viernes, 3 de mayo de 2013

Regreso al Orden: una propuesta católica para enfrentar la crisis que amenaza a los EE.UU. y al mundo moderno















Una propuesta católica para enfrentar la crisis que amenaza a los Estados Unidos y a al mundo moderno



Presentamos a nuestros lectores puntos esenciales de la Introducción de REGRESO AL ORDEN, impactante obra de John Horvat II, escritor y dirigente de la American Society for the Defense of Tradition, Family and Property - TFP, pujante asociación católica de repercusión mundial por sus campañas y acciones pro-civilización cristiana y pro-vida. La iniciativa es a favor de un orden temporal acorde a las enseñanzas perennes de la Iglesia y las tradiciones y prácticas de la Civilización Cristiana.  El libro(*), fruto de 20 años de investigación, responde a la dura experiencia de una economía exacerbada por la intemperancia frenética, que perjudica la iniciativa privada, la libre iniciativa y todo lo bueno que aún existe en el mundo occidental,  llevando a una crisis sin precedentes y abriendo paso al socialismo.

Es una clarinada para el presente y el futuro.  Una reafirmación de la sabiduría y eficacia de los principios católicos para lograr el bien común y el verdadero progreso, con la ayuda de Dios. Una refutación de las ideas y políticas erradas que han conducido a esta encrucijada, rumbo a una solución.

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 (*) Return to Order –From a frenzied Economy to an Organic Christian SocietyYork Press, York,

 Pennsylvania, 371 pp.  

http://www.returntoorder.org/


La ilusión de un crucero en una fiesta sin fin…
Comentario a la Introducción de una obra clave en el momento actual

Estados Unidos, hoy, podría compararse con un crucero en ambiente de fantasía, desborde y delicia… navegando en una fiesta sin fin. Mientras tanto,  la economía se ha vuelto insustentable, con enormes déficits y quebrantos financieros. La polarización política ha llevado a un estado de inmovilidad. Sumado a la caída de la moral y las costumbres plantea: ¿cómo sobrevivirá esta sociedad?

“La fiesta ha terminado…”

En esta situación, en lugar de enfrentar los problemas con análisis y serenidad, muchos intentan prolongar la fiesta y nadie se anima a declarar que la fiesta ha terminado.
No existe ya la unidad y proyección de otrora, cuando formaba un pueblo sólidamente unido en torno a Dios, la bandera y la familia.
Los desafíos en el orden internacional, los ataques de enemigos inesperados y la falta de respuesta de amigos y aliados sacude las certezas y despierta ansiedad y pesimismo.
 Católicos, movidos por amor a Dios y al país, queremos convocar a todos nuestros compatriotas dispuestos a actuar, a quienes ven la inconveniencia de prolongar dicha fiesta.
En esta encrucijada, las enseñanzas sociales y económicas de la Iglesia, que promovieron el surgimiento de la Civilización Cristiana, nos sirven de faro: contienen visiones valiosas y esclarecedoras por basarse no sólo en materias de Fe sino también sobre la razón y los principios de orden natural.
Si no tenemos el coraje de basarnos en nuestra rica tradición cristiana y poner nuestra confianza en la Providencia, ni evitaremos la tormenta ni llegaremos a buen puerto.
La importancia fundamental de la economía en esta crisis nos motiva a proponer elementos para un debate que apunte en líneas generales a encontrar un remedio.
Lo que está fallando no es el recto y activo sistema de propiedad privada y libre iniciativa, como claman los socialistas, sino algo más profundo y difícil de definir.
El principal problema radica en un insaciable espíritu de intemperancia que continuamente desequilibra nuestra economía. Un manejo frenético que intenta librarse de restricciones y gratificar pasiones, que nos lanza en el seno de una crisis sin precedentes.
La pérdida del espíritu de familia puede convertirnos en “ciber-reclusos” u otras formas de anonimato y soledad

Errores que modelan nuestro estilo de vida: las frustraciones de una exagerada confianza en la ‘sociedad tecnológica’, el aterrador aislamiento del individualismo y el materialismo, la falta del sentido de lo sublime.

Veremos cómo dio lugar a errores que modelan nuestro modo de vida;  y también las frustraciones de una exagerada confianza en la sociedad tecnológica, el aterrador aislamiento del individualismo y el peso del materialismo. Asimismo destacaremos el secularismo que admite pocos elementos heroicos, sublimes o sagrados que den significado a nuestras vidas.
La intemperancia frenética desequilibra el libre mercado y prepara el socialismo. Su trágico efecto es perder el elemento humano esencial para la economía, que se ha tornado fría e impersonal, acelerada y frenética, mecánica e inflexible.
El resultado es una sociedad gobernada por el dinero. Se dejan de lado los valores sociales, culturales y morales, adoptando una serie de valores que da indebida importancia a la cantidad sobre la calidad, la utilidad sobre la belleza y la materia sobre el espíritu. El abandono de las tradicionales restricciones favorece los tratos exorbitantes, la especulación y los exagerados riesgos que han puesto en crisis nuestra economía.
La solución consiste, entre otras cosas, en ponerle freno al espíritu insaciable.
El modelo que presentaremos es el orden socio-económico orgánico desarrollado en la Cristiandad, marco en el que hallamos principios perennes de un orden económico maravillosamente adaptados a nuestra naturaleza. Que hace surgir mercados plenos de exuberante vitalidad y refrescante espontaneidad. Donde se hace sentir la influencia de las instituciones  que naturalmente atemperan la vida de la sociedad –la costumbre, la familia, el estado cristiano y la Iglesia, alma de una economía equilibrada.
La economía auténtica se basa en las virtudes cardinales. En ese orden auténtico, la regla del dinero es remplazada por la que enaltece el honor, la belleza y la calidad. Orden cristiano que es adecuado a nuestra naturaleza decaída y bien adaptado a los sufrimientos y alegrías de este valle de lágrimas. Que nació a la sombra permanente de la cruz, con Cristo como divino modelo.
Nuestra principal preocupación será entender la naturaleza de la tormenta y el puerto que buscamos. Sólo de este modo podremos contribuir a trazar un curso para el futuro.  
Su opinión nos interesa: esperamos su comentario en el sitio o por mail a: donpelayodeasturias@gmail.com



1 comentario:

  1. Sabias reflexiones, principios eternos afirmados en la Fé, pero también en la razón y el sentido común, y que a pesar de todo siguen siendo negados o ignorados por la inmensa mayoría de políticos y gobernantes. Confiando en la promesa de Fátima, esperamos que la Gracia actúe en los corazones para que se produzca ese gran retorno a la paz,la Paz de Cristo en el Reino de Cristo, la "tranquilidad en el orden" como la definiera San Agustín.

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