sábado, 25 de enero de 2014

Fogón, mayólicas y sabrosas migas - Caballos indómitos - La convivencia familiar, manantial de tradición


 
fogon, mayolicas y sabrosas migas - 
caballos indomitos -
la convivencia familiar, manantial de tradicion
Intercambiando ideas e impresiones con los lectores jóvenes y los mayores
Una cocina con personalidad…
¿Qué elementos marcan su ambiente? ¿Qué podemos preparar en el fogón?
 
¿De dónde será esta típica cocina?
¿Qué comidas, sabores, colores, olores imaginas en ella?
¿Qué elementos decorativos le dan personalidad?
¿Alguna metáfora?
Comparémosla con esta otra, que se encuentra en Toledo, en la famosa casa de un gran maestro de la pintura, de los tiempos deFelipe II (quien, al parecer, no era muy entusiasta de su estilo de pintar…)                                     
Lo ideal para alimentar la conversación sería un Cocido de jabalí a la moda del Peñón de Vélez, sobre todo en una fría noche de caza. Pero como no tenemos a mano la receta, aquí va otra adecuada, de la típica cocina de las Españas: MIGAS A LA ARAGONESA.
Hacen falta unos 80 gr de manteca de cerdo, 1 cucharada de pimentón, 40 de tocino, 50 de jamón magro, 1 bollo o pan casero de 3 días, 4 cucharadas de puré de tomate (si no hay tomates), ½ decilitro de aceite, 4 dientes de ajo, ½ decilitro de leche y una chispa de sal.
Se corta el pan en rebanadas finas, se ponen en una paellera (o sartén de dos asas) rociando con leche; se salan ligeramente las tajadas y se dejan poco más de media hora tapadas con un lienzo. Se cortan bien finos el jamón y el tocino y se trinchan sobre la tabla. Se fríen los tomates -o el puré- en una sartén con 3 cucharadas de aceite y se sazonan. Con el resto de aceite se fríen intensamente los ajos en otra sartén.
Se pone la paellera sobre el fuego, se echa el aceite y los ajos fritos, los trinchados de jamón, el tocino y la manteca de cerdo. Con el canto de la espumadera se desmenuza todo lo posible.
Se remueve bien con la espumadera para que las migas se condimenten y cuezan. Se agrega el tomate frito y el pimentón y se sigue removiendo.
“¡Ah! Un buen trago de aguardiente después de estas migas no sienta nada mal”.
Cándido, Mesonero Mayor de Castilla
Las incógnitas se resolverán , con la ayuda de los lectores, en la próxima edición de esta sección. Será un gusto  recibir respuestas y comentarios (ver más abajo).
Secretos del caballo
¿A quién no le atrae un paseo por el campo o los cerros en este animal indispensable para la Caballería de otrora y la ganadería, la equitación, la doma, el polo y el pato, actualmente, del que el libro del Patriarca Job dijo tantas maravillas?
En esta ilustración de un talentoso pintor francés, que se crió en el castillo de sus padres, se refleja lo gracioso –para quien mira, sobre todo- de las situaciones que se producen con un caballo brioso o que no quiere dejarse ensillar.
La encontramos casi desapercibida, reproducida en pequeño en un librito, con el título: Horse giving trouble to his lad (Caballo dándole trabajo a su cuidador). Sin embargo, la escena es mil veces más interesante que muchas otras del mismo artista.
El cuidador –the lad, ‘el muchacho’- hace contorsiones para intentar ponerle el freno, mientras el otro ‘lad’, que al parecer quiere dar un paseo, retrocede, medio curvado de miedo, mirando fijamente al magnífico caballo, previendo lo que puede pasarle, y tal vez arrepentido, ya, del programa.
Sin embargo, hay quien sostiene que toda persona que seriamente quiera aprender a dominar un caballo, o al menos a andar en él,  puede hacerlo, siguiendo con constancia una serie de reglas consagradas por los siglos y usando su sentido común.
Entre esas reglas se cuenta: gobernar el caballo con las piernas y las rodillas, con el movimiento del cuerpo, y no con las riendas. Estas completan la orden del jinete, no son un timón, y no deben llevarse tirantes ni tampoco sueltas, ya que mantienen el contacto con la boca del animal.
Asimismo, el jinete debe ir con soltura y tratando de acompañar los movimientos del caballo.
Felices quienes pueden practicar alguna de las mil maneras de equitación, formales o a campo, un deporte que entretiene como pocos, dignifica al jinete y a su cabalgadura.
En el seno de las familias, en la convivencia familiar, se constituyen las tradiciones propias a la aristocracia y a cada clase social
“El aristócrata, al perfeccionarse él y perfeccionar a su familia, crea una institución dentro de la sociedad, que es la familia aristocrática”, dice el Cardenal español Herrera Oria.
El texto deja bien claro –comenta el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira- que, para ser fuente y propulsora de ese impulso hacia lo alto, la propia contextura familiar le es a la aristocracia de gran utilidad, pues es en el seno de las familias de todas las clases sociales donde se constituyen las tradiciones propias a cada una, y es en la convivencia familiar donde los padres y mayores encuentran las condiciones psicológicas y las mil ocasiones propicias para comunicar a los más jóvenes sus convicciones y el fruto de sus experiencias”. (“Nobleza y élites tradicionales análogas”, Apéndice IV).
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