domingo, 5 de julio de 2009

Sociedad Orgánica: Los tipos humanos y su descaracterización por el proceso masificador - "El aristócrata y la 'granfina' "



Introducción a dos artículos que ayudan a entender la Sociedad Orgánica
Estamos abordando el tema clave de la sociedad orgánica para ilustrar el valor incalculable de una civilización cristiana, sociedad cristianamente libre y equilibrada, armoniosamente jerárquica, conforme al orden natural creado por Dios, y regada por las gracias especiales prometidas por Nuestro Señor Jesucristo: “He venido para que tengan la vida y la tengan abundantemente” (S. Juan, X, 10).
Tema que debe necesariamente enriquecerse con el estudio de las realidades presentes y pasadas.
En primera línea en la materia se encuentra la inolvidable serie de artículos de “Ambientes – Costumbres – Civilizaciones”, que el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira publicó en la revista “Catolicismo”, a partir de mediados del siglo XX, de la que presentaremos dos notas (la segunda será publicada próximamente).
Los tiempos han cambiado tanto, que se hace difícil entender situaciones concretas de hace medio siglo vistas con los ojos de hoy.
Sin embargo, podemos comprender lo que el autor percibió con proverbial agudeza en aquel momento, descubriendo profundidades fascinantes de la realidad; vetas de enorme importancia para la luchapor la Civilización Cristiana que amplían el horizonte de la Contra-Revolución, cuya meta es la restauración de la Cristiandad.
Tipos humanos y sociedad orgánica
En la sociedad orgánica, los tipos humanos tienden a la plenitud, sin confundirse unos con otros.
El obrero, el burgués, el aristócrata, y la armoniosa variedad de oficios, roles y modalidades, se ejercen con cristiana alegría de vivir, al soplo de la gracia de Dios concedida maternalmente por la Virgen.
Al contrario, la Revolución gnóstica e igualitaria trata de descaracterizar, de desnaturalizar, de hacer que todo lo típico se marchite.
A continuación lo veremos en dos ejemplos, uno correspondiente a la clase alta y otro a la clase popular (texto que será completado en breve).

EL ARISTOCRATA Y LA GRANFINA*
(N. de la R.: podríamos traducirlo como: "El aristócrata y la dama de jet-set")
Plinio Corrêa de Oliveira
Sección Ambientes - Costumbres - Civilizaciones

Lady Diana Cooper descansa junto a una estatua en el parque del Castillo de Chantilly, histórica mansión de los Príncipes de Condé. Esta fotografía fue sacada en 1945, cuando Lord Cooper, su marido, ejercía las funciones de embajador británico en Paris. Lady Cooper, generalmente admirada en la capital francesa por su inteligencia y finura, mantenía en los salones de la embajada británica un ambiente de alto gusto y distinción, siendo una de las figuras centrales de la vida social parisiense de entonces. Ella encarna, pues, una aristócrata según el gusto y el estilo del siglo XX, o sea lo que el lenguaje corriente llama una granfina.
La estatua, por el contrario, representa a un aristócrata según el estilo y el gusto del siglo XVIII. El contraste es flagrante y expresa mucho más que una simple diferencia de concepciones estéticas. Manifiesta dos modos de ser enteramente diferentes, y bien representativos de las concepciones y del género de vida de las élites sociales europeas en dos épocas diversas.
En el gentilhombre del siglo XVIII la expresión de la fisonomía, el porte, el gesto, el traje expresan la idea de que la existencia de élites sociales no sólo es justa sino deseable, y que la superioridad de cultura, de modales y de gusto de sus miembros debe naturalmente manifestarse con el máximo de precisión, realce y requinte.
Por el contrario, la aristócrata del siglo XX está camuflada. Su traje es, en todo y por todo, el de una trabajadora manual. La posición es elegante, y expresa como involuntariamente una distinción que ya no se atreve a afirmarse plenamente a la luz del día; una distinción que, por así decirlo, le pide disculpas al transeúnte común por existir: disculpas tan humildes que, para que la distinción no choque demasiado, se vela en los trajes de una campesina.
¿No es a ojos vistas éste, por otro lado, el sentido de la proletarización creciente de modales, de ambiente, de vida y de los trajes de las élites “granfinas” en todo Occidente?

Colección Ambientes, Costumbres, Civilizaciones del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira – Transcripto de “Catolicismo” nº 2, febrero de 1951.
(*) granfina es un término que señala a una persona de jet-set, ambiente en general refractario a la idea de aristocracia auténtica y abierto a la extravagancia y el mal gusto exhibicionista de poder económico, donde frecuentemente se encuentran hombres y mujeres ricos pero sin distinción, favorecidos por los "mass media", que desprecian a los verdaderos aristócratas, más cuando son católicos. En el caso del artículo, está dicho que Lady Diana Cooper mantenía ambientes de buen gusto, por lo que el lector sabrá hacer las adaptaciones del caso.
Comentario
El bien común de la sociedad requiere de personas de élite, aristócratas que no se camuflen sino que sean verdaderos modelos de virtud y excelencia para toda la sociedad. El pueblo se beneficia enormemente cuando en las clases elevadas brillan los valores de una verdadera aristocracia -lo opuesto del espíritu "jet-set".
Cordialmente,
Pelayo

1 comentario:

  1. Con todo profético dijo C.S. Lewis: "Monarchy can easily be debunked, but watch the faces, mark well the debunkers. These are the men whose taproot in Eden has been cut: whom no rumour of the polyphony, the dance, can reach - men to whom pebbles laid in a row are more beautiful than an arch. Yet even if they desire mere equality they cannot reach it. Where men are forbidden to honour a king they honour millionaires, athletes or film stars instead: even famous prostitutes or gangsters. For spiritual nature, like bodily nature, will be served; deny it food and it will gobble poison." [La monarquía puede ser fácilmente ridiculizada, pero mirad las caras, observad bien a los ridiculizadores. Estos son los hombres cuya raíz en el Edén se cortó: a quienes no puede llegar rumor alguno de la polifonía, de la danza -- hombres para los que el canto rodado dispuesto en fila es más bello que un arco. Pero aún cuando deseen la mera igualdad no podrán alcanzarla. Donde a los hombres se les prohibe honrar un rey, en vez de ello, honran millonarios, atletas o estrellas de cine: incluso prostitutas o mafiosos famosos. Pues la naturaleza espiritual, como la naturaleza corporal, debe ser obedecida; negadle alimento y sorberá veneno.] C.S. Lewis, "Equality", Present concerns.

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