ALGUNOS CONTORNOS DEL SUPREMO PODER DEL PONTIFICE ROMANO DE ACUERDO A SANTOS, PAPAS Y DOCTORES
SAN ROBERTO BELLARMINO: “(…) Así como es licito resistir al Pontífice que agrede el cuerpo, así también es lícito resistir al que agrede las almas, o que perturba el orden civil o, sobre todo, a aquel que intentase destruir la Iglesia. Digo que es lícito resistirle no haciendo lo que ordena e impidiendo la ejecución de su voluntad” (p. 70).
CAIETANO: “Se debe resistir de frente al Papa que públicamente destruye la Iglesia” (p. 70).
PAPA INOCENCIO III: “sólo por el pecado que cometiese en materia de fe podría yo ser juzgado por la Iglesia” (p. 14).
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Para mejor comprensión de la colección de textos de Santos, Papas y Doctores que estudiaron o se pronunciaron, conforme el caso, siempre por amor a la Iglesia, sobre la hipótesis teológica del Papa hereje, publicamos hoy estos tres textos de la compilación difundida en la entrada anterior del blog "Aristocracia y Sociedad orgánica". Próximamente continuaremos con las restantes citas.
Traducidos del portugués, del libro del Dr. Arnaldo Vidigal Xavier da Silveira sobre la Hipótesis teológica del Papa hereje
ALGUNOS CONTORNOS DEL SUPREMO PODER DEL PONTIFICE ROMANO DE ACUERDO A SANTOS, PAPAS Y DOCTORES
SAN ROBERTO BELLARMINO: “(…) Así como es licito resistir al Pontífice que agrede el cuerpo, así también es lícito resistir al que agrede las almas, o que perturba el orden civil o, sobre todo, a aquel intentase destruir la Iglesia. Digo que es lícito resistirle no haciendo lo que ordena e impidiendo la ejecución de su voluntad” (p. 70).
CAIETANO: “Se debe resistir de frente al Papa que públicamente destruye la Iglesia” (p. 70).
PAPA INOCENCIO III: “sólo por el pecado que cometiese en materia de fe podría yo ser juzgado por la Iglesia” (p. 14).
SANTO TOMAS DE AQUINO, estudiando el episodio en que San Pablo reprendió a San Pedro, escribe: “a los prelados (les fue dado ejemplo) de humildad, para que no se nieguen a aceptar reprensiones de parte de sus inferiores y súbditos; y a los súbditos (fue dado) ejemplo de celo y libertad, para que no teman corregir a sus prelados, sobre todo cuando el crimen fuera público y redundara en peligro para muchos (…). La reprensión fue justa y útil y su motivo no fue leve: se trataba de un peligro para la preservación de la verdad evangélica (…). El modo como se dio la reprensión fue conveniente, pues fue público y manifiesto. Por eso San Pablo escribe: ‘Hablé a Cefas’, es decir a Pedro, ‘delante de todos’, pues la simulación practicada por San Pedro acarreaba peligro para todos” (p. 69).
CORNELIO A LAPIDE muestra que, de acuerdo a San Agustín, San Ambrosio, San Beda, San Anselmo y muchos otros Padres, la resistencia de San Pablo a San Pedro fue pública “para que de ese modo el escándalo público dado por San Pedro fuese remediado por una reprensión también pública” (p. 71),
CARDENAL JOURNET: “Los antiguos teólogos (Torquemada, Caietano, Bañez), que pensaban, de acuerdo con el “Decreto” de Graciano, que el Papa, infalible como Doctor de la Iglesia, podía sin embargo personalmente pecar contra la fe y caer en herejía, con mayor razón admitían que el Papa podía pecar contra la caridad, inclusive en cuanto ésta realiza la unidad de la comunión eclesiástica, y así caer en el cisma (…). En cuanto al axioma “donde está el Papa está la Iglesia”, vale cuando el Papa se comporta como Papa y jefe de la Iglesia; en caso contrario, ni la Iglesia está en él, ni él en la Iglesia (Caietano, II-II, 39, 1)” (p. 44).
SAN ROBERTO BELLARMINO sustenta que “el Papa hereje manifiesto deja por sí mismo de ser Papa y cabeza, del mismo modo que deja por sí mismo de ser cristiano y miembro del cuerpo de la Iglesia; y por eso puede ser juzgado y castigado por la Iglesia” (p. 32).
DOM GUÉRANGER: “Cuando el pastor se transforma en lobo le cabe al rebaño, en primer lugar, defenderse. (…) hay en el tesoro de la Revelación puntos esenciales, que todo cristiano, dado su propio título de cristiano, necesariamente conoce y obligatoriamente ha de defender” (pp. 67-68).
SUAREZ: “(…) sería contrario a la dignidad de la Iglesia obligarla a permanecer sujeta a un Pontífice hereje, sin poder expulsarlo de sí misma; pues tal como es el príncipe y el sacerdote, tal acostumbra ser el pueblo” (p. 26).
“DECRETUM” de Graciano: “El Papa (…) no debe ser juzgado por nadie a menos que se aparte de la fe” (p. 14).
WERNZ-VIDAL: “Los medios justos a ser empleados contra un mal Papa son, de acuerdo a Suárez (….), la advertencia o la corrección fraterna en secreto o inclusive pública, así como la legítima defensa contra una agresión sea física o moral” (p. 71).
SAN IVO DE CHARTRES: “no queremos privar las llaves principales de la Iglesia de su poder, (…) a menos que se aparte manifiestamente de la verdad evangélica” (p. 13).
PEINADOR cita y hace suyo el siguiente principio enunciado por Santo Tomás: “habiendo peligro próximo para la fe, los prelados deben ser argüidos, incluso públicamente, por los súbditos” (p. 72).
SUAREZ: “(…) el Pontífice herético niega a Cristo y a la verdadera Iglesia; luego, se niega también a sí mismo y a su cargo; luego está por eso mismo privado de ese cargo” (17).
SUAREZ: “Y de este segundo modo el Papa podría ser cismático, en caso de que no quisiera tener con todo el cuerpo de la Iglesia la unión y la conjunción debida, como sería (…) si quisiera subvertir todas las ceremonias eclesiásticas fundadas en tradición apostólica” (p. 43).
GUIDO DE VIENNE (CALIXTO II), SAN GODOFREDO DE AMIENS, SAN HUGO DE GRENOBLE y otros Obispos, reunidos en el Sínodo de Vienne (1112), enviaron al Papa Pascual II las decisiones que adoptaron, escribiéndole además: “Si, como absolutamente no creemos, escogiereis otro camino y os negareis a confirmar las decisiones de nuestra paternidad, válganos Dios pues así nos estaréis apartando de vuestra obediencia” (p. 12).
PAPA ADRIANO II: “Honorio fue anatematizado por los Orientales; pero se debe recordar que él fue acusado de herejía, único crimen que torna legítima la resistencia de los inferiores a los superiores, así como el rechazo de sus doctrinas perniciosas” (p. 11).
VI CONCILIO ECUMENICO, sobre cartas del Papa Honorio y del Patriarca Sergio: “habiendo verificado que se encuentran ellas en entero desacuerdo con los dogmas apostólicos y las definiciones de los santos Concilios y de todos los Padres dignos de aprobación, y por el contrario han seguido las falsas doctrinas de los herejes, nos las rechazamos de modo absoluto y las execramos como nocivas a las almas” (p. 9).
PAPA SAN LEON II: “Anatematizamos (…) a Honorio, que no ilustró esta Iglesia apostólica con la doctrina e la tradición apostólica sino permitió, por una traición sacrílega, que fuese manchada la fe inmaculada” (p. 10).
LOS TEOLOGOS MODERNOS en su casi totalidad reconocen, explícita o implícitamente, probabilidad a la tesis de que un Papa puede caer en herejía –no, evidentemente, cuando habla “ex cathedra”, pues en ese caso es infalible. Así se pronuncian, por ejemplo (*): Billot, Car. L., “De Eccl.”, 617 (p. 6); Bouix, 666 (p. 23); Chelodi, 245; Congar, 1306; Coronata, 367 (p. 62); Dublanchy, 1716-1717; Ferreres, 129; Hervé, 495; Hurter, 412; Iragui, 366; Journet, Card. C., I, 625 ss.; II, 1063 ss., 839 (p. 44); Kueng, 292 ss.; Lercher, I, 212-213; Mazzella, Card. C., 817, 819 (p. 63); Mazzella, H., 545 (p. 63); Mondillo, 163 ss., 185 ss. (p. 10, 14); Mora, 185; Palmieri, 630 ss. (8-9); Pesch, “Prael.”, 303; Pruemmer, 131 (63-64); Regatillo, I, 299; R. de M., 265-266; Salaverri, 718 (p. 16); Sipos, 156; Straub; §1068; Urdanoz, Com. Vitória, 427; Van Laak, 5065 ss.; Vermeersch-Creusen, I, 292; Wernz-Vidal, 517 ss., Wilmers, 258, 279; Zinelli, (p. 16).
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(*) Indicamos las obras de esos teólogos en las pp. VIII ss. de este volumen. El número entre paréntesis indica las páginas del presente volumen.
Fotografía del sitio oficial de internet del Vaticano
INFOVATICANA : El Sínodo al servicio de la agenda neo-pagana
Lo que el Instrumentum laboris propone no es en definitiva sino un convite a que la humanidad dé el último paso rumbo al abismo final de la Revolución anticristiana: el anarco-primitivismo de John Zerzan y del terrorista Unabomber
José Antonio Ureta
21/06/19 2:24 PM
El periodista Edward Pentin, del National Catholic Register, tuvo la amabilidad de solicitar mis primeras impresiones sobre el Instrumentum laboris para la próxima Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, divulgado en el día de ayer. Lo hago con mucho gusto como editorial para el sitio de internet panamazonsynodwatch.org
En mi opinión, el Instrumentum laboris representa la abertura, de par en par, de las puertas del Magisterio a la Teología India y de la Ecoteología, dos derivados latinoamericanos de la Teología de la Liberación, cuyos corifeos, después del derrumbe de la URSS y del fracaso del «socialismo real», atribuyeron a los pueblos indígenas y a la naturaleza el rol histórico de fuerza revolucionaria, en clave marxista.
Al igual que la TL, el Instrumentum laboris toma como base de sus elucubraciones, no la Revelación de Dios contenida en la Biblia y en la Tradición, sino en la realidad de la supuesta «opresión» a la que estaría sujeta la Amazonía la cual, de simple área geográfica y cultural, pasa a ser «interlocutor privilegiado», «lugar teológico», «lugar epifánico» y «fuente de revelación de Dios» (n°2, 18 y 19).
Desde el punto de vista teológico, el Instrumentum laboris no sólo recomienda la enseñanza de la Teología India «en todas las instituciones educativas», para «una mejor y mayor comprensión de la espiritualidad indígena» y para que «se tomen en consideración los mitos, tradiciones, símbolos, ritos y celebraciones originarios» (n° 98), sino que, a lo largo del documento, repite todos sus postulados. O sea, que las «semillas del Verbo» no sólo están presentes en las creencias ancestrales de los pueblos aborígenes sino que ya han «crecido y dado frutos» (n° 120), por lo que la Iglesia, en lugar de la evangelización tradicional que busca su conversión, debe limitarse a «dialogar» con ellos ya que «el sujeto activo de la inculturación son los mismos pueblos indígenas» (n° 122).
En ese diálogo intercultural, la Iglesia debe además enriquecerse con elementos claramente paganos y/o panteístas de tales creencias, como «la fe en Dios Padre-Madre Creador», las «relaciones con los antepasados», la «comunión y armonía con la tierra» (n° 121) y la conectividad con «las diferentes fuerzas espirituales» (n° 13). Ni siquiera la curandería queda al margen de ese «enriquecimiento». Según el documento, «la riqueza de la flora y de la fauna de la selva contiene verdaderas ‘farmacopeas vivas’ y principios genéticos inexplorados» (n° 86). En ese contexto, «los rituales y ceremonias indígenas son esenciales para la salud integral pues integran los diferentes ciclos de la vida humana y de la naturaleza. Crean armonía y equilibrio entre los seres humanos y el cosmos. Protegen la vida contra los males que pueden ser provocados tanto por seres humanos como por otros seres vivos. Ayudan a curar las enfermedades que perjudican el medio ambiente, la vida humana y otros seres vivos» (n° 87).
En el plano eclesiológico el Instrumentum laboris es un verdadero terremoto para la estructura jerárquica que la Iglesia tiene por mandato divino. En nombre de la «encarnación» en la cultura amazónica, el documento invita a reconsiderar «la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden» (n° 127). Resulta inconcebible que el documento de trabajo de un Sínodo pueda cuestionar una doctrina de fe, como es la distinción, en la estructura de la Iglesia, entre clérigos y laicos, afirmada desde el Primer Concilio de Nicea en adelante y basada en la diferencia esencial entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial de los clérigos, que tiene su raíz en la sucesión apostólica y está dotado de una potestad sacra. Se inserta en esa dilución del sacerdote católico en algo similar a un pastor protestante el llamado a reconsiderar la obligatoriedad del celibato (n° 129 § 2) y, más aún, el pedido de identificar qué tipo de «ministerio oficial» puede ser conferido a la mujer (§ 3). El Cardenal Joseph-Albert Malula, de Zaire, y Mons. Samuel Ruiz de Chiapas deben estar agitándose en sus tumbas al ver que los proyectos que trataron de implementar (y que fueron rápidamente interrumpidos por el Vaticano) ahora están siendo propuestos en un Sínodo que, según sus organizadores, tiene valor universal.
Desde el punto de vista ecológico, el Instrumentum laboris representa la aceptación por parte de la Iglesia de la divinización de la naturaleza promovida por las conferencias de la ONU sobre el medio ambiente.
En efecto, ya en 1972, en Estocolmo, sus actas oficiales decían que el hombre ha mal administrado los recursos naturales sobre todo por causa de «una determinada concepción filosófica del mundo». Mientras «las teorías panteístas … atribuían a los seres vivos una parte de la divinidad … los descubrimientos de la ciencia condujeron … a una especie de desacralización de los seres naturales», la cual retira su mejor justificación «en las concepciones judeo-cristianas, según las cuales Dios habría criado el hombre a su imagen y le habría dado la Tierra para que la someta». Al contrario, decía la ONU, las prácticas del culto a los ancestros «constituían un baluarte para el medio ambiente, en la medida en que los árboles, o los cursos de agua eran protegidos y venerados como reencarnación de los ancestrales» (Aspects éducatifs, sociaux et culturels des problèmes de l’environnement et questions de l’information, ONU, Asamblea General, Estocolmo, 5-6 junio 1972, A/CONF.48.9, p. 8 y 9).
Y en el discurso conclusivo de la Eco92, de Rio de Janeiro, el Secretario General de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, declaró que «para los antiguos, el Nilo era un Dios que se venera, así como el Rhin, fuente infinita de mitos europeos, o la selva amazónica, madre de todas las selvas. En todas partes, la naturaleza era la habitación de las divinidades. Ellas confirieron a la selva, al desierto, a la montaña, una personalidad que imponía adoración y respeto. La Tierra tenía un alma. Reencontrarla, resucitarla, tal es la esencia de [la Conferencia Intergubernamental] de Rio» (A/CONF.151/26, vol. IV, p. 76).
¡Esa agenda neopagana de la ONU ahora es propuesta por una Asamblea Sinodal de la Iglesia Católica!
El Instrumentum laboris, citando un documento de Bolivia afirma que «la selva no es un recurso para explotar, es un ser o varios seres con quienes relacionarse» (n° 23) y prosigue afirmando que «la vida de las comunidades amazónicas aún no afectadas por el influjo de la civilización occidental [¡sic!] se refleja en la creencia y en los ritos sobre el actuar de los espíritus, de la divinidad – llamada de múltiples maneras – con y en el territorio, con y en relación a la naturaleza. Esta cosmovisión se recoge en el ‘mantra’ de Francisco: ‘todo está conectado’» (n° 25).
Desde el punto de vista económico-social, el Instrumentum laboris es una apología del comunismo, disfrazado de «comunitarismo». Y de la peor forma de comunismo, que es el colectivismo de las pequeñas comunidades. En efecto, según el documento, el proyecto de «buen vivir» (sumak kawsay) de los aborígenes supone «que hay una inter-comunicación entre todo el cosmos, en donde no hay excluyentes ni excluidos». La nota explicativa del vocablo indígena envía para una declaración de varias entidades indígenas, intitulada «El grito del sumak kawsay en la Amazonia», la cual afirma que dicho vocablo «es una Palabra más antigua y más actual» (con mayúscula en el texto; o sea, una Revelación divina) que nos propone «un estilo de vida comunitaria con un mismo SENTIR, PENSAR y ACTUAR» (también aquí las mayúsculas son del texto).
Esta frase nos recuerda la denuncia hecha por Plinio Corrêa de Oliveira, en 1976, del tribalismo indígena como una nueva etapa, todavía más radical, de la Revolución anárquica: «El estructuralismo ve en la vida tribal una síntesis ilusoria entre el auge de la libertad individual y del colectivismo consentido, en la cual este último acaba por devorar la libertad. En tal colectivismo, los varios ‘yo’ o las personas individuales, con su pensamiento, su voluntad, su sensibilidad y sus modos de ser, característicos y discrepantes, se funden y se disuelven, según ellos, en la personalidad colectiva de la tribu generadora de un pensar, de un querer, de un estilo de ser densamente comunes».
Lo que el Instrumentum laboris propone no es en definitiva sino un convite a que la humanidad dé el último paso rumbo al abismo final de la Revolución anticristiana: el anarco-primitivismo de John Zerzan y del terrorista Unabomber.
José Antonio Ureta
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