martes, 31 de diciembre de 2013

Colombia: No se puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo


A través de las claudicaciones del Estado, jamás de alcanzará la verdadera paz
Las FARC están sometiendo a Colombia a una presión inaceptable



 "Inexplicablemente vemos a un Estado victorioso en la lucha contra la guerrilla,  que actúa como si hubiese sido derrotado, y a una guerrilla derrotada que actúa como si fuese victoriosa."
Cuando comenzó el llamado “Proceso de Paz” con las FARC, en septiembre del año pasado, la opinión colombiana no fue unánime frente al desarrollo de las negociaciones. La mayoría concedió credibilidad a las buenas intenciones de las Farc y un sector minoritario mantuvo una actitud de desconfianza y perplejidad, pues no creía en la honestidad de los grupos terroristas.     
          En su momento, la Sociedad Colombiana Tradición y Acción se dirigió al País en documento publicado en el diario El Tiempo (Octubre 21 de 2012), afirmando que esas negociaciones estaban condenadas al fracaso. Siempre hemos dicho que a través de las claudicaciones del Estado frente a las exigencias de los terroristas, jamás se alcanzará la verdadera paz para nuestra Patria.
          Poco más de un año después de comenzada esta farsa, la opinión colombiana es clara y contundente, modificando radicalmente su percepción sobre el avance de las negociaciones. La inmensa mayoría está abriendo los ojos frente al engaño y el cinismo de las Farc, quienes están sometiendo al País a una extorsión inaceptable, y tan sólo una minoría, de la cual hacen parte los áulicos del Gobierno, aún acepta que el futuro del País  se pueda diseñar de común acuerdo con quienes lo han destruido por 50 años.
          El pueblo colombiano no puede aceptar que un puñado de terroristas, que el País rechaza y desprecia por la enormidad de sus crímenes, quiera diseñar a su antojo el País en el cual estamos viviendo 45 millones de compatriotas. A lo largo de tres décadas de diálogos fracasados, los guerrilleros han demostrado hasta la saciedad que son expertos en mentir, en engañar y en mantener farsas internacionales, con el objetivo de fortalecerse y continuar una guerra insensata que no tiene cabida en los tiempos actuales.
          ¿Por qué cambió la percepción del pueblo colombiano sobre el proceso de paz? Por la sencilla razón de que nadie puede engañar a todo el mundo durante todo el tiempo.
          Una verdad tan sencilla explica la indignación creciente en todos los sectores de opinión, porque la realidad evidente que todos ven, pero que el Gobierno no quiere ver, es que las Farc se están burlando una vez más del País y del mundo. Prueba de ello son los ataques recientes al Ejército, a la Policía y a la población civil,  en carreteras del Departamento de Antioquia y a Inzá, en el Cauca, demencialmente arrasada con bombas. 
          Inexplicablemente vemos a un Estado victorioso en la lucha contra la guerrilla,  que actúa como si hubiese sido derrotado, y a una guerrilla derrotada que actúa como si fuese victoriosa. Y es necesario recordar que la verdadera paz jamás se obtendrá mediante la claudicación del Estado frente a las exigencias arrogantes de los terroristas.
          La guerrilla marxista de las FARC es la única y verdadera enemiga de la paz, acusación que injustamente se hace a quienes manifiestan su perplejidad frente  al llamado “proceso de paz”. Pero veamos muy resumidamente las dimensiones de los temas fundamentales  que se están negociando:
 1.-  Reforma Agraria y Zonas de Reserva Campesina: La guerrilla marxista siempre deseó la expropiación de las tierras más adecuadas para la agricultura y la ganadería. Además de imponer una Reforma Agraria socialista y confiscatoria, lo cual es la mayor fuente de pobreza para el campo, se crearán 150 Zonas de Reserva Campesina, que no se sabe bien lo que son, pero se parecen a 150 pequeños “caguanes” diseminados por toda Colombia.
 2.- Los vínculos de las FARC con el narcotráfico: Es muy poco lo que ha dicho la guerrilla sobre sus estrechos vínculos con el narcotráfico. Las Farc se han convertido en uno de los más poderosos Carteles de Droga que hay en el mundo, al absorber a todos los carteles antiguos que han desaparecido. Las sumas gigantescas de dinero que produce esta actividad criminal, son la fuente principal de financiación de los grupos subversivos, sin que nadie se atreva a denunciar dónde se esconden esos dineros, quién los maneja y quienes son los que se benefician de ellos.       
         ¿Se ha hablado de esto en las conversaciones de Paz? ¿Las Farc continuarán con el negocio del narcotráfico?  Colombia y el mundo exigen una explicación sobre estos vínculos que son evidentes.
 3.- La guerrilla no entrega las armas: Ya fue anunciado por las FARC, con toda la arrogancia que los caracteriza, que la foto de la entrega de las armas jamás va a ser tomada. Ellos ya dijeron que no las entregarán jamás, como garantía de los acuerdos pactados.
 4.-  No entregan secuestrados, pues dicen no tenerlos:  Primero dijeron que no tenían secuestrados, afirmación que el Gobierno aceptó como verdadera al comienzo de las negociaciones. Entretanto, ambas partes, gobierno y terroristas, hacen malabares para ocultar que continuamente las Farc secuestran a algún ciudadano y lo someten a la infamia de pagar por su rescate. 
 5.-  Acceso de los terroristas a los cargos de elección popular: Los representantes de los grupos terroristas llegarán al Congreso de la República, a las Asambleas Departamentales y a los Concejos Municipales en un número aún no determinado, por concesión del Estado y no por los votos que consigan en elecciones libres. ¿Esta es la democracia que nos quieren imponer a la fuerza?
          Habría muchos otros aspectos absurdos e inaceptables en estas negociaciones, que más parecen claudicaciones, y que no pueden ser aceptados por la opinión colombiana.  Sólo para enumerar algunos de ellos, sin entrar en análisis más detallados, está el tema de la reducción del tamaño del Ejército y de la Policía Nacional; está también la exigencia de la guerrilla para abolir los tratados comerciales recientemente firmados con varias naciones; y evidentemente, el indulto y el perdón para todos los crímenes por ellos cometidos a lo largo de 50 años de terrorismo.
          Frente a todos estos aspectos de las negociaciones, es muy importante considerar  que todas ellas están siendo hechas  en forma secreta, a espaldas de la opinión  y en contravía de lo que queremos los 45 millones de colombianos. No deseamos que un Gobierno que fue elegido para continuar las buenas obras del Gobierno anterior, ahora nos quiera entregar en las garras de los enemigos de la Patria y de la Civilización Cristiana, conduciéndonos engañados al infierno de la guerra, mientras en forma mentirosa se nos habla de paz. 
          Un último aspecto que ha pasado desapercibido, pero que no deja de tener gran importancia, son los vínculos de la guerrilla colombiana con el dictador Ortega de Nicaragua. Este siniestro personaje siempre apoyó a los grupos guerrilleros colombianos y ahora pretende valerse de artimañas internacionales para apoderarse de nuestros territorios marinos. Al igual que las Farc, utiliza el principio marxista de avanzar y exigir beneficios cuando la contraparte es débil.  
          Como lo hemos hecho por más de una década, Tradición y Acción no puede dejar de pedir la asistencia de la Providencia, y en especial de la Patrona de Colombia, la Virgen de Nuestra Señora de Chiquinquirá, para que nos proteja de las consecuencias funestas de estos acuerdos.
          Colombia quiere un rumbo diferente al que nos están imponiendo nuestros gobernantes. Cuando los índices de popularidad del Gobierno están por el suelo y la aceptación de la opinión pública hacia los grupos terroristas es nula, lo que hay en realidad es un clamor inmenso que surge desde lo más profundo de la opinión del País, que exige un cambio de rumbo que nos salve del desastre al que estamos siendo conducidos.
          En circunstancias similares, ante la imparable agresión nazi a toda Europa,  que terminó en la Segunda Guerra Mundial,  Churchill describió la situación con una frase lapidaria que se aplica por entero a nuestro conflicto: “Pudiste escoger entre la vergüenza y la guerra; escogisteis la vergüenza y ahora tendréis la guerra”.
          Quiera Dios que nuestros gobernantes escuchen oportunamente ese clamor. Y que las más altas autoridades políticas y religiosas del mundo occidental, que han dado su apoyo incondicional a este “proceso de paz”, sean esclarecidas y lo puedan ver  con los ojos de la verdad.

Sociedad Colombiana Tradición y Acción  
19 de diciembre de 2013

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