Estas y otras consideraciones sacadas de la
enseñanza de la Iglesia
abren perspectivas para el Reino de María, es decir, una era histórica de Fe y
de virtud que será inaugurada con una victoria espectacular de Nuestra Señora
sobre la Revolución.
En esa era el demonio será expulsado y
volverá a los antros infernales y Nuestra Señora reinará sobre la humanidad por
medio de las instituciones que para eso escogió. En la perspectiva del Reino de
María, encontramos en la obra de San Luis María Grignion de Montfort algunas
alusiones dignas de nota.
El es sin duda un profeta que anuncia esa
venida, de la cual habla expresamente: "¿Cuándo vendrá ese diluvio de
fuego del puro amor que debéis encender sobre toda la tierra de manera tan
dulce y tan vehemente que todas las naciones, los turcos, los idólatras, los
propios judíos se abrasarán en él y se convertirán?" (cfr. "Oración
Abrasada", in Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort, Ed.
BAC, pág. 600). (1)
Ese diluvio que va a lavar la humanidad,
inaugurará el Reino del Espíritu Santo que él identifica con el Reino de María.
Nuestro Santo afirma que va a ser una era de florecimiento de la Iglesia como hasta
entonces nunca hubo. Llega incluso a afirmar que “el Altísimo con su Santísima
Madre, deben formarse grandes Santos que sobrepujarán en santidad la mayoría de
los otros Santos, como los cedros del Líbano exceden a los pequeños
arbustos" (cfr. Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort,
ibid., pág. 464). (2)
Considerando los grandes Santos que la Iglesia ya produjo,
quedamos deslumbrados con la envergadura de los que surgirán al aliento de
Nuestra Señora. Nada es más razonable que imaginar un crecimiento enorme de la
santidad en una era histórica en la cual la actuación de Nuestra Señora aumente
también prodigiosamente.
Podemos, pues, decir que San Luis María
Grignion de Montfort, con su valor de pensador, pero sobre todo con su
autoridad de santo canonizado por la
Iglesia, da peso y consistencia a las esperanzas que brillan
en muchas revelaciones particulares, de que vendrá una época en la cual Nuestra
Señora verdaderamente triunfará.
Aunque la Realeza de Nuestra Señora
tenga una soberana eficacia en toda la vida de la Iglesia y de la sociedad
temporal, se realiza en primer lugar en el interior de las almas; de ahí, del
santuario interior de cada alma, es desde donde ella se refleja en la vida
religiosa y civil de los pueblos, en cuanto considerados como un todo.
El Reino de María será, pues, una época en
que la unión de las almas con Nuestra Señora alcanzará una intensidad sin
precedentes en la Historia
(excepción hecha, claro está, de casos individuales). ¿Cuál es la forma de esa
unión en cierto sentido suprema? No conozco medio más perfecto para enunciar y
realizar esa unión, que la sagrada esclavitud a Nuestra Señora, como es
enseñada por San Luis María Grignion de Montfort en el “Tratado de la
Verdadera Devoción”.
Considerando que Nuestra Señora es el
camino por el cual Dios vino a los hombres y éstos van a Dios, y la Realeza universal de
María, nuestro Santo recomienda que el devoto de la Virgen se consagre a Ella
enteramente como esclavo. Esa consagración es de una radicalidad admirable.
Abarca no sólo los bienes materiales del
hombre, sino también el mérito de sus buenas obras y oraciones, su vida, su
cuerpo y su alma. Es sin límites porque el esclavo por definición nada tiene de
propio.
Sagrada Imagen Peregrina Internacional de N. S. de Fátima, que lloró milagrosamente en N. Orléans (fotos tomadas en la inauguración de su Ermita en Sañogasta, La Rioja, A.D. 2001). Sus notables cambios de expresión fueron comentados por el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira en su art. "Peregrinando dentro de una mirada" (leer en www.pliniocorreadeoliveira.info recuadro "PESQUISAR" )
A cambio de esa consagración, Nuestra
Señora actúa en el interior de su esclavo de modo maravilloso, estableciendo
con él una unión inefable.
Los frutos de esa unión se verán en los
Apóstoles de los Ultimos Tiempos, cuyo perfil moral es trazado a fuego por el
Santo en su famosa "Oración Abrasada". Para esto usa un lenguaje de
una grandeza apocalíptica, en el cual parece revivir todo el fuego de un
Bautista, todo el clamor de un Evangelista, todo el celo de un Paulo de Tarso.
Los varones portentosos que lucharán contra
el demonio por el Reino de María, conduciendo gloriosamente hasta el fin de los
tiempos la lucha contra el demonio, el mundo y la carne, son descriptos por San
Luis como magníficos modelos que invitan a la perfecta esclavitud a Nuestra
Señora a quienes, en los tenebrosos días de hoy, luchan en las filas de la Contra-Revolución.
Así, con estas consideraciones sobre el
papel de Nuestra Señora en la
Revolución y en la Contra-Revolución
y a propósito del Reino de María -a la luz del “Tratado de la Verdadera Devoción”-
creo haber enunciado los principales puntos de contacto entre la obra maestra del
gran Santo y mi ensayo -como ya dije tan empequeñecido por la comparación-,
“Revolución y Contra-Revolución”.
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N. del E. 1: “Prière
Embrasée”, “Le Livre d’Or - MANUEL COMPLET DE LA PARFAITE DÉVOTION
A LA TRÈS SAINTE
VIERGE d’après S. Louis-Marie de Montfort”, Pères Montfortains, Louvain, Belg.,
Imprimatur 1960, p. 754).
N. del E. 2: “Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge”, “Le Livre
d’Or, MANUEL COMPLET DE LA
PARFAITE DÉVOTION A LA TRÈS SAINTE VIERGE d’après S. Louis-Marie de
Montfort”, Louvain, Belgique, Imprimatur 1960, p.45).
R-CR 7-PrólTFPArg7
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