miércoles, 25 de septiembre de 2013

Nostalgias de la vieja Lotaringia y "el Audaz" - Lucha entre los Ducados "de Apanage" - Suena la hora de la Providencia - "El entronque de las Casas de Trastámara y Austria y el 'destino imperial' " - 2ª nota -

                                       Felipe II de Borgoña, "el audaz" - "Philippe le hardi"
                                            Su mujer, Margarita, Condesa de Flandes
                                                                  Carlos VI de Francia
                                              El Delfín, futuro Carlos VII de Francia
Más allá de sus carencias y defectos, era el "Rey cristianísimo", a quien por disposición de la Providencia le correspondía la misión de gobernar a "la dulce Francia"...

Tocante escena:  el Delfín se esconde para poner a prueba la inspiración sobrenatural de Santa Juana de Arco - Ella, llena de amorosa admiración por la Casa Real de Francia, lo descubre y le rinde homenaje como rey de la "Hija primogénita de la Iglesia"
Suena la hora de la Providencia: Santa Juana de Arco toma Orléans, derrotando a los ingleses y sus aliados - Carlos VII es Rey legítimo de Francia - La misión histórica de Juana se ha cumplido, y quedará sellada con su sangre en el martirio



En 1380, con las tácticas del Condestable, se ha logrado expulsar a los ingleses de casi todo el territorio. Pero Francia está en ruinas. Con la muerte de Du Guesclin y del Rey, el poder es disputado por los príncipes “apanagistes” o de infantado, segundones de la casa reinante que han recibido los Ducados denominados “infantazgo” o “apanage”[1].
Toma cuerpo, con nostalgias de la vieja Lotaringia, una potencia en ciernes que, separándose progresivamente de la Corona francesa, jugará un rol central en esta historia: Borgoña. El Duque Felipe el audaz (Philippe le hardi), hijo del Rey de Francia Juan sin Miedo, ha aumentado la riqueza y poderío  de la Casa de Borgoña casándose con Margarita, heredera del Condado de Flandes (1369)[2].
Bajo el reinado del débil e incapaz Carlos VI, el estado se encuentra paralizado y convertido en instrumento de las luchas entre los Duques: “Borgoña, Orléans y Armagnac luchan por el predominio en la Corte y el control de la política francesa”[3].
         Como si fuera un castigo, la recuperación de Francia es pasajera y su libertad se ve amenazada con más fuerza. Pero suena la hora de la Providencia y una joven venida de las profundidades de Lorena conduce con nuevos bríos sus ejércitos, cuando los mayores guerreros ya no lo lograban. El heroísmo de Santa Juana de Arco y su martirio son el motor de este nuevo “tournant de l’histoire”, de este remolino salvador que permite coronar al Delfín como Rey Carlos VII, librar milagrosamente Orléans, hacer frente a los Grandes infieles y expulsar al archienemigo inglés[4].



[1] “Porción de dominio territorial que los soberanos asignaban a sus hijos y hermanos, pero que volvía a la corona a la muerte de aquellos”, cf. “Larousse de Poche”, Librairie Larousse, v. “apanage”. Estas porciones del dominio real continuaban formando parte del reino, el que las poseía era soberano en ellas con la obligación de rendirle pleito homenaje al rey. Había cuatro grandes Casas de origen real a mediados del siglo XV: Anjou, Borbón, Orléans y Borgoña –“la más terrible de todas”, cf. Malet & Isaac, “La Edad Media”, Hachette, pp. 194-5.
[2] A la muerte de su suegro, el Duque Felipe se verá Señor de un importante conjunto de feudos: Ducado y Condado de Borgoña, y Condados de Flandes, Artois, Rethel,  Nevers y Charolais (1390).
[3] “Orell Füsslis Weltgeschichte”, Ed. O. Füssli, Zürich, p. 256.
[4] „L’apparition de Jeanne d’Arc (1429) mit fin à leurs victoires. De 1429 à 1453 ils furent expulsés du royaume”, Malet, o.c., p. 180.

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