No hay moral sin religión. Una moral sin
religión es lo más inconsistente que se pueda imaginar. Todo problema moral es,
pues, fundamentalmente religioso. Siendo así, la lucha entre
Es un dogma de
Por otro lado, si el hombre cae en estado
de pecado, acumulándose en él las apetencias por el mal, a fortiori no
conseguirá levantarse del estado en que cayó, sin el socorro de la gracia.
Proviniendo de la gracia toda preservación
moral verdadera o toda regeneración moral auténtica, es fácil ver el papel de
Nuestra Señora en la lucha entre
En efecto, quien pide la gracia por
intermedio de Ella, la obtiene. Quien intentare conseguirla sin el auxilio de
María no la obtendrá. Si los hombres, recibiendo la gracia, corresponden a
ella, está implícito que
Insisto en lo que acabo de afirmar. Si una
Nación fuere fiel a las gracias necesarias y suficientes que recibe de Nuestra
Señora, y si se generalizare en ella la práctica de los Mandamientos, es
inevitable que la sociedad se estructure bien. Porque con la gracia viene la
sabiduría, y, con ésta, todas las actividades del hombre entran en sus cauces.
Ello se comprueba en cierto modo al
analizar el estado en que se encuentra la civilización contemporánea.
Construida sobre un rechazo de la gracia, alcanzó algunos resultados
estrepitosos que, sin embargo, devoran al hombre. La actual civilización es
nociva para el hombre en la medida en que tiene por base el laicismo y viola en
varios aspectos el Orden Natural enseñado por
Siempre que la devoción a Nuestra Señora
sea ardorosa, profunda y de rica substancia teológica, es claro que la oración
de quien pida será atendida. Las gracias lloverán sobre quien rece a Ella
devota y asiduamente. Si, por el contrario, esa devoción fuere falsa o tibia,
manchada por restricciones de sabor jansenista o protestante, hay grave riesgo
de que la gracia sea dada con menos largueza, porque encuentra por parte del
hombre nefastas resistencias. Lo que se dice del hombre puede decirse, mutatis
mutandis, de la familia, de una región, de un país o de cualquier otro
grupo humano.
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