En el debate en que se encuentran la Argentina e Iberoamérica, y todo el Occidente católico -por no decir, el mundo- sobre la civilización cristiana, la familia y la vida, y ante la proliferación de dirigentes que intentan captar el apoyo de los partidarios de los valores católicos difundiendo veladamente posturas pseudo-derechistas, muchas veces de fondo populista, igualitario y revolucionario -en los términos de "Revolución y Contra-Revolución", de Plinio Corrêa de Oliveira-, nos parece muy oportuno para ayudar a discernir lo verdadero de lo falso difundir esta síntesis de la doctrina social católica publicada en la gran obra "España, anestesiada sin percibirlo, amordazada sin quererlo, extraviada sin saberlo - La obra del PSOE", de TFP-Covadonga (Ed. Fernando III EL SANTO, Madrid, Abril de 1988)
La doctrina social católica en el Magisterio
Pontificio
1-
Enseñanzas de León XIII sobre problemas sociales y económicos: síntesis
promulgada por el Papa San Pío X en Motu proprio del 18 de diciembre de 1903.
I
– “La sociedad humana, tal como ha sido constituida por Dios, está
compuesta de elementos desiguales, como son desiguales los miembros del cuerpo
humano; hacerlos a lodos iguales es imposible, y ello implicaría la destrucción
de la propia sociedad (encíclica Quod Apostolici muneris).
II
- "La igualdad de los diferentes miembros sociales consiste sólo
en que todos los hombres tienen su origen en Dios Creador, que han sido
redimidos por Jesucristo y deben a la norma exacta de sus méritos y deméritos
ser juzgados y premiados o castigados por Dios (encíclica Quod Apostolici
muneris).
III
- "De aquí viene que, en la sociedad humana, sea conforme a la
ordenación de Dios que haya gobernantes y gobernados, patronos y proletarios,
ricos y pobres, sabios e ignorantes, nobles y plebeyos, los cuales, unidos
todos por un vínculo de amor, se ayuden mutuamente a conseguir su último fin en
el cielo y, sobre la tierra, su bienestar material y moral (encíclica Quod
Apostolici muneris).
IV – “El hombre tiene sobre los bienes de la
tierra no sólo el simple uso, corno los brutos, sino también el derecho de
propiedad estable; y no únicamente de aquellas cosas que se consumen con el
uso, sino también de aquellas que el uso no consume (encíclica Rerum Novarum).
V - "Es derecho de naturaleza, sin
excepción, la propiedad privada, fruto del trabajo o del ingenio, o por cesión
o donación de otro; y cada uno puede razonablemente disponer de él como le
parezca (encíclica Rerum Novarum).
VI - "Para componer la discordia entre
los ricos y los proletarios es menester distinguir la justicia de la caridad.
No existe derecho a reclamación sino cuando se ha lesionado la justicia
(encíclica Rerum Novarum).
VII – “Obligaciones de justicia, respecto
del proletario y del obrero, son éstas: rendir entera y fielmente el trabajo
que libremente y conforme a equidad se ha pactado; no causar daño a los bienes,
ni ofensa a la persona de los patronos; en la defensa misma de los propios
derechos, abstenerse de actos violentos, no convertirla jamás en motín
(encíclica Rerum Novarum).
VIII - "Obligaciones de justicia de los
capitalistas y patronos son éstas: pagar el justo salario a los obreros;
no denegarles sus justos ahorros ni con violencias, ni con fraudes, ni con
usuras manifiestas o paliadas; darles libertad para cumplir con sus deberes
religiosos; no exponerlos a seducciones corruptoras ni a peligros de
escándalos; no apartarlos del espíritu de familia ni del amor al ahorro; no
imponerles trabajos desproporcionados a sus fuerzas o inadecuados a su edad o
sexo (encíclica Rerum Novarum).
IX – “Obligación de caridad de los ricos y
acaudalados es la de subvenir a los pobres y a los indigentes, según el
precepto evangélico. Precepto que obliga tan gravemente, que en el día del
juicio se pedirá cuenta de muy especial manera de su cumplimiento, según dice
el mismo Cristo (Mt. 25) (encíclica Rerum Novarum).
X - "Los pobres, finalmente, no deben
avergonzarse de su indigencia ni desdeñar la caridad de los ricos, sobre todo
teniendo a la vista a Jesús Redentor, que, pudiendo nacer entre riquezas, se
hizo pobre para ennoblecer la indigencia y enriquecerla con incomparables
méritos para el cielo (encíclica Rerum Novarum).
XI - "Para el arreglo de la cuestión
obrera pueden contribuir grandemente los capitalistas y los obreros mismos
mediante instituciones ordenadas a proporcionar las oportunas ayudas a los
menesterosos y para aproximar y unir las dos clases entre sí. Tales son las
sociedades de socorros mutuos, los patronatos para los niños, sobre todo las
corporaciones de artes y oficios (encíclica Rerum Novarum) (...)
XII - "Finalmente, los escritores
católicos, al patrocinar la causa de los proletarios y de los pobres, deberán
cuidarse de emplear un lenguaje que pueda inspirar en el pueblo aversión a las
clases superiores de la sociedad. No hablen de reivindicaciones ni de justicia
cuando se trate de mera caridad, como antes fue explicado. Recuerden que
Jesucristo quiso unir a todos los hombres con el vínculo del amor recíproco,
que es perfección de la justicia y que comporta la obligación de ocuparse del
bien recíproco (instruc. De la S.C. de AA. EE. EE.)".
Benedicto XV enseñó: "Sepan muy bien
los que se hallan en inferior posición y fortuna que la diferencia de clases en
la sociedad civil tiene su origen en la naturaleza misma y que, por
consiguiente, debe atribuirse a la voluntad de Dios" (Soliti Nos,
11-3-1920, §3).
San Pío X se extiende sobre el mismo punto: "La
campana de Belén es una escuela en la cual, si el cumplimiento de las promesas
divinas no es revelado a los sabios y a los prudentes del siglo, sino sólo a
los párvulos, esto es, a los simples pastores, esto no sucede ciertamente
porque Jesús quiera demostrar preferencias en las condiciones humanas. La
sociedad de los hombres es la obra de Dios. Dios mismo ha querido la diversidad
de condiciones, y Jesús no ha venido a cambiar este orden, llamando a sí sólo a
los pobres. Ha nacido para todos. Esto es tan cierto, que para demostrar este
carácter de universalidad, completamente propio de su divina misión, quiso
nacer en lugar donde a ninguno le fuese vedado el acceso; quiso descender de
sangre real, para que no le desdeñasen los príncipes; quiso nacer pobre, para
que todos sin excepción pudiesen acercarse a Él; quiso, en fin, aparecer niño,
para hacerse todo a todos y para que ninguno tuviese temor de avecinarse a Él”
(Sermón a los Cardenales de 23 de diciembre de 1904).
León XIII advierte: "Por lo tanto,
cuando se plantea el problema de mejorar la condición de las clases inferiores,
se ha de tener como fundamental el principio de que la propiedad privada ha de
conservarse inviolable" (Rerum Novarum, 15-5-1891, §11).
Y Juan XXIII dice: "Quien se atreve a
negar la diversidad de las clases sociales, ya por ello mismo va contra las
leyes de la misma naturaleza" (Ad Petri Cathedram de
29 de junio de 1959, Doctrina Pontificia, III Documentos Sociales, BAC, p.
1172).
En el misino sentido, Juan Pablo II afirma: "Aprendí
que un joven comienza a envejecer peligrosamente cuando (...) pasa a creer que
la única esperanza para mejorar la sociedad está en promover la lucha y el odio
entre grupos sociales, en la utopía de una sociedad sin clases" (Todos
los pronunciamientos del Papa en Brasil, p. 34).
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