Le agradecemos sus objeciones, que permiten aclarar las cosas, y con todo afecto, le respondemos a quien nos escribió: "...un poco anacrónicas las noticias...":
Querida Isabel:
no son noticias propiamente, sino enseñanzas del magisterio perenne de la Iglesia. El mundo moderno se ha apartado de ellas y por eso tenemos, aplicando las palabras de Pío XII, minorías que oprimen a la mejor parte del país, en general, en todas partes-y el nuestro no es excepción.
Pues democracia, como dice Benedicto XVI (entonces Cardenal, cuando fue entrevistado por El Mercurio), no es la imposición de cualquier cosa en nombre de una mayoría (movida, frecuentemente, por planes trabajar, propaganda y demagogia).
Una verdadera democracia conforme a los principios católicos (como debería existir en los países iberoamericanos, mayoritariamente católicos, sin perjuicio de formas más perfectas de gobierno a las que debemos aspirar), tiene que ser fiel a sus raíces, a sus tradiciones, y en ella debe sentirse la influencia del conjunto de personas que por su fidelidad al magisterio tradicional de la Iglesia, su amor a Dios, sus conocimientos, tienen verdaderas aptitudes para orientar a los menos instruidos y a los menos formados.
Todo país es dirigido por una minoría que:
- o es fiel al Evangelio y a la tradición,
- o es destructora de todo (pues, "quien no siembra conmigo, desparrama", enseña N.S.J.C.).
¿Plantear esto es anacrónico?
Lo anacrónico es seguir creyendo que la falsa democracia, atea, populista y demagógica, es una verdadera democracia. ¿No lo crees?
En el Libro "Nobleza y élites tradicionales análogas..." podrás encontrar la ratificación plena de toda la doctrina político-social de los Papas hecha por Juan Pablo II, como no podría ser de otra manera. Si no, tendríamos otra doctrina, una doctrina nueva: seríamos una 'Iglesia nueva', no la de Jesucristo, "hoy y siempre y por los siglos de los siglos".
Gracias por tu mensaje. Un gran abrazo y Feliz Navidad,
Pelayo
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