El heroico Condestable Du Guesclin
Carlos V de Francia
El entronque de las Casas de Trastámara y
de Austria, y el “destino imperial”
1ª nota - Francia y Borgoña, absolutismo y
aparición del estado nacional
Pocas veces la estrategia matrimonial
de dos Casas reinantes tuvo semejante incidencia en la Historia. Vale la
pena reconstruir el cuadro de la política europea, fascinante y compleja, que
se va configurando desde el siglo anterior al de Isabel de Castilla, Fernando
de Aragón y Maximiliano de Austria, artífices de aquellas alianzas dinásticas.
A mediados del siglo XIII, con la
victoria de Bouvines, había comenzado el retroceso germánico y el avance
francés hacia la preponderancia europea.
Con Felipe IV, el
Bello, la monarquía se define en sentido moderno,
es decir centralista-absolutista. Fautor del atentado de Anagni contra el Papa
Bonifacio VIII (1308), su gesto, proviniendo del Rey de Francia, la “hija
primogénita de la Iglesia”,
marca una ruptura tan radical con el pasado que puede decirse que allí terminó
verdaderamente la Edad Media,
dando lugar a una pre-Edad Moderna turbulenta.
Catorce años después de su muerte se extinguirá la rama
primogénita de la dinastía Capet[1],
glorificada para siempre por San Luis, pero deshonrada por este indigno nieto,
enemigo del Papado y perseguidor implacable de los Caballeros Templarios.
A la bofetada de Anagni y la muerte del
Sumo Pontífice agredido le seguirá el cautiverio de Avignon. Los Papas estarán
bajo la influencia de los reyes franceses, lo que llevará al descrédito de la
Santa Sede, que se agrava con el gran cisma
de Occidente. La fractura prepara la que sobrevendrá en el siglo XVI con Lutero
y Calvino, que dividirá la
Cristiandad en dos provocando consecuencias irreversibles.
Más desgracias se acumulan sobre la Francia del siglo XIV, que
es invadida por los ingleses dando comienzo a la Guerra de los Cien Años
(1337-1453). Derechos dinásticos pretendidos[2],
viejas rivalidades, la existencia de un cuerpo extraño inglés en tierra
francesa, y hasta la provisión de vino de los feudos de los reyes ingleses en
Francia, necesaria en un país de agua
intomable como Inglaterra, se
cuentan entre las causas de la guerra.
Las derrotas de Crécy y Poitiers, abren paso a conflictos de la realeza con grandes señores,
y a revueltas campesinas y burguesas que, sumados a la peste, siembran el caos
y la devastación en Francia. Flandes, feudo francés (dividido hoy entre aquélla
y Bélgica), cuyas ricas ciudades dependían de la importación de lana de
Inglaterra para sus tapicerías y subsistencia, se inclina del lado inglés, que
a su vez necesita imperiosamente asegurar esta salida de su producción lanera.
La monarquía de los Valois (1328-1498) tambalea, pero bajo Carlos V hay una importante reacción.
En estos tiempos heroicos y duros descolla la figura del Condestable Bertrand
du Guesclin (ca. 1320-1380), cuya intervención será decisiva a ambos lados de
los Pirineos. Este genial comandante logra transformar las bandas de soldados
desocupados que asolaban Francia en las Grandes Compañías, con las que
intervendrá en el Ducado de Bretaña y en Castilla, siguiendo las órdenes de su
soberano, Carlos V, de quien es al mismo tiempo consejero.
(continúa próximamente)
[1] „Histoire de France“, A.
Malet, Hachette, p. 178
[2] ...de los que fueron excluidas las princesas
reales por la asamblea de nobles reunida a la muerte de Carlos IV que, reafirmando la costumbre llamada posteriormente „ley sálica”, le dio la
preferencia al trono al francés Felipe
VI sobre el inglés Eduardo III. (íd., ibid.).
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