martes, 22 de septiembre de 2009

La “aseidad” y la Revolución: la disolución de los grupos sociales rumbo al caos (III nota - final)

Los pequeños grupos cerrados, células vivas del tejido social, donde cada uno es alguien
Las sociedades nacidas de la Revolución Francesa, masificadas y anónimas - Nadie es nadie ni tiene nada que ver con nadie; no existe un gran ideal conjunto o un Rey católico que sea como un padre de todos, ni un tejido social

La calidez de un ambiente familiar campesino europeo, donde cada uno encuentra su lugar ("Bauernstube", "Habitación campesina" - Ilustración de archivo)


La imagen de elementos desligados del conjunto: el aserrín separado de la madera (fotos google)...

...y los granos de arena, corpúsculos irremediablemente separados, que no pueden formar un tejido (fotos google)



Nota III (final)
La “aseidad” y la Revolución: la disolución de los grupos sociales rumbo al caos
Con la introducción de las reformas políticas de la Revolución Francesa (para limitarse a ella y no extenderse hasta el protestantismo), esos grupos sociales se desligaron entre sí o al menos perdieron mucho de su fuerza; de esta manera, poco quedó entre el Estado y los individuos. La propia familia perdió mucho de su fuerza. Los individuos fueron disolviéndose dentro de la familia, la familia dentro del municipio, el municipio dentro de la provincia, la provincia dentro del país, y éste se fue disolviendo dentro de la naciente sociedad internacional.
Con la eliminación de esos pequeños grupos cerrados -proporcionados a cada persona, y en los cuales cada uno desarrolla adecuadamente su personalidad- sólo resta, así, el individuo y la calle, el individuo y la masa, el individuo y la multitud, el individuo y el caos. Restan inmensas multitudes dentro de las cuales cada uno se cierra, por sentirse aislado.
Como las arenas de la playa…
A título de ejemplo podemos considerar las células de la mano. No están aisladas porque se encuentran en una relación orgánica unas con otras. Pero los granos de arena en la playa están aislados unos de otros. Son como un aserrín completamente suelto y desligado de la madera. Una playa puede tener billones o trillones de granos, aislados, que no forman un tejido.
Así son los hombres en esas sociedades disueltas por la Revolución Francesa; millones de individuos, que se encuentran lado a lado uno del otro, pero sin formar una sociedad.
(Fuente: apuntes tomados de conferencias del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, sin revisión del autor)







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