Nobleza y élites tradicionales análogas: virtudes heroicas y excelencia
[La Nobleza en el Tucumán, desde la fundación hasta la Independencia]
La Nobleza existió en el Tucumán oficialmente hasta los tiempos de la Independencia inclusive, como lo registran las crónicas de la época, al reunirse el Congreso de Tucumán. Se componía principalmente de familias descendientes de conquistadores, entrelazadas con otras. Entre los conquistadores, fundadores y primeros pobladores hubo no pocos que tenían nobleza de sangre.
["Nobleza y élites tradicionales": callificada de "grito profético" por un Cardenal ecuatoriano]
La nobleza es un estado propicio para la práctica de virtudes heroicas. Así lo demuestra Plinio Corrêa de Oliveira en "Nobleza y Elites tradicionales análogas", obra calificada de "grito profético" por el Cardenal ecuatoriano Echeverría Ruiz, que marcó época, por su contenido, por la oportunidad, y por el coraje desinteresado del Autor en defender la visión católica del rol de la Nobleza y de las élites tradicionales análogas en una época en que las usinas de formación de la opinión pública prestigian al deportista exitoso, extravagante y nuevo rico, a la actriz o la modelo desprejuiciada, al periodista malintencionado que les sirve de vocero, al demagogo arrivista, que sabe halagar a las masas haciendo gala de su desprecio por la tradición.
La nobleza es un estado propicio para la práctica de virtudes heroicas. Así lo demuestra Plinio Corrêa de Oliveira en "Nobleza y Elites tradicionales análogas", obra calificada de "grito profético" por el Cardenal ecuatoriano Echeverría Ruiz, que marcó época, por su contenido, por la oportunidad, y por el coraje desinteresado del Autor en defender la visión católica del rol de la Nobleza y de las élites tradicionales análogas en una época en que las usinas de formación de la opinión pública prestigian al deportista exitoso, extravagante y nuevo rico, a la actriz o la modelo desprejuiciada, al periodista malintencionado que les sirve de vocero, al demagogo arrivista, que sabe halagar a las masas haciendo gala de su desprecio por la tradición.
[Perennidad y actualidad de la misión de la Nobleza en nuestros días]
El aspecto central de la obra nos parece que es mostrar la perennidad y actualidad de esa misión, que Pío XII subrayó en el siglo XX: "Hoy más que nunca estáis llamados a ser una élite, no solamente de sangre y de espíritu, sino aún más de obras y de sacrificios, de realizaciones creadoras en el servicio de toda la comunidad social" .
El noble, en una civilización cristiana, tiene como características más destacadas de su misión la alta función de gobernar, el heroísmo al empuñar las armas en defensa del orden y la búsqueda e irradiación de la excelencia. Esto último explica por qué Juan XXIII comparó a los nobles con las flores.
El aspecto central de la obra nos parece que es mostrar la perennidad y actualidad de esa misión, que Pío XII subrayó en el siglo XX: "Hoy más que nunca estáis llamados a ser una élite, no solamente de sangre y de espíritu, sino aún más de obras y de sacrificios, de realizaciones creadoras en el servicio de toda la comunidad social" .
El noble, en una civilización cristiana, tiene como características más destacadas de su misión la alta función de gobernar, el heroísmo al empuñar las armas en defensa del orden y la búsqueda e irradiación de la excelencia. Esto último explica por qué Juan XXIII comparó a los nobles con las flores.
["María se nos presenta fulgurante, nacida de sangre real"]
La misión específica de la Nobleza fue abordada numerosas veces por Pío XII -y otros Papas-, cuyas alocuciones comenta y enriquece Plinio Corrêa de Oliveira. La propia Iglesia por medio de la liturgia, nos dice en un himno sagrado que María se nos presenta fulgurante, nacida de sangre real. Entre los tesoros doctrinarios de esta obra de pensamiento y acción, se encuentra lo que San Bernardino de Siena, franciscano y Doctor de la Iglesia, enseñó en un famoso sermón: que la nobleza de sangre es un don de Dios.
La misión específica de la Nobleza fue abordada numerosas veces por Pío XII -y otros Papas-, cuyas alocuciones comenta y enriquece Plinio Corrêa de Oliveira. La propia Iglesia por medio de la liturgia, nos dice en un himno sagrado que María se nos presenta fulgurante, nacida de sangre real. Entre los tesoros doctrinarios de esta obra de pensamiento y acción, se encuentra lo que San Bernardino de Siena, franciscano y Doctor de la Iglesia, enseñó en un famoso sermón: que la nobleza de sangre es un don de Dios.
[Un don que viene del Creador - Cada persona debe desarrollar cualidades armónicas con su misión]
Y todos, nobles y plebeyos, podemos apreciar ese don, pues viene del propio Creador.
Esto no es un menoscabo, obviamente, para quienes no son de condición noble o no provienen de las meritorias familias que integran las élites tradicionales análogas a la Nobleza que hay en América, ya que cada situación y cada persona, de la más modesta a la más elevada, tiene su propia dignidad y un llamado a cumplir una vocación y ocupar un lugar, y practicar virtudes y desarrollar cualidades armónicas con la misión de cada uno, como veremos al tratar de la sociedad orgánica.
Todos los lugares son importantes en una sociedad, aunque no necesariamente iguales ni de igual brillo , y cada uno influencia a los demás, como en el cuerpo humano lo hacen todos los órganos, más allá de que la más alta nobleza de una persona consiste en su dignidad de hijo de Dios, que está al alcance de todos. Y todas las clases sociales, en una sociedad ordenada, tienden a destacar a los mejores y a constituir minorías dirigentes en los diversos ámbitos, o sea, élites, populares, burguesas o aristocráticas.
Y todos, nobles y plebeyos, podemos apreciar ese don, pues viene del propio Creador.
Esto no es un menoscabo, obviamente, para quienes no son de condición noble o no provienen de las meritorias familias que integran las élites tradicionales análogas a la Nobleza que hay en América, ya que cada situación y cada persona, de la más modesta a la más elevada, tiene su propia dignidad y un llamado a cumplir una vocación y ocupar un lugar, y practicar virtudes y desarrollar cualidades armónicas con la misión de cada uno, como veremos al tratar de la sociedad orgánica.
Todos los lugares son importantes en una sociedad, aunque no necesariamente iguales ni de igual brillo , y cada uno influencia a los demás, como en el cuerpo humano lo hacen todos los órganos, más allá de que la más alta nobleza de una persona consiste en su dignidad de hijo de Dios, que está al alcance de todos. Y todas las clases sociales, en una sociedad ordenada, tienden a destacar a los mejores y a constituir minorías dirigentes en los diversos ámbitos, o sea, élites, populares, burguesas o aristocráticas.
[Una responsabilidad especial - La Nobleza en tiempos hispanoamericanos fundacionales]
Hablando de influencia, qué responsabilidad para los nobles y los miembros de las élites tradicionales análogas a la Nobleza, que poseen esa capacidad especial de irradiar influencia..., qué responsabilidad en el modo de irradiarla, si aplicamos la célebre parábola de los talentos. Sería interesantísimo investigar en el período hispánico cómo los hombres y mujeres principales ejercieron esa influencia, y cómo ello repercutió en los acontecimientos posteriores.
En los tiempos de Diego de Rojas, los aspectos medievales y caballerescos seguían vigentes. Los soldados que se enrolaban bajo su bandera, hacían la ceremonia más característica del feudalismo europeo: el pleito-homenaje.
"Luego de seleccionar a la gente, quedaba por celebrarse la ceremonia del pleito homenaje por la cual el enrolado quedaba moralmente ligado a su jefe. Arrodillado ante éste, colocaba las manos entre las suyas y le prometía seguirlo, obedecerlo y morir junto a él si fuera necesario" .
Más tarde, los vecinos feudatarios del Tucumán tendrían también sus escuderos, como los caballeros medievales .
Hablando de influencia, qué responsabilidad para los nobles y los miembros de las élites tradicionales análogas a la Nobleza, que poseen esa capacidad especial de irradiar influencia..., qué responsabilidad en el modo de irradiarla, si aplicamos la célebre parábola de los talentos. Sería interesantísimo investigar en el período hispánico cómo los hombres y mujeres principales ejercieron esa influencia, y cómo ello repercutió en los acontecimientos posteriores.
En los tiempos de Diego de Rojas, los aspectos medievales y caballerescos seguían vigentes. Los soldados que se enrolaban bajo su bandera, hacían la ceremonia más característica del feudalismo europeo: el pleito-homenaje.
"Luego de seleccionar a la gente, quedaba por celebrarse la ceremonia del pleito homenaje por la cual el enrolado quedaba moralmente ligado a su jefe. Arrodillado ante éste, colocaba las manos entre las suyas y le prometía seguirlo, obedecerlo y morir junto a él si fuera necesario" .
Más tarde, los vecinos feudatarios del Tucumán tendrían también sus escuderos, como los caballeros medievales .
[Feudalismo: único sistema basado en la fidelidad - Felonía e infamia]
A mediados del 1600, también Pedro Bohórquez, luego de leído públicamente en la plaza el pleito homenaje, "se arrodilló a los pies del gobernador, y juró obedecerle en todo lo estipulado" .
El vasallaje de origen feudal era un sistema de vínculo personal, muy diferente de la relación teórica e impersonal de la sociedad que siguió a la Revolución Francesa. Vasallo y señor estaban unidos por un compromiso mutuo; el señor debía proteger y ayudar a su vasallo y éste debía servirlo y ayudarlo, a su vez, acompañándolo a la guerra, defendiéndolo a riesgo de su vida si fuere necesario. Este compromiso recíproco, cuya garantía era el sentido religioso que animaba a ambas partes, se asumía formalmente en la ceremonia sacral del pleito-homenaje, en que señor y vasallo se obligaban ante Dios a cumplir sus obligaciones mutuas. Régine Pernoud aludió a la solidez y nobleza de estos vínculos, que hicieron del feudalismo el único sistema social basado en la fidelidad que existió en la historia .
Afín con estas costumbres basadas en la lealtad incondicional es la relación del vecino feudatario del Tucumán con sus "criados" y "paniaguados" -tema al que se refiere la Lic. Boixadós-, personas que eran alimentadas, protegidas y mantenidas por él en su casa "a cambio de sus servicios leales e incondicionales" .
Si el vasallo traicionaba a su señor, se lo consideraba felón, como a Ganelón por su traición a Carlomagno en la "Chanson de Roland". La felonía era un acto infamante en una época en que la honra valía más que la vida. Cuando el falso Inca Pedro Bohórquez traiciona el compromiso de vasallaje asumido ante el Gobernador don Alonso de Mercado y Villacorta, esta violación del compromiso asumido en el pleito-homenaje que prestara "como caballero", le acarrea pública infamia: "...después de lo cual el Gobernador lo declaró traidor y felón, aprestándose a luchar, convocando a las milicias de Salta, Jujuy y Esteco" (año 1658) .
Carl Stephenson, autor de "Mediaeval Feudalism" , advierte que no se debe confundir con un mero juramento de fidelidad, como el que se presta a la bandera. El hombre que se obligaba mediante el pacto feudo-vasallático, entregaba su fidelidad y su dedicación, quedando "moralmente obligado".
A mediados del 1600, también Pedro Bohórquez, luego de leído públicamente en la plaza el pleito homenaje, "se arrodilló a los pies del gobernador, y juró obedecerle en todo lo estipulado" .
El vasallaje de origen feudal era un sistema de vínculo personal, muy diferente de la relación teórica e impersonal de la sociedad que siguió a la Revolución Francesa. Vasallo y señor estaban unidos por un compromiso mutuo; el señor debía proteger y ayudar a su vasallo y éste debía servirlo y ayudarlo, a su vez, acompañándolo a la guerra, defendiéndolo a riesgo de su vida si fuere necesario. Este compromiso recíproco, cuya garantía era el sentido religioso que animaba a ambas partes, se asumía formalmente en la ceremonia sacral del pleito-homenaje, en que señor y vasallo se obligaban ante Dios a cumplir sus obligaciones mutuas. Régine Pernoud aludió a la solidez y nobleza de estos vínculos, que hicieron del feudalismo el único sistema social basado en la fidelidad que existió en la historia .
Afín con estas costumbres basadas en la lealtad incondicional es la relación del vecino feudatario del Tucumán con sus "criados" y "paniaguados" -tema al que se refiere la Lic. Boixadós-, personas que eran alimentadas, protegidas y mantenidas por él en su casa "a cambio de sus servicios leales e incondicionales" .
Si el vasallo traicionaba a su señor, se lo consideraba felón, como a Ganelón por su traición a Carlomagno en la "Chanson de Roland". La felonía era un acto infamante en una época en que la honra valía más que la vida. Cuando el falso Inca Pedro Bohórquez traiciona el compromiso de vasallaje asumido ante el Gobernador don Alonso de Mercado y Villacorta, esta violación del compromiso asumido en el pleito-homenaje que prestara "como caballero", le acarrea pública infamia: "...después de lo cual el Gobernador lo declaró traidor y felón, aprestándose a luchar, convocando a las milicias de Salta, Jujuy y Esteco" (año 1658) .
Carl Stephenson, autor de "Mediaeval Feudalism" , advierte que no se debe confundir con un mero juramento de fidelidad, como el que se presta a la bandera. El hombre que se obligaba mediante el pacto feudo-vasallático, entregaba su fidelidad y su dedicación, quedando "moralmente obligado".
Fuente: "Devisadero de luces doradas en ...aquel reino del Tucumán"
"Crónicas del Tucumán" - nº I - Diciembre de 2008
Hablar de nobleza y aristocracia ("el gobierno de los mejores") en nuestros días es traer aire fresco a los pulmones de un organismo que ya no da más, como es la sociedad actual.
ResponderEliminarEs una obra de caridad católica.
(Comentario prueba)