domingo, 6 de septiembre de 2009

Notas sobre la sociedad orgánica, maravilla de la civilización cristiana, y la virtud de la "aseidad", o de la propia originalidad (I nota)


Los jefes de la primera cruzada - dentro del perfil del cruzado medieval,
personalidades diferentes y originales











Lotos, nenúfares, raíces - Encantadoras Imágenes del reino
vegetal que elevan a consideraciones superiores.



En el pesebre, se reunieron toda clase de personalidades. Reyes y pastores, San José, obrero y Príncipe de la Casa de David, y la Ssma. Virgen, "obra maestra de la Creación", en torno al Autor de la vida, que dio a cada ser humano un alma y una vocación, materia prima para una sociedad orgánica, jerárquica y cristiana.


Volvemos a nuestros queridos lectores con flores, Fe y espíritu épico. Venimos comentando el magnífico y vital tema de la sociedad orgánica. Se podría pensar que es un sueño o un tema teórico que poco tiene que ver con "la realidad" -o lo que los mass media nos presentan como tal.
Sin embargo, es tema de urgente actualidad. Vemos en este momento una ofensiva en Latinoamérica que tiene como punta de lanza el modelo de dictadura chavista, que en base a concepciones totalitarias y masificantes pretende "salvar al pueblo" sumiéndolo en la progresiva supresión de derechos y en el arbitrio del régimen despótico. Pues sólo el déspota se considera el que ve, el que sabe, el que debe arrastrar a todos, quiéranlo o no, a la "salvación". Es el mejor medio de llevar al desastre...
Momento oportunísimo para recordar el ideal católico perenne de la sociedad orgánica. Sólo ésta es una sociedad que merece ser vivida, que puede dar, como ha dado, verdadera felicidad de situación a los hombres y florecimiento a las naciones, dentro de las posibilidades de la vida terrenal, donde nunca estará ausente la Cruz...
En las siguientes consideraciones, tomadas del pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira, veremos que la sociedad orgánica no es sólo una sociedad que funciona bien porque sus miembros están en una relación orgánica, porque su raíz obtiene las necesarias nutrientes del conjunto del organismo social.
El ideal católico va mucho más allá, como la flecha de una catedral gótica:
es una sociedad en la que cada individuo, cada familia, cada barrio, asociación, municipio, región, dan una nota propia que deriva de la riqueza interior de sus componentes; de la originalidad, de las notas peculiares que el Creador dio a cada criatura humana. Es la idea enseñada por el magisterio pontificio, en especial del Papa Pío XII, sobre lo que es un verdadero pueblo, integrado por hombres y mujeres que saben cómo piensan, saben por qué piensan de determinada manera y conocen sus responsabilidades y derechos (ver "Nobleza y élites tradicionales análogas", del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, vol. I).
Nada más opuesto a los propósitos de los avasalladores conductores de masas, que subestimando al verdadero pueblo, pretenden llevarlo por la fuerza hacia la utopía devoradora.
En contraste con ésta, el ideal de sociedad orgánica rescata las notas peculiares y genuinas, con las que la vida social se asemeja a una melodía. Y este ideal de sociedad ha existido, en proporciones mayores o menores, como enseñan los Papas, y debe existir, debe volver, porque Dios..., como dijo García Moreno, "Dios no muere".
Los que se hundirán en el fracaso serán los regímenes socialistas que quieren someter y masificar a este "continente de la esperanza", que comienza a reaccionar.
A continuación, la primera nota. Sugerimos al lector hacer las correlaciones que su propia "aseidad" les sugiera, entre el texto y el mensaje sutil de las imágenes.
Cordialmente,
Pelayo
Nota I
No debemos ver la sociedad orgánica tan sólo como un conjunto de relaciones funcionales dentro de la sociedad, por la que cada grupo social absorbe, en el marco de su propia vida, los estímulos para resolver sus problemas; sino también como un fenómeno de opinión pública basado en la virtud individual de la “aseidad”.
Qué es la “aseidad”
La aseidad es una virtud de la que habla Santo Tomás de Aquino y que viene de la expresión latina “a se”; significa “sacar de sí”.
Es la virtud por la que el hombre, dotado por Dios de posibilidades, y potencialidades en el orden intelectual y en el espiritual, haciendo uso de ellas logra que pasen de potencia a acto; pasen de germen a algo que surge, se desarrolla, florece y fructifica. Es el sacar de sí las posibilidades que cada uno tiene en su interior a efectos de producir y de llevarlas a su pleno desarrollo.
Es por lo tanto aquella virtud por donde cada uno toma su originalidad en el sentido bueno de la palabra, por donde cada individuo es único e inconfundible en la obra de la Creación, y desarrolla todas sus cualidades en torno de esa nota fundamental, muy vinculada a la propia luz primordial y opuesta al pecado capital.
(Notas basadas en apuntes de conferencias del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, sin revisión del autor)

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