy un momento de inquietud. Algunos se ejercitan en la autocrítica, se diría que hasta en la autodemolición”; y que se tiene la sensación de que “por alguna fisura ha penetrado el humo de Satanás en el templo de Dios” (cf. Discurso al Pontificio Seminario Lombardo, 7/12/68, y homilía Resistite Fortes in Fide, 29/6/1972, en Insegnamenti di Paolo VI, Tipografía Vaticana, vol. VI, p. 1, 188 y vol. X, p. 707).
Tomando en consideración el carácter esencialmente jerárquico de la Iglesia fundada por N.S.J.C., y la suprema autoridad en el ejercicio de las funciones de enseñar, santificar y gobernar a los fieles, que corresponde a los Soberanos Pontífices, el autor pensó con acierto que, para orientar a las multitudes católicas, nada podría compararse en eficacia a un estudio que diera a conocer los principales documentos pontificios sobre esta materia. Para los millones de católicos que hay en el mundo, ninguna voz se asemeja en prestigio y autoridad a la de los sucesores de San Pedro.
Se trataba de poner en evidencia que, sin perjuicio de la opción preferencial por los pobres, los católicos fieles deben ejercer también una opción preferencial por los nobles.
Este objetivo le llevó a estudiar a fondo las catorce magníficas alocuciones con que Pío XII habló con paternal afecto y entusiasmante sabiduría sobre qué es en nuestros días la Nobleza y cuáles los deberes que le corresponde cumplir, aún cuando, privada de los bienes de fortuna, conserva todavía el brillo del nombre ilustre y las tradiciones de un pasado que ha de ser continuado con fidelidad.
También Pío XII demostró que las puertas de la Nobleza deben abrirse para ciertas categorías nuevas, puestas en relieve en el mundo contemporáneo por las transformaciones sociales y económicas, en un régimen de colaboración y ósmosis gradual.
La Nobleza debe ir extendiendo hacia esas categorías los predicados de una verdadera élite, ayudándolas a ascender gradualmente desde las carencias intelectuales y morales del “nuevo-riquismo” hacia los altos valores de la tradición. Estas deben mostrarse ávidas de asimilarlos en bien propio y para el bien común de la sociedad, transformándose en élites análogas y hermanas de la Nobleza, y no en rivales y adversarias de ésta.
Tenemos la seguridad de que estas enseñanzas, completadas con citas de otros Papas, de Santo Tomás y de otros Doctores de la Iglesia ayudarán a la Nobleza e Hidalguía españolas a conservar celosamente su identidad consigo mismas, y a encontrar la definición precisa de su misión y de su propia razón de ser en la sociedad contemporánea.
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Séanos lícito acentuar junto con el profesor Plinio Corrêa de Oliveira, que la condición fundamental impuesta por Pío XII para que la Nobleza, Hidalguía y élites análogas cumplan sus importantes misiones de modo ejemplar es que perseveren con firmeza en la Fe, en la práctica ejemplar de los Mandamientos y en la vida de piedad, alimentada por la asidua frecuencia de los Sacramentos, pues sin estos recursos sobrenaturales el apóstol de nuestros días nada conseguirá hacer, como nada hubieran hecho los apóstoles de antaño. […]




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